jueves, 8 de agosto de 2024

Pequeñas Semillitas 5718

PEQUEÑAS SEMILLITAS
 
Año 19 - Número 5718 ~ Jueves 8 de Agosto de 2024
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
¡Alabado sea Jesucristo!
Cuentan que un maestro quería enseñarles una lección especial a sus alumnos, y para ello les dio la oportunidad de escoger entre tres exámenes: uno de cincuenta preguntas, uno de cuarenta y uno de treinta.
A los que escogieron el de treinta les puso una "C", sin importar que hubieran contestado correctamente todas las preguntas. A los que escogieron el de cuarenta les puso una "B", aun cuando más de la mitad de las respuestas estuvieran mal. Y a los que escogieron el de cincuenta les puso una "A", aunque se hubieran equivocado en casi todas.
Como los estudiantes no entendían nada, el maestro les explicó: "Queridos alumnos: permítanme decirles que yo no estaba examinando su conocimiento sino su voluntad de apuntar a lo alto".
Nuestra meta como seres humanos debe ser siempre apuntar a lo alto, no solamente en nuestros proyectos de vida tales como profesión, estudios, negocios etc., sino también fijarnos la meta en aquello que tiene aún más valor.
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Jer 31, 31-34
 
Salmo: Sal 50, 12-13. 14-15. 18-19
 
Santo Evangelio: Mt 16,13-23
En aquellos días, llegado Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: «¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?». Ellos dijeron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías, otros, que Jeremías o uno de los profetas». Díceles Él: «Y vosotros ¿quién decís que soy yo?». Simón Pedro contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo». Replicando Jesús le dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos». Entonces mandó a sus discípulos que no dijesen a nadie que Él era el Cristo.
Desde entonces comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que Él debía ir a Jerusalén y sufrir mucho de parte de los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, y ser matado y resucitar al tercer día. Tomándole aparte Pedro, se puso a reprenderle diciendo: «¡Lejos de ti, Señor! ¡De ningún modo te sucederá eso!». Pero Él, volviéndose, dijo a Pedro: «¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Escándalo eres para mí, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres!».
 
Comentario:
Hoy Jesús proclama afortunado a Pedro por su atinada declaración de fe: «Simón Pedro contestó: ‘Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo’. Replicando Jesús le dijo: ‘Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos’» (Mt 16,16-17). En esta felicitación Jesús promete a Pedro el primado en su Iglesia; pero poco después ha de hacerle una reconvención por haber manifestado una idea demasiado humana y equivocada del Mesías: «Tomándole aparte Pedro, se puso a reprenderle diciendo: ‘¡Lejos de ti, Señor! ¡De ningún modo te sucederá eso!’. Pero Él, volviéndose, dijo a Pedro: ‘¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Escándalo eres para mí, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres!’» (Mt 16,22-23).
Hay que agradecer a los evangelistas que nos hayan presentado a los primeros discípulos de Jesús tal como eran: no como unos personajes idealizados, sino gente de carne y hueso, como nosotros, con sus virtudes y defectos; esta circunstancia los aproxima a nosotros y nos ayuda a ver que el perfeccionamiento en la vida cristiana es un camino que todos debemos hacer, pues nadie nace enseñado.
Dado que ya sabemos cómo fue la historia, aceptamos que Jesucristo haya sido el Mesías sufriente profetizado por Isaías y haya entregado su vida en la cruz. Lo que más nos cuesta aceptar es que nosotros tengamos que continuar haciendo presente su obra a través del mismo camino de entrega, renuncia y sacrificio. Imbuidos como estamos en una sociedad que propugna el éxito rápido, aprender sin esfuerzo y de modo divertido, y conseguir el máximo provecho con el mínimo de labor, es fácil que acabemos viendo las cosas más como los hombres que como Dios. Una vez recibido el Espíritu Santo, Pedro aprendió por dónde pasaba el camino que debía seguir y vivió en la esperanza. «Las tribulaciones del mundo están llenas de pena y vacías de premio; pero las que se padecen por Dios se suavizan con la esperanza de un premio eterno» (San Efrén).
* Rev. D. Joaquim MESEGUER García (Rubí, Barcelona, España) © Textos de Evangeli.net
 
Santoral Católico:
Santo Domingo de Guzmán
[Murió el 6 de agosto y su memoria se celebra el 8 del mismo mes]. Nació en Caleruega (Burgos, España) hacia el año 1171. Estudió teología en Palencia. Como sacerdote y canónigo de la diócesis de Osma, acompañó a su obispo al norte de Europa, y en aquellos viajes conoció los graves problemas de la Iglesia, los estragos que hacían las herejías, en particular la albigense en el sur de Francia, la deficiente preparación del clero, la vida poco ejemplar de clérigos y laicos. Consciente de la situación, se entregó a la predicación, y para dar mayor alcance a su tarea evangelizadora fundó, con los compañeros que se le adhirieron, la Orden de Predicadores o de los Dominicos, cuya influencia fue enorme en el siglo XIII y lo ha seguido siendo. Adoptó la Regla de San Agustín a la que se añadieron las Constituciones propias. La tradición ha unido en fraterno abrazo a santo Domingo y a san Francisco, símbolo de la comunión de sus dos familias al servicio de la Iglesia. Murió en Bolonia el 6 de agosto de 1221 y fue canonizado en 1234.
Oración: Te pedimos, Señor, que santo Domingo de Guzmán, insigne predicador de tu palabra, ayude a tu Iglesia con sus enseñanzas y sus méritos, e interceda también con bondad por nosotros. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Para más información hacer clic acá.
(Directorio Franciscano – ACI Prensa – Catholic.net)
 
Pensamientos de Santo Domingo
 
🌞
«La familia cristiana es ‘familia doméstica’, primera comunidad evangelizadora»
🌞
«El testimonio de vida cristiana es la primera e insustituible forma de evangelización»
 
Tema del día:
Un camino de vida
Llegar a vivir a Cristo es un largo camino. Cotidianamente se nos presenta con exigencias nuevas. Cada día requiere, de nosotros, lo mejor para, siempre, estar avanzando. Por ello es un camino que requiere estar preparados. Sabemos que no alcanza con una simple preparación sino que necesario se nos hace el estar bien preparados.
 
Una de las exigencias primeras es la libertad del querer ponernos en camino. Es una tarea que requiere de nuestra libertad.
 
No se transita por el camino a Cristo como producto de alguna disposición obligatoria ni como resultado de un mero ejercicio de rutina. No se nos arrastra ni obliga a caminar a Cristo. Libremente nos ponemos a caminar. Al hacerlo habremos de descubrir que no estamos solos en esto de ponernos a caminar.
 
El camino es una realidad que realizamos con otros. Es, siempre, una experiencia de Iglesia en cuanto a pueblo que camina. Por más que seamos los responsables de nuestros pasos nunca estamos solos y ello hace que experimentemos una cierta corresponsabilidad con el caminar de otros. Esto de caminar con otros no es un ejercicio de delegación sino de comunión y corresponsabilidad.
 
Como es un camino largo se nos hace necesario estar provistos del adecuado equipaje. No podemos llevar demasiadas cosas puesto que, de hacerlo, estaríamos entorpeciendo nuestros pasos pero, tampoco, debemos ir desprovistos de lo esencial.
 
Siempre estamos predispuestos a guardar más de lo que es verdaderamente esencial y eso hace que, periódicamente, debamos revisar nuestro equipaje. Una revisión que requiere de coraje como para dejar aquello que sea superfluo o que ya no sea necesario y con la capacidad de aprovisionarnos de eso que, esencial, aún no habíamos guardado.
 
Como es un largo camino debemos tener la certeza de que no lo habremos de transitar en unas pocas etapas. No es una cuestión de prisas sino de constancia y convicciones. Necesario se nos hace ir dando pequeños pasos que nos aseguren el estar avanzando y que sean capaces de demostrarnos que podemos transitarle.
 
El camino a Cristo no es un algo que se pueda resolver con ansiedades o agotadoras prisas. ¿Dónde está la meta? ¿Cuál será el momento final de nuestro caminar?
 
A ninguna de las dos preguntas habremos de encontrar respuesta y ello nos hace avanzar con la certeza de que es una tarea cotidiana y en ella debemos poner lo mejor de nosotros. Debemos realizar cada jornada con la seguridad y la convicción de que, quizás, pueda ser nuestra última etapa.
 
Ello no nos hace preocuparnos por lo mucho o muchísimo que, aún, sintamos nos falta por recorrer sino con la alegría gozosa de los avances cotidianos. Cada jornada es gustar el acercarnos a la meta propuesta y el renovar el compromiso de continuar avanzando puesto que se es consciente de que, aún, se puede avanzar un poco más.
 
Las dificultades que se van encontrando en los distintos momentos del caminar no hacen otra cosa que un renovar los bríos como para continuar caminando. Nunca las dificultades son tan graves que nos impidan, jornada a jornada, hacernos al camino para continuar avanzando. Evidentemente que se darán oportunidades donde tendremos más dificultades para avanzar porque podemos perder de vista el camino o porque gastaremos esfuerzo en despejar al mismo.
 
Buscar el camino o despejar al mismo son, siempre, maneras bien concretas de avanzar. Conformarnos, resignarnos, desanimarnos, intentar atajos, son algunas de las maneras que poseemos para no avanzar.
 
Llegar a Cristo es un largo camino. Tan largo que toda nuestra vida se nos gasta en el intento. Llegar a Cristo es una de esas realidades que exigen de nosotros todo nuestro espíritu de conquista porque lo suyo está muy íntimamente ligado a lo que puede ser nuestra felicidad o nuestra realización personal.
 
Un largo camino que, sin ningún tipo de dudas, vale la pena recorrer.
.
(P. Martín Ponce de León SDB – Imagen YouTube)
 
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
Parece curioso que una oración tan sencilla como el Rosario sea particularmente asociada a los dominicos. Pensamos raramente en los dominicanos como en personas sencillas. Tenemos la reputación de escribir obras teológicas largas y complejas. Sin embargo, hemos luchado para conservar el Rosario. Es nuestra santa herencia.
Pero ¿por qué esta oración sencilla es tan amada por los dominicos? Probablemente porque en el corazón de nuestra tradición teológica reside una aspiración a la sencillez. Santo Tomás de Aquino decía que no podemos comprender a Dios por que Dios es perfectamente sencillo.
Hay una sencillez falsa de la que nos tenemos que deshacer. Es la simplificación de aquellos que tienen siempre una respuesta fácil a todo, que saben todo por adelantado; o son muy perezosos o son incapaces de pensar. Hay una verdadera sencillez, la del corazón, la de la visión clara. Y nosotros sólo podemos acceder poco a poco con la gracia de Dios, acercándonos a la cegadora sencillez de Dios.
El Rosario es sencillo, en efecto, bien sencillo. Pero de una sencillez sabia y profunda a la que aspiramos y en la cual encontraremos la paz. (Fr. Timothy Radcliffe, OP)
🌸
El dolor puede conducir a una triste rebelión en las personas que no lo quieren aceptar. Sin embargo, el dolor es siempre una oportunidad que el hombre tiene para crecer interiormente.
Todos nos habremos admirado alguna vez de la gran altura de espíritu de las personas que sufren serenamente. De aquellos a quienes los años de sufrimiento les han hecho madurar. De aquellos a quienes la enfermedad ha producido tesoros de fortaleza y humildad. Se descubre en todos, al final de su vida, una serie de rasgos que difícilmente habrían surgido si no hubieran sufrido tanto.
La vida de todos los hombres tiene unas cosas buenas y otras menos buenas. Lo que no podemos pretender es que, por tener fe, nuestra vida tenga que ser como una balsa de aceite, o disfrutar de la felicidad de un cuento de hadas, o vivir en un perpetuo descanso físico, psíquico y afectivo. No podemos pretender que los problemas tengan que desaparecer por sí solos por el mero hecho de creer en Dios. O que los dolores de cabeza deban convertirse en efluvios místicos. O que las preocupaciones tengan también que desvanecerse como por arte de magia. Es verdad que la fe ayuda a afrontar esas situaciones y a estar alegre, pero no las hace desaparecer. Las personas con fe no dejan de ser personas normales. (Alfonso Aguiló)
 
Extractos de cartas del Padre Pío
(Recopilación: P. Gianluigi Pasquale en “365 días con el Padre Pío”)
8 de agosto
En Roma vi un árbol que se dice fue plantado por el patriarca santo Domingo; muchos van a verlo por devoción y lo acarician por amor a quien lo plantó. Del mismo modo yo, habiendo visto en vosotros el árbol del deseo de la santidad, que el mismo Dios ha plantado en vuestras almas, lo amo tiernamente. Al pensar en él, me alegro más ahora que cuando estabais aquí. Por eso, os exhorto a hacer lo mismo y a decir conmigo: Dios te conceda crecer, hermoso árbol plantado, semilla divina; quiera Dios hacerte producir tu fruto en abundancia. Cuando lo hayas producido, agrade a Dios preservarlo del viento molesto, que tira todos los frutos a tierra, donde las bestias indiscretas los van a devorar.
Mis queridísimos hijos, este deseo debe ser en vosotros como los naranjos del litoral de Génova que, por lo que cuentan los que los han visto, están casi todo el año llenos a la vez de frutos, de flores y de hojas. Porque vuestros deseos deben fructificar siempre, en todas las ocasiones que se os presenten de hacer algo a lo largo del día, sin cesar nunca de desear sus objetos y de ir más adelante. Y estos deseos son las flores del árbol de vuestros esfuerzos; las hojas son las repetidas aceptaciones de vuestras debilidades, las cuales sostienen tanto a las buenas obras como a los buenos deseos.
(18 de enero de 1918, a los novicios, Ep. IV, 366)
 
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
 
PÁGINAS DE FELIPE DE URCA:
 
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