martes, 15 de abril de 2025

Pequeñas Semillitas 5955

PEQUEÑAS SEMILLITAS
 
Año 20 - Número 5955 ~ Martes 15 de Abril de 2025
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
¡Alabado sea Jesucristo!
Martes Santo… ¿Qué hizo hoy Jesús?
Jesús vuelve a Jerusalén. Pasan por el lugar de la higuera maldecida. Al ver el templo, profetiza que será destruido. Los discípulos están tristes porque Jesús les anuncia que dentro de dos días le matarán. Los cristianos, como Él, hemos aprendido a cumplir siempre la voluntad de Dios Padre, por encima de todo. Por ejemplo, Juana de Arco, cuando estaba al frente de sus soldados franceses, en una gran batalla contra Inglaterra, Dios le anuncia que ese día será herida. Entonces una amiga suya le dice que no vaya a pelear. Y Juana le contesta en tono irónico: "sal tú y di a mis generales que Juana de Arco no luchará porque tiene miedo a ser herida". Y salió valerosamente al frente de sus soldados, y fue gravemente herida.
No tengamos miedo de aceptar la voluntad de Dios. ¡Señor, sí, Tú siempre quieres lo mejor para mí! Quiero lo que quieras, quiero porque quieres, quiero mientras quieras.
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
(Martes Santo)
Primera Lectura: Isaías 49, 1-6
 
Salmo: Sal 70, 1-2. 3-4a. 5-6ab. 15 y 17
 
Santo Evangelio: Jn 13,21-33.36-38
En aquel tiempo, estando Jesús sentado a la mesa con sus discípulos, se turbó en su interior y declaró: «En verdad, en verdad os digo que uno de vosotros me entregará». Los discípulos se miraban unos a otros, sin saber de quién hablaba. Uno de sus discípulos, el que Jesús amaba, estaba a la mesa al lado de Jesús. Simón Pedro le hace una seña y le dice: «Pregúntale de quién está hablando». Él, recostándose sobre el pecho de Jesús, le dice: «Señor, ¿quién es?». Le responde Jesús: «Es aquel a quien dé el bocado que voy a mojar». Y, mojando el bocado, le toma y se lo da a Judas, hijo de Simón Iscariote. Y entonces, tras el bocado, entró en él Satanás. Jesús le dice: «Lo que vas a hacer, hazlo pronto». Pero ninguno de los comensales entendió por qué se lo decía. Como Judas tenía la bolsa, algunos pensaban que Jesús quería decirle: «Compra lo que nos hace falta para la fiesta», o que diera algo a los pobres. En cuanto tomó Judas el bocado, salió. Era de noche.
Cuando salió, dice Jesús: «Ahora ha sido glorificado el Hijo del hombre y Dios ha sido glorificado en Él. Si Dios ha sido glorificado en Él, Dios también le glorificará en sí mismo y le glorificará pronto. Hijos míos, ya poco tiempo voy a estar con vosotros. Vosotros me buscaréis, y, lo mismo que les dije a los judíos, que adonde yo voy, vosotros no podéis venir, os digo también ahora a vosotros». Simón Pedro le dice: «Señor, ¿a dónde vas?». Jesús le respondió: «Adonde yo voy no puedes seguirme ahora; me seguirás más tarde». Pedro le dice: «¿Por qué no puedo seguirte ahora? Yo daré mi vida por ti». Le responde Jesús: «¿Que darás tu vida por mí? En verdad, en verdad te digo: no cantará el gallo antes que tú me hayas negado tres veces».
 
Comentario:
Hoy, Martes Santo, la liturgia pone el acento sobre el drama que está a punto de desencadenarse y que concluirá con la crucifixión del Viernes Santo. «En cuanto tomó Judas el bocado, salió. Era de noche» (Jn 13,30). Siempre es de noche cuando uno se aleja del que es «Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero» (Símbolo de Nicea-Constantinopla).
El pecador es el que vuelve la espalda al Señor para gravitar alrededor de las cosas creadas, sin referirlas a su Creador. San Agustín describe el pecado como «un amor a sí mismo hasta el desprecio de Dios». Una traición, en suma. Una prevaricación fruto de «la arrogancia con la que queremos emanciparnos de Dios y no ser nada más que nosotros mismos; la arrogancia por la que creemos no tener necesidad del amor eterno, sino que deseamos dominar nuestra vida por nosotros mismos» (Benedicto XVI). Se puede entender que Jesús, aquella noche, se haya sentido «turbado en su interior» (Jn 13,21).
Afortunadamente, el pecado no es la última palabra. Ésta es la misericordia de Dios. Pero ella supone un “cambio” por nuestra parte. Una inversión de la situación que consiste en despegarse de las criaturas para vincularse a Dios y reencontrar así la auténtica libertad. Sin embargo, no esperemos a estar asqueados de las falsas libertades que hemos tomado, para cambiar a Dios. Según denunció el padre jesuita Bourdaloue, «querríamos convertirnos cuando estuviésemos cansados del mundo o, mejor dicho, cuando el mundo se hubiera cansado de nosotros». Seamos más listos. Decidámonos ahora. La Semana Santa es la ocasión propicia. En la Cruz, Cristo tiende sus brazos a todos. Nadie está excluido. Todo ladrón arrepentido tiene su lugar en el paraíso. Eso sí, a condición de cambiar de vida y de reparar, como el del Evangelio: «Nosotros, en verdad, recibimos lo debido por lo que hemos hecho; pero éste no hizo mal alguno» (Lc 23,41).
* Abbé Jean GOTTIGNY (Bruxelles, Bélgica) © Textos de Evangeli.net – 
 
Santoral Católico:
San Damián de Molokai
Nació en Tremenloo (Bélgica) el año 1840 en el seno de una familia numerosa y cristiana. En su adolescencia trabajó en la granja familiar, pero a los 19 años ingresó en la Congregación de los Sagrados Corazones. Estudió en París y Lovaina. Antes de acabar la carrera pidió ir a misiones y en 1864 llegó a Honolulu en las islas Hawai. Allí completó los estudios y recibió la ordenación sacerdotal. Estuvo trabajando en la isla principal hasta que, en 1873, el obispo pidió voluntarios para la leprosería de la isla de Molokai, a la que el gobierno enviaba los enfermos. Él se ofreció y aquella fue su misión definitiva. Su vida fue heroica. Tuvo que hacer de sacerdote, médico, padre, cuidar las almas, limpiar las llagas, distribuir medicinas, despertar la propia estima de los enfermos, que acabaron organizándose, cultivando la tierra, creando instituciones. En 1884 él mismo resultó contagiado de lepra, y a partir de entonces comenzó a ser conocido y ponderado el ejemplo de su vida de radical entrega al servicio de los leprosos. Murió en la localidad de Kalawao, isla de Molokai en Oceanía, el 15 de abril de 1889. Fue canonizado en 2009.
Oración: Padre de misericordia, que en san Damián nos has dado el sublime testimonio de su caridad a los más pobres y abandonados, concédenos, por su intercesión, que también nosotros, impulsados por el amor al Corazón de tu Hijo, seamos servidores de los hermanos más necesitados y marginados. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Para más información hacer clic acá.
(Directorio Franciscano – ACI Prensa – Catholic.net)
 
Pensamiento del día
«Dios, en Su infinita sabiduría, nos comprende, ama y se preocupa por todos nosotros. Pero el tipo de amor que Dios creó y demostró es costoso porque implica sacrificio y presencia. Es un amor que funciona más como un lenguaje de señas que como si se hablara abiertamente. La forma del amor verdadero no es un diamante. Es una cruz»
 
¿Correos o Canal de WhatsApp?
Quiero comentarles que, tal como se anunció oportunamente, he dejado de enviar “Pequeñas Semillitas” por correo electrónico, debido a problemas con los servidores de correo. Pero... como soy muy obstinado y cabeza dura, he seguido haciendo pruebas, con ayuda de mi técnico Germán, y estoy logrando enviar (por ahora) unos  muy poquitos emails de “Pequeñas Semillitas” sin que los servidores (Yahoo, Gmail) me los rechacen. Por ahora solamente envío al diez por ciento de las personas anotadas... Veremos cómo sigue esto y si con el correr de los días puedo agregar paulatinamente algunos correos más.
De todos modos, sigue vigente mi sugerencia y pedido que se anoten en el Canal de WhatsApp de “Pequeñas Semillitas”, donde cada mañana podrán leer la edición del día e incluso reenviarla a otras personas. Para suscribirse (gratis por cierto) entren en https://whatsapp.com/channel/0029VablI734o7qTX6m58i2X 
y una vez allí tocan “ver canal” y a continuación “seguir”. Y cada día al abrir el WhatsApp vayan a la parte de abajo, donde dice “Novedades”. Allí estaremos.
 
Tema del día:
Confiar en Dios frente a la ansiedad
Uno de los principales problemas de salud mental en el mundo de hoy es la ansiedad. Millones de personas en todo el mundo la padecen a diario, con pocas esperanzas de cura. Si bien es cierto que puede existir una solución puramente médica para aliviar los sentimientos de ansiedad de alguien, hay ocasiones en que se pueden intentar otras alternativas, como confiar en Dios.
 
San Francisco de Sales ofrece sus pensamientos sobre la ansiedad en su “Introducción a la vida devota”.
 
Confiar en Dios
En primer lugar, explica que la ansiedad tiene en su raíz un objetivo loable:
"La tristeza, cuando se define, es la pena mental que sentimos a causa de nuestras dolencias involuntarias; ya sea que el mal sea exterior, como la pobreza, la enfermedad o el desprecio; o interior, como la ignorancia, la sequedad, la depresión o la tentación. Inmediatamente que el alma es consciente de alguno de estos males, se abate, y así se instala la turbación. Entonces empezamos inmediatamente a tratar de librarnos de él, y a encontrar medios para sacudirlo; y con razón, pues es natural para todos nosotros desear el bien y evitar lo que consideramos malo".
 
Es perfectamente normal desear algo bueno. A menudo podemos sentir ansiedad debido a una dolencia física que padecemos y que nos impide hacer algo que deseamos. O podemos sentir ansiedad porque deseamos que nuestra vida sea mejor y nos sentimos solos en este mundo. Sea lo que sea lo que desencadenó nuestra ansiedad, lo más probable es que fuera un buen deseo.
 
Para san Francisco de Sales, una clave para aliviar nuestra ansiedad es confiar en Dios:
"Si alguien se esfuerza por librarse de sus problemas por amor a Dios, se esforzará con paciencia, suavidad, humildad y calma, buscando la liberación más bien en la bondad y providencia de Dios que en su propia industria o esfuerzos".
 
Buscar ayuda y acudir a Dios
Esto no quiere decir que no debamos buscar atención médica o llevar nuestra ansiedad a nuestro terapeuta. Sin embargo, sí significa que debemos incluir a Dios en la ecuación e intentar descansar lo más tranquilamente posible en sus brazos.
 
San Francisco de Sales nos da un ejemplo de cómo confiar demasiado en nuestros propios esfuerzos puede meternos en problemas:
"Sin embargo, nada tiende tanto a potenciar lo uno o a retardar lo otro como el exceso de impaciencia y ansiedad. Las aves que son capturadas en redes y lazos se enredan inextricablemente en ellas, porque revolotean y luchan mucho. Por lo tanto, siempre que desees urgentemente librarte de algún mal, o alcanzar algo bueno, esfuérzate sobre todo por mantener un espíritu tranquilo y reposado, sosiega tu juicio y voluntad, y luego ve tranquila y fácilmente tras tu objeto, tomando todos los medios apropiados para alcanzarlo".
 
La buena noticia es que Dios tiene un plan para nosotros, y aunque no podamos librarnos completamente de nuestra ansiedad en esta vida, Dios nos ha preparado un lugar en la próxima que estará libre de todas las preocupaciones terrenales.
 
Necesitamos clamar a Dios y entregarle nuestra ansiedad, pidiéndole que haga todo lo que pueda para curarnos. Él es el Médico Divino y puede calmar nuestro corazón cansado si estamos abiertos a ello.
(Philip Kosloski en Aleteia / Imagen de Google)
 
Biblioteca de “Pequeñas Semillitas”
 
Contiene más de 350 artículos que han sido publicados
y que podrás leer o bajar a tu dispositivo.
La dirección para entrar en la Biblioteca es:
 
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
Dios le ha otorgado un poder inmenso a la Virgen: ella aplasta bajo sus pies la cabeza de la "serpiente" símbolo de las fuerzas del mal. Por eso decimos que Ella es "fuerte como un ejército alineado en batalla." El Papa Benedicto XVI dijo: "El Rosario contiene en sí el poder salvador del nombre de Jesús" (3 de mayo de 2008).
María no cesa de reunir a sus hijos para librar la batalla. En cada aparición mariana nos muestra el Rosario como un arma poderosa contra el enemigo.
¡El Rosario es una espada! Jesús mismo nos da el Rosario como arma. Escuchemos lo que nos dice Monseñor Olivier, Obispo de Maiduguri en Nigeria: "El 18 de abril de 2016, estaba rezando el Rosario cuando el Señor se me apareció. Jesús me entregó una espada. ¡Esta se convirtió inmediatamente en un Rosario!"
San Luis Grignion de Montfort nos dice: "El Rosario nos vuelve victoriosos frente a todos nuestros enemigos.”  Tomemos, entonces, el arma para librar la batalla a diario y participemos en la victoria del Inmaculado Corazón de María.
Recordemos a David y a Goliat, el Rosario es su honda. Cada Ave María es una bendición que destruye el mal.
🌸
La insistencia con la que Nuestro Señor pide que nos acerquemos a la oración para que se nos dé; que nosotros lleguemos a Él para encontrarlo, es una insistencia que requiere del corazón humano, una grandísima fortaleza interior, una gran tenacidad. Esa tenacidad para que pidamos y se nos dé, se ve muchas veces probada por las circunstancias, por las situaciones en las que nos encontramos.
Jesús habla de que pidan y se les dará, pero no nos dice si será pronto o tarde, cuando se nos dará. No nos dice si vamos a encontrar al primer momento en que empezamos a buscar o va a ser una búsqueda larga. No nos dice si la espera va a ser corta o se va a dilatar mucho. Simplemente nos dice que toquemos, que pidamos, que busquemos con la certeza de que vamos a recibir, vamos a encontrar y de que se nos va a abrir. Tener esta certeza, requiere en el alma una gran fortaleza interior, una gran firmeza interior. Una firmeza que Dios Nuestro Señor va probando, que poco a poco Él va viendo si es auténtica, si es verdadera.
Forjemos nuestra alma a través de la oración, a través del sacrificio, a través de la profundidad interior. Forjémonos constantemente, para encontrar siempre, en todo lo que Dios nos da, al Padre Bueno que da cosas buenas a quienes se las piden. (P. Cipriano Sánchez)
 
Un año con María
Abril 15: Dios no se cansa de escucharnos
Abel es el primer muerto de la humanidad y no sabemos el final de la historia, pero sabemos que todos estamos invitados a mejorar la calidad de vida de las personas. Estamos invitados a ser generosos en la vida, y la gracia de Dios se muestra en actos simples. El limpiar la mesa, ayudar a un abuelo, servir la comida, todos esos actos pueden ayudarnos a vivir en la gracia.
Si no tenemos compasión es porque no tenemos una intimidad con Dios. En María vemos la compasión siempre, porque ella convivió con Jesús. Los santos son los que ven a Dios en cada pequeño que los rodea.
(PADRE LUIS ZAZANO)
 
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
 
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