PEQUEÑAS
SEMILLITAS Año
20 - Número 5877 ~ Martes 21 de Enero de 2025Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina) ¡Alabado sea Jesucristo!
Muchas veces se escucha decir: “Reza vos por mí, que estás más cerca de
Dios que yo”. Y creo que si bien parte de verdad tiene, pues hay algunos a los
que Dios les encomendó la misión de presentar la ofrenda que los demás ponen en
sus manos, se corre el riesgo de autoexcluirse del regalo de ser escuchados por
Dios.
Si lo pensamos en el ámbito de la familia, veremos que si bien los padres
escuchan de manera más adulta a sus hijos mayores, esto no significa que los
escuchen más que a los pequeños. Me atrevo a decir que posiblemente es justo al
revés: más escuchan a los pequeños porque saben lo decisivo que ese diálogo es
en su crecimiento.
Aquí es donde aparece lo grande del amor de Dios, que en su corazón de
Padre, a los que creen que no están cerca, él se acerca, se abaja, se pone a la
altura de sus más pequeñas necesidades para escucharlas. Sabe que para ellos,
este diálogo es decisivo en su crecimiento.
(Javier Albisu S.J.)
La Palabra de Dios Lecturas del día(Martes II del Tiempo Ordinario, ciclo C) ♡ Primera Lectura: Hebreos 6, 10-20
♡ Salmo: Sal 110, 1. 2. 4-5. 9 y 10c
♡ Santo Evangelio: Mc 2,23-28
Un sábado, cruzaba Jesús por los sembrados, y sus discípulos empezaron a
abrir camino arrancando espigas. Decíanle los fariseos: «Mira ¿por qué hacen en
sábado lo que no es lícito?». Él les dice: «¿Nunca habéis leído lo que hizo
David cuando tuvo necesidad, y él y los que le acompañaban sintieron hambre,
cómo entró en la Casa de Dios, en tiempos del Sumo Sacerdote Abiatar, y comió
los panes de la presencia, que sólo a los sacerdotes es lícito comer, y dio
también a los que estaban con él?». Y les dijo: «El sábado ha sido instituido
para el hombre y no el hombre para el sábado. De suerte que el Hijo del hombre
también es señor del sábado».
♡ Comentario:
Hoy, como ayer, Jesús se las
ha de tener con los fariseos, que han deformado la Ley de Moisés, quedándose en
las pequeñeces y olvidándose del espíritu que la informa. Los fariseos, en
efecto, acusan a los discípulos de Jesús de violar el sábado (cf. Mc 2,24).
Según su casuística agobiante, arrancar espigas equivale a “segar”, y trillar
significa “batir”: estas tareas del campo —y una cuarentena más que podríamos
añadir— estaban prohibidas en sábado, día de descanso. Como ya sabemos, los
panes de la ofrenda de los que nos habla el Evangelio, eran doce panes que se
colocaban cada semana en la mesa del santuario, como un homenaje de las doce
tribus de Israel a su Dios y Señor.
La actitud de Abiatar es la misma que hoy nos enseña Jesús: los preceptos
de la Ley que tienen menos importancia han de ceder ante los mayores; un
precepto ceremonial debe ceder ante un precepto de ley natural; el precepto del
reposo del sábado no está, pues, por encima de las elementales necesidades de
subsistencia. El Concilio Vaticano II, inspirándose en la perícopa que
comentamos, y para subrayar que la persona ha de estar por encima de las
cuestiones económicas y sociales, dice: «El orden social y su progresivo
desarrollo se han de subordinar en todo momento al bien de la persona, porque
el orden de las cosas se ha de someter al orden de las personas, y no al revés.
El mismo Señor lo advirtió cuando dijo que el sábado había sido hecho para el
hombre, y no el hombre para el sábado (cf. Mc 2,27)».
San Agustín nos dice: «Ama y haz lo que quieras». ¿Lo hemos entendido
bien, o todavía la obsesión por aquello que es secundario ahoga el amor que hay
que poner en todo lo que hacemos? Trabajar, perdonar, corregir, ir a misa los
domingos, cuidar a los enfermos, cumplir los mandamientos..., ¿lo hacemos
porque toca o por amor de Dios? Ojalá que estas consideraciones nos ayuden a
vivificar todas nuestras obras con el amor que el Señor ha puesto en nuestros
corazones, precisamente para que le podamos amar a Él.
* Rev. D. Ignasi FABREGAT i Torrents (Terrassa, Barcelona, España) ©
Textos de Evangeli.net
Santoral Católico: Santa Inés A comienzos del siglo
IV, esta noble doncella romana, de doce o trece años de edad, rubricó con su
sangre el carisma de su virginidad. La tradición cristiana la convirtió en
arquetipo y símbolo de la virginidad hasta la inmolación. Se enamoró de ella el
hijo del prefecto de Roma y le ofreció el matrimonio, que Inés rehusó. El padre
del joven, enterado de que ella era cristiana, la sometió a crueles tormentos y
vejaciones para doblegar su voluntad, pero no lo consiguió. Finalmente la
virgen murió a golpe de espada. Sus padres la enterraron junto a la vía
Nomentana. El papa San Dámaso honró su sepulcro con un poema, y muchos Padres
de la Iglesia, a partir de san Ambrosio, le dedicaron alabanzas.
Oración: Dios
todopoderoso y eterno, que eliges a los débiles para confundir a los fuertes de
este mundo, concédenos a cuantos celebramos el triunfo de tu mártir santa Inés
imitar la firmeza de su fe. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Para más información hacer clic acá.
(Directorio Franciscano – ACI Prensa – Catholic.net)
Pensamiento del día ¿Te
ofendieron? ¡Ámalos!¿Te
traicionaron? ¡Ámalos!¿Te
lastimaron? ¡Ámalos!Tú
tienes a Cristo,ellos
aún no lo descubren...Ayúdalos
a llegar a Jesús» Tema del día:Reza por mí Rezar es una
conversación con Dios. Es el momento de más calma del día, y, en mi caso, el de
primera hora de la mañana, el agua de la ducha caliente cayendo despacio sobre
los hombros.
Rezar es una fotografía
en sepia, un regreso a la casa de tus abuelos y al tiempo sin tiempo de tu
infancia.
Es un Padre Nuestro
hablando con Dios para que te ayude en los exámenes. Es el refugio del frío y
el silencio acogedor. Rezar es tener memoria.
Rezar es lo que va antes
del trabajo o después del trabajo y lo que nunca lo suplanta.
Es lo único que puedes
hacer cuando ya no puedes hacer más y es la forma de comprometerse de quien no
tiene otro medio de hacerlo, como cuando rezamos por un enfermo que se va a
operar y ya está todo en manos del cirujano (y de Dios).
Rezar hace milagros, ofrece consuelo al que reza y
a aquel por quien se reza.
Rezar nunca es inútil,
porque siempre conforta.
Rezar es decir rezaré
por ti y también, reza por mí.
Rezar es la aceptación
de tus limitaciones. Es aprender a resignarse cuando lo que pudo ser no ha
sido. Es vivir sin rencor, aprender a olvidar, aceptar la derrota con dignidad
y celebrar el triunfo con humildad.
Rezar es buscar las fuerzas si no se tienen y
confiar en que las cosas van a ser como deberían ser.
Rezar es optimismo, no
dar nada por perdido, luchar y resistir. Rezar es fragilidad y entereza.
Rezar es desconectar y
apagar el móvil. Es introspección en la sociedad del exhibicionismo. Es
relajarse y calmar los nervios. Y prepararse mentalmente para lo que ha de
venir. No es sólo buscar el coraje, sino también la inspiración, la idea, el
enfoque, la luz, el claro en medio de la espesura.
Rezar es razonar, aunque
parezca lo más irracional que haya. Es la mente funcionando como cuando juegas
un partido de tenis. Es planificar y anticipar las jugadas. Es abstracción en
los tiempos de lo concreto y lo material. Es pausa en un mundo excitado. Es
calma cuando todo es ansiedad. Y es aburrido en la dictadura de lo divertido.
Rezar es una forma
extrema de independencia.
Rezar es un placer
oculto, que se reserva para la intimidad. Un acto privado y casi a escondidas,
que, cuando se hace acompañado, necesita mucha confianza.
Rezar es una declaración
de amor por la persona que tienes en tus rezos. Es derramar tu cariño sobre los
que más quieres y sentir el cariño de los que rezan por ti.
Rezar es tener a otros
en tus oraciones y estar en las oraciones de otros, que es mucho más que estar
sólo en su memoria.
Rezar y sobre todo que
recen por ti, es la mayor aspiración que uno puede tener en la vida. Un
privilegio inmenso. Es querer tanto a alguien como para rezar por él y que
alguien te quiera tanto como para rezar por ti.
¿Cabe mayor felicidad?
¿Existe mayor plenitud que la de saber que hay una madre, un hermano, un hijo o
un amigo que quiere que Dios te proteja y te dé salud, y te ilumine, y te
ayude, y te acompañe, y esté siempre contigo?
Rezar es tener fe. Tener
fe en Dios, en la vida, en las personas, en tus amigos, en tus hijos, en tus
padres.
Rezar es un súper poder
que nos predispone al bien.
Rezar es creer y ser
practicante de un mundo mejor.
.
(Texto de Miguel Ángel Robles)
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Meditaciones de “Pequeñas Semillitas” Millones de católicos diariamente rezan la oración del Avemaría, a veces
con prisa, sin pensar en lo que dicen. Sin embargo... ¡Esta oración es una mina
de oro!
San Bernardo y muchos otros santos enfatizaron que María nunca se negó a
escuchar las oraciones de sus hijos. ¿Por qué rechazar el amor y el consuelo
que nos ofrece la dulce Madre de Dios?
Hugo Lammer era un cristiano convencido pero era un predicador violento
contra la Iglesia Católica. Un día, se encontró con una explicación del Ave
María que lo deleitó, y comenzó a rezarla todos los días. Entonces toda su
animosidad anticatólica desapareció como por arte de magia. Se convirtió en
sacerdote y profesor de teología católica en Breslau (Wroclaw, en alemán
Breslau, una ciudad de Silesia, Polonia).
Hay miles de historias similares: un sacerdote está cerca de un hombre que
muere desesperado debido a sus pecados y falta de fe. El hombre se niega a
confesarse. El sacerdote consigue que rece al menos un Ave María. Poco después,
el infeliz hace una confesión sincera y muere en la gracia de Dios.
🌸Una lágrima es eso que humedece los ojos del mundo. Y que el mundo se
empeña en ocultar. Es eso que nos tragamos tantas veces por soberbia, por
orgullo, por demostrar fortaleza y queda atorada en la garganta, apretada en el
corazón, comprimiéndonos todo. Es tan profunda, que no sabemos con certeza de
donde nace, ni si podrá morir alguna vez.
A veces una lágrima cicatriza una herida, lava una pena y ablanda un
dolor. Una lágrima es un recuerdo, una angustia, una desesperación, un
interrogante. Una lágrima puede ser a veces el comienzo del perdón, la primera
luz de la rectificación que hace estrechar una mano.
Una lágrima es a veces la gota mágica que hace cambiar por dentro cuando
tenemos que pagar nuestra cuota de dolor, la lágrima ayuda. Cuando la
derramamos en el corazón querido, o en la intimidad de la amistad, la lágrima
une, estrecha, funde.
La lágrima transforma, enseña, disuelve los rencores, las espinas, las
malas yerbas que van creciendo en la amistad e impidiendo acercarse, abrazarse,
comprenderse. La lágrima descubre. El que ignora tus motivos, no te conoce. La
lágrima es un don.
🌸Descubramos un factor decisivo que une a María y José: ambos viven la
obediencia de la fe que los apremia a ensanchar sus horizontes y a consentir a
un designio que da una orientación nueva a sus vidas. La búsqueda de la
voluntad de Dios puede deparar sorpresas, quizá obligue a redefinir papeles,
pero podemos dar por seguro que compacta la unión. Estar bien con Dios une.
Años más tarde el "niño" se queda en Jerusalén. María y José no
caen en una tentación fácil de la vida en pareja: la de reprocharse uno a otro
el problema que se ha creado; tal recriminación mutua no remedia nada y genera
un nuevo problema. José y María buscan juntos y sufren juntos: «Hijo -dirá
María a Jesús- ¿por qué nos has hecho esto? Tu padre y yo te buscábamos
angustiados» (Lc 2,48). Ambos esposos viven una intensa comunión de
sentimientos.
Hay, en fin, un nuevo motivo que crea unión: el ejercicio compartido de la
misión. Tras encontrar a Jesús en el templo, bajaron a Nazaret, y Jesús «siguió
bajo su autoridad» (Lc 2,51). Hasta la mayoría de edad, vivirá bajo una
autoridad que –como dice la etimología de la palabra– "hace crecer". Es que sólo sabe
mandar quien ha sabido obedecer. Y nosotros lo hemos visto, María y José sabían
obedecer.
(Pablo Largo Domínguez)
Un año con María Enero 21: José, entregado para recuperar
En los capítulos
37 al 50 del Génesis se nos cuenta la historia de José. Vemos que sus
hermanos lo entregan por envidia, pero no solo es una entrega, es una
cosificación, lo toman como una cosa.
Porque la envidia degrada y degenera. Cuando la envidia entra en vos, provocas
que los demás sean considerados de menos, pero en el fondo vos ya nos sumas en
tu propia vida ni en la de los demás. Todo esto es lo que lleva a destacar la
generosidad de José, que hace de él un hombre que salva a todo un pueblo creyente
y una comunidad de fe.
María logra mostrarnos junto con José que quien es
generoso con su vida salva, que quien no es rencoroso aporta a la vida de
todos. En esto puedes recordar que tu vida siempre debe estar marcada por la
generosidad. Más allá de aquellos que te envidien, siempre tu vida debe mirar
al otro no para destruirlo sino para aportarle. Tu vida, como la de José y
María, es un aporte desde el servicio que salva y anima.
(Padre Luis Zazano)
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