martes, 15 de noviembre de 2022

Pequeñas Semillitas 5156

PEQUEÑAS SEMILLITAS
 
Año 17 - Número 5156 ~ Martes 15 de Noviembre de 2022
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
¡Alabado sea Jesucristo!
Si te dices filósofo, no me hables de filosofía; muéstrame tu amor a la verdad.
Si te dices teólogo, no me hables de teología; muéstrame qué significa Dios en tu vida.
Si te dices pensador, no me hables de lo que pensaron los pensadores; muéstrame qué piensas tú.
Si te dices político, no me hables de política; muéstrame qué haces por el bien de todos.
Si te dices bueno, no me hables de la bondad; muéstrame cómo amas.
Si te dices creyente, no me hables de tu credo o de tu religión; muéstrame tu modo de vivir.
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Ap 3,1-6.14-22
 
Salmo: Sal 14,2-3ab.3cd-4ab.5
 
Santo Evangelio: Lc 19,1-10
En aquel tiempo, habiendo entrado Jesús en Jericó, atravesaba la ciudad. Había un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de publicanos, y rico. Trataba de ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la gente, porque era de pequeña estatura. Se adelantó corriendo y se subió a un sicómoro para verle, pues iba a pasar por allí. Y cuando Jesús llegó a aquel sitio, alzando la vista, le dijo: «Zaqueo, baja pronto; porque conviene que hoy me quede yo en tu casa». Se apresuró a bajar y le recibió con alegría.
Al verlo, todos murmuraban diciendo: «Ha ido a hospedarse a casa de un hombre pecador». Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: «Daré, Señor, la mitad de mis bienes a los pobres; y si en algo defraudé a alguien, le devolveré el cuádruplo». Jesús le dijo: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también éste es hijo de Abraham, pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido».
 
Comentario:
Hoy, Zaqueo soy yo. Este personaje era rico y jefe de publicanos; yo tengo más de lo que necesito y quizás muchas veces actúo como un publicano y me olvido de Cristo. Jesús, entre la multitud, busca a Zaqueo; hoy, en medio de este mundo, me busca a mí precisamente: «Baja pronto; porque conviene que hoy me quede yo en tu casa» (Lc 19,5).
Zaqueo desea ver a Jesús; no lo conseguirá si no se esfuerza y sube al árbol. ¡Quisiera yo ver tantas veces la acción de Dios!, pero no sé si verdaderamente estoy dispuesto a hacer el ridículo obrando como Zaqueo. La disposición del jefe de publicanos de Jericó es necesaria para que Jesús pueda actuar; y, si no se apremia, quizás pierda la única oportunidad de ser tocado por Dios y, así, ser salvado. Quizás yo he tenido muchas ocasiones de encontrarme con Jesús y quizás ya va siendo hora de ser valiente, de salir de casa, de encontrarme con Él y de invitarle a entrar en mi interior, para que Él pueda decir también de mí: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también éste es hijo de Abraham, pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido» (Lc 19,9-10).
Zaqueo deja entrar a Jesús en su casa y en su corazón, aunque no se sienta muy digno de tal visita. En él, la conversión es total: empieza con la renuncia a la ambición de riquezas, continúa con el propósito de compartir sus bienes y acaba con la resolución de hacer justicia, corrigiendo los pecados que ha cometido. Quizás Jesús me está pidiendo algo similar desde hace tiempo, pero yo no quiero escucharle y hago oídos sordos; necesito convertirme.
Decía san Máximo: «Nada hay más querido y agradable a Dios como que los hombres se conviertan a Él con un arrepentimiento sincero». Que Él me ayude hoy a hacerlo realidad.
* Rev. D. Enric RIBAS i Baciana (Barcelona, España)
 
Santoral Católico:
San Alberto Magno
Nació en Lauingen (Baviera) en 1206. Estudió en Bolonia y en Padua donde vistió el hábito de los dominicos en 1229. Ejerció con éxito el profesorado en varios centros de Alemania y, a partir de 1245, en París, donde tuvo como discípulo predilecto a santo Tomás de Aquino. Armonizó en su persona la sabiduría de los santos y el saber humano y las ciencias de la naturaleza. Desempeñó cargos importantes en su Orden y, junto con san Buenaventura, defendió ante el Papa la causa de los mendicantes contra quienes querían excluirlos de la docencia universitaria. En 1260 fue consagrado obispo de Ratisbona, donde fue un pastor celoso y austero, que puso todo su empeño en pacificar pueblos y ciudades. Dos años después renunció para predicar la cruzada y volver a la docencia. Es autor de muchas e importantes obras de teología, y también de ciencias naturales. Murió en Colonia el 15 de noviembre de 1280.
Oración: Señor, tú que has hecho insigne al obispo san Alberto Magno, porque supo conciliar de modo admirable la ciencia divina con la sabiduría humana, concédenos a nosotros aceptar de tal forma su magisterio que, por medio del progreso de las ciencias, lleguemos a conocerte y a amarte mejor. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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© Directorio Franciscano – ACI Prensa – Catholic.net
 
Pensamiento del día
“Mucha gente, especialmente la ignorante, desea castigarte por decir la verdad, por ser correcto, por ser tú… Nunca te disculpes por ser correcto, o por estar años por delante de tu tiempo. Si estás en lo cierto y lo sabes, que hable tu razón. Incluso si eres una minoría de uno sólo, la verdad sigue siendo la verdad.”
(MAHATMA GANDHI)
 
Tema del día:
Divinizar nuestras obras
1)  Para saber
Don Miguel Unamuno, escritor y filósofo español, visitó una exposición de pintura abstracta. El autor de los cuadros lo reconoció, y, dirigiéndose a él le preguntó: “¿Le gusta?” Unamuno respondió con un rotundo y simple “No”. El pintor contestó: “Esta es la manera como yo veo el mundo”. El escritor bilbaíno le repuso: “Pues si es verdad que lo ve así, ¿por qué lo pinta?”
 
El arte abstracto pretende separarse de las cosas conocidas que nos rodean. Existe el peligro de considerar las realidades divinas también como abstractas, separada de nuestro mundo material. Si bien, Dios trasciende toda la realidad sensible, sin embargo, siendo creador de esa realidad, ha querido hacerse cercano y valerse de sus criaturas para tener el encuentro con nosotros. El Papa Francisco señala que “la Liturgia está hecha de cosas que son exactamente lo contrario de abstracciones espirituales: pan, vino, aceite, agua, perfume, fuego, ceniza, piedra, tela, colores, cuerpo, palabras, sonidos, silencios, gestos, espacio, movimiento, acción, orden, tiempo, luz” (Desiderio, n. 41).
 
El Señor quiso adecuarse al modo de conocer humano y en cada Sacramento no falta la materialidad de las criaturas para que por su medio se lleve a cabo una acción divina.
 
2)  Para pensar
Las cosas materiales y comunes, no solo sirven para facilitar el encuentro con Dios, sino que además adquieren en sí un nivel muy superior al de simples criaturas. Al ponerlas al servicio de Dios, adquieren su perfección. Por ejemplo, el agua siendo un elemento tan común, al ser bendecida para poder bautizar a alguien, adquiere un papel muy superior al que tenía.
 
En la Santa Misa hay un momento en que se presentan y elevan el pan y el vino para que sean convertidos en el Cuerpo y la Sangre de Cristo. Es en el Ofertorio, en que se pronuncia la oración: “Bendito seas Señor, Dios del universo por este pan, fruto de la tierra y del trabajo del hombre…”. Decía el Papa Benedicto XVI que es un gesto humilde y sencillo, pero que tiene un sentido muy profundo, pues en el pan y el vino que se llevan ante el altar toda la creación es asumida por Cristo para ser transformada y presentada al Padre. Por ello todos los fieles han de acompañar con una actitud interior de ser ofrecidos ellos mismos y sus actos a Dios Padre.
 
3)  Para vivir
Es natural que cuando hacemos algo, procuremos que nos salga bien, aunque sean cosas muy elementales como lavar una ropa, practicar un deporte, hacer una tarea… Aun siendo cosas comunes, existe la posibilidad de ordenar esas cosas a un nivel muy superior, a un nivel divino. Esto se lleva a cabo si las ofrecemos a Dios, si las unimos a la ofrenda por excelencia que es la ofrenda que hizo el Hijo de Dios de sí mismo. Esa ofrenda se lleva a cabo en cada Misa. Por ello se decía que al ofrecer el pan y el vino en el Ofertorio, podemos unirnos a esa ofrenda y unir todo lo que hacemos.
 
Así como el pan es fruto de la tierra y del trabajo del hombre, así también nuestras obras que son fruto de nuestro trabajo, serán transformadas, serán reconciliadas con Dios.
(Pbro. José Martínez Colín)
 
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A todos los que las reciben, los invito a que las compartan reenviándolas a sus contactos, y de ese modo ayudan a sembrar en el mundo la alegría del Evangelio.
 
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
¿Quién dijo que para establecer una relación afectiva uno debe encarcelarse?
¿De dónde surge esa ridícula idea de que el amor implica estancamiento?
¿Por qué algunas personas al enamorarse pierden sus intereses vitales?
¿Realmente el vínculo afectivo requiere de estos sacrificios?
Los preceptos sociales han hecho desastres. Amar no es anularse, sino crecer de a dos.
Un crecimiento donde las individualidades, lejos de opacarse, se destacan.
Querer a alguien no significa perder sensibilidad y volverse una marmota sin más intereses que lo mundano... Es más bien entregarse, complementarse, abrir nuevas expectativas para la vida de ambos y transitar juntos la vida con alegría. 
 
Un minuto para volar
Noviembre 15
¿A veces sientes que tu pasado es una mancha que no se puede borrar? Piensa que a nadie le interesa quién era San Pablo antes de su conversión. Nadie recuerda quién era Teresa de Calcuta antes de dar su vida por los pobres. Nadie le reprocha a San Francisco de Asís la vida que llevaba antes de entregarse completamente al Señor. Entonces, pregúntate si tus próximos años no podrán ser lo más hermoso que le dejes a este mundo.
(Mons. Víctor M. Fernández)
 
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
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