PEQUEÑAS
SEMILLITAS Año
19 - Número 5582 ~ Sábado 16 de Marzo de 2024Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina) ¡Alabado sea Jesucristo!
Padre amado, te alabo en todo momento porque sé que cada día abres tu
inagotable lluvia de bendiciones a todos los que a Ti acuden confiados. Sales
siempre en mi auxilio y me haces vivir tranquilo. Te doy gracias por toda la
belleza que colocaste en la creación. En cada rincón de este mundo está
reflejada tu magnificencia, la colocas por doquier para que de ella me inunde y
te recuerde. Quiero recibir de Ti esa fuerza y ánimo para estar alegre, siempre
dispuesto a luchar contra todas las adversidades. Quiero vivir en la serenidad
de tus palabras aún en medio de la angustia. Quiero ser testigo de tu poder,
que mi fe se vea fortalecida y que me abra puertas hacia unas maravillas jamás
vistas. Dame vida en abundancia. Quiero vivir según tu amor y tu justicia.
Gracias porque con tus Palabras, sanas mi mente y espíritu y me levantas en
victoria ante aquellas circunstancias y problemas en las que yo me veo
derrotado. Me conoces y me amas. En Ti creo, por eso te alabo y te adoro. Amén.
La Palabra de Dios Lecturas del día ♡ Primera Lectura: Jer 11, 18-20
♡ Salmo: Sal 7, 2-3. 9bc-10. 11-12
♡ Santo Evangelio: Jn 7,40-53
En aquel tiempo, muchos entre la gente, que habían escuchado a Jesús,
decían: «Éste es verdaderamente el profeta». Otros decían: «Éste es el Cristo».
Pero otros replicaban: «¿Acaso va a venir de Galilea el Cristo? ¿No dice la
Escritura que el Cristo vendrá de la descendencia de David y de Belén, el
pueblo de donde era David?».
Se originó, pues, una disensión entre la gente por causa de Él. Algunos de
ellos querían detenerle, pero nadie le echó mano. Los guardias volvieron donde
los sumos sacerdotes y los fariseos. Estos les dijeron: «¿Por qué no le habéis
traído?». Respondieron los guardias: «Jamás un hombre ha hablado como habla ese
hombre». Los fariseos les respondieron: «¿Vosotros también os habéis dejado
embaucar? ¿Acaso ha creído en Él algún magistrado o algún fariseo? Pero esa
gente que no conoce la Ley son unos malditos».
Les dice Nicodemo, que era uno de ellos, el que había ido anteriormente
donde Jesús: «¿Acaso nuestra Ley juzga a un hombre sin haberle antes oído y sin
saber lo que hace?». Ellos le respondieron: «¿También tú eres de Galilea?
Indaga y verás que de Galilea no sale ningún profeta». Y se volvieron cada uno
a su casa.
♡ Comentario:
Hoy el Evangelio nos presenta las diferentes reacciones que producían las
palabras de nuestro Señor. No nos ofrece este texto de Juan ninguna palabra del
Maestro, pero sí las consecuencias de lo que Él decía. Unos pensaban que era un
profeta; otros decían «Éste es el Cristo» (Jn 7,41).
Verdaderamente, Jesucristo es ese “signo de contradicción” que Simeón
había anunciado a María (cf. Lc 2,34). Jesús no dejaba indiferentes a quienes
le escuchaban, hasta el punto de que en esta ocasión y en muchas otras «se
originó, pues, una disensión entre la gente por causa de Él» (Jn 7,43). La
respuesta de los guardias, que pretendían detener al Señor, centra la cuestión
y nos muestra la fuerza de las palabras de Cristo: «Jamás un hombre ha hablado
como habla ese hombre» (Jn 7,46). Es como decir: sus palabras son diferentes;
no son palabras huecas, llenas de soberbia y falsedad. Él es “la Verdad” y su
modo de decir refleja este hecho.
Y si esto sucedía con relación a sus oyentes, con mayor razón sus obras
provocaban muchas veces el asombro, la admiración; y, también, la crítica, la
murmuración, el odio... Jesucristo hablaba el “lenguaje de la caridad”: sus
obras y sus palabras manifestaban el profundo amor que sentía hacía todos los
hombres, especialmente hacia los más necesitados.
Hoy como entonces, los cristianos somos —hemos de ser— “signo de
contradicción”, porque hablamos y actuamos no como los demás. Nosotros,
imitando y siguiendo a Jesucristo, hemos de emplear igualmente “el lenguaje de
la caridad y del cariño”, lenguaje necesario que, en definitiva, todos son
capaces de comprender. Como escribió el Santo Padre Benedicto XVI en su
encíclica Deus caritas est, «el amor —caritas— siempre será necesario,
incluso en la sociedad más justa (...). Quien intenta desentenderse del amor se
dispone a desentenderse del hombre en cuanto hombre».
* Abbé Fernand ARÉVALO (Bruxelles, Bélgica)
Santoral Católico: San José Gabriel Brochero José Gabriel del Rosario
Brochero nació el 16 de marzo de 1840, en el paraje Carreta Quemada, cerca de
Santa Rosa de Río Primero, en el norte de Córdoba (Argentina). El 4 de
noviembre de 1866 se ordenó como sacerdote.
Tras desempeñar su
ministerio sacerdotal en la catedral de Córdoba y ser prefecto de estudios del
Colegio Seminario Nuestra Señora de Loreto, el 19 de noviembre de 1869 fue
elegido vicario del departamento San Alberto, con unos 10 mil habitantes de
toda Traslasierra, zona enorme e inhóspita. Se instaló entonces en Villa del
Tránsito, la localidad que desde 1916 lleva su nombre. En esa amplia zona
serrana desarrolló una intensa acción evangelizadora y a la vez civilizadora,
creando escuelas, postas sanitarias, caminos, acequias para llevar agua y
muchas obras más.
También el Padre
Brochero tuvo un papel activo en la epidemia de cólera que se desató en
Córdoba. “Se le veía correr de enfermo en enfermo, ofreciendo al moribundo el
religioso consuelo, recogiendo su última palabra y cubriendo las miserias de
sus deudos. Este ha sido uno de los períodos más ejemplares, más peligrosos,
más fatigantes y heroicos de su vida”, señaló su amigo Ramón J. Cárcano.
Murió ciego, padeciendo
de lepra. “Murió de la forma en que vivió, con mucha humildad y sencillez”,
afirmó el Padre Guido Ricotti.
El Cura Brochero fue
declarado venerable en febrero de 2004 por san Juan Pablo II. El 20 de
diciembre de 2012, Benedicto XVI firmó el decreto que reconocía el milagro
atribuido a la intercesión de Brochero. Este milagro consistió en la
recuperación sin explicación médica de un niño con pronóstico de “vida
vegetativa” y problemas neurológicos severos tras sufrir un grave accidente
vial.
Fue beatificado el 14 de
septiembre de 2013 en la Villa Cura Brochero, en Córdoba (Argentina), en una
Misa multitudinaria presidida por el Cardenal Ángelo Amato, Prefecto de la
Congregación para las Causas de los Santos y enviado del Papa Francisco. Y fue
canonizado por el mismo Papa en el Vaticano el 16 de octubre de 2016.
Para más información hacer clic acá.
(ACI Prensa)
Pensamiento del día «Tu seguridad, oh san José,
se cimentaba en la atención y adhesión constante a la voluntad de Dios, tal
como iba manifestándose día tras día. Haz, oh san José, que yo tenga la
seguridad de quien confía en Dios, sabiendo que en cualquier situación, aunque
adversa, estoy en sus manos. Tú, oh san José, como padre has educado a Jesús
adolescente hacia aquellos valores que luego Él predicó, proclamando felices a
“los que trabajan por la paz”. Oh san José, ayúdame a promover la paz en mi
propia familia y en el ambiente donde vivo y trabajo.»
Tema del día: Lo efímero Si pudiésemos darnos
cuenta de lo efímera que es nuestra vida, quizás pensaríamos dos veces antes de
desperdiciar las oportunidades que tenemos de ser y hacer felices a los demás.
Nos entristecemos por
cosas pequeñas, perdemos minutos y horas preciosas... Perdemos días, a veces
años.
No podemos adivinar
cuánto tiempo estaremos aquí y cuidamos poco de nosotros y de los demás.
Callamos cuando
deberíamos hablar. Hablamos demasiado cuando deberíamos estar en silencio.
No damos el abrazo que
nuestra alma tanto pide porque algo nos impide esa aproximación. No damos un
beso cariñoso porque no estamos acostumbrados a ellos... No decimos cuánto
amamos, porque creemos que el otro sabe automáticamente lo que sentimos.
Y pasa la noche y llega
el día... El sol nace y se adormece... Y continuamos encerrados en nosotros
mismos. Reclamamos que no tenemos tiempo suficiente.
Pedimos a los demás, a
la vida... Nos consumimos. Y el tiempo pasa. Pasa la vida sintiendo que no
vivimos. Sobrevivimos, pues no sabemos hacer otra cosa, hasta que,
inesperadamente, nos levantamos, miramos hacia atrás, y nos preguntamos : ¿y
ahora?
Ahora... Aún es tiempo
de reconstruir, de dar ese abrazo que tanto quisimos, de pronunciar una palabra
cariñosa. Nunca se es demasiado viejo o demasiado joven. "Es nuestra
decisión".
.
(Texto de
internet – Imagen de genius.com)
Biblioteca de archivos Hemos reactivado y mejorado nuestra Biblioteca de archivos en la que
puedes encontrar casi 300 artículos publicados en “Pequeñas Semillitas” durante
los últimos años. Y poco a poco vamos agregando otros artículos más, todos en
formato pdf. Ingresando a la misma los podrás leer o descargar en tu
computadora o dispositivo móvil. Para acceder a nuestra Biblioteca debes hacer clic acá.
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas” Para llegar a ser cristianos debemos bautizarnos y creer en Cristo. Al
llegar a este mundo, en el momento de la concepción, el ser humano está a
oscuras, sin la luz ni el amor de Dios. Es sólo una criatura de Dios. Tiene lo
que se llama pecado original, es decir, que viene al mundo en estado natural. Y
para ser elevado al orden sobrenatural y llegar a ser hijo de Dios necesita ser
bautizado. De esta manera, su alma, apagada y sin brillo, se llenará de
belleza, de luz y de amor, resplandeciendo de gloria como un verdadero hijo de
Dios. Dios mismo habitará en su alma y él será templo de Dios. Y Dios será su
gozo y su felicidad, dándole sentido a su vida y haciéndole sentir la alegría
de vivir para Él y para los demás. ¡Qué importante es el bautismo!
El bautismo nos hace una nueva criatura; un hijo adoptivo de Dios,
partícipes de la naturaleza divina, miembros de Cristo, coherederos con Él y
templos del Espíritu Santo (Cat 1265). El bautismo imprime en el cristiano un
sello espiritual indeleble (carácter) de su pertenencia a Cristo (Cat 1272).
🌸Podría decirse que la humildad es la ausencia de soberbia. Es una
característica propia de los sujetos modestos, que no se sienten más
importantes o mejores que los demás, independientemente de cuán lejos hayan
llegado en la vida. Desde el punto de vista religioso, se suele asociar la
humildad al reconocimiento de la superioridad divina; todos los seres humanos
son iguales ante los ojos de Dios y deben actuar en consecuencia.
La humildad es la fuente de toda grandeza. Ser humilde es tener
autoestima. Es saber hasta cuánto puedo hacer y entender a quien puede hacer
algo mejor que yo. Y darle el espacio para que se desarrolle plenamente. El
humilde mira a los demás con un brillo en los ojos y se regocija por su éxito.
Es la persona que primero te estrecha la mano para felicitarte por una buena
acción o un proyecto productivo. Y, automáticamente, tú le agradeces y lo
tendrás siempre en tu corazón, pues el humilde vive en el corazón de todos y
tiene uno de los mayores tesoros que existen, que es la amistad sincera.
🌸¿Qué cosa es tan dulce al alma como la miel al paladar? La respuesta
figura en el libro de Proverbios: la sabiduría.
Mi alma anhela sabiduría tan consecuentemente que estoy siempre abierto y
receptivo para aprender lo que me alimenta en mente, cuerpo y espíritu.
Estoy capacitado para entender lo que leo, veo y oigo. Atesoro todo lo que
he aprendido y lo comparto libremente con otros. Ansioso de aprender, e
impávido frente a la magnitud de la tarea, reconozco que cada nuevo
descubrimiento es una nueva prueba de la inagotable abundancia de Dios.
Tengo siempre ante mí los ricos tesoros de la creación divina. Confiado en
Dios, creador y fuente de todo lo que existe, abro la mente y el corazón al
aprendizaje y el descubrimiento.
Extractos de cartas del Padre Pío (Recopilación: P. Gianluigi Pasquale en “365
días con el Padre Pío”) 16 de marzo
¡Qué sublime y suave es la dulce invitación del
divino Maestro: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome
su cruz y sígame»! Era esta invitación la que hacía decir a santa Teresa
aquella oración al Esposo divino: «Sufrir o morir». Era también esta invitación
la que hacía exclamar a santa María Magdalena de Pazzi: «Sufrir siempre y no
morir». Era también a causa de esta invitación el que nuestro seráfico padre san
Francisco, arrebatado en éxtasis, exclamara: «Es tanto el bien que yo espero,
que en cada sufrimiento me deleito».
Lejos de nosotros lamentarnos de las aflicciones y
enfermedades que Jesús quiera mandarnos. Sigamos al divino Maestro por la senda
del Calvario cargados con nuestra cruz; y, cuando él quiera colocarnos en la
cruz, es decir, tenernos en cama enfermos, démosle gracias y tengámonos por
afortunados por el gran honor que se nos hace, sabiendo que estar en la cruz
con Jesús es un acto muchísimo más perfecto que el de sólo contemplarlo a él en
la cruz.
(26 de noviembre de 1914, a Raffaelina
Cerase, Ep. II, 245)
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