domingo, 17 de noviembre de 2024

Pequeñas Semillitas 5819

PEQUEÑAS SEMILLITAS
 
Año 19 - Número 5819 ~ Domingo 17 de Noviembre de 2024
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
¡Alabado sea Jesucristo!
En este penúltimo domingo del tiempo ordinario, la liturgia nos habla de la segunda venida de Cristo. El Señor vendrá sobre las nubes revestido de majestad y poder. Es el mismo Hijo del hombre, misericordioso y compasivo, que los discípulos conocieron durante su itinerario terreno. Cuando llegue el momento de su manifestación gloriosa, vendrá a consumar definitivamente la historia humana.
A través del simbolismo de fenómenos cósmicos, el evangelista san Marcos recuerda que Dios pronunciará, en el Hijo, su juicio sobre la historia de los hombres, poniendo fin a un universo corrompido por la mentira y desgarrado por la violencia y la injusticia. El Evangelio nos consuela, presentándonos la figura victoriosa de Cristo, juez de la historia. Él, con su presencia, ilumina la oscuridad e incluso la desesperación del hombre, y da a quien confía en él la certeza consoladora de su asistencia constante.
Invocando a Cristo, seguid cumpliendo con generosidad vuestro deber. Innumerables personas os contemplan y confían en vosotros, con la esperanza de poder disfrutar de una vida marcada por la serenidad, el orden y la paz.
(San Juan Pablo II)
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Dn 12, 1-3
 
Salmo: Sal 15, 5 y 8. 9-10. 11
 
Segunda Lectura: Heb 10, 11-14. 18
 
Santo Evangelio: Mc 13,24-32
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «En aquellos días, después de la tribulación aquella, el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y los astros estarán cayendo del cielo, y las fuerzas que hay en los cielos serán sacudidas. Entonces, verán al Hijo del hombre viniendo en las nubes con gran poder y gloria. Y entonces enviará a los ángeles, y congregará a sus elegidos de los cuatro vientos, desde la extremidad de la tierra hasta la extremidad del cielo.
»De la higuera aprended la semejanza: cuando ya sus ramas se ponen tiernas, y brotan las hojas, conocéis que el verano está cerca; así también, cuando veáis suceder todo esto, sabed que Él está cerca, a las puertas. En verdad, os digo, la generación ésta no pasará sin que todas estas cosas se hayan efectuado. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. Mas en cuanto al día y la hora, nadie sabe, ni los mismos ángeles del cielo, ni el Hijo, sino el Padre».
 
Comentario:
Hoy recordamos cómo, al comienzo del año litúrgico, la Iglesia nos preparaba para la primera llegada de Cristo que nos trae la salvación. A dos semanas del final del año, nos prepara para la segunda venida, aquella en la que se pronunciará la última y definitiva palabra sobre cada uno de nosotros.
Ante el Evangelio de hoy podemos pensar que “largo me lo fiais”, pero «Él está cerca» (Mc 13,29). Y, sin embargo, resulta molesto —¡hasta incorrecto!— en nuestra sociedad aludir a la muerte. Sin embargo, no podemos hablar de resurrección sin pensar que hemos de morir. El fin del mundo se origina para cada uno de nosotros el día que fallezcamos, momento en el que terminará el tiempo que se nos habrá dado para optar. El Evangelio es siempre una Buena Noticia y el Dios de Cristo es Dios de Vida: ¿por qué ese miedo?; ¿acaso por nuestra falta de esperanza?
Ante la inmediatez de ese juicio hemos de saber convertirnos en jueces severos, no de los demás, sino de nosotros mismos. No caer en la trampa de la autojustificación, del relativismo o del “yo no lo veo así”... Jesucristo se nos da a través de la Iglesia y, con Él, los medios y recursos para que ese juicio universal no sea el día de nuestra condenación, sino un espectáculo muy interesante, en el que por fin, se harán públicas las verdades más ocultas de los conflictos que tanto han atormentado a los hombres.
La Iglesia anuncia que tenemos un salvador, Cristo, el Señor. ¡Menos miedos y más coherencia en nuestro actuar con lo que creemos! «Cuando lleguemos a la presencia de Dios, se nos preguntarán dos cosas: si estábamos en la Iglesia y si trabajábamos en la Iglesia; todo lo demás no tiene valor» (San J. H. Newman). La Iglesia no sólo nos enseña una forma de morir, sino una forma de vivir para poder resucitar. Porque lo que predica no es su mensaje, sino el de Aquél cuya palabra es fuente de vida. Sólo desde esta esperanza afrontaremos con serenidad el juicio de Dios.
* Rev. D. Pedro IGLESIAS Martínez (Ripollet, Barcelona, España) © Textos de Evangeli.net 
 
Pensamiento del día
«Si estás dormido y tu corazón no está en vela, Él se marcha sin haber llamado; pero si tu corazón está en vela, llama y pide que se le abra la puerta»
(SAN AMBROSIO)
 
Predicación del Evangelio:
Cerca del final
Hemos llegado a las últimas dos semanas del año litúrgico. Demos gracias al Señor porque nos ha concedido recorrer, una vez más, este camino de fe —antiguo y siempre nuevo— en la gran familia espiritual de la Iglesia. Es un don inestimable, que nos permite vivir en la historia el misterio de Cristo, acogiendo en los surcos de nuestra existencia personal y comunitaria la semilla de la Palabra de Dios, semilla de eternidad que transforma desde dentro este mundo y lo abre al reino de los cielos. En el itinerario de las lecturas bíblicas dominicales, este año nos ha acompañado el evangelio de san Marcos, que hoy presenta una parte del discurso de Jesús sobre el final de los tiempos. En este discurso hay una frase que impresiona por su claridad sintética: "El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán" (Mc 13, 31). Detengámonos un momento a reflexionar sobre esta profecía de Cristo.
 
La expresión "el cielo y la tierra" aparece con frecuencia en la Biblia para indicar todo el universo, todo el cosmos. Jesús declara que todo esto está destinado a "pasar". No sólo la tierra, sino también el cielo, que aquí se entiende en sentido cósmico, no como sinónimo de Dios. La Sagrada Escritura no conoce ambigüedad: toda la creación está marcada por la finitud, incluidos los elementos divinizados por las antiguas mitologías: en ningún caso se confunde la creación y el Creador, sino que existe una diferencia precisa. Con esta clara distinción, Jesús afirma que sus palabras "no pasarán", es decir, están de la parte de Dios y, por consiguiente, son eternas. Aunque fueron pronunciadas en su existencia terrena concreta, son palabras proféticas por antonomasia, como afirma en otro lugar Jesús dirigiéndose al Padre celestial: "Las palabras que tú me diste se las he dado a ellos, y ellos las han aceptado y han reconocido verdaderamente que vengo de ti, y han creído que tú me has enviado" (Jn 17, 8).
 
En una célebre parábola, Cristo se compara con el sembrador y explica que la semilla es la Palabra (cf. Mc 4, 14): quienes oyen la Palabra, la acogen y dan fruto (cf. Mc 4, 20), forman parte del reino de Dios, es decir, viven bajo su señorío; están en el mundo, pero ya no son del mundo; llevan dentro una semilla de eternidad, un principio de transformación que se manifiesta ya ahora en una vida buena, animada por la caridad, y al final producirá la resurrección de la carne. Este es el poder de la Palabra de Cristo.
 
Queridos amigos, la Virgen María es el signo vivo de esta verdad. Su corazón fue "tierra buena" que acogió con plena disponibilidad la Palabra de Dios, de modo que toda su existencia, transformada según la imagen del Hijo, fue introducida en la eternidad, cuerpo y alma, anticipando la vocación eterna de todo ser humano. Ahora, en la oración, hagamos nuestra su respuesta al ángel: "Hágase en mí según tu palabra" (Lc 1, 38), para que, siguiendo a Cristo por el camino de la cruz, también nosotros alcancemos la gloria de la resurrección.
.
(Papa Benedicto XVI – Imagen: Parroquia Divino Salvador)
 
Nuevo vídeo y artículo
 
Hay un nuevo vídeo subido al blog
de "Pequeñas Semillitas" en internet
referido al Evangelio de este Domingo.
Para verlo tienes que ir al final de esta página:
 
Hay nuevo material publicado en el blog
"Juan Pablo II inolvidable"
sobre el tema: “El Papa y el mendigo”
Puedes acceder en la dirección:
 
Agradecimientos
Imaginemos que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.
 
💕 Desde Buenos Aires, Argentina, Cecilia Claudia B. y su esposo agradecen a Dios por la protección en su viaje a San Luis en medio de una tormenta de lluvia y viento. El Señor y la Virgen siempre los han protegido en sus viajes anuales a dicha provincia.
 
Oremos: Bendito seas, Dios mío, porque a pesar de ser yo indigno de toda ayuda, tu generosidad e infinita bondad nunca dejan de otorgar el bien aún a los ingratos y a los que se han apartado de ti. Conviértenos a ti, para que seamos agradecidos, humildes y piadosos, pues Tú eres nuestra salud, nuestra fortaleza y nuestra salvación.
 
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
“El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán” (Mc 13,31).
Las palabras de Cristo, presencia auténtica del propio Cristo, no pasan nunca en vano. No sólo no pierden actualidad, sino que, si se las escucha con los oídos del alma, nunca dejan de producir sus frutos en el corazón del hombre.
Pero para eso, para que se las escuche, hay que saber hacer callar a otras voces. A veces éstas proceden de nuestros egoísmos e instintos. En otras ocasiones son voces que están fuera de nosotros y que pugnan por desbancar a Dios del primer lugar de nuestro corazón para ocuparlo ellas y los que las pronuncian. Conviene, pues, examinar nuestra conciencia para descubrir si son las palabras de Cristo, su mensaje transmitido a través de la Iglesia, el que guía nuestra vida o si son otros -los famosos, los políticos, los periodistas- los que han ocupado su lugar. Aunque estas “palabras de hombres” se presenten ante nuestra inteligencia y ante nuestros intereses de una manera seductora, atractiva, no debemos olvidar que lo mismo ha sucedido ya en otras ocasiones en el pasado, con trágicas consecuencias para las personas y los pueblos que las escucharon, como el nazismo o el marxismo. Sólo las palabras de Cristo, la “palabra de Dios” produce vida. Sólo ella nos dice la verdad, incluso aquella parte de la verdad que nos escuece, que desnuda ante nuestros ojos nuestros pecados, esos que querríamos que permanecieran ocultos.
Hagamos, por lo tanto, un esfuerzo por acoger la palabra del Señor íntegramente, sin permitir que nadie la censure en nuestro corazón o fuera de nosotros. Y, después, intentemos con la mayor seriedad posible llevarla a la práctica.
(Padre Santiago Martín)
 
Extractos de cartas del Padre Pío
(Recopilación: P. Gianluigi Pasquale en “365 días con el Padre Pío”)
17 de noviembre
Sé que no te convencerás, que no lo verás claro, que no experimentarás el consuelo de esta gran verdad, mientras dure esta prueba; pero obedece las indicaciones de quien ante Dios ama tu alma igual que ama la suya y basta. «Querría –repito las palabras que Dios dijo un día a la santa virgen Gertrudis–, querría que mis elegidos se convencieran de esta verdad: que me agradan mucho sus oraciones y sus buenas obras cuando me sirven a costa del propio sufrimiento. Servirme a costa del propio sufrimiento quiere decir que, no sintiendo alegría alguna de sabrosa satisfacción, siguen realizando fielmente sus oraciones y sus ejercicios piadosos del mejor modo, y confían en que yo aceptaré todo de buen grado por mi bondad». Después el Señor añadió estas significativas palabras: «Has de saber, Gertrudis, que la mayor parte de las personas piadosas lo son de forma que, si yo les diera satisfacciones y consuelos espirituales, estos no les servirían para su salvación y,
lejos de acrecentar sus méritos, los perderían».
Y que esto, por desgracia, es así, puedo demostrarlo por la prolongada experiencia de un alma muy unida a mí. Por eso, hija mía, vive en paz, que ya llegará el día en que el Señor, también a ti, te hará conocer la verdad de cuanto se te dice, o, mejor dicho, te concederá convencerte de ello; pues tú logras conocer que se te dice la verdad, ya que nadie quiere engañarte, pero no logras convencerte.
(30 de marzo de 1917, a Maria Gargani, Ep. III, 269)
 
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
 
PÁGINAS DE FELIPE DE URCA:
 
”PEQUEÑAS SEMILLITAS”
”JUAN PABLO II INOLVIDABLE”
FACEBOOK de “FELIPE DE URCA”
FACEBOOK de “PEQUEÑAS SEMILLITAS”
Canal de WHATSAPP de “PEQUEÑAS SEMILLITAS”
”X” (ex TWITTER) de “PEQUEÑAS SEMILLITAS”
INSTAGRAM: FELIPE DE URCA

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Gracias por participar comentando! Por favor, no te olvides de incluir tu nombre y ciudad de residencia al finalizar tu comentario dentro del cuadro donde escribes.