PEQUEÑAS SEMILLITAS Año 17 - Número 4965 ~ Martes 19 de Abril
de 2022Desde la ciudad de Córdoba (Argentina) Alabado sea
Jesucristo…
Podemos creer que todo
lo que la vida nos ofrecerá mañana es repetir lo que hicimos ayer y hoy. Pero
si prestamos atención, percibiremos que ningún día es igual a otro. Cada mañana
trae una bendición escondida; una bendición que solo sirve para este día y que
no puede guardarse o desaprovecharse.
Si no usamos ese milagro
hoy, se perderá. Este milagro está en los detalles de lo cotidiano; es preciso
vivir cada minuto porque allí encontramos la salida de nuestras confusiones, la
alegría de nuestros buenos momentos, la pista correcta para la decisión que ha
de ser tomada. No podemos dejar nunca que cada día parezca igual al anterior
porque todos los días son diferentes.
Presta atención a todos
los momentos, porque la oportunidad, el "instante mágico", está a nuestro
alcance.
La Palabra de
Dios Lecturas del día ♡ Primera Lectura: Hch 2,36-41
♡ Salmo: Sal 32,4-5.18-19.20.22
♡ Santo Evangelio: Jn 20,11-18
En aquel tiempo, estaba
María junto al sepulcro fuera llorando. Y mientras lloraba se inclinó hacia el sepulcro,
y ve dos ángeles de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús, uno
a la cabecera y otro a los pies. Dícenle ellos: «Mujer, ¿por qué lloras?». Ella
les respondió: «Porque se han llevado a mi Señor, y no sé dónde le han puesto».
Dicho esto, se volvió y vio a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús. Le
dice Jesús: «Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?». Ella, pensando que era
el encargado del huerto, le dice: «Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde
lo has puesto, y yo me lo llevaré». Jesús le dice: «María». Ella se vuelve y le
dice en hebreo: «Rabbuní», que quiere decir “Maestro”». Dícele Jesús: «No me
toques, que todavía no he subido al Padre. Pero vete donde mis hermanos y
diles: ‘Subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios’». Fue María
Magdalena y dijo a los discípulos que había visto al Señor y que había dicho
estas palabras.
♡ Comentario:
Hoy, en la figura de
María Magdalena, podemos contemplar dos niveles de aceptación de nuestro
Salvador: imperfecto, el primero; completo, el segundo. Desde el primero, María
se nos muestra como una sincerísima discípula de Jesús. Ella lo sigue, maestro
incomparable; le es heroicamente adherente, crucificado por amor; lo busca, más
allá de la muerte, sepultado y desaparecido. ¡Cuán impregnadas de admirable
entrega a su “Señor” son las dos exclamaciones que nos conservó, como perlas
incomparables, el evangelista Juan: «Se han llevado a mi Señor, y no sé dónde
le han puesto» (Jn 20,13); «¡Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has
puesto, y yo me lo llevaré»! (Jn 20,15). Pocos discípulos ha contemplado la
historia, tan afectos y leales como la Magdalena.
No obstante, la buena
noticia de hoy, de este martes de la octava de Pascua, supera infinitamente
toda bondad ética y toda fe religiosa en un Jesús admirable, pero, en último
término, muerto; y nos traslada al ámbito de la fe en el Resucitado. Aquel
Jesús que, en un primer momento, dejándola en el nivel de la fe imperfecta, se
dirige a la Magdalena preguntándole: «Mujer, ¿por qué lloras?» (Jn 20,15) y a
la cual ella, con ojos miopes, responde como corresponde a un hortelano que se
interesa por su desazón; aquel Jesús, ahora, en un segundo momento, definitivo,
la interpela con su nombre: «¡María!» y la conmociona hasta el punto de
estremecerla de resurrección y de vida, es decir, de Él mismo, el Resucitado,
el Viviente por siempre. ¿Resultado? Magdalena creyente y Magdalena apóstol:
«Fue María Magdalena y dijo a los discípulos que había visto al Señor» (Jn 20,18).
Hoy no es infrecuente el
caso de cristianos que no ven claro el más allá de esta vida y, pues, que dudan
de la resurrección de Jesús. ¿Me cuento entre ellos? De modo semejante son
numerosos los cristianos que tienen suficiente fe como para seguirle privadamente,
pero que temen proclamarlo apostólicamente. ¿Formo parte de ese grupo? Si fuera
así, como María Magdalena, digámosle: —¡Maestro!, abracémonos a sus pies y
vayamos a encontrar a nuestros hermanos para decirles: —El Señor ha resucitado
y le he visto.
* Rev. D. Antoni ORIOL i
Tataret (Vic, Barcelona, España)
Santoral Católico: San ExpeditoMártir Santo de la Causas
Justas y Urgentes. Es contemporáneo de Santa Filomena, y su martirio ocurrió el
19 de Abril del año 303.
Vivió a principios del
siglo IV bajo el imperio de Diocleciano, emperador que años más tarde lo
mandaría a matar. Era el comandante de una legión de soldados romanos. Por
orden del emperador Diocleciano, fue sacrificado en Melitene, sede de una de la
Provincias Romanas en Armenia. Junto con él murieron sus compañeros de armas:
Caio, Gálatas, Hermógenes, Aristónico y Rufo.
A pesar de ser un
soldado romano, encargado de defender el Imperio de Roma, cierto día, la gracia
de Dios tocó su corazón y se convirtió al cristianismo. Según dicen en el
momento de la conversión un cuervo trató de persuadirlo que lo dejase para mañana.
Como buen soldado, san Expedito reaccionó enérgicamente aplastando al cuervo
diciendo repetidas veces hoy. No dejaré nada para mañana, a partir de hoy seré
cristiano.
San Expedito es
reconocido por el Don para resolver necesidades urgentes, pero también es
Patrono de los Jóvenes, Socorro de los Estudiantes, Mediador en los Procesos y
Juicios, Salud de los Enfermos, Protector en los Problemas de Familia,
Laborales y Negocios, pudiendo ser invocado en otros casos.
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© Aciprensa – Catholic.net
Pensamiento del día «No es grande
cosa creer que Cristo muriese;porque
esto también lo creenlos
paganos y judíos y todos los inicuos:todos
creen que murió.La fe
de los cristianos es la Resurrección de Cristo»(San
Agustín) Historias:El sacerdote “que fracasó” El Cura de un pequeño pueblo llegó a la iglesia animado y motivado para
realizar otra misa vespertina. La hora pasaba y el pueblo no llegaba. Después
de 15 minutos de retraso, entraron tres niños, después de 20 minutos entraron
dos jóvenes.
Así que el sacerdote decidió comenzar la misa con los cinco hermanos. En
el transcurso de la misa, entró una pareja que se sentó en los últimos bancos
de la iglesia.
Cuando el sacerdote hacía Homilía, entró otro señor, medio sucio, con una
cuerda en la mano, decepcionado y sin entender por qué la débil participación
de los fieles, el sacerdote condujo la misa animada y predicó con dedicación y
celo.
Cuando volvía a la casa fue asaltado y golpeado por dos ladrones que se
llevaron su carpeta donde estaba su Biblia y otras pertenencias de valor.
Llegando a la casa parroquial, haciendo los vendajes de las heridas, el
sacerdote describió ese día como:
1) el día más triste de tu vida,
2) el día más fracasado de su ministerio,
3) el día más infructífero de tu carrera.
Después de cinco años, el sacerdote decidió compartir esta historia con
la iglesia. Cuando terminaba de contar la historia, una pareja de gran
destacada reputación en esa parroquia lo detuvo y le dijo:
- Padre, la pareja de la historia que se sentó en el fondo éramos
nosotros. Estábamos al borde de la separación en función de varios problemas y
desacuerdos que había en nuestro hogar. Esa noche decidimos finalizar nuestra
boda, pero primero decidimos venir a la iglesia para dejar nuestras alianzas y
luego cada uno seguiría su camino. Sin embargo, dejamos la separación después
de escuchar su homilía esa misma noche. Como consecuencia, hoy estamos aquí con
el hogar y la familia restaurados.
Mientras la pareja hablaba, uno de los empresarios más exitosos que
ayudaba en el sustento de esa iglesia saludaba, pidiendo hablar y al darle la
oportunidad dijo:
- Padre, soy el señor que entró medio sucio con una cuerda en la mano. Yo
estaba al borde de la quiebra, perdido en las drogas, mi esposa y mis hijos se
habían ido de casa por cuenta de mis agresiones. Esa noche traté de suicidarme,
pero la cuerda se rompió. Así que decidí comprar otra. Cuando me puse en camino
a comprar otra cuerda, vi la iglesia abierta, decidí entrar realmente sucio con
la cuerda en la mano. Esa noche, su homilía perforó mi corazón y salí de aquí
con ánimo de vivir. Hoy estoy libre de las drogas, mi familia volvió a casa y
me convertí en el mayor empresario del pueblo.
En la puerta de la entrada de la sacristía, el Diácono gritó:
- Padre, yo fui uno de esos ladrones que lo robaron. El otro murió esa
misma noche cuando realizábamos el segundo robo. En su maletín, había una Biblia.
La leí cada vez que me despertaba por la mañana. Después de tanto leer, decidí
participar en esta iglesia.
El Padre se quedó en shock y empezó a llorar junto con los fieles.
Después de todo, esa noche que consideraba como una noche de fracaso fue una
noche muy productiva.
Moraleja de la historia:
1- Ejerce tu llamado (trabajo / misión /ministerio) con dedicación y celo
independiente del número de participantes.
2- Da lo mejor de ti todos los días, porque cada día eres un instrumento
del bien para la vida de alguien.
3- En los peores días de tu vida todavía puedes ser bendición en la vida
de alguien.
4- El día que consideras como el día más infructífero de tu vida en la
tierra, en realidad es el día más productivo en el mundo espiritual.
5- Dios usa las malas circunstancias de la vida para producir grandes
victorias.
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reenviándolas a sus contactos, y de ese modo ayudan a sembrar en el mundo la
alegría del Evangelio.
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas” Debemos tomar conciencia
que tenemos que ser fieles a Dios en todo, comenzando a ser fieles en lo poco,
para ser fieles también en lo mucho.
No creamos que las cosas
comunes de todos los días no sean ocasiones propicias para demostrarle a Dios
nuestra fidelidad, porque justamente es en esas ocasiones comunes y triviales,
cuando le demostramos a Dios que queremos serle fieles. Ya ha dicho el Señor en
el Evangelio que quien sea fiel en lo poco, también será fiel en lo mucho. Y
quien sea deshonesto en lo pequeño, también será deshonesto en lo grande e
importante.
Eso también nos debe
orientar en el tema del pecado, tratando de no pecar jamás, ni pecados mortales
ni veniales, porque el pecado, cualquiera que sea, que se comete con
deliberación, abre la puerta al Mal, y nos arrastra fácilmente a su órbita, de
modo que después se hace muy difícil liberarse de esa esclavitud.
Nada hay grande ni
pequeño a los ojos de Dios, y con una simple acción podemos demostrar a Dios
cuánto le amamos. Así que no desperdiciemos ni siquiera la más pequeña ocasión
de ser fieles a Dios y a su voluntad, porque las grandes mansiones fueron
construidas ladrillo a ladrillo. Así también nuestra santidad se debe construir
con las acciones pequeñas de todos los días.
Un minuto para volar Abril 19
La vida
es una corriente, nada en ella es estático. La vida fluye y tú fluyes en ella.
Arrójate al río y permite que te lleve lentamente. No te preocupes. Tarde o
temprano llegarás al mar. Corre siempre hacia abajo, como el agua, humilde como
ella, sin necesidad de ostentar triunfos en una cima gloriosa. Avanza sin
cuidar las apariencias y derramando vida a tu paso. Deja de luchar contra la
corriente, deja de preocuparte asustado y temeroso por cada peligro, y sigue
fluyendo.
(Mons. Víctor M. Fernández)
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Un minuto para volar
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