PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año
16 - Número 4837 ~ Lunes 1 de Noviembre de 2021.Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina) Alabado sea Jesucristo…
Iniciando
el mes de noviembre, hoy celebramos la Fiesta
de Todos los Santos. La Sagrada Biblia llama “Santo” a aquello que está
consagrado a Dios. La Iglesia Católica ha llamado “santos” a aquellos que se
han dedicado a tratar de que su propia vida le sea lo más agradable posible a
Nuestro Señor.
Hay
unos que han sido “canonizados”, o sea declarados oficialmente santos por el
Sumo Pontífice, porque por su intercesión se han conseguido admirables
milagros, y porque después de haber examinado minuciosamente sus escritos y de
haber hecho una cuidadosa investigación e interrogatorio a los testigos que lo
acompañaron en su vida, se ha llegado a la conclusión de que practicaron las
virtudes en grado heroico.
Los
santos canonizados oficialmente por la Iglesia Católica son varios millares.
Pero existe una inmensa cantidad de santos no canonizados, pero que ya están
gozando de Dios en el cielo porque tuvieron una vida en la tierra de acuerdo a
los mandamientos y a lo predicado por Jesús... Son los que el Papa Francisco
llama “los santos de la puerta de al lado”, porque muchos de ellos han vivido
entre nosotros, en nuestro tiempo y en nuestras ciudades, y su santidad la
conoce sólo Dios.
¡Buenos días María! Se cuenta que San Francisco de Borja, interrogando a
sus novicios, percibió que entre ellos algunos carecían de devoción a la
Santísima Virgen.
Él advierte, entonces, al maestro de novicios,
rogándole que vigile a estos jóvenes y que los vigile de cerca. Sucedió lo que
el santo temía: todos estos novicios perdieron la gracia de la vocación.
Hijos míos —dijo san Felipe Neri a los que confesó—
si quieren obtener el don de la perseverancia, amen a María, sirvan a María.
Porque uno solo se pierde cuando se niega a pedir su ayuda.
Esta anécdota nos sirve a todos nosotros para volver
a confirmar que María es el mejor camino para llegar a Jesús. ¡Sigamos a María!
La Palabra de Dios Lecturas del día ♥ Primera Lectura: Apocalipsis 7,2-4.9-14
♥ Salmo: Sal 24 (23) 1-2.3-4ab.5-6
♥ Segunda Lectura: 1Juan 3,1-3
♥ SANTO EVANGELIO: Mateo 5,1-12a
En aquel tiempo, viendo Jesús la muchedumbre, subió
al monte, se sentó, y sus discípulos se le acercaron. Y tomando la palabra, les
enseñaba diciendo: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es
el Reino de los Cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en
herencia la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán
consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque
ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos
alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos
verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán
llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la
justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados seréis
cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra
vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será
grande en los cielos».
♥ Comentario:
Hoy celebramos la realidad de un misterio salvador
expresado en el “credo” y que resulta muy consolador: «Creo en la comunión de
los santos». Todos los santos, desde la Virgen María, que han pasado ya a la
vida eterna, forman una unidad: son la Iglesia de los bienaventurados, a
quienes Jesús felicita: «Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos
verán a Dios» (Mt 5,8). Al mismo tiempo, también están en comunión con
nosotros. La fe y la esperanza no pueden unirnos porque ellos ya gozan de la
eterna visión de Dios; pero nos une, en cambio el amor «que no pasa nunca»
(1Cor 13,13); ese amor que nos une con ellos al mismo Padre, al mismo Cristo
Redentor y al mismo Espíritu Santo. El amor que les hace solidarios y solícitos
para con nosotros. Por tanto, no veneramos a los santos solamente por su
ejemplaridad, sino sobre todo por la unidad en el Espíritu de toda la Iglesia,
que se fortalece con la práctica del amor fraterno.
Por esta profunda unidad, hemos de sentirnos cerca de
todos los santos que, anteriormente a nosotros, han creído y esperado lo mismo
que nosotros creemos y esperamos y, sobre todo, han amado al Padre Dios y a sus
hermanos los hombres, procurando imitar el amor de Cristo.
Los santos apóstoles, los santos mártires, los santos
confesores que han existido a lo largo de la historia son, por tanto, nuestros
hermanos e intercesores; en ellos se han cumplido estas palabras proféticas de
Jesús: «Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con
mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos,
porque vuestra recompensa será grande en los cielos» (Mt 5,11-12). Los tesoros
de su santidad son bienes de familia, con los que podemos contar. Éstos son los
tesoros del cielo que Jesús invita a reunir (cf. Mt 6,20). Como afirma el
Concilio Vaticano II, «su fraterna solicitud ayuda, pues, mucho a nuestra
debilidad» (Lumen Gentium, 49). Esta
solemnidad nos aporta una noticia reconfortante que nos invita a la alegría y a
la fiesta.
* Mons. F. Xavier
CIURANETA i Aymí Obispo Emérito de Lleida (Lleida, España)
Santoral Católico: Solemnidad de Todos los
Santos La Iglesia celebra esta solemnidad en honor de todos
los santos, o sea, de todos los fieles que murieron en Cristo y con Él han sido
ya glorificados en el cielo. Esta fiesta nos recuerda, pues, los méritos de
todos los cristianos, de cualquier lengua, raza, condición y nación, que están
ya en la casa del Padre, aunque no hayan sido canonizados ni beatificados; nos
invita a pedirles su ayuda e intercesión ante el Señor; y nos estimula a seguir
su ejemplo, múltiple y variado, en nuestra vida cristiana.
Oración: Dios
todopoderoso y eterno, que nos has otorgado celebrar en una misma fiesta los méritos
de todos los santos, concédenos, por esta multitud de intercesores, la deseada
abundancia de tu misericordia y tu perdón. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Para más información hacer clic acá.
* Directorio Franciscano
– Catholic.net
Pensamiento de Benedicto
XVI "En el centro de la asamblea de los santos
resplandece la Virgen María, la más humilde y excelsa de las criaturas. Al
darle la mano, nos sentimos animados a caminar con mayor impulso por el camino
de la santidad. A Ella le encomendamos hoy nuestro compromiso diario y le
pedimos también por nuestros queridos difuntos, con la profunda esperanza de
volvernos a encontrar un día todos juntos en la comunión gloriosa de los
santos"
Tema del día: Los Santos nos iluminan ¿De
qué sirven a los santos nuestras alabanzas, nuestra glorificación, esta misma
solemnidad que celebramos? ¿De qué les sirven los honores terrenos, si reciben
del Padre celestial los honores que les había prometido verazmente el Hijo? ¿De
qué les sirven nuestros elogios? Los santos no necesitan de nuestros honores,
ni les añade nada nuestra devoción. Es que la veneración de su memoria redunda
en provecho nuestro, no suyo. Por lo que a mí respecta, confieso que, al pensar
en ellos, se enciende en mí un fuerte deseo.
El
primer deseo que promueve o aumenta en nosotros el recuerdo de los santos es el
de gozar de su compañía, tan deseable, y de llegar a ser conciudadanos y
compañeros de los espíritus bienaventurados, de convivir con la asamblea de los
patriarcas, con el grupo de los profetas, con el senado de los apóstoles, con
el ejército incontable de los mártires, con la asociación de los confesores, con
el coro de las vírgenes; para resumir, el de asociarnos y alegrarnos juntos en
la comunión de todos los santos. Nos espera la Iglesia de los primogénitos, y
nosotros permanecemos indiferentes; desean los santos nuestra compañía, y
nosotros no hacemos caso; nos esperan los justos, y nosotros no prestamos
atención.
Despertémonos,
por fin, hermanos; resucitemos con Cristo, busquemos los bienes de arriba,
pongamos nuestro corazón en los bienes del cielo. Deseemos a los que nos
desean, apresurémonos hacia los que nos esperan, entremos a su presencia con el
deseo de nuestra alma. Hemos de desear no sólo la compañía, sino también la
felicidad de que gozan los santos, ambicionando ansiosamente la gloria que
poseen aquellos cuya presencia deseamos. Y esta ambición no es mala, ni incluye
peligro alguno el anhelo de compartir su gloria.
El
segundo deseo que enciende en nosotros la conmemoración de los santos es que,
como a ellos, también a nosotros se nos manifieste Cristo, que es nuestra vida,
y que nos manifestemos también nosotros con él, revestidos de gloria.
Entretanto, aquel que es nuestra cabeza se nos representa no tal como es, sino
tal como se hizo por nosotros, no coronado de gloria, sino rodeado de las
espinas de nuestros pecados. Teniendo a aquel que es nuestra cabeza coronado de
espinas, nosotros, miembros suyos, debemos avergonzarnos de nuestros
refinamientos y de buscar cualquier púrpura que sea de honor y no de irrisión.
Llegará un día en que vendrá Cristo, y entonces ya no se anunciará su muerte, para
recordarnos que también nosotros estamos muertos y nuestra vida está oculta con
él. Se manifestará la cabeza gloriosa y, junto con él, brillarán glorificados
sus miembros, cuando transfigurará nuestro pobre cuerpo en un cuerpo glorioso
semejante a la cabeza, que es él.
Deseemos,
pues, esta gloria con esfuerzo seguro y total. Pero, para que nos sea permitido
esperar esta gloria y aspirar a tan gran felicidad, debemos desear también, en
gran manera, la intercesión de los santos, para que ella nos obtenga lo que
supera nuestras fuerzas.
© P.
Max Alexander
Meditaciones de
“Pequeñas Semillitas” El demonio sabe que cuando probamos un bocado de la
santidad, estamos irremediablemente perdidos para él. Es por eso que nos
distrae con multitud de pretextos y nos muestra la religión católica como algo
aburrido o molesto. Pero tenemos que saber que aquí sucede como cuando los
primeros discípulos encontraron a Jesús y le preguntaron dónde vivía, y Él les
respondió “Vengan y lo verán”. Y esto mismo nos dice a cada uno de nosotros, ya
que en el mismo caminar es que iremos descubriendo las maravillas de este
camino, a cuyo término está el Cielo con su felicidad eterna.
No hay nada más importante que nuestra santificación,
porque si trabajamos por ser santos, estamos trabajando por la gloria de Dios,
por la salvación de las almas, por nuestra patria y por el mundo, porque un
alma que se santifica atrae el bien sobre todo y sobre todos, así como un alma
que peca daña a todos, porque todos formamos un cuerpo.
Lancémonos entonces a la conquista del monte de la
santidad. Tenemos solo esta vida para hacerlo. No pasemos el tiempo en balde,
sino aprovechémoslo para ser cada día un poco mejores que el día que pasó.
Vivamos bien y confiados solo el momento presente, sin preocuparnos por el
futuro ni por los pecados del pasado.
El demonio solo teme esta decisión nuestra de ser
santos, porque sabe que nos escaparemos de sus manos y arrastraremos junto a
nosotros a muchas almas en la ascensión hacia lo alto. A pesar del mundo, del demonio
y de la carne... ¡Seamos santos!
Pedidos de oración ♦ Pedimos oración por la Santa Iglesia
Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los
obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, monjas, religiosas, novicias,
catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la
unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro
Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el
triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María; por la conversión de todos los pueblos; por
la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio
Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por
diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia
de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con
cáncer y otras patologías graves; por los jóvenes, especialmente los que han
caído en las drogas o cualquier tipo de adicción, por las víctimas de trata, por
el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la
falta de libertad en muchos países del mundo; por las víctimas de catástrofes
naturales; por la unión de las familias, por lo no nacidos, por la fidelidad de
los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por
el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas
Almas del Purgatorio. En este tiempo pedimos especiales oraciones por todas las
personas que en diversos países del mundo han sido afectadas por el coronavirus,
rogando que el Sagrado Corazón de Jesús nos proteja ante esta terrible
pandemia, y que con fe y esperanza, y siguiendo las indicaciones médicas de
prevención, el riesgo de contagio vaya disminuyendo en todo el planeta y los
que están enfermos se sanen. Para lectores argentinos, pedimos especial oración
por la salvación de Argentina en el marco de la justicia.
♦ Pedimos oración
por todos los países de Latinoamérica, para que no caigan en las garras
nefastas del comunismo y/o gobiernos populistas que tienden hacia lo
dictatorial, sin tener interés en las necesidades de los pueblos, sino en
satisfacer las propias ambiciones desmedidas de los políticos enquistados en
los diversos gobiernos.
♦ Pedimos oración para Sylvia S., de Santiago de Chile,
portadora de tumor de piel (melanoma), que mañana martes tiene estudios
complementarios y el miércoles tiene fecha para la inmunoterapia mediante la
cual está siendo tratada con buenos resultados. Que el Señor Jesús permita que
ella siga evolucionando favorablemente.
♦ Pedimos oración para Luís Ramiro, de Colombia, hombre mayor
quien presenta situaciones de agresividad y neurosis que afectan su vida
familiar y comunitaria. Le colocamos en las Santas y Venerables Manos del Señor
para que apacigüe su delicada situación y permita un tratamiento psicológico o
psiquiátrico.
♦ Pedimos oración por el feliz término del embarazo de Cecilia, de Buenos Aires, Argentina, que permitirá la llegada al mundo de su hijo Santiago. Que la Virgen de la Dulce Espera le conceda un parto normal y un nacimiento sin ninguna complicación.
♦ Continuamos unidos en oración por
medio del rezo del Santo Rosario poniendo en Manos de Nuestra Madre Bendita
todas nuestras preocupaciones, alegrías y necesidades, poniendo al mundo entero
en Manos de nuestra Madre y pidiéndole a Ella paz para el mundo. Al rezar por
la paz, rezamos por todo, por la paz en el mundo, en los corazones, porque la
violencia sea desterrada, por la paz para los niños que están en peligro de ser
abortados. Paz para los jóvenes que no encuentran el camino, paz para los
deprimidos. Paz para los que no han tenido la dicha de conocer al Amor. En fin
rezamos por la paz, y sigamos haciéndolo.
Tú quisiste, Señor, que tu hijo unigénito soportara
nuestras debilidades, para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la
paciencia. Escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos
enfermos y conceda a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la
enfermedad, la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha
llamado dichosos, y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención
del mundo. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
Año de San José San José, hombre justo y
modelo de virtudes,es el Patrono Universal de
la santa Iglesia,y por lo tanto de todos
nosotros.Es el santo que tuvo en la
tierrala misión más grande y
noble:proteger al Niño Dios y su
Santísima Madre.
Noviembre 1
Glorioso san José, Tú sabes
que a la gloria se va por la cruz, a la resurrección por la muerte y a la
felicidad eterna por el dolor, concédenos que también nosotros podamos vencer
al mundo con nuestra fe en Jesús y alcancemos la victoria final. Amén.
(P. Florentín Brusa, cmf)
FELIPE -Jardinero
de Dios-(el más pequeñito de
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¡Buenos días María!
La Palabra de Dios
Santoral Católico:
Pensamiento de Benedicto
XVI
Tema del día:
Meditaciones de
“Pequeñas Semillitas”
Pedidos de oración
Año de San José
FELIPE
Enseña el Cristo: a tu prójimo/ amarás como a ti mismo,/ pero no olvides nunca/ que es "otro". Antonio Machado y Lain Entralgo, añadió: "Otro-yo"
ResponderEliminarJosé Luis Sevillano Sánchez- España