PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año
13 - Número 3685 ~ Jueves 21 de Junio de 2018
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Padre
Nuestro, que estás en las flores, en el
canto de los pájaros, en el corazón latiendo; que estás en: el amor, la
compasión, la paciencia, y en el gesto del perdón.
Padre
Nuestro, que estás en mí, en mi familia, en mis amigos, que estás en ese que yo
amo, en ese que me hiere, en aquel que busca la verdad...
Santificado
sea tu Nombre adorado y glorificado, por: todo lo que es bello, bueno, justo,
honesto, de buen nombre y misericordioso.
Venga
a nosotros tu reino de paz y justicia, fe, luz, amor. Se el centro de mi vida,
mi hogar, mi familia, de mi trabajo, de mi estudio....
Hágase
tu voluntad, aunque mis ruegos reproducen a veces más mi orgullo, mi ego, que
mis necesidades reales.
Perdóname
todas mis ofensas, mis errores, mis faltas, mis pecados y ofensas contra ti,
contra mí mismo y contra los que me rodean. Perdona cuando se vuelve frío mi
corazón;
Perdóname,
así como yo con tu ayuda, perdono a aquellos que me ofenden, incluso cuando mi
corazón está herido.
No
me dejes caer en las tentaciones de los errores, de los vicios, de la crítica,
el juicio, el chisme, la envidia, la soberbia, la destrucción, el egoísmo....
Y
líbrame de todo mal, de toda violencia, de todo infortunio, de toda enfermedad.
Líbrame
de todo dolor, de toda tristeza, angustia y de toda desilusión.
Pero,
aún si tales dificultades Tú ves que son necesarias en mi vida, que yo tenga la
fuerza y el coraje de decir: ¡Gracias, Padre, Señor Rey del Universo por esta
lección!
Que
así sea.
¡Buenos días!
Oración y trabajo
La
oración es la llave que abre los tesoros del cielo. Es el puente siempre
accesible por el que llegamos a Dios. El arte de orar es el arte de amar al
Señor. Pero orar bien es un regalo del Señor. Como los apóstoles implorémoslo
con frecuencia. Pidamos al Padre, por Jesús, que derrame sobre nosotros un
Espíritu de oración y de alabanza, (Zac. 12, 10).
Un día el santo Abad Antonio, mientras estaba sentado
en el desierto, fue presa del desaliento y de una densa tiniebla de
pensamientos. Y decía a Dios: "¡Oh Señor!, yo quiero salvarme, pero los
pensamientos me lo impiden. ¿Qué puedo hacer en mi aflicción?” Entonces,
asomándose un poco, Antonio ve a otro como él, que está sentado y trabaja,
después interrumpe el trabajo, se pone en pie y ora, después se sienta de nuevo
y se pone a trenzar cuerdas, y después se levanta de nuevo y ora. Era un ángel
del Señor, enviado para corregir a Antonio y darle fuerza. Y oyó al Ángel que
decía: “Haz así y serás salvo”. Al oír aquellas palabras, cobró gran alegría y
aliento: así hizo y se salvó.
Alexis
Carrel, médico investigador, premio Nobel, famoso por su libro “La incógnita
del hombre”, escribió: “Un constante y silencioso milagro acontece, de hora en
hora, en los corazones de hombres y mujeres que han descubierto, con asombro,
que la oración los enriquece con una continua corriente de fortaleza que los
sostiene en sus vidas cotidianas”. El Señor te bendiga.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios
Lecturas de hoy
♥ Primera lectura: Ecli 48, 1-14
♥ Salmo: Sal 96, 1-7
♥ SANTO EVANGELIO: Mt 6,7-15
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Al
orar, no charléis mucho, como los gentiles, que se figuran que por su
palabrería van a ser escuchados. No seáis como ellos, porque vuestro Padre sabe
lo que necesitáis antes de pedírselo.
»Vosotros, pues, orad así: ‘Padre nuestro que estás
en los cielos, santificado sea tu Nombre; venga tu Reino; hágase tu Voluntad
así en la tierra como en el cielo. Nuestro pan cotidiano dánosle hoy; y
perdónanos nuestras deudas, así como nosotros hemos perdonado a nuestros
deudores; y no nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal’. Que si
vosotros perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros
vuestro Padre celestial; pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro
Padre perdonará vuestras ofensas».
♥ Comentario:
Hoy, Jesús nos propone un ideal grande y difícil: el
perdón de las ofensas. Y establece una medida muy razonable: la nuestra: «Si
vosotros perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros
vuestro Padre celestial; pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro
Padre perdonará vuestras ofensas» (Mt 6,14-15). En otro lugar había mostrado la
regla de oro de la convivencia humana: «Tratad a los demás como queráis que ellos
os traten a vosotros» (Mt 7,12).
Queremos que Dios nos perdone y que los demás también
lo hagan; pero nosotros nos resistimos a hacerlo. Cuesta pedir perdón; pero
darlo todavía cuesta más. Si fuéramos humildes de veras, no nos sería tan
difícil; pero el orgullo nos lo hace trabajoso. Por eso podemos establecer la
siguiente ecuación: a mayor humildad, mayor facilidad; a mayor orgullo, mayor
dificultad. Esto te dará una pista para conocer tu grado de humildad.
Acabada la guerra civil española (año 1939), unos
sacerdotes excautivos celebraron una Misa de acción de gracias en la iglesia de
Els Omells. El celebrante, tras las palabras del Padrenuestro «perdona nuestras
ofensas», se quedó parado y no podía continuar. No se veía con ánimos de
perdonar a quienes les habían hecho padecer tanto allí mismo en un campo de
trabajos forzados. Pasados unos instantes, en medio de un silencio que se podía
cortar, retomó la oración: «así como nosotros perdonamos a los que nos
ofenden». Después se preguntaron cuál había sido la mejor homilía. Todos
estuvieron de acuerdo: la del silencio del celebrante cuando rezaba el
Padrenuestro. Cuesta, pero es posible con la ayuda del Señor.
Además, el perdón que Dios nos da es total, llega
hasta el olvido. Marginamos muy pronto los favores, pero las ofensas... Si los
matrimonios las supieran olvidar, se evitarían y se podrían solucionar muchos
dramas familiares.
Que la Madre de misericordia nos ayude a comprender a
los otros y a perdonarlos generosamente.
Rev. D. Joan MARQUÉS i Suriñach (Vilamarí, Girona, España)
Santoral Católico:
San Luis Gonzaga
Religioso
Nació en 1568 cerca de Mantua (Italia), siendo el
heredero del primer marqués de Castiglione. Aunque dio unos primeros pasos de
iniciación en la vida militar y aristocrática, muy pronto se sintió inclinado a
la vida religiosa. De 1581 a 1584 estuvo en Madrid como paje del príncipe don
Diego, y allí se sintió inspirado a hacerse jesuita. Después de superar la
oposición de su padre, renunció a sus derechos en favor de su hermano, ingresó
en la Compañía de Jesús en 1585 e inició sus estudios de teología en Roma.
Había recibido la primera comunión de manos de san Carlos Borromeo, y en la
Compañía tuvo por padre espiritual a san Roberto Belarmino. Su vida fue ejemplo
de austeridad y dominio de sí mismo y, sobre todo, de entrega el servicio de
los demás. En 1591 estalló la peste de tabardillo, y Luis se ofreció a asistir
a los enfermos. Mientras transportaba a un apestado al hospital, se contagió él
mismo. Murió en la enfermería del Colegio Romano el 21 de junio de 1591, a los
23 años de edad.
Oración: Señor
Dios, dispensador de los dones celestiales, que has querido juntar en san Luis
Gonzaga una admirable inocencia de vida y un austero espíritu de penitencia,
concédenos, por su intercesión, que, si no hemos sabido imitarle en su vida
inocente, sigamos fielmente sus ejemplos en la penitencia. Por Jesucristo,
nuestro Señor. Amén.
© Directorio Franciscano – Aciprensa –
Catholic.net
Pensamiento del día
“Entra en este Sagrado
Corazón
como convidado al banquete
de amor
de tu único y perfecto
amigo,
que quiere embriagarte
con el deleitoso vino de su
puro amor”.
(Santa Margarita
Maria de Alacoque)
Tema del día:
El Padre Nuestro
a) Saludo
PADRE NUESTRO QUE ESTÁS EN EL CIELO. Con esta pequeña
frase nos ponemos en presencia de Dios para adorarle, amarle y bendecirle.
¡PADRE!: Al decirle Padre, nosotros nos reconocemos
como hijos suyos y tenemos el deseo y el compromiso de portarnos como hijos de
Dios, tratar de parecernos a Él. Confiamos en Dios porque es nuestro Padre.
PADRE “NUESTRO”: Al decir Padre Nuestro reconocemos
todas las promesas de amor de Dios hacia nosotros. Dios ha querido ser nuestro
Padre y Él es un Padre bueno, fiel y que nos ama muchísimo. “Padre Nuestro”
porque es mío, de Jesús y de todos los cristianos.
“QUE ESTÁS EN EL CIELO”: El cielo no es un lugar sino
una manera de estar. Dios está en los corazones que confían y creen en Él. Dios
puede habitar en nosotros si se lo permitimos. Dios no está fuera del mundo,
sino que su presencia abarca más allá de todo lo que podemos ver y tocar.
b) Las siete peticiones
Después de ponernos en presencia de Dios, desde
nuestro corazón diremos siete peticiones, siete bendiciones. Las tres primeras
son para dar gloria al Padre, son los deseos de un hijo que ama a su Padre
sobre todas las cosas. Las cuatro últimas le pedimos su ayuda, su gracia.
1. SANTIFICADO SEA TU NOMBRE: Con esto decimos que
Dios sea alabado, santificado en cada nación, en cada hombre. Depende de
nuestra vida y de nuestra oración que su nombre sea santificado o no. Pedimos
que sea santificado por nosotros que estamos en Él, pero también por los otros
a los que todavía no les llega la gracia de Dios. Expresamos a Dios nuestro
deseo de que todos los hombres lo conozcan y le estén agradecidos por su amor. Expresamos
nuestro deseo de que el nombre de Dios sea pronunciado por todos los hombres de
una manera santa, para bendecirlo y no para blasfemar contra él. Nos
comprometemos a bendecir el nombre de Dios con nuestra propia vida.
2. VENGA A NOSOTROS TU REINO: Al hablar del Reino de
Dios, nos referimos a hacerlo presente en nuestra vida de todos los días, a
tener a Cristo en nosotros para darlo a los demás y así hacer crecer su Reino;
y también nos referimos a que esperamos a que Cristo regrese y sea la venida
final del Reino de Dios.
Cristo vino a la Tierra por primera vez como hombre y
nació humildemente en un establo. En el fin del mundo, cuando llegue la
Resurrección de los muertos y el juicio final, Cristo volverá a venir a la
Tierra, pero esta vez como Rey y desde ese momento reinará para siempre sobre
todos los hombres. Se trata de ayudar en la Evangelización y conversión de
todos los hombres. Hacer apostolado para que todos los hombres lo conozcan, lo
amen.
Pedimos el crecimiento del Reino de Dios en nuestras
vidas, el retorno de Cristo y la venida final su Reino.
3. HÁGASE TU VOLUNTAD EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO:
La voluntad de Dios, lo que quiere Dios para nosotros es nuestra salvación, es
que lleguemos a estar con Él.
Le pedimos que nuestra voluntad se una a la suya para
que en nuestra vida tratemos de salvar a los hombres. Que en la tierra el error
sea desterrado, que reine la verdad, que el vicio sea destruido y que florezcan
las virtudes.
4. DANOS HOY NUESTRO PAN DE CADA DÍA: Al decir
“danos” nos estamos dirigiendo a nuestro Padre con toda la confianza con la que
se dirige un hijo a un padre.
Al decir “nuestro pan” nos referimos tanto al pan de
comida para satisfacer nuestras necesidades materiales como al pan del alma
para satisfacer nuestras necesidades espirituales. En el mundo hay hambre de
estos dos tipos, por lo que nosotros podemos ayudar a nuestros hermanos
necesitados.
5. PERDONA NUESTRAS OFENSAS COMO TAMBIÉN NOSOTROS
PERDONAMOS A LOS QUE NOS OFENDEN.
PERDONA NUESTRAS OFENSAS: Los hombres pecamos y nos
alejamos de Dios, por eso necesitamos pedirle perdón cuando lo ofendemos. Para
poder recibir el amor de Dios necesitamos un corazón limpio y puro, no un
corazón duro que no perdone los demás.
COMO TAMBIÉN NOSOTROS PERDONAMOS A LOS QUE NOS
OFENDEN: Este perdón debe nacer del fondo del corazón. Para esto necesitamos de
la ayuda del Espíritu Santo y recordar que el amor es más fuerte que el pecado.
6. NO NOS DEJES CAER EN TENTACIÓN
El pecado es el fruto de consentir la tentación, de
decir sí a las invitaciones que nos hace el demonio para obrar mal. Le pedimos
que no nos deje tomar el camino que conduce hacia el pecado, hacia el mal. El
Espíritu Santo nos ayuda a decir no a la tentación. Hay que orar mucho para no
caer en tentación.
7. Y LÍBRANOS DEL MAL
El mal es Satanás, el ángel rebelde. La pedimos a
Dios que nos guarde de las astucias del demonio. Pedimos por los males
presentes, pasados y futuros. Pedimos estar en paz y en gracia para la venida
de Cristo.
AMÉN: Así sea.
Mes del Sagrado Corazón
de Jesús
Día 21: La mortificación
Es el mandato de Jesús. Mandato duro para los
cristianos débiles y demasiado apegados a las propias comodidades. Mandato
suave y dulce para aquellas almas que sienten la belleza de la perfección,
gustan las dulzuras íntimas de la vida cristiana. "Quien quiera seguirme,
debe renunciar a sí mismo"
Para seguirle, para ser verdaderos cristianos,
debemos corregir nuestros defectos, mortificar nuestras pasiones y nuestros
sentidos. El primer médico de nosotros somos nosotros mismos.
Para conocerte bien debes hacer el examen de
conciencia cada día, cuando estás libre de ocupaciones materiales.
¿Cómo regulas tus pasiones? ¿Reina en tu corazón la
soberbia, la avaricia, la cólera, la indiferencia en hacer el bien, la envidia
del bien ajeno? Bajo la excusa de la prudencia, ¿no escondes, quizá el respeto
humano? ¿Cómo mortificas tus sentidos?
Web Católico de Javier
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el
Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes,
diáconos, seminaristas, monjas, religiosas, novicias, catequistas y todos los
que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para
que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto
con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de
Jesús y del Inmaculado Corazón de María;
por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y
martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros
hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el
abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por
los pacientes internados en la Casa de la Bondad en Córdoba (Argentina); por los niños con cáncer
y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por
los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por las
víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las familias, la fidelidad
de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento;
por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas
Almas del Purgatorio.
Pedimos oración para la Dra. María Victoria Galán Molina, originaria de Guatemala, para que
tenga éxito en su segundo año de Residencia Médica en Geriatría, en Terrassa,
Barcelona.
Pedimos oración por la familia Cardona Andrade, de Colombia, especialmente Trini
(María Trinidad Andrade), su esposo Carlos
y sus hijos Carlos y María Paula, para que sus proyectos, puestos
en las Manos del Señor, se lleven a cabo plenamente.
Pedimos oración para Alexandra, de Bogotá,
Colombia, joven católica que presta servicios voluntarios en su
Parroquia y se encuentra actualmente desempleada porque no ha podido, por
razones económicas, recibir su título de Licenciada en Literatura. Ella es el
sostén de su familia y requiere se resuelvan sus problemas, confiando
plenamente en la Santa Voluntad del Señor.
Pedimos oración por la salud de Raúl Luis P., de Córdoba, Argentina, para que el Señor y la Virgen
lo ayuden a recuperarse de un largo proceso de enfermedad y sucesivas
operaciones de su intestino.
Pedimos oración para el niño Fidel, de Buenos Aires, de casi tres años de edad, que tiene
problemas de habla por lo que se le están haciendo estudios para ver cuál es la
razón por la que todavía no se expresa con lenguaje.
Continuamos unidos en oración por medio del rezo del
Santo Rosario poniendo en Manos de Nuestra Madre Bendita todas nuestras
preocupaciones, alegrías y necesidades, poniendo al mundo entero en Manos de
nuestra Madre y pidiéndole a Ella paz para el mundo. Al rezar por la paz,
rezamos por todo, por la paz en el mundo, en los corazones, porque la violencia
sea desterrada, por la paz para los niños que están en peligro de ser
abortados. Paz para los jóvenes que no encuentran el camino, paz para los
deprimidos. Paz para los que no han tenido la dicha de conocer al Amor. En fin
rezamos por la paz, y sigamos haciéndolo.
Tú quisiste, Señor, que
tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto
el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha las plegarias que
te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se
hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse
elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la
pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo
nuestro Señor.
Amén
Cinco minutos del
Espíritu Santo
Junio 21
La Palabra de Dios nos invita a hacer una alianza de
amor con el Señor, y el Espíritu Santo nos inspira permanentemente para que
recordemos esa alianza, o para que la renovemos. Esa alianza es también una
participación nuestra en la Pascua de Cristo, tanto en su muerte (Gálatas
2,19-20; 6,17) como en su resurrección (Efesios 2,5-6; 1 Corintios 15,14).
El Espíritu Santo nos une a Cristo gloriosamente
resucitado y al mismo tiempo nos asocia al misterio de su Cruz vivificadora.
Siendo así poseídos, por la acción del Espíritu, se reproduce en nuestra
historia concreta el mismo misterio de la Pascua de Jesús. Toda nuestra vida
repite de alguna manera la muerte y la resurrección del Señor.
Las relaciones humanas, el trabajo, la enfermedad, y
todas las dimensiones de la vida humana, reflejan el misterio de la muerte y la
resurrección del Señor. Por la gracia del Espíritu, esas dimensiones participan
de la vida y de la fecundidad de Jesucristo. Por eso, nunca habrá momentos de
pura muerte. Siempre brillará de alguna manera el misterio de la resurrección,
porque siempre estará él ofreciéndonos su vida.
La vida humana se hace incomprensible sin esta
Alianza que Dios ha sellado con nuestra pequeña existencia en la Pascua de
Jesús. Sin esta Alianza, renovada por la acción del Espíritu, sólo quedaría de
nuestra existencia una multitud de fragmentos sin sentido.
* Mons. Víctor Manuel Fernández
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito
de todos)
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