PEQUEÑAS SEMILLITAS Año
17 - Número 5055 ~ Sábado 6 de Agosto de 2022Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina) ¡Alabado sea Jesucristo!
Hoy celebramos la Transfiguración del Señor, momento en el cual Jesús
llevó consigo a tres apóstoles (Pedro, Santiago y Juan) a la cima del monte
Tabor donde su rostro se volvió resplandeciente y sus vestiduras se hicieron
muy blancas, mientras el Padre Dios, desde el cielo, proclamaba «Este es mi
Hijo muy amado, mi Elegido; escuchadle» en presencia de dos figuras del Antiguo
Testamento: Moisés y Elías (representantes de la ley y los profetas).
En verdad, todos nosotros deberíamos ahora renovar nuestro seguimiento
hacia este Redentor tan amado por el Padre. Hoy deberíamos pedir: «Señor Jesús:
transfigúranos también a nosotros en nuevas creaturas, totalmente agradables al
Padre Dios.»
La Palabra de Dios Lecturas del día ♡ Primera Lectura: Dan 7,9-10.13-14
♡ Salmo: Sal 96,1-2.5-6.9
♡ Segunda Lectura: 2 Pe 1,16-19
♡ Santo Evangelio: Lc 9,28-36
En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, Juan y Santiago, y subió al
monte a orar. Y sucedió que, mientras oraba, el aspecto de su rostro se mudó, y
sus vestidos eran de una blancura fulgurante, y he aquí que conversaban con Él
dos hombres, que eran Moisés y Elías; los cuales aparecían en gloria, y
hablaban de su partida, que iba a cumplir en Jerusalén.
Pedro y sus compañeros estaban cargados de sueño, pero permanecían
despiertos, y vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con Él. Y
sucedió que, al separarse ellos de Él, dijo Pedro a Jesús: «Maestro, bueno es
estarnos aquí. Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra
para Elías», sin saber lo que decía. Estaba diciendo estas cosas cuando se
formó una nube y los cubrió con su sombra; y al entrar en la nube, se llenaron
de temor. Y vino una voz desde la nube, que decía: «Este es mi Hijo, mi
Elegido; escuchadle». Y cuando la voz hubo sonado, se encontró Jesús solo.
Ellos callaron y, por aquellos días, no dijeron a nadie nada de lo que habían
visto.
♡ Comentario:
Hoy, meditando la Transfiguración, intuimos la situación del hombre en el
Cielo. Lo que más nos interesa es contemplar la espontánea reacción de los
“interlocutores terrenales” de esa escena. Una vez más, es Simón Pedro quien
toma la palabra: «Maestro, bueno es estarnos aquí» (Lc 9,33). Es maravilloso
comprobar que, sólo con ver el Cuerpo de Cristo en estado glorioso, Pedro se
siente plenamente feliz: no echa en falta nada más.
«Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para
Elías». La reacción de Pedro muestra el dinamismo más auténtico del amor: él ya
no piensa en su propia comodidad; él quiere retener aquella situación de
profunda felicidad, procurando el bien de los otros (en este caso, interpretado
de una manera muy humana: ¡unas tiendas!). Es la manifestación más clara del
verdadero amor: soy feliz porque te hago feliz; soy feliz entregándome a tu
felicidad.
Además, es muy revelador el hecho de que Simón reconozca intuitivamente a
Moisés y Elías. Pedro, lógicamente, tenía noticia de ellos, pero nunca los
había visto (¡habían vivido siglos antes!) y, en cambio, los reconoce
inmediatamente (como si los hubiese conocido desde siempre). He ahí una muestra
del elevado grado de conocimiento del hombre en el Cielo: al contemplar a Dios
“cara a cara”, experimentará una inimaginable ampliación de su saber (una
participación mucho más profunda en la Verdad). En fin, «la “divinización” en
el otro mundo aportará al espíritu humano una tal “gama de experiencias” de la
verdad y del amor, que el hombre nunca habría podido alcanzar en la vida
terrena» (San Juan Pablo II).
Finalmente, Simón, sólo con ver a Moisés y a Elías, no solamente los
conoce al instante, sino que también los ama inmediatamente (piensa en hacer
una tienda para cada uno de ellos). San Pedro, Papa (el primero de la Iglesia),
pero pescador, expresa este amor de una manera sencilla; santa Teresa, monja,
pero Doctora (de la Iglesia) expresó la lógica del amor de manera profunda: «El
contento de contentar al otro excede a mi contento».
* Rev. D. Antoni CAROL i Hostench (Sant Cugat del Vallès, Barcelona,
España)
Santoral Católico: La Transfiguración del Señor Esta fiesta celebra el
misterio de la vida de Cristo en el que su gloria y divinidad se asoman al
tiempo y al mundo, permitiéndonos adivinar su identidad: Dios a la vez que
hombre. El hecho nos lo refieren los evangelios. Camino de Jerusalén para
sufrir la pasión, Jesús se retiró a un monte alto, el Tabor, con sus discípulos
predilectos, Pedro, Santiago y Juan, para orar. Allí se transfiguró, y
aparecieron Moisés y Elías, personificación de la Ley y los Profetas del
Antiguo Testamento, que hablaban con Jesús de su muerte. Los apóstoles quedaron
atónitos. Y oyeron una voz que salía de la nube que los envolvía: «Éste es mi
Hijo, el amado, el predilecto, en quien me complazco. Escuchadle». La gloria de
la divinidad resplandece en el rostro de Cristo, mientras el Padre lo acredita
ante los apóstoles para que lo escuchen.
Oración: Oh Dios, que
en la gloriosa transfiguración de tu Unigénito confirmaste los misterios de la
fe con el testimonio de los profetas, y prefiguraste maravillosamente nuestra
perfecta adopción como hijos tuyos, concédenos, te rogamos, que, escuchando
siempre la palabra de tu Hijo, el predilecto, seamos un día coherederos de su
gloria. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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© Directorio Franciscano – Aciprensa – Catholic.net
Pensamiento del día «En la escena de la Transfiguración apareció toda la Trinidad: el Padre en la voz, el Hijo en el hombre, el Espíritu en la nube luminosa» (Santo Tomás de Aquino) Tema del día:Horror al pecado Lo que nos estorba para
alcanzar la santidad es el pecado. Y si no tenemos horror al pecado, entonces
difícilmente llegaremos a ser santos, porque cometeremos el pecado -al menos el
pecado venial- con ligereza, y eso nos dispondrá a caer en faltas más graves,
alejándonos cada vez más de Dios y de la santidad.
Debemos tener conciencia
de la gravedad del pecado, porque nos sucede que como cuando pecamos parece que
no pasa nada, entonces no estamos adiestrados para el combate y, como Eva en el
Paraíso, aceptamos la seducción que nos dice: “muerde el fruto prohibido”.
Pero si queremos sopesar
la gravedad del pecado, lo que el pecado es, simplemente miremos a la Cruz de
Cristo, miremos al Calvario, miremos a la humanidad doliente y sufriendo desde
milenios por las consecuencias del primer pecado y de los pecados que vinieron
después.
Pensemos en el castigo
que merece un solo pecado mortal: el Infierno eterno, con penas que ninguna
lengua humana puede describir. Recapacitemos que un solo pecado venial o leve,
acarrea a veces siglos y siglos de Purgatorio, de purificaciones ultraterrenas
que algunos santos las comparan con los sufrimientos del Infierno, salvo en que
los padecimientos del Purgatorio tendrán fin un día.
Los santos decían:
“¡Morir antes que pecar!”, y lo trataban de cumplir porque tenían la visión
justa de lo que es el pecado, y le tenían horror. Pensemos nosotros a ver si
también tenemos ese santo horror al pecado, incluso al más leve, porque es el
verdadero enemigo del que hay que saber defenderse para alcanzar la santidad.
(Sitio Santísima
Virgen)
Biblioteca de archivos Recuerda que tenemos una Biblioteca de archivos. Ingresando en ella
encontrarás una selección de más de 200 artículos publicados en “Pequeñas
Semillitas” que podrás leer o descargar a tu computadora.
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Humor de sábados Un matrimonio estaba comiendo en un restaurante, cuando observaron que entró
un amigo de ambos, acompañado de una desconocida. La señora le comentó a su
marido:
- "Ese que entró es Juan, pero ésa no es su mujer".
El hombre calmadamente:
- "No, es una amante que él tiene".
La mujer comenzó a criticar la actuación de su amigo y el marido la paró
en seco diciéndole:
- "No te metas en esos asuntos, deja que los otros vivan su
vida".
El matrimonio sigue comiendo, cuando se acerca a ellos una chica
guapísima, que le dice al marido:
- "Oye, me dejaste esperando
ayer".
- "Sí, se me presentó un
problema. Pero yo paso por tu casa hoy".
- "Ok, nos vemos" - dice la chica retirándose de la mesa.
Con asombro y furia la mujer preguntó enseguida a su marido:
- "Y ESA, ¿QUIEN ES...?"
El hombre respondió tranquilo:
- "Esa es mi amante", le aclaró el hombre.
La mujer se puso como el diablo, y comenzó a decirle improperios al
marido, pidiéndole hasta el divorcio.
- "No hay problema, te doy el divorcio. Pero recuerda que todos mis
bienes son propios y por eso el departamento, la casa de fin de semana, la de
Punta del Este y las empresas están a mi nombre. También vete olvidando de las
vacaciones cada tres meses a las mejores playas y al extranjero, ¡ahhh! y
también olvídate de tus tarjetas de crédito, el pago de todos los servicios de
la casa, tu ropa de marca, zapatos, tus spas, el terapeuta, las compras en New
York, tu BMW, el chofer y la pensión de tu mamá…"
La mujer se calla y luego de analizar la situación, le dice al marido:
- "La amante de nosotros es más linda que la de Juan, ¿verdad gordo?
Un minuto para volar Agosto 6
El pasado ya se fue, simplemente no existe. El
problema es que recordamos hechos del pasado como si estuvieran ocurriendo
ahora mismo. Pero si cometiste un error, no lo estás cometiendo ahora; si dijiste
algo inapropiado, no lo estás diciendo ahora. Ya no existe, pasó como pasó el
tiempo. Ese momento en que alguien te hizo daño también pasó, y no es ahora.
Sin embargo es difícil convencernos de eso, y nos torturamos sumergiéndonos en
ese pasado como si estuviera ocurriendo ahora. Pídele a Dios que te libere, e
intenta reconocer su amor que siempre perdona, que siempre te dará una nueva
oportunidad.
(Mons. Víctor
M. Fernández)
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