PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año
14 - Número 3966 ~ Domingo 7 de Abril de 2019
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Siempre
que leo el pasaje de Jesús y la adúltera me acuerdo de aquel paciente que iba a
un médico con la garganta destrozada de tanto fumar. Era tanto el dolor que
sentía que un día se atrevió a sugerir al profesional: “aunque sea quíteme la
garganta porque no puedo vivir así”. Y, el médico, le contesto: “no hombre; lo
que usted tiene que quitarse es de fumar”.
Ahí
quedaría el reto de la mujer adúltera. Mucho le perdonó Jesús (era buen médico
y conocedor de su interior). Le faltaba lo más importante: no echar más hollín
a su pasado oscuro y comenzar de nuevo. “Ahora vete y no peques más”.
Pidamos
al Señor que, a partir de hoy mismo, seamos capaces de admirar a un Jesús que
tiene un peculiar estilo de ver y de sentir las cosas: a favor del hombre y
lejos de aquello que va contra su dignidad.
Pidamos
al Señor que aprendamos la siguiente lección: la corrección del mal comienza
con el perdón y no con el reproche.
Padre Javier Leoz
¡Buenos días!
Oración de
agradecimiento
Recuerda este mensaje de María, Reina de la Paz: “Mi
querido hijo: ora para que tu vida esté llena de una gozosa acción de gracias
que brote desde tu corazón, como un río de alegría. Da incesantemente gracias a
Dios por todo lo que posees, por cada pequeño don que Dios te concede. De esa
forma, la bendición gozosa de Dios descenderá siempre sobre tu vida”.
Gracias, Dios mío. No
quiero olvidar tus beneficios. Quisiera que mi interior se llenara de gratitud
para cantarte. Gracias, Señor, ante todo por la vida. Gracias por todos los
días de mi existencia. Gracias por las personas que me amaron y que fueron
amables conmigo alguna vez. Gracias porque me has alimentado, me has
acompañado, me has ofrecido tu consuelo y tu amistad. Gracias porque soy tu
hijo. Gracias porque puedo hacer el bien, porque siempre puedo volver a
empezar. Gracias por el aire que respiro, por la música, por la tierra, por los
árboles, por las calles. Gracias a ti, mi Señor amado, porque todo lo bueno
viene de ti. Amén. (P. Víctor Fernández).
San Pablo exhortaba a los cristianos de Colosas a
“vivir dando gracias a Dios”. Ejercítate y verás que te ayuda a vivir la
relación con Dios de una forma concreta y existencial, descubriendo con gozo
los dones que te regala a cada paso. Es una oración que ensancha el corazón y
descansa la mente. Acostúmbrate a practicarla.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios
Lecturas del día
♥ Primera Lectura: Is 43, 16-21
♥ Salmo: Sal 125, 1-6
♥ Segunda Lectura: Flp 3, 8-14
♥ SANTO EVANGELIO: Jn 8,1-11
En aquel tiempo, Jesús se fue al monte de los Olivos.
Pero de madrugada se presentó otra vez en el Templo, y todo el pueblo acudía a
Él. Entonces se sentó y se puso a enseñarles. Los escribas y fariseos le llevan
una mujer sorprendida en adulterio, la ponen en medio y le dicen: «Maestro,
esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. Moisés nos mandó en la
Ley apedrear a estas mujeres. ¿Tú qué dices?». Esto lo decían para tentarle,
para tener de qué acusarle. Pero Jesús, inclinándose, se puso a escribir con el
dedo en la tierra.
Pero, como ellos insistían en preguntarle, se
incorporó y les dijo: «Aquel de vosotros que esté sin pecado, que le arroje la
primera piedra». E inclinándose de nuevo, escribía en la tierra. Ellos, al oír
estas palabras, se iban retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos;
y se quedó solo Jesús con la mujer, que seguía en medio. Incorporándose Jesús
le dijo: «Mujer, ¿dónde están? ¿Nadie te ha condenado?». Ella respondió:
«Nadie, Señor». Jesús le dijo: «Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no
peques más».
♥ Comentario:
Hoy vemos a Jesús «escribir con el dedo en la tierra»
(Jn 8,6), como si estuviera a la vez ocupado y divertido en algo más importante
que el escuchar a quienes acusan a la mujer que le presentan porque «ha sido
sorprendida en flagrante adulterio» (Jn 8,3).
Llama la atención la serenidad e incluso el buen
humor que vemos en Jesucristo, aún en los momentos que para otros son de gran
tensión. Una enseñanza práctica para cada uno, en estos días nuestros que
llevan velocidad de vértigo y ponen los nervios de punta en un buen número de
ocasiones.
La sigilosa y graciosa huida de los acusadores, nos
recuerda que quien juzga es sólo Dios y que todos nosotros somos pecadores. En
nuestra vida diaria, con ocasión del trabajo, en las relaciones familiares o de
amistad, hacemos juicios de valor. Más de alguna vez, nuestros juicios son
erróneos y quitan la buena fama de los demás. Se trata de una verdadera falta
de justicia que nos obliga a reparar, tarea no siempre fácil. Al contemplar a
Jesús en medio de esa “jauría” de acusadores, entendemos muy bien lo que señaló
santo Tomás de Aquino: «La justicia y la misericordia están tan unidas que la
una sostiene a la otra. La justicia sin misericordia es crueldad; y la
misericordia sin justicia es ruina, destrucción».
Hemos de llenarnos de alegría al saber, con certeza,
que Dios nos perdona todo, absolutamente todo, en el sacramento de la
confesión. En estos días de Cuaresma tenemos la oportunidad magnífica de acudir
a quien es rico en misericordia en el sacramento de la reconciliación.
Y, además, para el día de hoy, un propósito concreto:
al ver a los demás, diré en el interior de mi corazón las mismas palabras de
Jesús: «Tampoco yo te condeno» (Jn 8,11).
Pbro. D. Pablo ARCE Gargollo (México, D. F., México)
Palabras de San Juan
Pablo II
“La
Cuaresma orienta la mirada, más allá del presente,
más
allá de la historia y del horizonte de este mundo,
hacia
la comunión perfecta con la Santísima Trinidad.
El
auténtico espíritu cuaresmal
es
la búsqueda de la alegría profunda,
fruto
de la amistad con Dios”
Predicación del
Evangelio:
Todos necesitamos perdón
El Evangelio de hoy nos muestra cómo manejó Jesús
el caso de una mujer judía acusada de
ser infiel a su esposo, conducta que merecía –según la ley de Moisés– la
lapidación, es decir, morir a pedradas.
¿Por qué Jesús debe pronunciarse sobre este difícil
caso?
Sus adversarios rechazaban la forma como Jesús
trataba a los pecadores; se dejaba invitar a sus casas, les hablaba con
amabilidad y les anunciaba la misericordia de Dios.
Por el contrario, los líderes religiosos de Israel mostraban
desprecio hacia determinados grupos sociales a quienes descalificaban por
razones morales o sociales o de enfermedad; evitaban su trato; se sentían
superiores como si el cumplimiento de una serie de formalismos fuera garantía
de salvación.
En este contexto de confrontación, que se fue
agudizando a medida que pasaban los días, deciden tenderle una trampa (no
pensemos que se trató de una inocente consulta, libre de prejuicios).
Si Jesús afirmaba que esta mujer, sorprendida en
flagrante infidelidad, no debía ser condenada a muerte, estaría en oposición a
la ley de Moisés, supremo legislador de su pueblo; si decía que se debería
proceder a ejecutar la sentencia, perdería su prestigio de profeta bondadoso,
comprensivo de las miserias humanas.
Este castigo brutal –que se sigue aplicando en países
musulmanes fundamentalistas– es expresión de una cultura machista, pues la
condena se dirigía exclusivamente a la mujer sorprendida actuando de esta
manera; y se guardaba un silencio cómplice frente a la infidelidad masculina.
¿Cómo manejó Jesús esta situación?
Nos dice el texto que “Jesús se agachó y se puso a
escribir en el suelo con el dedo”. Podemos imaginar el tenso silencio que
acompañó a este gesto de Jesús. Seguramente, Él estaba estructurando su respuesta
y quería crear suspenso alrededor de sus palabras.
Después de ponerse de pie, los fulminó diciéndoles:
“Aquel de ustedes que no tenga pecado, que le tire la primera piedra”
La respuesta de Jesús los sorprendió pues los sacó
del terreno jurídico en el que se sentían seguros y los trasladó a otro
terreno, el de su situación frente a Dios. Ninguno se proclamó libre de pecado;
ninguno lanzó la primera piedra; todos se marcharon. Con una sola frase
desbarató la conjura que le habían preparado.
En poco tiempo se disolvió el tumulto y Jesús quedó a
solas con la mujer:
Entonces le formuló dos preguntas: “¿Dónde están los
que te acusaban? ¿Nadie te ha condenado?”. Ante la respuesta de la mujer, Jesús
le dijo: “Tampoco yo te condeno. Vete y ya no vuelvas a pecar”
En el pasado, algunos autores manifestaron su
desconcierto ante estas palabras, pues las consideraban excesivamente benévolas
ante un comportamiento inaceptable, y hasta alcanzaron a afirmar que habían
sido introducidas tardíamente en el texto sagrado.
No podemos interpretar estas palabras de Jesús como
una posición ambigua frente a la infidelidad matrimonial. Más aún, Jesús
expresa su rechazo, pero lo hace con delicadeza diciéndole a la mujer: “Vete y
no vuelvas a pecar”
El núcleo del mensaje que Jesús transmite en este
relato es el rechazo frontal de aquellos que se autodesignan conciencias
morales de la sociedad y establecen su propio sistema moral acusatorio para sentar en el banquillo a los demás, evitando
mirar sus propios pecados.
La manera como Jesús manejó este caso de la mujer sorprendida siéndole infiel
a su esposo es una denuncia de las diversas formas de hipocresía. En nuestros
tiempos no destruimos la vida física de las personas arrojándoles piedras, pero
sí las podemos destruir moralmente poniendo a circular rumores o expresando
dudas insidiosas. Las palabras de Jesús siguen resonando en nuestros oídos:
“Aquel de ustedes que no tenga pecado, que tire la primera piedra”
Padre Jorge Humberto Peláez S.J.
Cuaresma
día a día
Día 33º. Domingo 7 de
abril
Perdonar siempre.
Un día, la Madre Teresa de Calcuta, encontró sobre un
montón de basura una mujer moribunda que le dijo que su propio hijo la había
dejado abandonada allí. La Madre la recogió y la llevó al hogar de Kalighat.
Aquella mujer no se quejaba de su estado sino de que hubiera sido su propio
hijo quien la dejó allí. No podía perdonarle... La Madre Teresa, que quería que
aquella mujer muriese en gracia de Dios, trataba de convencerla:
‘Debe perdonar a su hijo’ le decía. ‘Es carne de su
carne y sangre de su sangre... Sin duda hizo lo que hizo en un momento de
locura y ya estará arrepentido... Pórtese como una verdadera madre y
perdónelo... Si ha pedido a Dios que le perdone sus pecados debe perdonar el
que su hijo cometió con usted. Si lo hace, Dios recompensará su generosidad con
un lugar en el Cielo’. La mujer se resistía, pero la gracia terminó venciendo.
‘Le perdono, le perdono...’ dijo por fin llorando. Poco después moría.
Dios mío, dame gracia y amor para perdonar siempre:
que ningún día me acueste guardando rencor a alguien, aunque me parezca que
tengo motivos. ¡Me has perdonado Tú a mí!
Coméntale a Dios con tus palabras algo de lo que has
leído. Después termina con la oración final.
Web Católico de Javier
Nuevo vídeo
Hay
un nuevo vídeo subido al blog
de
"Pequeñas Semillitas" en
internet.
Para
verlo tienes que ir al final de esta página
Ofrecimiento para
sacerdotes y religiosas
Formulo
el siguiente ofrecimiento únicamente
para sacerdotes o religiosas que reciben diariamente "Pequeñas
Semillitas" por e-mail: Si desean recibir los comentarios del Evangelio
del domingo siguiente con dos o tres días de anticipación, para tener tiempo de
preparar sus meditaciones, homilías o demás trabajos pastorales sobre la
Palabra de Dios, pueden pedírmelo a feluzul@gmail.com
Sólo
deben indicar claramente su nombre, su correo electrónico, ciudad de residencia
y a qué comunidad religiosa pertenecen.
Agradecimientos
Imaginemos
que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las
oraciones de las personas en la tierra:
Una
es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que
atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que
llegan en todo momento.
La
otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y
en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega
ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde
esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por
semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina:
agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros
pedidos de oración.
♡ Desde Bogotá, Colombia, nos escribe Carlos
Cardona Ortiz y dice: “Deseo agradecer a Dios y a quienes oraron por mi hija María Paula Cardona Andrade, pues fue
admitida por la Universidad de la que egresó como Fonoaudióloga, para estudiar
una Maestría en Salud Pública. Hace unos días pedí para que se orara por ello y
el Señor ha respondido prontamente, siempre con la intercesión de María
Santísima, nuestra Madre del cielo. A poco María Paula iniciará sus estudios
con el proyecto de ingresar, ya Máster, a la Comunidad Cuarto Mundo, para
servir a las comunidades desplazadas y marginadas del planeta, en el nombre de
Jesús, nuestro Señor. Invito para que continuemos orando por el fortalecimiento
de la vocación de servicio de mi amada hija y porque le vaya bien, iluminada
por el Espíritu Santo, en la construcción de su Proyecto de Vida”
♡ Agradecemos al
Señor el don de la vida del Padre
Natalio, de quien publicamos los “Buenos días” en esta página hace años.
Este querido sacerdote salesiano, digno hijo de San Juan Bosco, ha cumplido 92
años, con su salud ya bastante deteriorada. Demos gracias a Dios por su vida
tan rica y generosa en dones de salvación y pidamos por él a María Auxiliadora.
Meditaciones de
“Pequeñas Semillitas”
Cuando alegras a los demás, no tienes manera de
evitar sentir alegría.
Enseñando a los demás, no puedes dejar de aprender,
de manera profunda y sustancial.
No puedes forzar a nadie a comprenderte. Sin embargo
intentando sinceramente comprender, lograrás ser comprendido.
La mejor manera de lograr que tu punto de vista sea
aceptado no es gritando.
Es escuchando como sabrás de qué manera hablar más
efectiva y convincentemente.
La mejor manera de ayudarte a ti mismo es ayudando a
los demás.
Esa hermosa paradoja es la base de la civilización en
su forma más maravillosa.
Cuanto más positivamente afecte tu vida a los demás,
más brillantemente se reflejará a su vez en ti.
Si te sientes un poquito deprimido, ofrece tu bondad,
tu cuidado, tu tiempo y tu atención a alguien.
Y haciéndolo levantarás, como mínimo, a dos personas.
Cinco minutos con Jesús
Abril 7
Aquellos discípulos de Emaús conocieron a Jesús en la
fracción del pan. Ellos eran unos prófugos; la conversación que habían tenido
con Jesús encendió sus corazones y les despertó la confianza.
Jesús se dio a conocer en la Eucaristía; es que allí
es donde Jesús habla al corazón y lo colma con su gracia.
Junto a Jesús en la Eucaristía se siente uno feliz,
porque Él llena todos nuestros deseos; estar con Cristo es la mejor manera de
encontrarlo, pero no se puede tener prisa, pues el trato con Jesús reclama toda
nuestra atención.
¿Estás acostumbrado al trato íntimo con Jesús?
(Padre Alfonso Milagro)
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito
de todos)
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