PEQUEÑAS SEMILLITAS Año
17 - Número 5011 ~ Sábado 4 de Junio de 2022Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina) ¡Alabado sea Jesucristo!
Estamos en vísperas de recibir el Espíritu Santo: Pentecostés es la
culminación de la Pascua, la fiesta de la Tercera Persona de la Santísima
Trinidad.
El Concilio Vaticano II dedica a la acción del Espíritu Santo en la
Iglesia una hermosa y rica reflexión. Queremos meditarla para enamorarnos del
Espíritu Santo que nos santifica; y guía y rejuvenece a la Iglesia. Dice así: «El
Espíritu habita en la Iglesia y en los corazones de los fieles como en un
templo, ora por ellos y da testimonio de su adopción como hijos. Guía a la
Iglesia hacia la plenitud de la verdad, la unifica en la comunión y en el
ministerio, la instruye y dirige con los diversos dones jerárquicos y
carismáticos y la embellece con sus frutos. Hace rejuvenecer a la Iglesia, la
renueva y la conduce a la unión consumada con su Esposo. Pues el Espíritu y la
esposa dicen al Señor Jesús: iVen!» (LG 4)
La Palabra de Dios Lecturas del día ♡ Primera Lectura: Hch 28,16-20.30-31
♡ Salmo: Sal10,4.5.7
♡ Santo Evangelio: Jn 21,20-25
En aquel tiempo, volviéndose Pedro vio que le seguía aquel discípulo a
quién Jesús amaba, que además durante la cena se había recostado en su pecho y
le había dicho: «Señor, ¿quién es el que te va a entregar?». Viéndole Pedro,
dice a Jesús: «Señor, y éste, ¿qué?». Jesús le respondió: «Si quiero que se
quede hasta que yo venga, ¿qué te importa? Tú, sígueme». Corrió, pues, entre
los hermanos la voz de que este discípulo no moriría. Pero Jesús no había dicho
a Pedro: «No morirá», sino: «Si quiero que se quede hasta que yo venga».
Éste es el discípulo que da testimonio de estas cosas y que las ha
escrito, y nosotros sabemos que su testimonio es verdadero. Hay además otras
muchas cosas que hizo Jesús. Si se escribieran una por una, pienso que ni todo
el mundo bastaría para contener los libros que se escribieran.
♡ Comentario:
Hoy leemos el final del Evangelio de san Juan. Se trata propiamente del
final del apéndice que la comunidad joánica añadió al texto original. En este
caso es un fragmento voluntariamente significativo. El Señor Resucitado se
aparece a sus discípulos y los renueva en su seguimiento, particularmente a
Pedro. Acto seguido se sitúa el texto que hoy proclamamos en la liturgia.
La figura del discípulo amado es central en este fragmento y aun en todo
el Evangelio de san Juan. Puede referirse a una persona concreta —el discípulo
Juan— o bien puede ser la figura tras la cual puede situarse todo discípulo
amado por el Maestro. Sea cual sea su significación, el texto ayuda a dar un elemento
de continuidad a la experiencia de los Apóstoles. El Señor Resucitado asegura
su presencia en aquellos que quieran ser seguidores.
«Si quiero que se quede hasta que yo venga» (Jn 21,22) puede indicar más
esta continuidad que un elemento cronológico en el espacio y el tiempo. El
discípulo amado se convierte en testigo de todo ello en la medida en que es
consciente de que el Señor permanece con él en toda ocasión. Ésta es la razón
por la que puede escribir y su palabra es verdadera, porque glosa con su pluma
la experiencia continuada de aquellos que viven su misión en medio del mundo,
experimentando la presencia de Jesucristo. Cada uno de nosotros puede ser el
discípulo amado en la medida en que nos dejemos guiar por el Espíritu Santo,
que nos ayuda a descubrir esta presencia.
Este texto nos prepara ya para celebrar mañana domingo la Solemnidad de
Pentecostés, el Don del Espíritu: «Y el Paráclito vino del cielo: el custodio y
santificador de la Iglesia, el administrador de las almas, el piloto de quienes
naufragan, el faro de los errantes, el árbitro de quienes luchan y quien corona
a los vencedores» (San Cirilo de Jerusalén).
* Rev. D. Fidel CATALÁN i Catalán (Terrassa, Barcelona, España)
Santoral Católico: San Francisco CaraccioloPresbítero y Fundador Nació en Villa Santa
María (Abruzzo, Italia) el año 1563. Estudió teología en Nápoles y se ordenó de
sacerdote en 1587. De inmediato se dedicó a las obras de misericordia tanto
espirituales en el ministerio pastoral como corporales en los hospitales. Se unió
al proyecto de fundar una nueva congregación, la de los Clérigos Regulares
Menores, de la que es considerado fundador, y participó en la redacción de su
regla, en la que por iniciativa suya se incluyó el cuarto voto de no aceptar
dignidades eclesiásticas. Estuvo algún tiempo en España tratando de implantar
allí su orden. Murió en Agnone (Abruzzo) el año 1608.
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© Directorio Franciscano – Aciprensa – Catholic.net
Palabras del Santo Padre Pío "Si queremos recoger la cosecha, es
necesario no sólo sembrar la semilla sino también echarla en buena tierra; y
cuando esta semilla llegue a hacerse planta, hemos de estar muy atentos para
vigilar que la cizaña no sofoque las todavía tiernas plantitas"
Tema del día: Prepararse para Pentecostés La Iglesia Católica
celebra la fiesta de Pentecostés cincuenta días después de la Pascua de
Resurrección de Jesucristo, para conmemorar la Venida del Espíritu Santo sobre
María y los apóstoles. En Pentecostés, Cristo cumple la promesa que les hizo a
los apóstoles de que Dios Padre enviaría al Espíritu Santo para llenarlos con
los dones y gracias necesarias para llevar la Buena Nueva a todos los pueblos.
El P. Hans Zavala,
sacerdote de la Orden de San Agustín y rector del Colegio Santa Rosa de Chosica
(Perú), afirmó a ACI Prensa que después de la Pascua y de la Navidad, la fiesta
de Pentecostés es muy importante para la vida de todo cristiano, pues le
recuerda su misión evangelizadora en la Iglesia.
En ese sentido, animó a
los católicos a prepararse para recibir el Espíritu Santo en Pentecostés con
los siguientes tres pasos o consejos prácticos:
1. Limpia tu
alma: Reconcíliate con Dios, contigo mismo y con el prójimo
Si queremos realmente
recibir el Espíritu Santo como ese huésped de nuestras almas, debemos hacer lo
que toda persona haría cuando viene un visitante a nuestra casa: limpiar la
casa. No podemos recibir a alguien si es que nuestra casa está sucia, y en este
caso, sería limpiar nuestra alma.
¿Cómo? Reconcíliate con
el Señor, ve al sacramento de la Reconciliación. Si tienes director espiritual,
acércate a él, e intenta perdonar si es que tú tienes algo en contra de
alguien. Limpia toda tu casa, para que el Espíritu Santo se sienta a gusto
viniendo en tu vida y encuentre una morada limpia y digna para Él.
El Espíritu Santo quiere
morar en el corazón de los puros de corazón; no de aquellos que no se
equivocan, sino de los que se reconcilian con Dios, que vuelven a su amistad
con Él, y que no tienen ninguna diferencia con sus hermanos, sino que viven en
paz con todo el mundo en cuanto a ellos les toca.
2. Adorna tu
alma: Practica una virtud cada semana
Después de haber
limpiado la casa y sacado todo lo que no pertenece, no le gusta al Espíritu
Santo o puede hacernos daño, adornamos nuestra alma a través de las virtudes.
Es bueno elegir
practicar una virtud como la paciencia, la templanza o la prudencia, u otras,
para adornar tu alma, y recuerda que mientras más virtudes todos los días
puedas practicar, mayores adornos tendrá tu casa.
3. Invita al
Espíritu Santo a morar en tu alma con esta oración
Hay que invitar al
Espíritu Santo a morar en tu alma y recibirlo con todo el deseo que tu corazón
pueda dar. San Agustín decía que nuestro deseo es nuestra oración, por lo
tanto, si deseamos ardientemente al Espíritu Santo y le pedimos todos los días:
‘Espíritu Santo ven’, es seguro que Él se quedará contigo y dará muchos frutos
en tu vida.
El sacerdote sugirió
realizar este último paso rezando todos los días una jaculatoria de esta
antigua oración que recitamos en Pentecostés, o de cualquier himno o cántico al
Espíritu Santo.
*Cynthia Pérez
CYNTHIA | ACI Prensa
Humor de sábados En Asturias hay una empresa dedicada a fabricar azulejos que se llama ‘Venus’.
Su dueño, de nombre Marciano, tuvo hace un par de meses problemas con la
tierra arcillosa que se usa para fabricar los azulejos.
Para solucionar el problema, el dueño llamó a la empresa que proporciona
la tierra arcillosa y le dijo lo siguiente a la secretaria:
- Hola, soy Marciano, de Venus. Llamo porque
tengo problemas con la Tierra...
Marciano todavía no se explica por qué le colgaron el teléfono tan
violentamente.
Biblioteca de archivos Recuerda que tenemos una Biblioteca de archivos. Ingresando en ella
encontrarás una selección de más de 200 artículos publicados en “Pequeñas
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Mes del Sagrado Corazón de Jesús¡Oh Sagrado Corazón,cuan manso y humilde sos!Meditación: ¡Ay! de nosotros los hombres, todos queremos ser SEÑORES, si, con
mayúsculas, no queremos ser pequeños, debemos competir, ser los mejores,
hinchar nuestro corazón de orgullo, llenarnos de vanidad. Ser manso… eso es de
débiles, de aquellos que poco saben, que no poseen imagen. Pero a pesar de eso,
sabes Señor, te lo digo al oído, con vergüenza: “Yo soy cristiano, he sido
bautizado”.
¡Oh! mi Dulce Señor, cuanto te he profanado si estoy lleno de estos
pensamientos mundanos. Tú, el Corazón más humilde y el más sublime, el más
manso, el Todopoderoso. Tú nuestro Dios hermoso, mi Dulce Esposo. Me olvidé de
Tu Imagen, por ser yo la imagen de un dios pagano, de aquel que produce el
escarnio de lo que Tú en mi pusiste de santo. ¡Perdóname Señor!
¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz,
enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada latido sea
guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan
Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre sí. Amén.
Florecilla: Ofrezcamos una jornada de silencio, comparando la vida de Jesús con la
nuestra.
* Reina del Cielo
Un minuto para volarJunio 4
Date siempre una nueva oportunidad. Estás hecho
maravillosamente y no tiene sentido que bajes los brazos. El Señor persiste en
darte la vida, y nada lo convence de que hoy no valga la pena que estés en esta
tierra. Entonces, nada ni nadie tiene derecho a arruinarte la existencia. Ámate
y sigue adelante.(Mons. Víctor
M. Fernández)
¡Oh! mi Dulce Señor, cuanto te he profanado si estoy lleno de estos pensamientos mundanos. Tú, el Corazón más humilde y el más sublime, el más manso, el Todopoderoso. Tú nuestro Dios hermoso, mi Dulce Esposo. Me olvidé de Tu Imagen, por ser yo la imagen de un dios pagano, de aquel que produce el escarnio de lo que Tú en mi pusiste de santo. ¡Perdóname Señor!
¡Oh Amadísimo, Oh Piadosísimo Sagrado Corazón de Jesús!, dame Tu Luz, enciende en mí el ardor del Amor, que sos Vos, y haz que cada latido sea guardado en el Sagrario, para que yo pueda rescatarlo al buscarlo en el Pan Sagrado, y de este modo vivas en mí y te pueda decir siempre sí. Amén.
Florecilla: Ofrezcamos una jornada de silencio, comparando la vida de Jesús con la nuestra.
* Reina del Cielo
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