jueves, 20 de mayo de 2021

Pequeñas Semillitas 4675

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 16 - Número 4675 ~ Jueves 20 de Mayo de 2021.
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Cuando la Iglesia católica dice que hay que ser generoso, preocuparse de los demás, o acordarse de los pobres, la mayoría de la gente lo escucha con aire distraído. Pocos se sienten interpelados.
Sin embargo, sorprendentemente, cuando la Iglesia habla sobre la castidad, muchos se rasgan las vestiduras y dicen que es una especie de represión absurda e intolerable, un resto de antiguos puritanismos y anacronismos ridículos.
¿Y por qué crees que hay una reacción tan diferente ante unos temas y otros?
No lo sé. La Iglesia se limita a hablar, no les está forzando a nada. Pero se ve que ante este tema experimentan una profunda inquietud. Quizá haya algo de mala conciencia, si reaccionan de modo tan crispado y vehemente.
(Alfonso Aguiló)
 
¡Buenos días María!
El alma humana “no se perderá jamás, si sigue siendo cercana a estas dos grandes mujeres que nos acompañan en la vida: María y la Iglesia”, declaraba el Papa Francisco el 15 de septiembre de 2014 en recuerdo de Nuestra Señora de los Dolores.
“Jesús vino al mundo para aprender a ser hombre, y siendo hombre, caminar con los hombres. Vino al mundo para obedecer, y obedeció. Pero esta obediencia la aprendió del sufrimiento.” Lo mismo que María “la Madre, la nueva Eva participa en este camino: aprendió, sufrió y obedeció”, lo que hace de Ella “una madre” para los Cristianos.
Lejos de ser huérfanos, los bautizados tienen también por madre a la Iglesia “que recorre el mismo camino que Jesús y María: el camino de la obediencia, el camino del sufrimiento”. Como María que es “la madre firme que da la seguridad”, también la Iglesia es “muy firme cuando adora a Jesucristo, que guía, enseña y ayuda” a los cristianos.
El Papa evocó una tercera figura femenina “como decía el monje Isaac de la Estrella, el alma es femenina y se asemeja a María y a la Iglesia”. La “pequeña alma humana no se perderá jamás, si sigue siendo una mujer cercana a estas dos grandes mujeres que nos acompañan en la vida: María y la Iglesia.”
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Hechos 22,30.23,6-11
 
Salmo: Sal 16 (15) 1-2a.5.7-8.9-10.11
 
SANTO EVANGELIO: Juan 17,20-26
En aquel tiempo, Jesús, alzando los ojos al cielo, dijo: «Padre santo, no ruego sólo por éstos, sino también por aquellos que, por medio de su palabra, creerán en mí, para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado. Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno como nosotros somos uno: yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectamente uno, y el mundo conozca que tú me has enviado y que los has amado a ellos como me has amado a mí.
»Padre, los que tú me has dado, quiero que donde yo esté estén también conmigo, para que contemplen mi gloria, la que me has dado, porque me has amado antes de la creación del mundo. Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido y éstos han conocido que tú me has enviado. Yo les he dado a conocer tu Nombre y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que tú me has amado esté en ellos y yo en ellos».
 
Comentario:
Hoy, encontramos en el Evangelio un sólido fundamento para la confianza: «Padre santo, no ruego sólo por éstos, sino también por aquellos que (...) creerán en mí» (Jn 17,20). Es el Corazón de Jesús que, en la intimidad con los suyos, les abre los tesoros inagotables de su Amor. Quiere afianzar sus corazones apesadumbrados por el aire de despedida que tienen las palabras y gestos del Maestro durante la Última Cena. Es la oración indefectible de Jesús que sube al Padre pidiendo por ellos. ¡Cuánta seguridad y fortaleza encontrarán después en esta oración a lo largo de su misión apostólica! En medio de todas las dificultades y peligros que tuvieron que afrontar, esa oración les acompañará y será la fuente en la que encontrarán la fuerza y arrojo para dar testimonio de su fe con la entrega de la propia vida.
La contemplación de esta realidad, de esa oración de Jesús por los suyos, tiene que llegar también a nuestras vidas: «No ruego sólo por éstos, sino también por aquellos que (...) creerán en mí». Esas palabras atraviesan los siglos y llegan, con la misma intensidad con que fueron pronunciadas, hasta el corazón de todos y cada uno de los creyentes.
En el recuerdo de la última visita de San Juan Pablo II a España, encontramos en las palabras del Papa el eco de esa oración de Jesús por los suyos: «Con mis brazos abiertos os llevo a todos en mi corazón —dijo el Pontífice ante más de un millón de personas—. El recuerdo de estos días se hará oración pidiendo para vosotros la paz en fraterna convivencia, alentados por la esperanza cristiana que no defrauda». Y ya no tan cercano, otro Papa hacía una exhortación que nos llega al corazón después de muchos siglos: «No hay ningún enfermo a quien le sea negada la victoria de la cruz, ni hay nadie a quien no le ayude la oración de Cristo. Ya que si ésta fue de provecho para los que se ensañaron con Él, ¿cuánto más lo será para los que se convierten a Él?» (San León Magno).
* P. Joaquim PETIT Llimona, L.C. (Barcelona, España)
 
Santoral Católico:
San Bernardino de Siena
Presbítero
Nació en Massa Marittima (Toscana, Italia), el año 1380, de familia noble. Estudió en la universidad de Siena, y a la edad de 22 años vistió el hábito de san Francisco. Apenas recibida la ordenación sacerdotal, en 1404, fue destinado a la predicación, en la que sobresalió especialmente a partir de 1418, después de dedicarse intensamente al estudio. Fue uno de los mayores predicadores populares del siglo XV, culto a la vez que cercano al pueblo. Propagó la devoción al Santísimo Nombre de Jesús, cuyo anagrama difundió por toda Italia. Contribuyó eficazmente en la reforma de las costumbres del pueblo cristiano. Tuvo un papel importante en la promoción intelectual y espiritual de su Orden, en la que impulsó la gran reforma de los Observantes, para la que contó con colaboradores y continuadores como san Juan de Capistrano, san Jaime de la Marca, el beato Mateo de Agrigento, etc. Sus escritos lo colocan entre los grandes maestros franciscanos. Murió en L'Aquila (Abruzzo) el 20 de mayo de 1444.
Oración: Señor Dios, que infundiste en el corazón de san Bernardino de Siena un amor admirable al nombre de Jesús, concédenos, por su intercesión y sus méritos, vivir siempre impulsados por el espíritu de tu amor. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Para más información hacer clic acá.
* Directorio Franciscano – Aciprensa – Catholic.net
 
Pensamiento del día
 
“¡Oh hombre, que tanta confianza tienes puesta en el mundo!
¿Has considerado alguna vez cuantos engaños se encierran en él?”
(San Bernardino de Siena)
 
Tema del día:
Los 7 dones del Espíritu Santo
Estamos a pocos días del domingo de Pentecostés, en que celebramos la venida del Espíritu Santo, que nos habrá de infundir sus siete dones.
 
El don de la SABIDURÍA: Tú eres el don que nos permites disfrutar las cosas de Dios. Eres quien nos invita siempre a buscar primero el Reino de Dios. Tú nos permites ver las cosas no sólo con la racionalidad, sino también con el corazón, tratando de verlas tal cual Dios mismo las ve.
 
El don de ENTENDIMIENTO: Tú eres quien nos permite adentrarnos en los misterios de Dios para poder descubrir ¿qué es lo que Dios quiere?. Tú nos ayudas a discernir los caminos que nuestro Padre nos presenta, iluminados por su misma Palabra y por la oración.
 
El don de FORTALEZA: Tú eres quien nos mantiene firmes en nuestra fe, eres quien nos acompaña y sostiene en las dificultades que se nos presentan en la Vida.  A ti te invocamos cada vez que nos sentimos débiles, angustiados, oprimidos, para fortalecernos y salir adelante en nuestro compromiso y en nuestro amor y seguimiento de Jesucristo. Tú eres el que nos recuerda siempre que Dios nos ama por sobre todas las cosas.
 
El don de la PIEDAD: Tú eres el don que nos permite reconocernos hijos muy amados del Padre, y poder disfrutar de la dicha que esto significa. Eres el don que nos facilita nuestro dialogo amoroso y filial con Dios a través de la oración y del encuentro comunitario.
 
El don del CONSEJO: Tú eres quien nos inspira para saber qué debemos hacer, qué escoger, qué cosas evitar. Tú estás siempre presente cuando debemos tomar decisiones en nuestra vida, para que ellas estén de acuerdo a la voluntad de Dios Padre y del Evangelio de Jesús nuestro hermano. Y a ti también te invocamos cuando debemos aconsejar a uno de nuestros hermanos.
 
El don de CIENCIA: Tú eres quien nos permite descubrir lo verdadero y lo falso. Nos ayudas a comprender y amar el universo entero creado por Dios. Eres el don que nos inspiras a encontrar la presencia de Dios en toda la creación. Eres quien inspiras a hombres y mujeres para llevar adelante descubrimientos, avances científicos y tecnológicos que favorecen la vida del hombre.
 
El don del TEMOR DE DIOS: Tú eres quien nos permite acercarnos con cariño y confiadamente a Dios Padre, para hablarle con sencillez y presentarle nuestra vida. Tú nos permites reconocer día a día el amor de Dios por cada uno de nosotros, contigo podemos reconocer que somos sus hijos predilectos muy amados por Dios. Nos iluminas de manera especial en los momentos en que, en forma personal o comunitaria nos reunimos a orar y alabarte.
 
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
Quizá, el problema más grande del hombre, es que está demasiado distraído… La verdad se le escapa, a quien no presta atención, a quien no sabe escuchar y ver.
La vida se vuelve un pesar, para quien no sabe regresar a las cosas simples del vivir, la vida se vuelve una confusión, cuando no tenemos tiempo para sentarnos a contemplar, y del pesar nace el sin-sentido y de la confusión la ira.
No es entonces extraño, que las personas que más tienen, más infelices son, porque hay más cosas que las distraen, que las pre-sobre-ocupan, que las hacen perder la capacidad humana de disfrutar las pequeñeces de la vida.
Creo que la existencia del hombre está creada para que en todo momento podamos contemplar la verdad, contemplar la belleza que nos rodea, humanizarla, y humanizarnos nosotros mismos que no es sino regresar a comprender quiénes somos, y qué buscamos, comprender, que allí donde está nuestro tesoro, allí estará también nuestro corazón.
 
Año de San José 
San José, hombre justo y modelo de virtudes,
es el Patrono Universal de la santa Iglesia,
y por lo tanto de todos nosotros.
Es el santo que tuvo en la tierra
la misión más grande y noble:
proteger al Niño Dios y su Santísima Madre.
 
Mayo 20
Qué dolor tan grande, debiste sentir san José, en tu corazón al ver a tu esposa embarazada sin conocer el gran misterio, y qué prudencia tuviste al retirarte. Pero cuánta alegría sentiste cuando el ángel Gabriel, enviado de Dios, te reveló el misterio obrado por el Espíritu Santo sobre Ella. Glorioso san José enséñanos a dejar siempre todo juicio humano en manos de Dios. Amén.
(P. Florentín Brusa, cmf)
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
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AMDG

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