jueves, 4 de abril de 2019

Pequeñas Semillitas 3963

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 14 - Número 3963 ~ Jueves 4 de Abril de 2019
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
¿A quién le gusta la gente agria, criticona, chismosa, antipática y dura?
Aprende a comportarte de manera simple, simpática, atenta y gentil, te sentirás mucho más feliz.  Si eres cordial allanarás los caminos del amor y de la buena voluntad.
Muéstrate alegre y positivo. Escucha con interés a tus interlocutores, valora sus buenas ideas y respalda sus iniciativas valiosas.
Admira a tus amigos y declárales tu aprecio. La simpatía te hace atractivo y aceptable para los demás.

¡Buenos días!

Tú conoces mis límites
La lepra es una imagen del desastre que produce el pecado en el interior del hombre. A los leprosos se los aislaba porque eran contagiosos. A los pecadores no los podríamos aislar, porque todos somos pecadores. “Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros”, enseña san Juan (1Jn 1,8).

Padre, tú conoces mi corazón y conoces las heridas de mi historia. Tú conoces todo lo que he querido hacer y no he hecho. Conoces también lo que hice o me hicieron lastimándome. Tú conoces mis limitaciones, errores y mi pecado. Conoces los traumas y complejos de mi vida. Hoy, Padre, te pido que por el amor que le tienes a tu Hijo Jesucristo, derrames tu Santo Espíritu sobre mí, para que el calor de tu amor sanador, penetre en lo más íntimo de mi corazón. Amén.

La realidad del pecado es inseparable de la experiencia humana. Pero, por otra parte, la realidad del perdón es inseparable de Dios. Por eso, no hay ninguna situación de pecado que no se pueda cambiar y que no nos permita reencontrar la paz. Nunca Dios le quita al hombre la posibilidad de ser feliz. (AC). Aprovecha el amor sanador del Padre.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Éx 32, 7-14

Salmo: Sal 105, 19-23

SANTO EVANGELIO: Jn 5,31-47
En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: «Si yo diera testimonio de mí mismo, mi testimonio no sería válido. Otro es el que da testimonio de mí, y yo sé que es válido el testimonio que da de mí. Vosotros mandasteis enviados donde Juan, y él dio testimonio de la verdad. No es que yo busque testimonio de un hombre, sino que digo esto para que os salvéis. Él era la lámpara que arde y alumbra y vosotros quisisteis recrearos una hora con su luz. Pero yo tengo un testimonio mayor que el de Juan; porque las obras que el Padre me ha encomendado llevar a cabo, las mismas obras que realizo, dan testimonio de mí, de que el Padre me ha enviado. Y el Padre, que me ha enviado, es el que ha dado testimonio de mí. Vosotros no habéis oído nunca su voz, ni habéis visto nunca su rostro, ni habita su palabra en vosotros, porque no creéis al que Él ha enviado.
»Vosotros investigáis las escrituras, ya que creéis tener en ellas vida eterna; ellas son las que dan testimonio de mí; y vosotros no queréis venir a mí para tener vida. La gloria no la recibo de los hombres. Pero yo os conozco: no tenéis en vosotros el amor de Dios.
»Yo he venido en nombre de mi Padre, y no me recibís; si otro viene en su propio nombre, a ése le recibiréis. ¿Cómo podéis creer vosotros, que aceptáis gloria unos de otros, y no buscáis la gloria que viene del único Dios? No penséis que os voy a acusar yo delante del Padre. Vuestro acusador es Moisés, en quién habéis puesto vuestra esperanza. Porque, si creyerais a Moisés, me creeríais a mí, porque él escribió de mí. Pero, si no creéis en sus escritos, ¿cómo vais a creer en mis palabras?».

Comentario:
Hoy, el Evangelio nos enseña cómo Jesús hace frente a la siguiente objeción: según se lee en Dt 19,15, para que un testimonio tenga valor es necesario que proceda de dos o tres testigos. Jesús alega a favor suyo el testimonio de Juan el Bautista, el testimonio del Padre —que se manifiesta en los milagros obrados por Él— y, finalmente, el testimonio de las Escrituras.
Jesucristo echa en cara a los que le escuchan tres impedimentos que tienen para reconocerle como al Mesías Hijo de Dios: la falta de amor a Dios; la ausencia de rectitud de intención —buscan sólo la gloria humana— y que interpretan las Escrituras interesadamente.
El Santo Padre San Juan Pablo II nos escribía: «A la contemplación del rostro de Cristo tan sólo se llega escuchando en el Espíritu la voz del Padre, ya que nadie conoce al Hijo fuera del Padre (cf. Mt 11,27). Así, pues, se necesita la revelación del Altísimo. Pero, para acogerla, es indispensable ponerse en actitud de escuchar».
Por esto, hay que tener en cuenta que, para confesar a Jesucristo como verdadero Hijo de Dios, no es suficiente con las pruebas externas que se nos proponen; es muy importante la rectitud en la voluntad, es decir, las buenas disposiciones.
En este tiempo de Cuaresma, intensificando las obras de penitencia que facilitan la renovación interior, mejoraremos nuestras disposiciones para contemplar el verdadero rostro de Cristo. Por esto, san Josemaría nos dice: «Ese Cristo, que tú ves, no es Jesús. —Será, en todo caso, la triste imagen que pueden formar tus ojos turbios...—Purifícate. Clarifica tu mirada con la humildad y la penitencia. Luego... no te faltarán las limpias luces del Amor. Y tendrás una visión perfecta. Tu imagen será realmente la suya: ¡Él!».
Rev. D. Miquel MASATS i Roca (Girona, España)

Santoral Católico:
San Isidoro de Sevilla
Obispo y Doctor de la Iglesia

El último de los Santos Padres latinos de la Iglesia, nació hacia el año 560, y era oriundo, como sus santos hermanos Leandro, Fulgencio y Florentina, de Cartagena (España). Educado por su hermano san Leandro, arzobispo hispalense, le sucedió en la sede sevillana, donde desarrolló su extraordinaria labor pastoral y literaria, procurando la maduración cultural y moral del clero, fundando un colegio, prototipo de los futuros seminarios. Su sabiduría iba unida a una gran humildad y caridad. Compuso libros llenos de erudición, entre los que hay que destacar el de las Etimologías, organizó bibliotecas, convocó y presidió varios concilios, entre ellos el IV de Toledo del 633, ordenó la liturgia hispano-visigoda, dio cánones sabios para renovar la vida de los religiosos y de los fieles. Después de 40 años de episcopado, murió el 4 de abril del 636. El año 1063 fue trasladado su cuerpo a León, donde hoy recibe culto en la iglesia de su nombre. Su fiesta se celebra en España el 26 de abril.
Oración: Señor, Dios todopoderoso, tú elegiste a san Isidoro, obispo y doctor de la Iglesia, para que fuese testimonio y fuente del humano saber; concédenos, por su intercesión, una búsqueda atenta y una aceptación generosa de tu eterna verdad. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Para más información hacer clic acá.
© Directorio Franciscano – Aciprensa – Catholic.net

Pensamiento del día

"Hay un gran movimiento de apostasía,
organizado en todos los países,
para el establecimiento de una iglesia universal
que no tendrá ni dogmas, ni jerarquía,
ni regla para el espíritu, ni freno para las pasiones"
(San Pío X)

Historias:
Señales de Dios
Se cuenta que un viejo árabe, analfabeto, oraba con tanto fervor y con tanto cariño cada noche que cierta vez el poderoso jefe de una gran caravana lo llamó a su presencia y le preguntó:
– ¿Por qué oras con tanta fe? ¿Cómo sabes que Dios existe cuando ni siquiera sabes leer?

El viejo respondió:
– Gran señor, conozco la existencia de Dios por las señales que nos muestra.

El jefe indagó con algo de sorpresa:
– ¿Cómo así?

El humilde siervo le explicó:
– Cuando usted recibe una carta de alguna persona ausente ¿cómo sabe quién la escribió?

El jefe respondió:
– Por la letra.

– Cuando usted recibe una joya, ¿cómo obtiene información acerca de la persona que la elaboró?

El jefe volvió a responder:
– Por la firma del orfebre.

El viejo sonrió y agregó:
– Cuando oye pasos de animales alrededor de la tienda ¿cómo sabe, después, si fue un carnero, un caballo o un buey?

Sorprendido, el jefe respondió:
– Por las huellas.

Entonces, el viejo creyente lo invitó a salir de la barraca y, mostrándole el cielo, donde la Luna brillaba rodeada por multitudes de estrellas, exclamó respetuosamente:
– Señor, aquellas señales, allá arriba, ¡No pueden ser de los hombres!

En ese momento, el orgulloso jefe de la caravana también comenzó a orar.

Cuaresma día a día
Día 30º. Jueves 4 de abril
Presencia de Dios.
La madre que tiene el pequeño en la cuna, trabaja arreglando las cosas de la casa; plancha, limpia..., pero siempre está pendiente del hijo. Esta madre tiene presencia del hijo, no lo pierde de vista.
Lo mismo que esa madre podemos hacer nosotros con el Señor. Mientras estudiamos, mientras hacemos deporte, cuando estamos en clase, cuando vamos por la calle, a la hora de comer, al meternos en la cama, y en todas las circunstancias en que nos podamos encontrar, son situaciones en las que si nos empeñamos podemos hablar con el Señor, decirle una jaculatoria, pedirle ayuda, etc...
Si no tienes concretada una jaculatoria para repetir durante el día, la Cuaresma es buen momento para hacerlo, porque así el Señor se sentirá más acompañado y más querido. Alguna jaculatoria puede ser: ¡Jesús te amo!, ¡Señor, perdóname porque soy un pecador! Y los días anteriores ya han salido buenas ocasiones para decir jaculatorias: al ver un crucifijo, visitar sagrarios cuando pasas cerca de una iglesia, al hacer un sacrificio, cuando te vienen a la cabeza excusas para no mortificarte, cuando ves que actúas con la ley del gusto.
Puedes hacer un poco de examen para ver cómo vas en eso. Señor, yo quiero acordarme y decirte muchas jaculatorias durante el día; recuérdamelo Tú. Y tú, ángel de mi guarda.
Continúa hablándole a Dios con tus palabras.
Web Católico de Javier

Un minuto con María
Los gemelos Mónica y Cristian Moya, nacidos en enero de 1974 en Casablanca, Chile, supieron recientemente que cuando eran bebés, su madre los había consagrado a la Virgen María para salvarlos. Actualmente, él es sacerdote, ella religiosa. Esta es su historia:
Sor Mónica hizo su profesión perpetua en la Congregación de las Hijas de Santa María de la Providencia, en Chile en 2017, y su hermano gemelo es también sacerdote en el Santuario de Nuestra Señora Purísima de Lo Vásquez.
Descubrieron que cuando tenían tres meses su madre los había consagrado a la Virgen María ya que estaban en el hospital en estado crítico. Teniendo una profunda devoción a Nuestra Señora Purísima de Lo Vásquez, la madre de los gemelos ofreció la vida de sus bebés a la Virgen María. “Poco después de ese ofrecimiento, nos curamos” cuenta Sor Mónica.
Para celebrar su votos perpetuos, sor Mónica deseó que su hermano gemelo celebrara la misa y la ceremonia generalmente presididas por el obispo. La congregación aceptó la solicitud de la religiosa. Su hermano pertenece a la parroquia que su madre frecuentaba cuando los gemelos se enfermaron: el Santuario de Nuestra Señora Purísima de Lo Vásquez, ahí donde su madre suplicó a la Virgen María por la salud de sus gemelos. 

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, monjas, religiosas, novicias, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los pacientes internados en la Casa de la Bondad en  Córdoba (Argentina); por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por las víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración por la salud de Fortunato Oscar, hombre muy mayor, de Córdoba, Argentina, internado en terapia intensiva con un cuadro prácticamente terminal, rogando para él toda la misericordia de Jesús y la compañía de la Santísima Virgen María. Que Dios haga Su Santa Voluntad.

Pedimos oración para Verónica C. V., de México, que está internada de gravedad a causa de líquido en los pulmones causado por enfermedad de riñones, rogando a Jesús que le conceda sus gracias de sanación.

Pedimos oración para las siguientes personas: Ana A., 58 años, de Argentina, por salud y fortaleza para cuidar a su nietita con síntomas de autismo, y por sus hijos Marco y Franco, para que encuentren trabajo estable, y Mariana (su otra hija) y su pareja Fabio, también por trabajo que mejore sus ingresos; Pedro F. P., 76 años, de Miami (USA), con diabetes tipo 2 y dolores abdominales que está siendo estudiado; Sergio, 60 años, argentino radicado en Canadá, tendrá por segunda vez operación de reemplazo de cadera; Winston P., de Barcelona, España, operado de un ojo ayer; Annan, 57 años, de Argentina, tendrá punción de un seno en fecha próxima. Por todos ellos... ¡Te rogamos Señor!

Continuamos unidos en oración por medio del rezo del Santo Rosario poniendo en Manos de Nuestra Madre Bendita todas nuestras preocupaciones, alegrías y necesidades, poniendo al mundo entero en Manos de nuestra Madre y pidiéndole a Ella paz para el mundo. Al rezar por la paz, rezamos por todo, por la paz en el mundo, en los corazones, porque la violencia sea desterrada, por la paz para los niños que están en peligro de ser abortados. Paz para los jóvenes que no encuentran el camino, paz para los deprimidos. Paz para los que no han tenido la dicha de conocer al Amor. En fin rezamos por la paz, y sigamos haciéndolo.

Cinco minutos con Jesús
Abril 4
María de Magdala estuvo llorando junto al sepulcro por la muerte de Jesús, por aquella separación de su Señor, que a ella se le ocurría debería ser definitiva.
Pero María estaba en un error y así primeramente los ángeles le llaman la atención sobre su llanto: Mujer, ¿por qué lloras?, no tiene motivo, pues el que había sido sepultado aquí, ya no está sino que ha resucitado; no hay, pues, motivo para el llanto, sino para la alegría.
Luego el mismo Jesús se le aparece y le pregunta lo mismo: ¿Por qué lloras?, no me has perdido, aquí estoy.
No está mal que llores por tus pecados, porque con ellos perdiste a Jesús; pero si ya te has arrepentido sinceramente y los has confesado con dolor, ya has recuperado la gracia, la amistad de Jesús; ¿por qué entonces seguir con tus lágrimas?
(Padre Alfonso Milagro)
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)

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