domingo, 21 de febrero de 2021

Pequeñas Semillitas 4588

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 16 - Número 4588 ~ Domingo 21 de Febrero de 2021.
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Las tentaciones de Cristo son un ejemplo para nosotros. Tener tentaciones no es ser ni mejor ni peor. Hasta Cristo las tuvo. Y nos da ejemplo de que hay que vencerlas.
El demonio tienta mintiendo. Engaña ofreciendo lo que no es verdad. El que cae en la tentación se deja engañar, como el niño que cambia un billete por un caramelo, porque no sabe lo que vale ese billete con el que puede comprar una montaña de caramelos.
No podemos dejar de tener tentaciones, pero siempre podemos vencerlas. Dios no permite que seamos tentados por sobre nuestras fuerzas. Dice San Pablo: «Dios es fiel y no permite que seamos tentados por encima de nuestras fuerzas». Pero tenemos que poner de nuestra parte evitando las ocasiones. Tenemos que hacer lo que podamos, pedir a Dios lo que no podamos, y Dios nos ayudará para que podamos.
 
¡Buenos días María!
Bajo el signo del Rosario, sabemos que no estamos solos. María nos acompaña... ¿Por qué? ¿Por qué María quería estar en medio de su pueblo, con sus hijos y su familia? ¿Siguiendo siempre a Jesús, al lado de la multitud?
Ella, como buena madre, no quiso abandonar a los suyos, todo lo contrario, siempre estuvo en donde podría necesitarla uno de sus hijos. Y esto sólo porque Ella es madre.
Una madre que ha aprendido a escuchar y vivir entre muchas dificultades: "No tengas miedo", "el Señor está con vosotros" (cf. Lc 1, 30.28). Una madre que continúa diciendo: “Hagan todo lo que él les diga" (Jn 2, 5). Es su invitación constante y continua.
No tiene un programa propio, no viene a decirnos algo nuevo, sólo que su fe acompaña nuestra fe.
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Gen 9,8-15
 
Salmo: Sal 25 (24),4-5ab.6-7bc.8-9
 
Segunda Lectura: 1 Pedro 3,18-22.
 
Santo Evangelio: Mc 1,12-15
En aquel tiempo, el Espíritu empujó a Jesús al desierto, y permaneció en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás. Estaba entre los animales del campo y los ángeles le servían. Después que Juan fue entregado, marchó Jesús a Galilea; y proclamaba la Buena Nueva de Dios: «El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva».
 
Comentario:
Hoy, la Iglesia celebra la liturgia del Primer Domingo de Cuaresma. El Evangelio presenta a Jesús preparándose para la vida pública. Va al desierto donde pasa cuarenta días haciendo oración y penitencia. Allá es tentado por Satanás.
Nosotros nos hemos de preparar para la Pascua. Satanás es nuestro gran enemigo. Hay personas que no creen en él, dicen que es un producto de nuestra fantasía, o que es el mal en abstracto, diluido en las personas y en el mundo. ¡No!
La Sagrada Escritura habla de él muchas veces como de un ser espiritual y concreto. Es un ángel caído. Jesús lo define diciendo: «Es mentiroso y padre de la mentira» (Jn 8,44). San Pedro lo compara con un león rugiente: «Vuestro adversario, el Diablo, ronda como león rugiente buscando a quién devorar. Resistidle firmes en la fe» (1Pe 5,8). Y San Pablo VI enseña: «El Demonio es el enemigo número uno, es el tentador por excelencia. Sabemos que este ser obscuro y perturbador existe realmente y que continúa actuando».
¿Cómo? Mintiendo, engañando. Donde hay mentira o engaño, allí hay acción diabólica. «La más grande victoria del Demonio es hacer creer que no existe» (Baudelaire). Y, ¿cómo miente? Nos presenta acciones perversas como si fuesen buenas; nos estimula a hacer obras malas; y, en tercer lugar, nos sugiere razones para justificar los pecados. Después de engañarnos, nos llena de inquietud y de tristeza. ¿No tienes experiencia de eso?
¿Nuestra actitud ante la tentación? Antes: vigilar, rezar y evitar las ocasiones. Durante: resistencia directa o indirecta. Después: si has vencido, dar gracias a Dios. Si no has vencido, pedir perdón y adquirir experiencia. ¿Cuál ha sido tu actitud hasta ahora?
La Virgen María aplastó la cabeza de la serpiente infernal. Que Ella nos dé fortaleza para superar las tentaciones de cada día.
* Rev. D. Joan MARQUÉS i Suriñach (Vilamarí, Girona, España)
 
Pensamientos cuaresmales 
Ayunar es bueno para el bienestar físico,
pero para los creyentes es, en primer lugar,
una “terapia” para curar todo lo que
les impide conformarse a la voluntad de Dios.
(Benedicto XVI)
 
Predicación del Evangelio:
No le demos el gusto al diablo
El pasado miércoles, al recibir la ceniza, nos dábamos cuenta que sin Dios no somos nada, sólo polvo. Se nos invitaba a recuperar la vitalidad de nuestra fe. A comenzar este camino cuaresmal (que tiene como objetivo la Pascua) utilizando todos los medios a nuestro alcance:
 
- Oración
- Penitencia
- Caridad
- Ayuno
 
La Cuaresma, para desgracia nuestra, ya no es lo que era. Mejor dicho; los católicos no nos tomamos tan en serio este tiempo de preparación a la Pascua como, por ejemplo, lo hacían los primeros cristianos. ¡Estamos tan acostumbrados a creer! Lo cierto es que, una Pascua sin previa y profunda preparación, corre el riesgo de quedarse en una simple fiesta de primavera. ¿Queremos eso? ¿Es eso para lo que Dios vino al mundo y dejará que su Hijo muera en la cruz? Qué bueno sería, en primer lugar, que nos planteásemos un pequeño programa. Si Cristo va hacer tanto por nosotros, ¿qué estamos dispuestos nosotros a hacer por Él?
 
- Escuchemos su Palabra. Veremos cómo entonces, el Señor, nos sorprende. Siempre tiene algo bueno y nuevo que decirnos.
 
- Necesitamos de estos desiertos, de estos encuentros para luego hacer frente a la vida. Lo mismo hacía Jesús; antes de presentarse en público se retiraba a orar tal y como hoy, por ejemplo, lo contemplamos en lucha permanente contra las tentaciones del diablo.
 
- Camino de la Pascua: sería positivo que nos preguntásemos cómo está nuestra oración. ¿No se encontrará un poco en crisis? Cuando decimos que hay crisis de fe ¿no será que en el fondo hay problema de oración? Cuando sostenemos que hay dificultades de los padres con los hijos ¿no será también que, en el fondo, hay ausencia de comunicación de los hijos con los padres?
 
La Cuaresma es un tiempo privilegiado para la oración. ¿Quién no se deja impresionar cuando se coloca frente a un crucificado? La oración es esencial para entender y comprender la voluntad de Dios. Y si no la entendemos ni la comprendemos es porque, muchas veces, somos alérgicos a esos desiertos de la oración, el silencio, la reflexión o la lectura asidua de la Palabra de Dios.
 
También nosotros, como el mismo Señor, nos encontramos constantemente en una lucha encarnizada contra el mal. ¡Son tantas las promesas que se nos hace si abandonamos a Dios! ¿Pero se nos dará algo a cambio? ¿No nos quedaremos sin nada? ¿No tendremos que pedir perdón –a la larga o la corta– a ese Dios que, siendo todo, lo dejamos a un lado por nada?
 
En este tiempo de Cuaresma, como diría San Ignacio de Loyola, dos caudillos salen a nuestro encuentro: Jesús y Satanás. ¿Con cuál nos quedamos? ¿A quién servimos?
 
- La oración va directa a Dios. La ausencia de ella nos convierte en miembros serviles del diablo
- La austeridad nos acerca al Padre. La opulencia y la ostentación hacen sonreír al maligno
- La caridad y el amor agradan al Señor. La tacañería y el individualismo consolidan el reino del diablo
- La Eucaristía nos lleva a Cristo. El vacío y el sinsentido del domingo hacen bailar a Satanás.
 
Que el Señor nos conceda tres gracias especiales en este tiempo de ascensión a la Pascua:
 
a) Ante la tentación del materialismo, el saber defender el “ser” antes que el “tener”. Cuántos hermanos nuestros viven en situaciones de dificultades y de desencanto porque no han sabido medir ni controlar su avaricia
 
b) Ante el incentivo de la vanidad hay que adorar al Único que se lo merece: a Dios. La vanagloria, los aplausos y el engreimiento son fiebres que se pasan en cuatro días ¿Qué queda luego? Las secuelas de las grandes soledades.
 
c) Ante la incitación del poder, el dominio de uno mismo. El poder en la vida de un cristiano es el servir con generosidad y el ofrecer sin esperar nada a cambio.
 
Que el Señor, en este tiempo cuaresmal, nos ayude a meditar sobre aquellas tentaciones que nos producen ansiedad, infelicidad, inseguridad o abandono de la fe.
 
(P. Javier Leoz)
 
De los envíos del P. Natalio
Signos de madurez
Madurar es dejar atrás algo a lo cual estuvimos apegados y de lo cual nos cuesta desprendernos; es atrevernos una vez más y estar dispuestos a ser diferentes  de  lo que fuimos ayer; es desarrollarnos y evolucionar desde adentro. Cuando decidimos cambiar una actitud negativa, estamos creciendo. Cuando decidimos corregir un error, estamos madurando.
 
Me sorprende cómo celebran nuestros jóvenes la llegada de sus 18 años: emborrachándose, fumando, con grandes fiestas, frecuentando lugares del todo impropios. Se presentan como adultos en la sociedad, rompiendo sus leyes. Cuando un joven aborigen de la tribu Maui de las islas del Pacífico llega a la mayoría de edad, las cosas son diferentes. Se le somete a una prueba, para comprobar si es realmente maduro, adulto, y capaz de llevar una vida responsable, y de formar una familia. El joven tiene que construir una piragua con sus propias manos y navegar, totalmente solo, por más de 500 kilómetros de mar abierto, hasta una lejana isla, de la cual debe traer una flor exótica de vuelta a casa. Debe sortear todo tipo de peligros.
 
El conocimiento de ti mismo, de tus fortalezas y debilidades, está en la base de tu maduración armónica como persona. Con un ojo en tus virtudes para conservarlas y darles brillo, y con el otro ojo en tus debilidades para neutralizarlas, afronta con esperanza y firmeza esa labor cotidiana de llegar a realizar el proyecto de Dios sobre tu vida.
* P. Natalio
 
Poesía
Poema para Cuaresma
No son anchos y rectos
los caminos por donde transitas,
ni claras las rutas que necesitamos seguir.
Tu fuego devorador, que va delante,
ha borrado todas las pistas
y derribado las estancias que nos protegían.
 
Desposeídos y desnudos, saboreamos la plenitud
de nuestro genuino Ser reencontrado,
y el vértigo de la incertidumbre.
Cegados por tu luz,
nos dejaremos quemar el corazón y las entrañas,
y avanzaremos, sin reposar la cabeza,
siguiendo las brasas que por el camino enciendas.
 
Ya no importa donde tú nos lleves
Solo saberte paz y compañía
en nuestro caminar.
 
(Mar Galceran)
 
Nuevo vídeo
 
Hay un nuevo vídeo subido al blog
de "Pequeñas Semillitas" en internet.
Para verlo tienes que ir al final de esta página:
 
Reflexiones de Cuaresma
Día 5º. Domingo 21 de Febrero.
Confesión. Papá y mamá están ocupados trabajando en el jardín y ruegan a la pequeña Sofía, su hija, que ponga la mesa. Sofía, que está viendo su programa favorito de televisión, dice que sí, pero continúa ante el televisor, de tal forma que cuando sus padres entran en casa, la mesa no está puesta. Aquello desagrada a los padres, pero no les ofende, porque en la desobediencia de Sofía ha habido poco interés, descuido, poca malicia, ir a lo suyo en algo pequeño.
Una noche, sin embargo, Vanesa, la hija mayor, ya en la puerta, se enfrenta a sus padres y les dice: "¡Ya estoy harta de que me digáis a qué hora tengo que regresar. Volveré cuando me apetezca, os guste o no!". Y, dando un portazo, desaparece. En este caso, está claro que hay mayor malicia, una desobediencia buscada y querida, que lleva consigo desprecio a los padres y rechazo de su autoridad. Entre la desobediencia de Sofía y la de Vanesa, hay una diferencia. Pues bien, tal es la diferencia que existe, desde el punto de vista de Dios, entre el pecado mortal y el pecado venial; una diferencia inconmensurable. El pecado mortal mata la presencia de Dios en mí; rompe y destruye mi relación con Dios: le doy un portazo y desaparezco.
Señor, te pido que me ayudes a darme cada vez más cuenta de que mis pecados, son actos míos que te duelen a ti, momentos en los que paso de ti, elijo lo que a mí me viene bien, dejándote a ti o a otros de lado; y por lo tanto mis pecados te duelen. Dame dolor de mis pecados, dolor de amor.
¿Esperas más de un día para confesarte si has cometido algún pecado mortal? ¿Te duelen de verdad los pecados veniales? ¡Madre mía, antes morir que pecar!
Continúa hablándole a Dios con tus palabras.
 
Agradecimientos
Imaginemos que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.
 
 Desde Lima, Perú, llega esta nota: “Gracias a vuestras oraciones y a nuestro Padre que es tan misericordioso con sus hijos. Tanto Roberto Castillo Sánchez, como yo, Judith de Castillo, estamos bien, y hemos superado el Covid-19”. Nos sumamos a la oración de agradecimiento.
 
Desde Buenos Aires, Argentina, agradecen a Dios y a quienes rezaron por la recuperación de Mathías C., de 47 años de edad, que estuvo en situación desesperante por Covid-19, con neumonía bilateral, en respiración asistida, y finalmente ha sido dado de alta a su domicilio.
 
Desde Buenos Aires, Argentina, nos envían el agradecimiento por la cirugía de pie de Francisquito Agustín, un bebé de tres meses que nació con una malformación congénita (pie equinovaro) y que tuvo una operación muy exitosa.
 
Año de San José
San José, hombre justo y modelo de virtudes, es el Patrono Universal de la santa Iglesia, y por lo tanto de todos nosotros. Es el santo que tuvo en la tierra la misión más grande y noble: proteger al Niño Dios y su Santísima Madre.
 
Febrero 21
Del mismo modo que en otros tiempos libraste del peligro de la muerte al niño Jesús, defiende también a la santa Iglesia de toda adversidad, y protege a cada uno de nosotros para que siguiendo tu ejemplo y sostenidos por tu auxilio podamos vivir santamente y obtener la vida eterna. Amén.
(P. Florentín Brusa, cmf)
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
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AMDG

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