jueves, 8 de julio de 2021

Pequeñas Semillitas 4721

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 16 - Número 4721 ~ Jueves 8 de Julio de 2021.
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina) 
Alabado sea Jesucristo…
Conversar con Dios es escuchar los grillos cuando cantan las auroras, es saber que el otro es tan tú como tú mismo, es abrir las puertas dejando entrar las brisas, es soñar despierto con el edén perdido y reencontrarlo luego en el corazón vencido.
Conversar con Dios es servicio fiel, darle de comer a la viuda y al mendigo y poner la frente ante el odio altivo, es ser feliz con todos y también contigo.
Es amar al prójimo; ya no porque te lo hayan pedido, sino porque sabes bien que amar es recibir abrigo.
Es amar aún a tu peor enemigo porque sabes bien que es tu espejo vivo.
Conversar con Dios es sentir la brisa suave mientas vamos al arrullo de la luna abrazando los luceros y estrellas.
Conversar con Dios es un sonreír continuo al hermano ajado, al hermano herido, al hermano triste y aun al desabrido porque sabes bien que andará contigo incluso ante la ausencia de su amor de amigo.
 
¡Buenos días María!
Si es necesario que luches durante todo el tiempo que dura el rezo de su Rosario, contra las distracciones, lucha valientemente con las armas en la mano, es decir continúa tu Rosario, aunque no tengas ningún placer o satisfacción sensible: es un combate terrible, pero que salva al alma fiel.
Si bajas las armas, es decir, si abandonas tu Rosario, te has dejado vencer y, en consecuencia, el demonio como vencedor de tu entereza, te dejará tranquilo y te reprochará el día del juicio final tu debilidad e infidelidad.
“El que es fiel ante las cosas pequeñas, también lo es ante las grandes” (Lucas 16,10) Aquél que es fiel rechazando las pequeñas distracciones durante sus oraciones, será también fiel en las más grandes. No hay nada más cierto, pues el Espíritu Santo lo ha dicho.
¡Ánimo! Ya que has tomado la resolución de rezar el Rosario diariamente, que la multitud de moscas (así llamo a todas las distracciones que nos dan guerra cada vez que rezamos) no sean capaces de distraerte de la compañía de Jesús y de María, en la cual te encuentras mientras rezas el Rosario.
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Génesis 44,18-21.23b-29.45,1-5
 
Salmo: Sal 105 (104) 16-17.18-19.20-21
 
SANTO EVANGELIO: Mt 10,7-15
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus Apóstoles: «Id proclamando que el Reino de los Cielos está cerca. Curad enfermos, resucitad muertos, purificad leprosos, expulsad demonios. Gratis lo recibisteis; dadlo gratis. No os procuréis oro, ni plata, ni calderilla en vuestras fajas; ni alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón; porque el obrero merece su sustento. En la ciudad o pueblo en que entréis, informaos de quién hay en él digno, y quedaos allí hasta que salgáis. Al entrar en la casa, saludadla. Si la casa es digna, llegue a ella vuestra paz; mas si no es digna, vuestra paz se vuelva a vosotros. Y si no se os recibe ni se escuchan vuestras palabras, salid de la casa o de la ciudad aquella sacudiendo el polvo de vuestros pies. Yo os aseguro: el día del Juicio habrá menos rigor para la tierra de Sodoma y Gomorra que para aquella ciudad».
 
Comentario:
Hoy, el texto del Evangelio nos invita a evangelizar; nos dice: «Predicad» (cf. Mt 10,7). El anuncio es la buena nueva de Jesús, que intenta hablarnos del reino de Dios, que Él es nuestro salvador, enviado por el Padre al mundo y, por este motivo, el único que nos puede renovar desde dentro y cambiar la sociedad en la que vivimos.
Jesús anunciaba que «el Reino de los Cielos está cerca» (Mt 10,7). Él era el anunciador del reino de Dios que se hacía presente entre los hombres y mujeres en la medida en que el bien avanzaba y retrocedía el mal.
Jesús quiere la salvación del hombre total, en su cuerpo y en su espíritu; más aún, ante el enigma que preocupa a la humanidad, que es la muerte, Jesús propone la resurrección. Quien vive muerto por el pecado, cuando recupera la gracia, experimenta una nueva vida. Éste es un gran misterio que comenzamos a experimentar a partir de nuestro bautismo: ¡los cristianos estamos llamados a la resurrección!
Una muestra de cómo el Papa Francisco busca el bien del hombre: «Esta “cultura del descarte” nos ha hecho insensibles también al derroche y al desperdicio de alimentos. En otro tiempo nuestros abuelos cuidaban mucho que no se tirara nada de comida sobrante. ¡El alimento que se desecha es como si se robara de la mesa del pobre, de quien tiene hambre!».
Jesús nos dice que seamos siempre portadores de paz. Cuando los sacerdotes llevamos la Comunión a un enfermo decimos: «¡La paz del Señor sea en esta casa!». Y la paz de Cristo permanece ahí, si hay personas dignas de ella. Para recibir los dones del reino de Dios se necesita una buena disposición interior. Por otro lado, también vemos cómo mucha gente pone excusas para no recibir el Evangelio.
Nosotros tenemos un gran cometido entre los hombres, y es que no podemos dejar de anunciar el Evangelio después de haber creído, porque vivimos de él y queremos que otros también lo vivan.
* Rev. D. Antonio BORDAS i Belmonte (L’Ametlla de Mar, Tarragona, España)
 
Santoral Católico:
Beato Eugenio III
Papa de 1145 a 1153
Nació cerca de Pisa (Italia). Siendo allí canónigo conoció a san Bernardo, de quien fue discípulo predilecto, e ingresó en la Orden Cisterciense. Lo enviaron a Italia y fue abad de San Silvestre de Farfa y luego de la abadía de Acque Salvie o Tre Fontane de Roma. Elegido papa, tuvo que irse a Farfa para recibir la coronación; hizo las paces con el Senado, y volvió a Roma, de la que aún tendría que huir varias veces más. En 1147 fue a Francia para tratar con san Bernardo de la reforma de la curia y de la Iglesia. El propio Eugenio dio ejemplo de una espiritualidad en la que la austeridad de la vida monástica se conciliaba con las responsabilidades del pontificado. Mientras, en Roma, lo atacaba Arnaldo de Brescia, a quien el Papa excomulgó. En 1145 convocó una cruzada que, a pesar del apoyo de san Bernardo, no tuvo éxito. Presidió concilios en París, Tréveris, Reims y Cremona. Tuvo diferencias con Federico I Barbarroja, pero se logró el acuerdo de Constanza en 1153. Murió en Tívoli (Italia) el 8 de julio de 1153.
Oración: Dios todopoderoso y eterno, que pusiste al papa beato Eugenio al frente de tu pueblo para que, con su ejemplo y su palabra, le ayudara a crecer en santidad; protege por su intercesión a los pastores de la Iglesia y al rebaño que les has confiado, para que siempre caminen por las sendas de la salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Para más información hacer clic acá.
* Directorio Franciscano – Aciprensa – Catholic.net
 
Pensamiento del día
«No hay otra materia en la cual la mente promedio esté más confundida que la cuestión de la tolerancia y la intolerancia. La tolerancia sólo aplica a las personas, nunca a los principios. La intolerancia sólo aplica a los principios, nunca a las personas. Debemos ser tolerantes con las personas porque son humanos; debemos ser intolerantes sobre los principios porque son divinos. Debemos ser tolerantes con los errantes, porque la ignorancia pudo haberlos desviado; pero debemos ser intolerantes con el error, porque la Verdad no es obra nuestra, sino de Dios».
(Mons. Fulton J. Sheen)
 
Historias verídicas:
De los porros al sacerdocio
No dar a nadie por perdido. Quizá es una de las principales lecciones que Miguel Ángel Sanchíz, recién ordenado sacerdote con 28 años, aprendió tras los años que definió como “un infierno” para él y su familia.
 
La marihuana, la fiesta incesante y una actitud rebelde le engancharon y alejaron de Dios muchos años. Unas catequesis neocatecumenales y una oración especial en Viernes Santo reorientaron su vida. 
 
Miguel Ángel Sanchíz  contó  su historia en la web de la diócesis de Cartagena. Nació en una familia católica de Villena (Alicante). Junto a sus siete hermanos, tuvo una infancia que recuerda “buena y feliz, pero en constante rebeldía”.
 
Sus padres, Miguel y Dora, se preocuparon de que fuese educado en un colegio cristiano, el salesiano María Auxiliadora. Sanchíz recuerda de aquella etapa que la Virgen María era un apoyo frecuente en su vida, desde las oraciones que se realizaban antes de comenzar las clases hasta su día a día en casa junto a sus padres.
 
En la adolescencia todo empeoró. Lo que empezó como una cosa de niño rebelde que no sabía lo que hacía y creía tener derecho a todo, terminó en un auténtico vicio. “Fumaba porros y sentía que me humillaba profundamente, que era algo que no estaba bien, pero no podía dejar de hacerlo”.
 
Sufrió una crisis que le llevó a una “situación horrible” alejado de la fe y la Iglesia, sumido en las drogas y la fiesta y “con un desapego y desconfianza total” hacia sus padres. Adicto y perdido, Miguel robaba el dinero que necesitaba a sus padres antes de salir de fiesta.
 
“Con 17 años vivía un infierno en casa, por esa desconfianza que había hacia mí, porque yo la creé; trataba mal a mis padres, hablándoles mal y siempre desobedeciéndoles”.
 
Pero ellos siempre estuvieron ahí. “Mis padres siempre me han querido de verdad. Nunca me han dado por perdido y siempre me han corregido gracias a la experiencia que tienen de Dios en sus vidas. Yo no me daba cuenta del amor que me tenían”.
 
Durante cinco años permaneció en una comunidad parroquial y acudió a las catequesis del Camino Neocatecumenal “por obediencia” a su padre. “Iba por cumplir, me reía un poco, fastidiaba otro poco y luego me iba”, reata.
 
Pero las catequesis tuvieron su efecto, y “gracias a estar en esta comunidad en la que mi padre insistió en que perseverara, encontré el amor de Dios”.
 
Un Viernes Santo, un encuentro de adoración a la Cruz le fulminó. “Me encontré con Jesucristo crucificado muriendo por mí, viendo lo que yo era, después de escuchar el relato de la Pasión, al mirar la cruz, y escuchando el canto de adoración eucarística oh Jesús, amor mío, que dice: `Tú has recibido los insultos y los desprecios de mí, para que yo reciba la bendición de ti´”.
 
“Yo le daba al Señor mi lujuria, mi soberbia, mis mentiras… Mentía constantemente en mi casa, en la comunidad, a los profesores y mentía a Dios. Y veía cómo el Señor me respondía con amor, bendición y cariño; muriendo por mí. Eso fue lo que, mirando la cruz, me cambió. En definitiva, sentí un amor que nunca había sentido”.
 
Aquel encuentro marcó un antes y un después. “Poco a poco, el Señor me fue hablando y me concedió obedecer, cosa que yo nunca había hecho. Diría que gracias a la obediencia estoy aquí, mi vida cambió; gracias a la obediencia entré en el seminario”.
 
Miguel Ángel cuenta que el día de su graduación de Bachillerato se celebraba un encuentro vocacional. “No sé por qué, pero decidí ir y renuncié a la mayor fiesta de mi vida”.
 
Ya en el viaje, coincidió con un sacerdote al que conocía. “El Señor me impulsó a confesarme, porque yo, de los robos, la droga, etc. nunca me había confesado, por vergüenza. Por primera vez sentí que todo lo que yo no me podía perdonar, el Señor me había perdonado. Sentí un amor grandísimo. El cura me dijo: `Si el Señor te llama, no te resistas´. No lo entendí en ese momento”.
 
Poco después, en el encuentro, se pidieron vocaciones y Miguel Ángel comenzó un periodo de discernimiento. “El Señor ordenó mi vida, pude reconciliarme con mi familia, trabajar y entrar en la universidad”.
 
El joven trató de olvidarse de su vocación, pero durante la JMJ de Río de Janeiro, Miguel Ángel volvió a “avivar esa llama perdida” y asistió a una convivencia para discernir la entrada en el seminario.
 
Finalmente fue destinado al seminario de la ciudad de Murcia, donde realizó su formación durante ocho años. Destaca los buenos compañeros y amistades que hizo en aquellos años.
 
“Eran mis hermanos. Es impresionante poder querernos así, sin exigir que nadie cambie. Me han enseñado a ser persona, a ser agradecido, a decir las cosas y a ser trasparente. Los formadores han sido unos verdaderos padres, en lo bueno y en lo malo”.
 
Además de no dar a nadie por perdido, el sacerdote ordenado el 27 de junio sabe que a lo largo del camino que acaba de comenzar se presentarán dificultades. “Vuelve al primer amor”, se dirá en cada una de ellas. “Acuérdate de dónde te sacó el Señor, acuérdate de que te quiso siempre y de que contó contigo, como eras. Sea cual sea el problema que tengas, el Señor está contigo”.
(Fuente: Religión en Libertad)
 
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
La famosa psicóloga norteamericana, de origen suizo, Elisabeth Kübler Ross dice: Llegó un momento en mi vida en que me di cuenta de que había traído dos hijos al mundo, les había dado todo el bienestar, una buena educación, pero eran soberbios y estaban vacíos por dentro, vacíos como una botella de cerveza recién bebida. Entonces, me dije a mí misma, que debía hacer algo que no fuese solamente darles cosas materiales. De acuerdo con mi esposo, tomamos como huésped en mi casa a un anciano de 74 años, al cual los médicos habían diagnosticado dos meses de vida. Quería que mis hijos estuvieran cerca de él en su momento final, quería que viesen y tocasen por sí mismos la experiencia más importante de la vida: la muerte. El huésped no sólo vivió dos meses, vivió dos años y medio. Era tratado en todo como un miembro más de la familia. Aquella experiencia dio a mis hijos una increíble riqueza espiritual. En aquel desconocido, que fue recibido para morir entre nosotros, descubrieron un nuevo sentido para su vida y maduraron mucho (haciéndose más humildes). Aquel pobre anciano nos había dado mucho más de lo que nosotros le habíamos dado a él.
Es bueno conocer la muerte para conocer la vida. Es importante darnos cuenta de lo poco que somos humanamente y de lo frágil que es la vida para que no seamos soberbios y podamos vivir humildemente agradecidos a Dios por cada momento de nuestra existencia, sin tratar de acumular tesoros en este mundo.
 
Año de San José
 
San José, hombre justo y modelo de virtudes,
es el Patrono Universal de la santa Iglesia,
y por lo tanto de todos nosotros.
Es el santo que tuvo en la tierra
la misión más grande y noble:
proteger al Niño Dios y su Santísima Madre.
 
Julio 8
Glorioso san José, tú que nunca te apegaste a las seguridades terrenales, danos el auxilio del Espíritu Santo para que vivamos siempre en prudente desprendimiento de las seguridades que nos rodean. Amén.
(P. Florentín Brusa, cmf)
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
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AMDG

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