PEQUEÑAS
SEMILLITAS Año
19 - Número 5573 ~ Jueves 7 de Marzo de 2024Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina) ¡Alabado sea Jesucristo!
Es bueno en la vida encontrar maneras de motivarnos, para salir de las
dificultades y también para consolidar lo bueno que nos toca vivir.
Es así que si tuviste éxito, apóyate en la imagen de ese logro para
proyectarte hacia nuevos triunfos. Disfrutar, serenamente, los buenos
resultados de tus actividades inteligentes y de tu compromiso, es una buena
estrategia para grabar y reforzar en tu mente esa imagen positiva de ti mismo.
Repite una y otra vez, con convicción: "¡Logré lo que soñaba! Puedo
realizar mucho más de lo que he llevado a cabo. Estoy haciendo una excelente
tarea gracias a la fe en Dios y en mí mismo, a mi perseverancia y compromiso
con responsabilidad".
La Palabra de Dios Lecturas del día ♡ Primera Lectura: Jer 7, 23-28
♡ Salmo: Sal 94, 1-2. 6-7. 8-9
♡ Santo Evangelio: Lc 11,14-23
En aquel tiempo, Jesús estaba expulsando un demonio que era mudo; sucedió
que, cuando salió el demonio, rompió a hablar el mudo, y las gentes se
admiraron. Pero algunos de ellos dijeron: «Por Beelzebul, Príncipe de los
demonios, expulsa los demonios». Otros, para ponerle a prueba, le pedían una
señal del cielo. Pero Él, conociendo sus pensamientos, les dijo: «Todo reino
dividido contra sí mismo queda asolado, y casa contra casa, cae. Si, pues,
también Satanás está dividido contra sí mismo, ¿cómo va a subsistir su reino?,
porque decís que yo expulso los demonios por Beelzebul. Si yo expulso los
demonios por Beelzebul, ¿por quién los expulsan vuestros hijos? Por eso, ellos
serán vuestros jueces. Pero si por el dedo de Dios expulso yo los demonios, es
que ha llegado a vosotros el Reino de Dios. Cuando uno fuerte y bien armado
custodia su palacio, sus bienes están en seguro; pero si llega uno más fuerte
que él y le vence, le quita las armas en las que estaba confiado y reparte sus
despojos. El que no está conmigo, está contra mí, y el que no recoge conmigo,
desparrama».
♡ Comentario:
Hoy, en la proclamación de la Palabra de Dios, vuelve a aparecer la figura
del diablo: «Jesús estaba expulsando un demonio que era mudo» (Lc 11,14). Cada
vez que los textos nos hablan del demonio, quizá nos sentimos un poco
incómodos. En cualquier caso, es cierto que el mal existe, y que tiene raíces
tan profundas que nosotros no podemos conseguir eliminarlas del todo. También
es verdad que el mal tiene una dimensión muy amplia: va “trabajando” y no
podemos de ninguna manera dominarlo. Pero Jesús ha venido a combatir estas
fuerzas del mal, al demonio. Él es el único que lo puede echar.
Se ha calumniado y acusado a Jesús: el demonio es capaz de conseguirlo
todo. Mientras que la gente se maravilla de lo que ha obrado Jesucristo,
«algunos de ellos dijeron: ‘Por Beelzebul, Príncipe de los demonios, expulsa
los demonios’» (Lc 11,15).
La respuesta de Jesús muestra la absurdidad del argumento de quienes le
contradicen. De paso, esta respuesta es para nosotros una llamada a la unidad,
a la fuerza que supone la unión. La desunión, en cambio, es un fermento
maléfico y destructor. Precisamente, uno de los signos del mal es la división y
el no entenderse entre unos y otros. Desgraciadamente, el mundo actual está
marcado por este tipo de espíritu del mal que impide la comprensión y el
reconocimiento de los unos hacia los otros.
Es bueno que meditemos cuál es nuestra colaboración en este “expulsar
demonios” o echar el mal. Preguntémonos: ¿pongo lo necesario para que el Señor
expulse el mal de mi interior? ¿Colaboro suficientemente en este “expulsar”?
Porque «del corazón del hombre salen las intenciones malas» (Mt 15,19). Es muy
importante la respuesta de cada uno, es decir, la colaboración necesaria a
nivel personal.
Que María interceda ante Jesús, su Hijo amado, para que expulse de nuestro
corazón y del mundo cualquier tipo de mal (guerras, terrorismo, malos tratos,
cualquier tipo de violencia). María, Madre de la Iglesia y Reina de la Paz,
¡ruega por nosotros!
* Rev. D. Josep GASSÓ i Lécera (Ripollet, Barcelona, España) © Textos de Evangeli-net
Santoral Católico: Santa Perpetua y Felicidad Mártires de Cartago,
cerca de Túnez, el año 203. Conservamos las Actas auténticas del martirio,
redactadas hasta la víspera del sacrificio por la misma Perpetua y continuadas
luego por un testigo. A raíz del decreto del emperador Septimio Severo contra los
cristianos, fueron apresados muchos de ellos. Perpetua, de ilustre cuna
y exquisita formación, era hija de padre pagano, estaba casada como matrona y
tenía un hijo recién nacido. Felicidad era una joven
esclava, casada y a punto de dar a luz. El proceso fue penoso y
prolongado. En todo momento Perpetua mostró su entereza, reafirmando su fe ante
las autoridades y animando a sus compañeros de martirio. En los dolores del
parto, en la cárcel, dijo Felicidad a un guardián: «Ahora soy yo la que sufro;
en el anfiteatro será Otro el que sufra por mí». Con motivo del aniversario del
hijo del emperador, se iban a celebrar unos juegos en los que el número fuerte
del programa sería el martirio de los encarcelados. En el anfiteatro les
soltaron las fieras que malhirieron a nuestras santas y fueron rematadas luego
a golpe de espada.
Oración: Señor, tus
santas mártires Perpetua y Felicidad, a instancias de tu amor, pudieron
resistir al que las perseguía y superar el suplicio de la muerte; concédenos,
por su intercesión, crecer constantemente en nuestro amor a ti. Por Jesucristo,
nuestro Señor. Amén.
Para más información hacer clic acá.
(Directorio Franciscano – ACI Prensa – Catholic.net)
Pensamiento del día «Oh San José, tú has vivido
en una actitud de serena esperanza ante la persona de Jesús, de quien, durante
tu vida, jamás pudiste vislumbrar algo que revelara su divinidad. Aumenta, san
José, mi capacidad de esperanza, alimentando el aceite para mis lámparas de
espera»
Historia: Nuestra Señora de
la Confianza El 25 de junio de 1697,
un hogar católico en la Ciudad Eterna celebraba el nacimiento de una hija. No
imaginaban los felices padres que la Divina Providencia había destinado a esa
pequeña niña para ser el noble instrumento de sus manos con el fin de introducir
en la Iglesia una de las más hermosas advocaciones de la Santísima Virgen:
"Madonna della Confianza" (Nuestra Señora de la Confianza).
Siendo aún joven, Clara
Isabella Fornari se hizo religiosa y llegó a ser la venerable abadesa del
convento de las Pobres Clarisas de San Francisco en la ciudad de Todi, Italia.
Ella adoptó desde el principio una severa vida de penitencia y soportó valientemente
pruebas indecibles durante muchos años.
La hermana Clara también
nutrió una muy especial devoción a la Virgen María, que dejó representada en
cuadros sagrados que la talentosa sierva de Dios pintó con sus propias manos.
Muchos de los cuadros de
la "Madonna" de la hermana Clara -ya sean las copias o los
originales- circularon ampliamente debido a que su confesor los entregó a
amigos y conocidos. Los que recibieron los cuadros encontraron siempre auxilio
en sus necesidades.
Hasta su muerte en olor
de santidad en 1744, la hermana Clara siempre mantuvo consigo un cuadro oval
que retrataba la maternal figura de la Virgen María con el Niño Jesús en sus
brazos. Muchas gracias extraordinarias se han atribuido a este cuadro, que permanece
en la ciudad de Todi. Especialmente beneficiados fueron los enfermos que
recurrieron a la intercesión de la Madre Santísima delante del cuadro.
Una copia de este cuadro
se venera actualmente en el Seminario Mayor de Roma, cerca de la Basílica de
San Juan de Letrán. La imagen dio origen a una devoción de la Santísima Virgen,
bajo el título de Madre de la Confianza. Esta conocidísima reproducción de
Nuestra Señora de la Confianza llegó a la capital de la Cristiandad acompañada
por la copia de un documento escrito por la Sierva de Dios con una promesa para
todo aquel que venerara la imagen.
El seminario ha
mantenido siempre a la imagen en gran estima. Los estudiantes que recurrieron a
ella en sus necesidades más apremiantes, fueron siempre atendidos por Nuestra
Señora.
Durante la Primera
Guerra Mundial, la Santísima Virgen protegió a más de 100 seminaristas que
habían recurrido a Ella con redoblada confianza. Muchos seminaristas fueron
enviados a la guerra y hay numerosas cartas escritas desde el campo de batalla
reconociendo las maravillas realizadas por la "Madonna" en aquellos
que habían pedido su intercesión.
La Promesa
Las más grandes gracias
reservadas para todos aquellos que tienen esta devoción, están contenidas en la
promesa de la Santísima Virgen a la venerable hermana Clara Isabella:
"La divina Señora
se dignó revelarme que cada alma que con confianza se presente delante de este
cuadro -teniendo verdadero dolor y arrepentimiento- experimentará la contrición
por sus pecados y obtendrá de su Divino Hijo el perdón. Más aún, mi Divina
Señora me aseguró, con el amor de una verdadera madre, que garantizaría una
especial devoción hacia Ella, a todos los que contemplaran esta imagen".
La devoción a la
“Madonna della Fiducia” se muestra particularmente benéfica cuando se reza la
jaculatoria “¡Madre mía, confianza mía!” Muchos son aquellos que se fortalecen
en la confianza, o la recuperan, apenas por contemplar esa bella pintura,
sintiéndose inundados por la mirada materna, serena, cariñosa y alentadora de
la Reina del Cielo.
Y el Divino Niño,
también observando al fiel, apunta su índice a la Santísima Virgen, como
diciendo: “Colóquese bajo su protección, recurra a Ella, sea enteramente de
Ella, y Ud. conseguirá llegar hasta Mí”.
(Fuente: Sitio Santísima
Virgen)
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas” Todos nosotros, llamados a la santidad, somos también el hijo pródigo. “La
vida humana es, es cierto modo, un constante volver hacia la casa de nuestro
Padre. Volver mediante la contrición... Volver por medio de ese sacramento del
perdón en el que, al confesar nuestros pecados, nos revestimos de Cristo y nos
hacemos así hermanos suyos, miembros de la familia de Dios “. Confiar en Dios
requiere, de cada uno de nosotros, que nos pongamos en sus manos. Esta
confianza en Dios, base de la conversión del corazón, requiere que
auténticamente estemos dispuestos a soltarnos en Él.
Pidámosle a Jesucristo hacer de esta conversión del corazón, un soltar, un
entregarnos plenamente en nuestro interior y en nuestras obras a Dios. Sigamos
el ejemplo que Cristo nos da en la Eucaristía y transformemos nuestro corazón
en un lugar en el cual Dios nuestro Señor se encuentra auténticamente como en
su casa, se encuentra verdaderamente amado y se encuentra con el don total de
cada uno de nosotros. (P. Cipriano Sánchez)
🌸Nada permanece fijo. El cambio es la ley de la vida. Quizás algunas veces
sintamos que nuestras victorias personales deben ser ganadas una y otra vez.
Paro si lo vemos desde otro punto de vista, no es así en absoluto; nuestras
sólidas victorias personales son aquellas que nada ni nadie puede arrebatarnos.
Dichas victorias son las herramientas de nuestro crecimiento continuo. Los
trabajos, las relaciones y las cosas pueden cambiar, pero la serenidad y la
libertad de espíritu están entre las cosas que a voluntad podemos lograr,
conservar o dejar.
La libertad implica decidir lo que hacemos con nuestro cuerpo, con nuestro
dinero y con nuestra vida. Si renunciamos a esta decisión, alguien la tomará
por nosotros. Si no usamos o reclamamos nuestra libertad, renunciaremos a ella.
Nuestras vidas exigen nuestra participación activa y creativa en cada momento.
Al igual que el baño, debo practicar diariamente mi libertad. Nadie puede
hacerlo por mí.
Extractos de cartas del Padre Pío (Recopilación: P. Gianluigi Pasquale en “365
días con el Padre Pío”) 7 de marzo
Es verdad que todo está consagrado a Jesús y que
todo lo intento sufrir por él. Pero no logro convencerme de esto. De hecho me
veo privado de esa luz; y esto es suficiente para que me llene de miedo y de
terror y crea que estoy bajo los rigores de la divina justicia. Y, a mi modo de
ver, lo que más me confirma en esta verdad es el ver que Dios cada día es más
excelso a los ojos de mi espíritu, el verlo cada día más lejano, y el ver incluso
que este Dios se va rodeando más y más de densas nubes.
Mi espíritu está siempre fijo en este objeto, que
nunca se aparta de mi mente; y, cuanto más fijo en él mi mirada, más me doy
cuenta de que se va escondiendo en esta nube, que es semejante a esos vapores
que se levantan del suelo mojado cuando sale el sol.
Por otra parte, el Padre celestial no cesa de
hacerme partícipe de los dolores de su unigénito Hijo, también físicamente.
Estos dolores son tan agudos que no es posible ni describirlos ni imaginarlos.
Además, no sé si es falta de fortaleza o si hay culpa en ello cuando, puesto en
esta situación, sin querer, lloro como un niño.
Es para mí una prueba durísima no saber si, en eso
que hago, agrado a Dios o le ofendo. Muchas aseveraciones me han sido dadas en
relación con esto; pero, ¡qué quiere!, no se tienen ojos para ver. Y, además,
el enemigo quiere meter siempre su cola para arruinar todo. Va insinuando que
tales aseveraciones no abarcan todas mis acciones y mucho menos que son para
siempre.
(6 de marzo de 1917, al P. Benedetto da San
Marco in Lamis, Ep. I, 872)
FELIPE -Jardinero de Dios-(el más pequeñito de todos) BLOG ”PEQUEÑAS
SEMILLITAS”♡”JUAN PABLO II
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