martes, 18 de enero de 2022

Pequeñas Semillitas 4880

PEQUEÑAS SEMILLITAS
 
Año 17 - Número 4880 ~ Martes 18 de Enero de 2022
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
No te aferres al pasado ni a los recuerdos tristes. No abras la herida que ya cicatrizó. No revivas los dolores y sufrimientos antiguos. Lo que pasó, pasó…
De ahora en adelante, pon tus fuerzas en construir una vida nueva, orientada hacia lo alto, y camina de frente, sin mirar atrás. Haz como el sol que nace cada día, sin pensar en la noche que pasó.
Sólo vivimos una vez. No hay tiempo de tener miedo. Entonces basta.  Haz algo que nunca has hecho. Atrévete. Olvídate que te están mirando. Intenta la jugada imposible. Corre el riesgo. No te preocupes por ser aceptado. No te conformes con ser uno más.
Sé tú mismo... Vamos, levántate… porque la luz del sol que Dios nos regala está afuera...
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: 1 Samuel 16,1-13
 
Salmo: Sal 88,20.21-22.27-28
 
Santo Evangelio: Mc 2,23-28
Un sábado, cruzaba Jesús por los sembrados, y sus discípulos empezaron a abrir camino arrancando espigas. Decíanle los fariseos: «Mira ¿por qué hacen en sábado lo que no es lícito?». Él les dice: «¿Nunca habéis leído lo que hizo David cuando tuvo necesidad, y él y los que le acompañaban sintieron hambre, cómo entró en la Casa de Dios, en tiempos del Sumo Sacerdote Abiatar, y comió los panes de la presencia, que sólo a los sacerdotes es lícito comer, y dio también a los que estaban con él?». Y les dijo: «El sábado ha sido instituido para el hombre y no el hombre para el sábado. De suerte que el Hijo del hombre también es señor del sábado».
 
Comentario:
Hoy como ayer, Jesús se las ha de tener con los fariseos, que han deformado la Ley de Moisés, quedándose en las pequeñeces y olvidándose del espíritu que la informa. Los fariseos, en efecto, acusan a los discípulos de Jesús de violar el sábado (cf. Mc 2,24). Según su casuística agobiante, arrancar espigas equivale a “segar”, y trillar significa “batir”: estas tareas del campo —y una cuarentena más que podríamos añadir— estaban prohibidas en sábado, día de descanso. Como ya sabemos, los panes de la ofrenda de los que nos habla el Evangelio, eran doce panes que se colocaban cada semana en la mesa del santuario, como un homenaje de las doce tribus de Israel a su Dios y Señor.
La actitud de Abiatar es la misma que hoy nos enseña Jesús: los preceptos de la Ley que tienen menos importancia han de ceder ante los mayores; un precepto ceremonial debe ceder ante un precepto de ley natural; el precepto del reposo del sábado no está, pues, por encima de las elementales necesidades de subsistencia. El Concilio Vaticano II, inspirándose en la perícopa que comentamos, y para subrayar que la persona ha de estar por encima de las cuestiones económicas y sociales, dice: «El orden social y su progresivo desarrollo se han de subordinar en todo momento al bien de la persona, porque el orden de las cosas se ha de someter al orden de las personas, y no al revés. El mismo Señor lo advirtió cuando dijo que el sábado había sido hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado (cf. Mc 2,27)».
San Agustín nos dice: «Ama y haz lo que quieras». ¿Lo hemos entendido bien, o todavía la obsesión por aquello que es secundario ahoga el amor que hay que poner en todo lo que hacemos? Trabajar, perdonar, corregir, ir a misa los domingos, cuidar a los enfermos, cumplir los mandamientos..., ¿lo hacemos porque toca o por amor de Dios? Ojalá que estas consideraciones nos ayuden a vivificar todas nuestras obras con el amor que el Señor ha puesto en nuestros corazones, precisamente para que le podamos amar a Él.
* Rev. D. Ignasi FABREGAT i Torrents (Terrassa, Barcelona, España)
 
Santoral Católico:
Santa Margarita de Hungría
Virgen Dominica
Hija de Bela IV, rey de Hungría, nació en Turoc (Dalmacia) el año 1242. Sus padres hicieron voto de consagrarla a Dios si liberaba a su patria de los tártaros. Desde pequeña se educó en las dominicas, en el monasterio de Santa María, fundado por su padre junto a Buda, en el que hizo la profesión religiosa en 1254. Es una de las grandes místicas medievales de Hungría. En la vida conventual, realizaba las tareas más humildes, con gran espíritu de pobreza y mortificación. No tenía una gran cultura, pero desde niña se hacía leer las Escrituras y se confiaba a la guía espiritual de su confesor, el dominico P. Marcelo, que fue Provincial de Hungría. Rezaba siempre las mismas oraciones y tenía una particular devoción a la Pasión de Cristo y a la Eucaristía. Llegó a un alto grado de contemplación, acompañada de visiones y otros dones de Dios. Murió el 18 de enero de 1270 en su convento.
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© Directorio Franciscano – Aciprensa – Catholic.net
 
Pensamiento del día
 
«Hay dos cosas que llenan mi mente de admiración y respeto:
el cielo estrellado, encima de mí,
y la ley moral, dentro de mí.
Para mí son pruebas de que
hay un Dios por encima de mí y dentro de mí»
(Kant)
 
Historias:
Una solución creativa
Cuenta una antigua leyenda que en la Edad Media un hombre muy virtuoso fue injustamente acusado de haber asesinado a una mujer.
 
En realidad, el verdadero autor era una persona muy influyente del reino y por eso, desde el primer momento, se procuró un chivo expiatorio para encubrir al culpable.
 
El hombre fue llevado a juicio ya conociendo que tendría escasas o nulas oportunidades de escapar al terrible veredicto... ¡la horca!
 
El Juez, también confabulado, cuidó no obstante de dar todo el aspecto de un juicio justo. Por ello, dijo al acusado: "Conociendo tu fama de hombre justo y devoto del Señor, vamos a dejar en manos de Él tu destino. Vamos a escribir en dos papeles separados las palabras culpable e inocente. Tú escogerás y será la mano de Dios la que decida tu destino.
 
Por supuesto, el mal funcionario había preparado dos papeles con la misma leyenda: "CULPABLE" y la pobre víctima, aún sin conocer los detalles, se daba cuenta de que el sistema propuesto era una trampa. No había escapatoria.
 
El Juez conminó al hombre a tomar uno de los papeles doblados. Éste respiró profundamente, quedó en silencio unos cuantos segundos con los ojos cerrados, invocando al Señor su ayuda, y cuando la sala comenzaba ya a impacientarse abrió los ojos y con una extraña sonrisa, tomó uno de los papeles y llevándolo a su boca, lo engulló rápidamente.
 
Sorprendidos e indignados los presentes, le reprocharon airadamente: "¿Pero qué hizo?, ¿y ahora? ¿cómo vamos a saber el veredicto?".
 
"Es muy sencillo, respondió el hombre. Es cuestión de leer el papel que queda y sabremos lo que decía el que me tragué". Con rezongos y enojo mal disimulado, liberaron al acusado y jamás volvieron a molestarlo.
 
Sé creativo. Cuando todo parezca perdido, pídele al Señor que te ilumine para usar tu imaginación.
 
Como decía Albert Einstein... "en los momentos de crisis, solo la imaginación es más importante que el conocimiento."
(Fuente: Web Católico de Javier)
 
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Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
Una noche un hombre tuvo un sueño. Él soñó que caminaba a la orilla de la playa con el Señor. Cruzando el cielo aparecían escenas de su vida. Por cada escena, él notaba dos pares de huellas: una que pertenecía a él, y otra al Señor.
Cuando la última escena de su vida apareció ante él, miró hacia las huellas en la arena. Él notó que muchas veces en el transcurso de su vida había un solo par de huellas. Notó también que esto sucedía en los más depresivos y tristes momentos de su vida. Esto realmente le molestó y le preguntó acerca de ello:
“Señor, tú dijiste que una vez que yo decidiera seguirte, tú caminarías conmigo toda la senda. Pero noté que durante los tiempos más difíciles de mi vida había sólo un par de huellas. No entiendo por qué me abandonaste”.
El Señor le contestó:
“Mi precioso hijo, yo te amo y nunca te dejaré. Cuando pasaste por tiempo de sufrimiento y viste solo un par de huellas, entonces yo te llevaba en mis brazos”.
 
Un minuto para volar
Enero 18
Permítele al Señor que te haga fuerte. Dile estas palabras del Salmo con todo tu corazón: “Yo te amo Señor, mi fortaleza, mi roca y mi protección, mi liberador, mi Dios, la roca en que me protejo, mi escudo y la fuerza de mi salvación, mi torre segura y mi refugio” (Sal 18, 2-3). Y continúa este día sabiendo que Él ha tomado tu vida con todo su poder infinito. Él te regala su firmeza y su seguridad.
(Mons. Víctor M. Fernández)
 
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
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