jueves, 9 de enero de 2025

Pequeñas Semillitas 5865

PEQUEÑAS SEMILLITAS
 
Año 20 - Número 5865 ~ Jueves 9 de Enero de 2025
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
¡Alabado sea Jesucristo!
La influencia de la oración en el cuerpo y en la mente humanos es tan cierta como la secreción de las glándulas. Sus resultados pueden ser medidos en términos de mayor salud, mayor vigor intelectual, mayor moralidad y mejor comprensión de la realidad sobre la cual descansan las realidades humanas. Si usted adquiere el hábito de orar con sinceridad, su vida cambiará notable y profundamente.
La oración marca con su influencia nuestras acciones y conductas. Una tranquilidad de modales, una relajación del cuerpo y del semblante se observa en aquellos que se enriquecen con la oración. En lo profundo de sus conciencias ha comenzado a brillar una luz.
Y el hombre se descubre a sí mismo. Se enfrenta con sus egoísmos, su tonta vanidad, sus desatinos. Cultiva un sentimiento de obligación moral y de humildad intelectual. Y de esa manera comienza a elevarse el alma hacia el Reino de la Gracia.
(Dr. Alexis Carrel)
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: 1 Juan 4, 19–5, 4
 
Salmo: Sal 71, 2. 14 y 15bc. 17
 
Santo Evangelio: Mc 6,45-52
Después que se saciaron los cinco mil hombres, Jesús enseguida dio prisa a sus discípulos para subir a la barca e ir por delante hacia Betsaida, mientras Él despedía a la gente. Después de despedirse de ellos, se fue al monte a orar. Al atardecer, estaba la barca en medio del mar y Él, solo, en tierra.
Viendo que ellos se fatigaban remando, pues el viento les era contrario, a eso de la cuarta vigilia de la noche viene hacia ellos caminando sobre el mar y quería pasarles de largo. Pero ellos viéndole caminar sobre el mar, creyeron que era un fantasma y se pusieron a gritar, pues todos le habían visto y estaban turbados. Pero Él, al instante, les habló, diciéndoles: «¡Ánimo!, que soy yo, no temáis!». Subió entonces donde ellos a la barca, y amainó el viento, y quedaron en su interior completamente estupefactos, pues no habían entendido lo de los panes, sino que su mente estaba embotada.
 
Comentario:
Hoy, contemplamos cómo Jesús, después de despedir a los Apóstoles y a la gente, se retira solo a rezar. Toda su vida es un diálogo constante con el Padre, y, con todo, se va a la montaña a rezar. ¿Y nosotros? ¿Cómo rezamos? Frecuentemente llevamos un ritmo de vida atareado, que acaba siendo un obstáculo para el cultivo de la vida espiritual y no nos damos cuenta de que tan necesario es “alimentar” el alma como alimentar el cuerpo. El problema es que, con frecuencia, Dios ocupa un lugar poco relevante en nuestro orden de prioridades. En este caso es muy difícil rezar de verdad. Tampoco se puede decir que se tenga un espíritu de oración cuando solamente imploramos ayuda en los momentos difíciles.
Encontrar tiempo y espacio para la oración pide un requisito previo: el deseo de encuentro con Dios con la conciencia clara de que nada ni nadie lo puede suplantar. Si no hay sed de comunicación con Dios, fácilmente convertimos la oración en un monólogo, porque la utilizamos para intentar solucionar los problemas que nos incomodan. También es fácil que, en los ratos de oración, nos distraigamos porque nuestro corazón y nuestra mente están invadidos constantemente por pensamientos y sentimientos de todo tipo. La oración no es charlatanería, sino una sencilla y sublime cita con el Amor; es relación con Dios: comunicación silenciosa del “yo necesitado” con el “Tú rico y trascendente”. El gusto de la oración es saberse criatura amada ante el Creador.
Oración y vida cristiana van unidas, son inseparables. En este sentido, Orígenes nos dice que «reza sin parar aquel que une la oración a las obras y las obras a la oración. Sólo así podemos considerar realizable el principio de rezar sin parar». Sí, es necesario rezar sin parar porque las obras que realizamos son fruto de la contemplación; y hechas para su gloria. Hay que actuar siempre desde el diálogo continuo que Jesús nos ofrece, en el sosiego del espíritu. Desde esta cierta pasividad contemplativa veremos que la oración es el respirar del amor. Si no respiramos morimos, si no rezamos expiramos espiritualmente.
* Rev. D. Melcior QUEROL i Solà (Ribes de Freser, Girona, España) © Textos de Evangeli.net 
 
Santoral Católico:
San Adrián de Canterbury
Nació en África. Era abad de Nérida, cerca de Nápoles cuando el Papa San Vitalinano lo escogió por su ciencia y virtud para instruir a la nación inglesa de Canterbury, aún joven en la fe. San Adrián trató de declinar la elección recomendando a San Teodoro para el cargo, pero se mostró dispuesto a compartir los trabajos de la misión. El Papa accedió a su petición y lo nombró asistente y consejero del nuevo Obispo. San Teodoro lo nombró abad del monasterio de San Pedro y San Pablo de Canterbury, donde nuestro santo enseñó el griego, el latín, la ciencia de los Padres, y sobre todo la virtud. San Adrián ilustró el país con su doctrina y el ejemplo de su vida, durante treinta y nueve años. Murió el 9 de enero del año 710.
Para más información hacer clic acá.
(ACI Prensa – Catholic.net)
 
Pensamiento del día
«No quiero desconfiar de la bondad de Dios, por más débil y frágil que me sienta. Más aún, si a causa del terror y el espanto viera que estoy ya a punto de ceder, me acordaré de san Pedro, cuando, por su poca fe, empezaba a hundirse por un solo golpe de viento, y haré lo que él hizo. Gritaré a Cristo: Señor, sálvame»
(SANTO TOMÁS MORO)
 
Historias:
El gol más importante
Miguel era un muchacho a quien le gustaba mucho el fútbol. De hecho, pertenecía a un club muy popular en su barrio. Siempre que su equipo jugaba se veía al padre de Miguel en las tribunas, alentando al equipo de su hijo.
 
Sin embargo, había un detalle: el entrenador nunca consideraba a Miguel como titular y las pocas veces que lo hacía saltar al campo, él jugaba con desgana y mal. A pesar de eso, Miguel siempre iba acompañado de su padre a los partidos y siempre se veía a su padre como el más entusiasta de los hinchas.
 
Sucedió que un día antes del partido más importante de esa temporada, el padre de Miguel cayó enfermo y no pudo asistir. El día del encuentro, ya en los vestuarios y mientras los jugadores se preparaban para el partido, el entrenador recibió una llamada. La noticia recibida le puso un rostro de consternación. Al terminar, se dirigió hacia Miguel lentamente. - Necesito hablar contigo un momento, le dijo.
 
- Miguel, la llamada que acabo de recibir era de la clínica donde está internado tu padre. Hace una hora entró en coma cerebral y me acaban de decir que ha muerto en brazos de tu madre.
 
Al escuchar esto Miguel se puso a llorar desconsoladamente.
- Tienes que ser fuerte muchacho, le decía el entrenador.
 
De pronto, retirando las manos del rostro, con voz serena y lágrimas en los ojos, pero con una gran determinación, Miguel le dijo al entrenador:
- Quiero jugar este partido. Quiero que me deje jugar, aunque sea unos minutos.
 
Sorprendido, el entrenador no podía creer que después de darle una noticia tan terrible, el muchacho tuviese ánimos para jugar. Lo pensó por un momento, y diciendo para sus adentros que jugando unos minutos no afectaría al rendimiento del equipo, le pidió que se cambiara, que jugaría desde el principio, al menos el primer tiempo.
 
Esa tarde Miguel no falló un pase. Fue una muralla infranqueable. Tan bien jugó que el entrenador lo mantuvo en el campo todo el partido. Incluso el gol que le dio la victoria a su equipo fue obra de Miguel.
 
Las tribunas enloquecieron coreando su nombre. Fue sin duda, el partido de su vida. Al final del encuentro, y ya cuando todos los jugadores se habían retirado a celebrar el triunfo, el entrenador encontró a Miguel parado en la cancha mirando hacia la tribuna en donde tantas veces se había sentado su padre para animar a su equipo. Al acercársele, notó que el muchacho aunque con lágrimas en los ojos, miraba hacia la tribuna fijamente,
 
- Miguel, quisiera tener las palabras exactas con las cuales poder reconfortarte en estos momentos. Sé la estrecha relación que tenías con tu padre y creo saber cuánto te ha afectado. Hoy has jugado como nunca te he visto jugar. Y aunque quizás no sea apropiado preguntarte ahora, me gustaría saber por qué quisiste jugar esta tarde, Miguel.
 
Miguel miró al entrenador y le dijo:
 
- Mire, muchas veces usted vio a mi padre sentado en la tribuna ¿verdad?
 
- Sí, siempre venía para animar al equipo aunque supiera que tú no ibas a jugar.
 
- No señor -le interrumpió Miguel- Mi padre no sabía que yo no jugaba. Mi padre era ciego, señor.
 
Unas lágrimas recorrieron nuevamente el rostro del muchacho.
 
- Por eso cuando me tocaba jugar, yo no jugaba bien porque sabía que él, a pesar de estar en la tribuna, no me veía. Yo siempre al final de los partidos le decía que había hecho tal o cual jugada y notaba cómo se le iluminaba el rostro de satisfacción. Sin embargo, esta tarde yo sí sabía que él me estaba mirando desde el cielo, por eso, yo me esforcé mucho para que él me viera jugar bien. ¡Gracias señor, gracias por haber permitido que mi padre me viera jugar al fútbol por primera vez...!
 
En ese momento, el muchacho se abrazó fuertemente al entrenador, desahogaron su pena y su dolor. Desde ese día, Miguel no dejó nunca de jugar un partido y siempre que convertía un gol, se acercaba a la tribuna donde se sentaba su padre, mirando y levantando las manos hacia el cielo.
 
Mira hoy a tu hijo si lo tienes o cuando lo tengas. y nunca dejes de mirarlo. Más que con los ojos, míralo con el corazón.
 
En el juego de la vida, tú siempre eres titular. Trata siempre de jugar muy bien y jugar limpio en todas las cuestiones de la vida, porque tanto tu Madre Celestial, la Virgen María, como Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo te están viendo y amando de corazón. ¡No les defraudes jugando a ser una persona mediocre y desganada!
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(Tomado del Web Católico de Javier )
 
Difundan "Pequeñas Semillitas" 
Para los que leen diariamente “Pequeñas Semillitas” por correo electrónico o por el canal de WhatsApp, va este pedido: les pido por favor que las compartan con sus amigos y contactos, para que la alegría del Evangelio llegue a muchos corazones más en todo el mundo.
A la vez, les pueden transmitir que quedan todavía unos pocos lugares disponibles para inscribirse y recibirlas por email (pedirlas a feluzul@gmail.com) y un número ilimitado de plazas vacantes en el canal de WhatsApp al cual pueden acceder entrando en este link: https://whatsapp.com/channel/0029VablI734o7qTX6m58i2X y una vez allí tocan “ver canal” y a continuación “seguir”.
 
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
Cuando tengamos que resolver una cuestión delicada, vayamos a María, acudamos a Ella, porque María todo lo puede ante Dios, y Ella nos lo volverá favorable.
Si queremos pedir especialmente por algún pecador o descarriado, ¡qué mejor que acudir a la Santísima Virgen, Refugio de los pecadores, para que sea Ella quien defienda a ese miserable de la ira divina!
No hay mayor recurso para los hombres que quieren obtener algo de Dios, que ir a los pies de la Virgen y suplicarle de rodillas.
María jamás despacha a ninguno sin haberlo socorrido, o al menos le da alivio y paz espiritual hasta que la cosa se solucione de la mejor manera.
Confiemos en María que fue creada por Dios para que interceda por nosotros ante su Majestad infinita, ya que Dios no quiere castigar a los pecadores, y necesita que alguien, María, se interponga entre Él y los hombres.
Pidamos a la Virgen que nos libre de todo mal, a nosotros y a nuestros seres queridos, porque si hacemos así, estemos seguros de que Ella no desoirá nuestras humildes súplicas y nos concederá la paz en la familia, la felicidad y la alegría espiritual, pues María es llamada también: “Causa de nuestra alegría”.
🌸
Creer en un solo Dios tiene muchas ventajas. Entre ellas, que sólo ante ese Dios se dobla la rodilla. Chesterton decía que el problema del siglo XXI no va a ser creer en Dios sino creer en muchos falsos dioses, pues cuando uno no cree en Dios es capaz de creer en cualquier cosa, como en la política, o en el dinero, o en el placer. Para el cristiano, nada ni nadie puede pretender ocupar el lugar de Dios en el corazón y en la vida. Ni el trabajo, ni la política, ni la patria, ni tan siquiera la familia pueden estar antes que Dios, tal y como nos exige el primer mandamiento: “Amarás a Dios sobre todas las cosas”.
Eso no significa que no tengamos que amar a los amigos, al trabajo, a la patria, a los familiares. Significa que, si en alguna ocasión esos amores pretenden competir con Dios y separarnos de él, tendremos que recordar y recordarles que somos cristianos y que precisamente por eso sólo ante Dios nos postramos y sólo a él adoramos.
A la vez, este estricto monoteísmo que profesamos nos enseña que sólo de Dios podemos esperarlo todo y sólo en Él podemos encontrar la felicidad. Eso nos ayuda a ser menos exigentes con los demás, a entender que, como ellos no son Dios, es normal que no sean perfectos y, sobre todo, a no pretender que ellos nos hagan felices, pues como mucho pueden colaborar a que lo seamos, pero no pueden darnos la felicidad plena pues eso escapa a las posibilidades de cualquier ser humano. También nos ayuda a no desesperar de nosotros mismos al comprobar nuestras imperfecciones; basta con que estemos en la lucha por alcanzar la santidad, con que empecemos cada vez que hemos caído.
🌸
Llama la atención, en la sequedad del terreno, encontrar la belleza de una flor. Y es que también hay flores que sólo crecen en terrenos secos o arenosos.
Cuando nos disponemos a orar, muchas veces nos desanimamos porque nuestra oración es árida. Y no nos damos cuenta del enorme valor que tiene seguir con nuestra vida de cara a Dios, aun cuando nuestras manos se cansaron de estar abiertas, nuestro oído, se cansó de afinarse, y nuestro corazón de sostener entreabierta su puerta.
Ese seguir simplemente de cara a Dios es el nutriente necesario para que florezca eso que sólo en la sequedad puede florecer: “el abandono”. Es como si con la flor de nuestra imagen dijéramos: “Señor, no hay nada ni nadie que pueda poner sus ojos en esta sequedad, ya que nada se espera que atraiga o sea significativo. Sin embargo, este abandono es para Vos, que sos capaz de descubrirlo y cuidarlo. Lo único que tengo para ofrecer es esta flor, es mi abandono.”
Ciertamente no habrá belleza más grande para Dios, que semejante flor, en medio de tremenda sequedad. Una flor así, sólo Dios es capaz de conseguirla con su gracia.
(Javier Albisu S.J.)
 
                 Un año con María                         
                               
Enero 9: Obra maravillas
El Señor obra maravillas, porque tu vida es una maravilla. María lo declara así en el Magníficat. El tema es que tú tienes que ver la vida misma como una maravilla, y para ello se necesita visión sobrenatural: comprender que en todas las cosas hay un por qué de Dios.
Una de las cosas que nos vamos perdiendo con el tiempo es dejarnos sorprender por Dios. Lo cotidiano se hace monótono y ya nada nos admira, al contrario, nos pesa y nos hace ver como algo más del montón. Imagino a nuestra Madre cómo miraba a Jesús cada día, en el pesebre, o en el taller, o con los discípulos, incluso en la cruz. Logró ver en Jesús la vida misma. (Padre Luis Zazano)
 
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
 
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