jueves, 9 de mayo de 2024

Pequeñas Semillitas 5630

PEQUEÑAS SEMILLITAS
 
Año 19 - Número 5630 ~ Jueves 9 de Mayo de 2024
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
¡Alabado sea Jesucristo!
Existe un magnífico poder en la tranquilidad. Por ejemplo, el agua que sale por las compuertas de una presa puede atraer mi atención, pero lo que impulsa ese torrente es el poder encerrado en el agua quieta y profunda, detrás de la presa.
Existe un magnífico poder en el silencio. En estos callados momentos de plegaria, aparto mi atención de la confusión que me rodea y me pongo en armonía con Dios.
En el silencio, recibo ideas divinas para establecer nuevos objetivos y comprensiones esclarecedoras para superar desafíos familiares.
Unos pocos instantes de callada oración pueden ser suficientes para que mi jornada pase del desorden a un orden divino.
En el silencio abro las compuertas de mi alma y recibo poder de Dios para vivir triunfalmente.
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Hech 18,1-8
 
Salmo: Sal 97
 
Santo Evangelio: Jn 16,16-20
En aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: «Dentro de poco ya no me veréis, y dentro de otro poco me volveréis a ver». Entonces algunos de sus discípulos comentaron entre sí: «¿Qué es eso que nos dice: ‘Dentro de poco ya no me veréis y dentro de otro poco me volveréis a ver’ y ‘Me voy al Padre’?». Y decían: «¿Qué es ese ‘poco’? No sabemos lo que quiere decir». Se dio cuenta Jesús de que querían preguntarle y les dijo: «¿Andáis preguntándoos acerca de lo que he dicho: ‘Dentro de poco no me veréis y dentro de otro poco me volveréis a ver?’. En verdad, en verdad os digo que lloraréis y os lamentaréis, y el mundo se alegrará. Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en gozo».
 
Comentario:
Hoy contemplamos de nuevo la Palabra de Dios con la ayuda del evangelista Juan. En estos últimos días de Pascua sentimos una inquietud especial por hacer nuestra esta Palabra y entenderla. La misma inquietud de los primeros discípulos, que se expresa profundamente en las palabras de Jesús —«Dentro de poco ya no me veréis, y dentro de otro poco me volveréis a ver» (Jn 16,16)— concentra la tensión de nuestras inquietudes de fe, de búsqueda de Dios en nuestra vida cotidiana.
Los cristianos de hoy sentimos la misma urgencia que los cristianos del primer siglo. Queremos ver a Jesús, necesitamos experimentar su presencia en medio de nosotros, para reforzar nuestra fe, esperanza y caridad. Por esto, nos provoca tristeza pensar que Él no esté entre nosotros, que no podamos sentir y tocar su presencia, sentir y escuchar su palabra. Pero esta tristeza se transforma en alegría profunda cuando experimentamos su presencia segura entre nosotros.
Esta presencia, así nos lo recordaba San Juan Pablo II en su última Carta encíclica ‘Ecclesia de Eucharistia’, se concreta —específicamente— en la Eucaristía: «La Iglesia vive de la Eucaristía. Esta verdad no expresa solamente una experiencia cotidiana de fe, sino que encierra en síntesis el núcleo del misterio de la Iglesia. Ésta experimenta con alegría cómo se realiza continuamente, en múltiples formas, la promesa del Señor: ‘He aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo’ (Mt 28,20). (...) La Eucaristía es misterio de fe y, al mismo tiempo, “misterio de luz”. Cada vez que la Iglesia la celebra, los fieles pueden revivir de algún modo la experiencia de los dos discípulos de Emaús: 'Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron' (Lc 24,31)».
Pidamos a Dios una fe profunda, una inquietud constante que se sacie en la fuente eucarística, escuchando y entendiendo la Palabra de Dios; comiendo y saciando nuestra hambre en el Cuerpo de Cristo. Que el Espíritu Santo llene de luz nuestra búsqueda de Dios.
* Rev. D. Joan Pere PULIDO i Gutiérrez Secretario del obispo de Sant Feliu (Sant Feliu de Llobregat, España) 
 
Santoral Católico:
Santa Luisa de Marillac
Religiosa y Fundadora
Hoy celebramos la memoria litúrgica de Santa Luisa de Marillac [en algunos santorales su memoria se celebra el 15 de marzo]. Nació en Francia el 12 de Agosto de 1591, era hija de una familia noble. Huérfana de madre muy pronto, su padre le proporcionó una formación extraordinaria en todas las ramas del saber. Era también sumamente piadosa y ejemplar. A los quince años quiso entrar en un convento de capuchinas, pero la disuadieron por su delicada salud. Muere entonces su padre, y a instancias de sus parientes se casó con el señor Antonio Le Gras, secretario de la reina de Francia, María de Médicis, con quien tendría un hijo al que tenía un amor sin límites. Al morir su esposo, Luisa se dirige a San Francisco de Sales, quien la conecta con San Vicente de Paúl quien había empezado ya sus ingentes obras de misericordia, como las Caridades, asociaciones al servicio de los pobres. A principios de 1655 quedaba canónicamente erigida la Congregación de las Hijas de la Caridad fundada por Vicente y Luisa. Falleció el 15 de Marzo de 1660. Las religiosas fundadas por Santa Luisa se dedican exclusivamente a obras de caridad. El Papa Pío XI declaró santa a Luisa de Marillac en 1934, y el Sumo Pontífice san Juan XXIII la declaró Patrona de los Asistentes Sociales.
Para más información hacer clic acá.
(ACI Prensa – Web Católico de Javier)
 
Nota:
La Ascensión del Señor, que en algún santoral puede ser que figure hoy (50 días después de la Pascua), se celebra el próximo domingo.
 
Pensamiento del día
«Renovaos, pues, mis queridas Hermanas, en vuestro primer fervor y comenzad con el sincero deseo de agradar a Dios, recordando que Él os ha conducido con su Providencia al lugar donde estáis y os ha puesto juntas para ayudaros mutuamente, para adquirir la perfección»
(SANTA LUISA DE MARILLAC)
 
Tema del día:
El atardecer de la vida
El sol se despedía del Imperio Tré. El vasallo caminaba junto a la anciana del molino amarillo. Iban conversando sobre la vida.
- ¿Qué cosa es lo que más te gusta de la vida, anciana?
 
La viejecilla del molino amarillo se entretenía en lanzar los ojos hacia el ocaso.
- Los atardeceres –respondió.
 
El vasallo preguntó, confundido:
- ¿No te gustan más los amaneceres? Mira que no he visto cosa más hermosa que el nacimiento del sol allá, detrás de las verdes colinas de Tré.
Y reafirmándose, exclamó:
- ¿Sabes? Yo prefiero los amaneceres.
 
La anciana dejó sobre el piso la canastilla de espigas que sus arrugadas manos llevaban. Dirigiéndose hacia el vasallo, con tono de voz dulce y conciliador, dijo:
- Los amaneceres son bellos, sí. Pero las puestas de sol me dicen más. Son momentos en los que me gusta reflexionar y pensar mucho. Son momentos que me dicen cosas de mí misma.
- ¿Cosas? ¿De ti misma...? – inquirió el vasallo. No sabía a qué se refería la viejecilla con aquella frase.
 
Antes de cerrar la puerta del molino amarillo, la anciana añadió:
- Claro. La vida es como un amanecer para los jóvenes como tú. Para los ancianos, como yo, es un bello atardecer. Lo que al inicio el precioso, al final llega a ser plenamente hermoso. Por eso prefiero los atardeceres... - ¡mira!
 
La anciana apuntó con su mano hacia el horizonte. El sol se ocultó y un cálido color rosado se extendió por todo el cielo del Imperio Tré. El vasallo guardó silencio. Quedó absorto ante tanta belleza.
 
La vida es un instante que pasa y no vuelve. Comienza con un fresco amanecer; y como un atardecer sereno se nos va. De nosotros depende que el sol de nuestra vida, cuando se despida del cielo llamado “historia”, coloreé con hermosos colores su despedida. Colores que sean los recuerdos bonitos que guarden de nosotros las personas que vivieron a nuestro lado.
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(Texto Anónimo  - Imagen de crónica.mx)
 
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"Juan Pablo II inolvidable"
sobre el tema: San Juan Pablo II en la Basílica de Luján
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Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
Un hombre que tenía un grave problema de miopía se consideraba un experto en evaluación de arte. Un día visitó un museo con algunos amigos. Se le olvidaron las gafas en su casa y no podía ver los cuadros con claridad, pero eso no lo detuvo a la hora de vociferar sus fuertes críticas.
Tan pronto entraron a la galería, comenzó a criticar las diferentes pinturas. Al detenerse ante lo que pensaba era un retrato de cuerpo entero, empezó a criticarlo. Con aire de superioridad dijo: "El marco es completamente inadecuado para el cuadro. El hombre está vestido en una forma muy ordinaria y andrajosa. En realidad, el artista cometió un error imperdonable al seleccionar un sujeto tan vulgar y sucio para su retrato. Es una falta de respeto".
El hombre siguió su parloteo sin parar hasta que su esposa logró llegar hasta él entre la multitud y lo apartó discretamente para decirle en voz baja: "¡Querido, estás mirando un espejo!".
Muchas veces nuestras propias faltas, las cuales tardamos en reconocer y admitir, parecen muy grandes cuando las vemos en los demás. Debemos mirarnos en el espejo más a menudo, observar bien para detectarlas, y tener el valor moral de corregirlas; es más fácil negarlas que reconocerlas. Por eso, es necesario dejar a un lado el orgullo, pues sólo con humildad podremos ver nuestros defectos y corregirlos.
“El que encubre sus faltas no prosperará, más el que las admite y se aparta alcanzará misericordia” (Proverbios 28:13)
🌸
El musulmán se vuelve varias veces al día hacia la Meca en recuerdo de su profeta. ¿Y los cristianos no tienen suficientes motivos para volverse hacia el Cielo y recordar a su divino Redentor y a su Madre bendita? La Iglesia nos recuerda el Ángelus, esa oración que uno reza al son de las campanas, en la mañana, al mediodía y en la tarde, para venerar a la Madre de Dios y adorar al mismo tiempo el misterio de la Encarnación.
La costumbre de sonar las campanas varias veces al día data del tiempo de las Cruzadas (1095). La práctica existía sin duda ya antes para advertir a los fieles por medio de las campanas que era la hora de rezar. Pero después de las Cruzadas, repican regularmente en la mañana, una media hora antes de que salga el sol y en la tarde una media hora antes de que se ponga, para comprometer a los fieles a que recen al Señor por la conquista de la Tierra Santa (Papa Urbano II, 1095). El repique del medio día se estableció solamente más tarde (Papa Calixto III, 1456).
Al principio solo se rezaba un Padre Nuestro, después se agregó el Ave Maria. Más adelante los papas ordenaron sonar tres veces (en honor de la Santa Trinidad) y rezar tras cada repique un Ave María, para pedirle a la Madre de Dios la destrucción de las herejías.
 
Extractos de cartas del Padre Pío
(Recopilación: P. Gianluigi Pasquale en “365 días con el Padre Pío”)
9 de mayo
Jesús te haga cada vez más grata a él y más semejante en los caminos del dolor. María, la madre de Jesús y madre nuestra, te conceda entender todo lo que encierra el gran secreto del dolor, cristianamente soportado, y te obtenga también toda la fuerza para poder subir hasta la cima del Calvario, llevando la propia cruz.
Es verdad que, para recorrer este camino, se necesita mucha fuerza; pero, ¡coraje!; el Salvador no permitirá nunca que decrezca su ayuda hacia ti. Por tanto, apresurémonos a unirnos, a mezclarnos, a todas esas almas piadosas y fieles que van junto al divino Maestro. Apresurémonos, digo, para no quedar demasiado atrás en esta santa comitiva; mantengámonos siempre unidos a ella; no la perdamos nunca de vista; que no escape nunca de nuestra vista, porque no la podremos alcanzar, y nos veremos privados de esos tesoros secretos de bien que sólo se encuentran ahí, y excluidos del gozo eterno que sólo en ella y por ella se llega a poseer.
(4 de agosto de 1915, a Raffaelina Cerase, Ep. II, 470)
 
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
 
 
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