domingo, 3 de agosto de 2025

Pequeñas Semillitas 6058

PEQUEÑAS SEMILLITAS
 
Año 20 - Número 6058 ~ Domingo 3 de Agosto de 2025
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
¡Alabado sea Jesucristo!
Lo que Jesús quiere enseñarnos hoy es que no hay comparación entre los tesoros de la tierra con el atesorar y ser rico ante Dios para el cielo. Y normalmente no suelen ir demasiado juntos, de modo que cuantos más bienes materiales se poseen, menos se siente la necesidad de acudir a Dios; y a veces la falta de bienes materiales nos ayuda para acercarnos más a Dios. De hecho esto es lo definitivo e importante para nuestra vida que nunca se terminará. Lo que Jesús quiere es que siempre contemos con Dios, en las buenas y en las malas, porque Dios siempre quiere lo mejor para nosotros.
Lo malo de aquel rico es que, al almacenar riquezas, prescindía de Dios, y porque lo hacía sin mirar a los demás, sino a su propio provecho. Porque con el dinero se pueden hacer muchas obras buenas. Jesús lo dijo claramente: que nos hagamos amigos para el cielo con el dinero. Pero hay una gran tentación de almacenar dinero o querer que toque la lotería con el pretexto de hacer muchas obras buenas, pero luego nos quedamos en el propio provecho.
Hoy Jesús va contra la avaricia, sobre todo cuando con ella se falta a la caridad. Porque con el dinero se pueden hacer muchas obras buenas. Jesús lo dijo claramente: que nos hagamos amigos para el cielo con el dinero.
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
- DOMINGO 18 DEL TIEMPO ORDINARIO -
Primera Lectura: Eclesiastés 1, 2; 2, 21-23
 
Salmo: Sal 89, 3-4. 5-6. 12-13. 14 y 17
 
Segunda Lectura: Colosenses 3, 1-5. 9-11
 
Santo Evangelio: Lc 12,13-21
En aquel tiempo, uno de la gente le dijo: «Maestro, di a mi hermano que reparta la herencia conmigo». Él le respondió: «¡Hombre!, ¿quién me ha constituido juez o repartidor entre vosotros?». Y les dijo: «Mirad y guardaos de toda codicia, porque, aun en la abundancia, la vida de uno no está asegurada por sus bienes».
Les dijo una parábola: «Los campos de cierto hombre rico dieron mucho fruto; y pensaba entre sí, diciendo: ‘¿Qué haré, pues no tengo donde reunir mi cosecha?’. Y dijo: ‘Voy a hacer esto: Voy a demoler mis graneros, edificaré otros más grandes y reuniré allí todo mi trigo y mis bienes, y diré a mi alma: Alma, tienes muchos bienes en reserva para muchos años. Descansa, come, bebe, banquetea’. Pero Dios le dijo: ‘¡Necio! Esta misma noche te reclamarán el alma; las cosas que preparaste, ¿para quién serán?’. Así es el que atesora riquezas para sí, y no se enriquece en orden a Dios».
 
Comentario:
Hoy, Jesús nos sitúa cara a cara con aquello que es fundamental para nuestra vida cristiana, nuestra vida de relación con Dios: hacerse rico delante de Él. Es decir, llenar nuestras manos y nuestro corazón con todo tipo de bienes sobrenaturales, espirituales, de gracia, y no de cosas materiales.
Por eso, a la luz del Evangelio de hoy, nos podemos preguntar: ¿de qué llenamos nuestro corazón? El hombre de la parábola lo tenía claro: «Descansa, come, bebe, banquetea» (Lc 12,19). Pero esto no es lo que Dios espera de un buen hijo suyo. El Señor no ha puesto nuestra felicidad en herencias, buenas comidas, coches último modelo, vacaciones a los lugares más exóticos, fincas, el sofá, la cerveza o el dinero. Todas estas cosas pueden ser buenas, pero en sí mismas no pueden saciar las ansias de plenitud de nuestra alma, y, por tanto, hay que usarlas bien, como medios que son.
Es la experiencia de san Ignacio de Loyola, cuya celebración tenemos tan cercana. Así lo reconocía en su propia autobiografía: «Cuando pensaba en cosas mundanas, se deleitaba, pero, cuando, ya aburrido lo dejaba, se sentía triste y seco; en cambio, cuando pensaba en las penitencias que observaba en los hombres santos, ahí sentía consuelo, no solamente entonces, sino que incluso después se sentía contento y alegre». También puede ser la experiencia de cada uno de nosotros.
Y es que las cosas materiales, terrenales, son caducas y pasan; por contraste, las cosas espirituales son eternas, inmortales, duran para siempre, y son las únicas que pueden llenar nuestro corazón y dar sentido pleno a nuestra vida humana y cristiana.
Jesús lo dice muy claro: «¡Necio!» (Lc 12,20), así califica al que sólo tiene metas materiales, terrenales, egoístas. Que en cualquier momento de nuestra existencia nos podamos presentar ante Dios con las manos y el corazón llenos de esfuerzo por buscar al Señor y aquello que a Él le gusta, que es lo único que nos llevará al Cielo.
* Rev. D. Jordi PASCUAL i Bancells (Salt, Girona, España) © Textos de Evangeli.net
 
Palabras de San Juan XXIII
«Un hombre pacífico hace más que uno con mucho conocimiento... La paz sólida y verdadera entre naciones no consiste en la igualdad de armamento, sino en la confianza mutua... Una sociedad que se apoye sólo en la razón de la fuerza ha de calificarse de inhumana».
 
Predicación del Evangelio:
Desenmascarar la insensatez
El protagonista de la pequeña parábola del "rico insensato" es un terrateniente como aquellos que conoció Jesús en Galilea. Hombres poderosos que explotaban sin piedad a los campesinos, pensando sólo en aumentar su bienestar. La gente los temía y envidiaba: sin duda eran los más afortunados. Para Jesús, son los más insensatos.
 
Sorprendido por una cosecha que desborda sus expectativas, el rico propietario se ve obligado a reflexionar: «¿Qué haré?». Habla consigo mismo. En su horizonte no aparece nadie más. No parece tener esposa, hijos, amigos ni vecinos. No piensa en los campesinos que trabajan sus tierras. Sólo le preocupa su bienestar y su riqueza: mi cosecha, mis graneros, mis bienes, mi vida...
 
El rico no se da cuenta de que vive encerrado en sí mismo, prisionero de una lógica que lo deshumaniza vaciándolo de toda dignidad. Sólo vive para acumular, almacenar y aumentar su bienestar material: «Construiré graneros más grandes, y almacenaré allí todo el grano y el resto de mi cosecha. Y entonces me diré a mí mismo: Hombre, tienes bienes acumulados para muchos años; túmbate, come y date buena vida».
 
De pronto, de manera inesperada, Jesús le hace intervenir al mismo Dios. Su grito interrumpe los sueños e ilusiones del rico: «Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será?». Ésta es la sentencia de Dios: la vida de este rico es un fracaso y una insensatez.
 
Agranda sus graneros, pero no sabe ensanchar el horizonte de su vida. Acrecienta su riqueza, pero empequeñece y empobrece su vida. Acumula bienes, pero no conoce la amistad, el amor generoso, la alegría ni la solidaridad. No sabe dar ni compartir, sólo acaparar. ¿Qué hay de humano en esta vida?
 
La crisis económica que estamos sufriendo es una "crisis de ambición": los países ricos, los grandes bancos, los poderosos de la tierra... hemos querido vivir por encima de nuestras posibilidades, soñando con acumular bienestar sin límite alguno y olvidando cada vez más a los que se hunden en la pobreza y el hambre. Pero, de pronto nuestra seguridad se ha venido abajo.
 
Esta crisis no es una más. Es un "signo de los tiempos" que hemos de leer a la luz del evangelio. No es difícil escuchar la voz de Dios en el fondo de nuestras conciencias: "Basta ya de tanta insensatez y tanta insolidaridad cruel". Nunca superaremos nuestras crisis económicas sin luchar por un cambio profundo de nuestro estilo de vida: hemos de vivir de manera más austera; hemos de compartir más nuestro bienestar.
(José Antonio Pagola  - Imagen El diario.com.co)
 
Biblioteca de “Pequeñas Semillitas” 
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Agradecimientos
Imaginemos que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.
 
💕 Desde Asunción, Paraguay, Isabel agradece a Dios y a las personas que rezaron por ella hace unos días, manifestando que el problema que la aquejaba se va solucionando poco a poco.
 
Oremos: Bendito seas, Dios mío, porque a pesar de ser yo indigno de toda ayuda, tu generosidad e infinita bondad nunca dejan de otorgar el bien aún a los ingratos y a los que se han apartado de ti. Conviértenos a ti, para que seamos agradecidos, humildes y piadosos, pues Tú eres nuestra salud, nuestra fortaleza y nuestra salvación.
 
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Meditación dominical
Necesitamos renovar nuestra fe en la vida eterna. Es una verdad importantísima, una de las claves de nuestra religión. Sólo ella nos da la verdadera medida de las cosas y nos ayuda a relativizar tantos problemas a los que damos excesiva importancia. Es con esta dimensión eterna con la que podemos afrontar las dificultades del presente, sin perder la paz y la esperanza. Todo pasa en este mundo, pero en cambio el mundo venidero, la eternidad con Dios, no pasa nunca. Con esta perspectiva debemos afrontar también la caridad con el prójimo necesitado. Aunque el primer motivo de nuestro amor a Dios y al prójimo sea la gratitud hacia el Señor, que tanto nos ha amado, no hay que olvidar otro, que el Señor nos recuerda en la parábola de este domingo: el premio por las buenas obras.
Cristo nos advierte de que hay un “más allá”, cruzando la estrecha puerta de la muerte, en el que seremos juzgados por el amor que hayamos tenido en esta tierra. Si tuviéramos delante esa medida, ese juicio, no dudaríamos en servir a los pobres, pues lo consideraríamos una magnífica inversión de cara al futuro, una inversión que nos va a proporcionar los más elevados intereses justo cuando más los necesitaremos. Por lo tanto, primero por agradecimiento y en segundo lugar para poder recibir de Dios el regalo de la vida eterna, guardémonos de toda clase de codicia. Está claro que tenemos necesidades materiales y que es aconsejable ser prudente y guardar para posibles malas épocas. Pero ¿hay que guardar tanto, mientras otros no pueden ni siquiera llegar al día de mañana?
(P. Santiago Martín)
 
Un año con María
Agosto 3: Dejar
Un día te vas a dar cuenta que Dios está en todo, y todo pasa por algo. Así como algunas cosas se van, otras tantas llegan. Hay que aprender a esperar. María no aparece en todo momento pero cuando aparece, aparece.
Descubre a Dios en cada cosa que haces y comprende que todo lo que haces es para construir la gran obra que Dios pensó para tu vida.
(PADRE LUIS ZAZANO)
 
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
 
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