PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año
15 - Número 4535 ~ Sábado 19 de Diciembre de 2020Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina) Alabado sea Jesucristo…
Querido
Dios: Vas a venir a nuestra casa, vas venir a embarrarte... simplemente... como
un niño, como uno de tantos en una de tantas familias.
Hazte
carne si quieres, pero deseo que tu familia no sangre dolor, deseo que tu
familia te deje nacer, que no te ignore y te ayude a crecer, que no grite “te
odio” y en ella no oigas “no quiero volverte a ver”.
Acampa
sin miedo, que aquí te esperan familias rotas, familias pobres, familias
tristes, familias hundidas, familias sin Ti... Familias que quieren ser una de
tantas, una de tantas familias de amor que, mientras te esperan, te gritan:
¡Ven pronto, Señor! Amén.
¡Buenos días! Concédeme abundancia
“Baje a nosotros la bondad del Señor y haga prósperas
las obras de nuestras manos”. Prosperidad y abundancia son dos profundos
anhelos del hombre. Porque necesitamos los frutos de la tierra y los
instrumentos que nos ayuden en el trabajo. Pero hay otro nivel de abundancia y
prosperidad en el que tal vez no pensamos tanto. Navidad es una invitación a
meditar en esa otra dimensión.
Concédeme, Señor,
abundancia de lágrimas, para mantenerme humano, abundancia de sonrisas para
mantenerme cuerdo, abundancia de contratiempos para mantenerme humilde.
Concédeme, Señor,
abundancia de aciertos para mantenerme confiado, abundancia de paciencia para
seguir esperando, abundancia de esperanza para sobrevivir en la duda.
Concédeme, Señor,
abundancia de amigos para cobrar ánimo, abundancia de recuerdos para adquirir
consuelo, abundancia de fe para encaminarme a ti.
Navidad se nos presenta con signos de pequeñez,
debilidad y carencia. El Hijo de Dios siendo grande, se hizo pequeño, siendo
fuerte se hizo débil, y siendo rico se hizo pobre. Apenas aparece entre
nosotros la Sabiduría eterna encarnada nos enseña a descubrir el valor de la
humildad, del dolor y del sabio uso de las realidades terrenas. Que esta
Navidad ilumine tu vida.
* Enviado por el P.
Natalio
La Palabra de Dios Lecturas del día ♥ Primera Lectura: Jueces 13:2-7, 24-25
♥ Salmo: Sal 71:3-6, 16-17
♥ Santo Evangelio: Lc 1,5-25
Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un
sacerdote, llamado Zacarías, del grupo de Abías, casado con una mujer
descendiente de Aarón, que se llamaba Isabel; los dos eran justos ante Dios, y
caminaban sin tacha en todos los mandamientos y preceptos del Señor. No tenían
hijos, porque Isabel era estéril, y los dos de avanzada edad.
Sucedió que, mientras oficiaba delante de Dios, en el
turno de su grupo, le tocó en suerte, según el uso del servicio sacerdotal,
entrar en el Santuario del Señor para quemar el incienso. Toda la multitud del
pueblo estaba fuera en oración, a la hora del incienso. Se le apareció el Ángel
del Señor, de pie, a la derecha del altar del incienso. Al verle Zacarías, se
turbó, y el temor se apoderó de él. El ángel le dijo: «No temas, Zacarías,
porque tu petición ha sido escuchada; Isabel, tu mujer, te dará a luz un hijo,
a quien pondrás por nombre Juan; será para ti gozo y alegría, y muchos se
gozarán en su nacimiento, porque será grande ante el Señor; no beberá vino ni
licor; estará lleno del Espíritu Santo ya desde el seno de su madre, y a muchos
de los hijos de Israel, les convertirá al Señor su Dios, e irá delante de Él
con el espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los
padres a los hijos, y a los rebeldes a la prudencia de los justos, para
preparar al Señor un pueblo bien dispuesto».
Zacarías dijo al ángel: «¿En qué lo conoceré? Porque
yo soy viejo y mi mujer avanzada en edad». El ángel le respondió: «Yo soy
Gabriel, el que está delante de Dios, y he sido enviado para hablarte y
anunciarte esta buena nueva. Mira, te vas a quedar mudo y no podrás hablar
hasta el día en que sucedan estas cosas, porque no diste crédito a mis
palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo».
El pueblo estaba esperando a Zacarías y se extrañaban
de su demora en el Santuario. Cuando salió, no podía hablarles, y comprendieron
que había tenido una visión en el Santuario; les hablaba por señas, y
permaneció mudo. Y sucedió que cuando se cumplieron los días de su servicio, se
fue a su casa. Días después, concibió su mujer Isabel; y se mantuvo oculta
durante cinco meses diciendo: «Esto es lo que ha hecho por mí el Señor en los
días en que se dignó quitar mi oprobio entre los hombres».
♥ Comentario:
Hoy, el ángel Gabriel anuncia al sacerdote Zacarías
el nacimiento “sobrenatural” de Juan el Bautista, que preparará la misión del
Mesías. Dios, en su amorosa providencia, prepara el nacimiento de Jesús con el
nacimiento de Juan, el Bautista. Aunque Isabel sea estéril, no importa. Dios
quiere hacer el milagro por amor a nosotros, sus criaturas.
Pero Zacarías no manifiesta en el momento oportuno la
visión sobrenatural de la fe: «¿En qué lo conoceré? Porque yo soy viejo y mi
mujer avanzada en edad» (Lc 1,18). Tiene una mirada excesivamente humana. Le
falta la docilidad confiada en los planes de Dios, que siempre son más grandes
que los nuestros: ¡en este caso, ni más ni menos que la Encarnación del Hijo de
Dios para la salvación del género humano! El ángel encuentra a Zacarías como
“despistado”, lento para las cosas de Dios, como estando en “fuera de juego”.
Cuando ya faltan pocos días para la Navidad, conviene
que el Ángel del Señor nos encuentre preparados, como María. Es necesario
tratar de mantener la presencia de Dios a lo largo del día, intensificar
nuestro amor a Jesucristo en nuestro tiempo de oración, recibir con mucha
devoción la Sagrada Comunión: ¡porque Jesús nace y viene a nosotros! Y que no
nos falte la visión sobrenatural en todos los quehaceres de nuestra vida. Hemos
de poner visión sobrenatural en nuestro trabajo profesional, en nuestros
estudios, en nuestros apostolados, incluso en los contratiempos de la jornada.
¡Nada escapa a la providencia divina! Con la certeza y la alegría de saber que
nosotros colaboramos con los ángeles y con el Señor en los planes amorosos y
salvadores de Dios.
* Rev. D. Ignasi FUSTER
i Camp (La Llagosta, Barcelona, España)
Santoral Católico: San Anastasio IPapa Era romano y sucedió en el pontificado a san Siricio
desde el 27 de noviembre del año 399 al 19 de diciembre del 401. De él dice san
Jerónimo que «era hombre de gran santidad», que vivió la pobreza evangélica y
llevó una vida íntegra, entregada al ministerio apostólico. Condenó las
doctrinas heréticas de Orígenes y el donatismo. Aprobó las decisiones del
Concilio de Toledo celebrado el año 400. Mantuvo muy buenas relaciones con san
Paulino de Nola. Fue sepultado en el cementerio Ponciano, de la vía Portuense
de Roma.
Para más información hacer clic acá.
* Directorio Franciscano
– Catholic.net
Pensamiento del día «La señal de Dios que viene es el Niño:aprendamos a vivir con Ély a practicar también con Él la humildad» “Pequeñas Semillitas” toma vacaciones Desde
el lunes 21 de diciembre y hasta el sábado 2 de enero (inclusive), no se
publicará “Pequeñas Semillitas” para tomar un breve descanso.
Regresamos,
si Dios así lo permite, el domingo 3 de enero de 2021.
Historias: ¿Por qué festejar Navidad? Érase una vez un hombre que no creía en Dios. No
tenía reparos en decir lo que pensaba de la religión y las festividades
religiosas, como la Navidad. Su mujer, en cambio, era creyente y criaba a sus
hijos en la fe en Dios y en Jesucristo, a pesar de los comentarios desdeñosos
de su marido. Una Nochebuena en que estaba nevando, la esposa se disponía a
llevar a los hijos al oficio navideño de la parroquia de la localidad agrícola
donde vivían. Le pidió al marido que los acompañara, pero él se negó.
-¡Qué tonterías! -arguyó-. ¿Por qué Dios se iba a
rebajar a descender a la Tierra adoptando la forma de hombre? ¡Qué ridiculez!
Los niños y la esposa se marcharon y él se quedó en
casa. Un rato después, los vientos empezaron a soplar con mayor intensidad y se
desató una ventisca. Observando por la ventana, todo lo que aquel hombre veía
era una cegadora tormenta de nieve. Y decidió relajarse sentado ante la
chimenea.
Al cabo de un rato, oyó un golpazo; algo había
golpeado la ventana. Luego, oyó un segundo golpe fuerte. Miró hacia afuera,
pero no logró ver a más de unos pocos metros de distancia. Cuando empezó
amainar la nevada, se aventuró a salir para averiguar qué había golpeado la
ventana. En un campo cercano descubrió una bandada de gansos salvajes. Por lo
visto iban camino al sur para pasar allí el invierno, y se vieron sorprendidos
por la tormenta de nieve y no pudieron seguir. Perdidos, terminaron en aquella
finca sin alimento ni abrigo. Daban aletazos y volaban bajo en círculos por el
campo, cegados por la borrasca, sin seguir un rumbo fijo. El agricultor dedujo
que un par de aquellas aves habían chocado con su ventana. Sintió lástima de
los gansos y quiso ayudarlos.
-Sería ideal que se quedaran en el granero -pensó-.
Ahí estarán al abrigo y a salvo durante la noche mientras pasa la tormenta.
Dirigiéndose al establo, abrió las puertas de par en
par. Luego, observó y aguardó, con la esperanza de que las aves advirtieran que
estaba abierto y entraran. Los gansos, no obstante, se limitaron a revolotear
dando vueltas. No parecía que se hubieran dado cuenta siquiera de la existencia
del granero y de lo que podría significar en sus circunstancias. El hombre
intentó llamar la atención de las aves, pero solo consiguió asustarlas y que se
alejaran más.
Entró a la casa y salió con algo de pan. Lo fue
partiendo en pedazos y dejando un rastro hasta el establo. Sin embargo, los
gansos no entendieron. El hombre empezó a sentir frustración. Corrió tras ellos
tratando de ahuyentarlos en dirección al granero. Lo único que consiguió fue
asustarlos más y que se dispersaran en todas direcciones menos hacia el
granero. Por mucho que lo intentara, no conseguía que entraran al granero,
donde estarían abrigados y seguros.
-¿Por qué no me seguirán? -exclamó- ¿Es que no se dan
cuenta de que ese es el único sitio donde podrán sobrevivir a la nevada?
Reflexionando por unos instantes, cayó en la cuenta
de que las aves no seguirían a un ser humano.
-Si yo fuera uno de ellos, entonces sí que podría
salvarlos - dijo pensando en voz alta.
Seguidamente, se le ocurrió una idea. Entró al
establo, agarró un ganso doméstico de su propiedad y lo llevó en brazos,
paseándolo entre sus congéneres salvajes. A continuación, lo soltó. Su ganso
voló entre los demás y se fue directamente al interior del establo. Una por
una, las otras aves lo siguieron hasta que todas estuvieron a salvo.
El campesino se quedó en silencio por un momento,
mientras las palabras que había pronunciado hacía unos instantes aún le
resonaban en la cabeza:
-Si yo fuera uno de ellos, ¡entonces sí que podría
salvarlos!
Reflexionó luego en lo que le había dicho a su mujer
aquel día:
-¿Por qué iba Dios a querer ser como nosotros? ¡Qué
ridiculez!
De pronto, todo empezó a cobrar sentido. Entendió que
eso era precisamente lo que había hecho Dios. Diríase que nosotros éramos como
aquellos gansos: estábamos ciegos, perdidos y a punto de perecer. Dios hizo que
Su Hijo se volviera como nosotros a fin de indicarnos el camino y, por
consiguiente, salvarnos. El agricultor llegó a la conclusión de que ese había
sido ni más ni menos el objeto de la Natividad.
Cuando amainaron los vientos y cesó la cegadora
nevada, su alma quedó en quietud y meditó en tan maravillosa idea. De pronto
comprendió el sentido de la Navidad y por qué había venido Cristo a la Tierra.
Junto con aquella tormenta pasajera, se disiparon años de incredulidad.
Hincándose de rodillas en la nieve, elevó su primera
plegaria:
"¡Gracias, Señor, por venir en forma humana a
sacarme de la tormenta!".
Biblioteca de archivos Recuerda que tenemos una Biblioteca de archivos que
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152 artículos publicados en “Pequeñas Semillitas” que podrás leer o descargar a
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Meditaciones de Adviento Considera cómo después de tantos siglos, después de
tantos ruegos y suspiros, aquel Mesías, que no fueron dignos de ver los santos
Patriarcas y Profetas, el suspirado de las gentes, nuestro Salvador vino por
fin, ha nacido ya y se ha dado todo a nosotros.
El Hijo de Dios se ha hecho pequeñito, para hacernos grandes: se ha dado todo a
nosotros, para que nosotros nos demos
todos a Él; y ha venido a manifestarnos su amor, para que nosotros le
correspondamos con el nuestro.
Recibámoslo, pues, con afecto, amémosle, y recurramos
al mismo en todas nuestras necesidades. Los niños, dice san Bernardo, son
fáciles en dar aquello que se les pide.
Jesús ha querido venir tal, por manifestarse propenso
y fácil a darnos sus bienes, ya que todos los tesoros están en sus manos, y en
ellas puso el Padre todas las cosas, nos dice san Juan (3, 35).
Si queremos luz, Él por esto ha venido para
iluminarnos. Si queremos fuerza para
resistir a los enemigos, Jesús ha venido para confortarnos. Si queremos el
perdón y la salvación, Él ha venido para perdonarnos y salvarnos. Si,
finalmente, queremos el sumo don del amor divino, Él ha venido para
inflamarnos; y por esto, sobre todo, se ha hecho niño, y ha querido presentarse
a nosotros pobre y humilde, para apartar de nosotros todo temor y conquistarse
nuestro amor.
Por otra parte, Jesús ha querido venir de chiquito, para
hacerse amar de nosotros, con amor no solo apreciativo, sí también tierno.
Todos los niños saben ganarse un especial cariño de quien los guarda.
¿Quién, pues, no amará con toda la ternura a un Dios
viéndole hecho niñito, menesteroso de leche, temblando de frío, pobre,
envilecido y abandonado, que llora, que da vagidos en un pesebre sobre paja? Esto
hacía exclamar al enamorado san Francisco: Amemos al Niño de Belén, amemos al
niño de Belén. Almas venid a amar a un Dios hecho pobre, pequeñito, que es tan
amable, y que ha bajado del cielo para darse todo a nosotros.
(San Alfonso María de Ligorio)
¡Hasta mañana! con Madre
Teresa Diciembre 19
Enséñanos a reconocer a Jesús en cada miembro de
nuestra familia, particularmente cuando sufre y está herido. Que el Corazón
eucarístico de Jesús haga nuestros corazones suaves y humildes, semejantes al
suyo. Ayúdanos a cumplir santamente nuestra vocación familiar. Que podamos
amarnos los unos a los otros como Dios nos ama a cada uno, cada día más, y nos
perdonemos mutuamente nuestras faltas así como tú perdonas nuestros pecados.
FELIPE -Jardinero
de Dios-(el más pequeñito de
todos) 🌸BLOG ”PEQUEÑAS
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¡Buenos días!
La Palabra de Dios
Santoral Católico:
Pensamiento del día
Historias:
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Meditaciones de Adviento
¡Hasta mañana! con Madre
Teresa
FELIPE
Buen descanso Felipe, estimadísimo Doctor del cuerpo y de las almas.- Extrañaremos Pequeñas Semillitas, hay Señoras amigas de mi esposa que lde comentaron que su lectura en las mañanas eran un oasis de Paz para todo el día. Felicidades, !!! Feliz Navidad con Jesús para toda tu Familia.- Dr.Gabriel Galán Imola y Graciela Casares de Galán-Montevideo.
ResponderEliminarQueridos Gabriel y Graciela:
EliminarSólo serán poquitos días para reponer energías y vivir la Navidad lo más cercano posible al Niño de Belén y a mi familia.
El 3 de enero reanudamos la siembra... quedan muchas semillas por sembrar.
Un abrazo grande y Feliz Navidad para ustedes y para todas las personas a las que ustedes reenvían "Pequeñas Semillitas"
Que tengan un lindo descanzo. Una Feliz Navidad y un Próspero Año Nuevo. Que Dios los bendiga Pequeñas Semillitas. Bendiciones desde Costa Rica 🇨🇷
ResponderEliminarMuchas gracias Shirley por tus deseos. Retribuyo para ti y familia el deseo de vivir muy cercanamente el nacimiento del Salvador. Y que el año 2021 nos traiga mucha paz, salud, unidad, generosidad y amor.
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