PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año
12 - Número 3439 ~ Domingo 3 de Setiembre de 2017
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Para
que brille el sol es necesario que el cielo esté limpio de nubes. Jesús, en el
Evangelio de este domingo, nos advierte que para que destelle Dios con toda su
magnitud en nosotros, no hemos de ser obstáculo. El sufrimiento y la cruz, o
dicho de otra manera, las contrariedades, oposición, zancadillas, sinsabores,
incomprensiones, etc., lejos de rehusarlas hemos de aprender a valorarlas y
encajarlas desde ese apostar por Jesús de Nazaret en un contexto social donde,
a veces, se oyen más las voces de los enemigos de Dios que la labor
transformadora de aquellos que creemos en Él.
El
camino que Jesús nos propone, no es el de los atajos que el discurso
materialista nos vende machaconamente. No es aquel del escaparate del triunfo,
sino aquel otro que se fragua en el escenario del servicio. No es el de la
apariencia, sino el trabajar sin desmayo.
¿A
quién le apetece un camino con espinas? Jesús nos lo adelanta. Y los primeros
testigos del evangelio (apóstoles y mártires) lo vivieron en propia carne: ser
de Cristo implica estar abierto a lo que pueda venir. Incluso dar la vida por
Él.
Frente
al único pensamiento que algunos pretenden imponernos (que puede distar mucho
del pensamiento que Dios tiene sobre el mundo) no cabe sino ser fuertes para
abrazar la cruz cuando sea necesario.
P. Javier Leoz
¡Buenos días!
Automóvil brillante
La
conversión es un cambio de mentalidad para darle a cada cosa la importancia
relativa que tiene, y poner siempre a Dios en el primer lugar. La conversión es
un giro del alma que desea encontrarse con el Señor. Es un impulso del Espíritu
a dejar un itinerario equivocado o inferior y seguir un camino mejor y más
feliz: el de Jesús.
Ese día Juan lavaba su auto en la calle, al lado de
su casa. Al pasar por allí el señor cura se
detuvo y lo felicitó: —¡Juan, cómo luce tu automóvil! No es nuevo, pero
lo veo siempre brillante y funcionando bien. —¡Si supiera, Padre, cuánto tiempo
y trabajo me cuesta! ¡Por lo menos, una hora diaria! —añadió el joven. El
sacerdote luego de unos segundos le preguntó: —Y para tener limpia y brillante
tu alma, Juan, ¿cuánto tiempo empleas por día? El joven no contestó, pues él
casi nunca se tomaba tiempo para orar y meditar. Entonces, el reverendo agregó:
—iJuan, en verdad, yo preferiría ser tu automóvil y no tu alma!
“La
conversión es un cambio de dirección. Hay que apuntar no al egoísmo, a la
indiferencia, sino a la generosidad y al sacrificio por los otros; no al olvido
de Dios, sino al encuentro con él; no a la “ligereza” moral, sino a una
conciencia formada en el evangelio. Esta es la revolución cristiana: el cambio
del corazón” (AC).
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En
aquel tiempo, empezó Jesús a explicar a sus discípulos que tenía que ir a
Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los senadores, sumos sacerdotes y
letrados y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día. Pedro se lo
llevó aparte y se puso a increparlo: «¡No lo permita Dios, Señor! Eso no puede
pasarte». Jesús se volvió y dijo a Pedro: «Quítate de mi vista, Satanás, que me
haces tropezar; tú piensas como los hombres, no como Dios».
Entonces
dijo a los discípulos: «El que quiera venirse conmigo que se niegue a sí mismo,
que cargue con su cruz y me siga. Si uno quiere salvar su vida, la perderá;
pero el que la pierda por mí, la encontrará. ¿De qué le sirve a un hombre ganar
el mundo entero, si malogra su vida? ¿O qué podrá dar para recobrarla? Porque
el Hijo del Hombre vendrá entre sus ángeles, con la gloria de su Padre, y
entonces pagará a cada uno según su conducta» (Mt 16,21-27)
Comentario:
Hoy,
contemplamos a Pedro —figura emblemática y gran testimonio y maestro de la fe—
también como hombre de carne y huesos, con virtudes y debilidades, como cada
uno de nosotros. Hemos de agradecer a los evangelistas que nos hayan presentado
la personalidad de los primeros seguidores de Jesús con realismo. Pedro, quien
hace una excelente confesión de fe —como vemos en el Evangelio del Domingo XXI—
y merece un gran elogio por parte de Jesús y la promesa de la autoridad máxima
dentro de la Iglesia (cf. Mt 16,16-19), recibe también del Maestro una severa
amonestación, porque en el camino de la fe todavía le queda mucho por aprender:
«Quítate de mi vista, Satanás, que me haces tropezar; tú piensas como los hombres,
no como Dios» (Mt 16,23).
Escuchar
la amonestación de Jesús a Pedro es un buen motivo para hacer un examen de
conciencia acerca de nuestro ser cristiano. ¿Somos de verdad fieles a la
enseñanza de Jesucristo, hasta el punto de pensar realmente como Dios, o más
bien nos amoldamos a la manera de pensar y a los criterios de este mundo? A lo
largo de la historia, los hijos de la Iglesia hemos caído en la tentación de
pensar según el mundo, de apoyarnos en las riquezas materiales, de buscar con
afán el poder político o el prestigio social; y a veces nos mueven más los
intereses mundanos que el espíritu del Evangelio. Ante estos hechos, se nos
vuelve a plantear la pregunta: «¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo
entero, si malogra su vida?» (Mt 16,26).
Después
de haber puesto las cosas en claro, Jesús nos enseña qué quiere decir pensar
como Dios: amar, con todo lo que esto comporta de renuncia por el bien del
prójimo. Por esto, el seguimiento de Cristo pasa por la cruz. Es un seguimiento
entrañable, porque «con la presencia de un amigo y capitán tan bueno como
Cristo Jesús, que se ha puesto en la vanguardia de los sufrimientos, se puede
sufrir todo: nos ayuda y anima; no falla nunca, es un verdadero amigo» (Santa
Teresa de Ávila). Y…, cuando la cruz es signo del amor sincero, entonces se convierte
en luminosa y en signo de salvación.
Rev. D. Joaquim MESEGUER García (Sant Quirze del
Vallès, Barcelona, España)
Palabras de San Juan Pablo II
"La
libertad de buscar y decir la verdad
es
un elemento esencial de la comunicación humana,
no
sólo en relación con los hechos y la información,
sino
también y especialmente sobre la naturaleza
y
destino de la persona humana, respecto a la sociedad
y
el bien común, respecto a nuestra relación con Dios".
Predicación del Evangelio:
Renunciar y seguirlo
El
domingo pasado contemplábamos la alabanza que Jesús hizo a san Pedro por su
confesión: había acertado al decir que Jesús era hijo de Dios porque había
seguido la sugerencia del Padre. Pero en el pasaje inmediatamente siguiente, en
el de hoy, Jesús rechaza a Pedro, le rechaza como si fuera Satanás, como
rechazó al diablo aquel día de las tentaciones, porque razonaba humanamente y
pretendía, con buena intención, apartarle de la Cruz, de la Redención. Ver las
cosas como las ve Dios, he ahí la cuestión; y en concreto conocer el sentido de
la vida tal como Dios la ve y la desea: la renuncia al propio yo, la
mortificación del egoísmo, como medio para hacer la voluntad de Dios.
La
Redención, es decir, la vuelta a la vida sobrenatural de los hombres, pasaba
por la pasión y la muerte del Mesías. Y la vida espiritual del cristiano pasa
por la renuncia. Ya san Pablo habla de que hay dos leyes en nuestros miembros,
la de Dios y la del diablo (Rm 7,23). Y no hay más remedio que luchar para
vivir la vida tal como Dios desea para nosotros. Porque renunciar al capricho,
a la comodidad, al egoísmo, y en general a lo que nos lleva al pecado no es
limitación, sino liberación.
La
renuncia por el reino de los cielos, el sacrificio trae consigo la vida, es una
de las grandes paradojas del cristianismo. Que la buena vida, la vida que hace
verdaderamente feliz a uno mismo y a los demás (y por eso la quiere Dios para
nosotros) es la que se ve con los ojos de Dios, no precisamente la que se
entiende con los ojos humanos, la que prefiere el vicio a la virtud.
Jesús,
que rechazas como diabólico ese modo humano de pensar, ¡cuánto te debe gustar
que yo intente seguir la vida que Tú nos propones! Que entienda que el
sacrificio y la renuncia es seguir el camino verdadero que nos lleva hacia Ti;
que entienda que tener la cruz es tenerte a Ti, y por eso, es tener la alegría
y la vida.
© P. Jesús Martínez García
Nuevo vídeo y artículo
Hay
un nuevo vídeo subido al blog
de
"Pequeñas Semillitas" en
internet.
Para
verlo tienes que ir al final de esta página
Hay
nuevo material publicado en el blog
"Juan Pablo II inolvidable"
Puedes
acceder en la dirección:
Ofrecimiento para sacerdotes y religiosas
Formulo
el siguiente ofrecimiento únicamente
para sacerdotes o religiosas que reciben diariamente "Pequeñas
Semillitas" por e-mail: Si desean recibir el power point y los comentarios
del Evangelio del domingo siguiente con dos o tres días de anticipación, para
tener tiempo de preparar sus meditaciones, homilías o demás trabajos pastorales
sobre la Palabra de Dios, pueden pedírmelo a feluzul@gmail.com
Sólo
deben indicar claramente su nombre, su correo electrónico, ciudad de residencia
y a qué comunidad religiosa pertenecen.
Agradecimientos
Imaginemos que en el cielo hay dos oficinas
diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la
tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y
allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por
la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos
por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque
prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para
dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas"
pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la
segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como
respuesta a nuestros pedidos de oración.
♡ Desde
Colombia, nos escribe nuestro lector Carlos
y dice:
“Apreciado
Felipe, cordial saludo, acompañado de un fuerte y fraternal abrazo en la Unidad
de Jesús, María y José.
Observo
que hace dos semanas ninguno de los lectores de 'Pequeñas Semillitas' ha
(hemos) dado gracias al Señor por los favores recibidos. Deseo decirte que,
todos los días, en mis oraciones, prodigo agradecimientos al Señor y a la
Santísima Virgen por todos los favores que recibo en compañía de quienes amo.
El Señor conoce mi corazón, está siempre presente en mi vida. Sin embargo deseo
manifestar enormes sentimientos de gratitud a Él, a la Santísima Virgen, pero
de manera especial además a esta hermosa obra del y para el Señor; “Pequeñas
Semillitas”, que todos los días abre las puertas del corazón, del alma, del
pensamiento y del espíritu para orar por todas aquellas intenciones que se
escriben en los 'Pedidos de Oración', plenos de confianza en Él para que
solvente abundantes bendiciones en procura de la superación de las enfermedades
de nuestros hermanos y las propias también, así como de nuestras necesidades
más apremiantes. Sin duda, el gesto de gratitud que sale humildemente de
nuestros corazones, llega al Señor, también por la confiada intercesión de nuestra
Madre, la Virgen María.
Reitero
mi fuerte, cariñoso y fraternal abrazo de eterna gratitud, orando todos los
días por tu salud, el bienestar de tu familia y, por supuesto, por esta
maravillosa obra que llena el corazón de regocijo, porque permite acercarnos al
Señor y que Él también se acerque a nosotros con ese inmenso Amor que se
manifiesta a través de Sus Obras y de su Santa Voluntad.
Carlos
Cardona Ortiz
Bogotá
– Colombia – 27 de agosto de 2017
♡ Desde
Buenos Aires, Argentina, Cecilia Claudia
expresa su agradecimiento al Señor, al Cordero, ya que la cirugía de reemplazo
de rodilla de Héctor, su esposo,
salió bien, y va progresando mientras transcurren los primeros meses. También
agradece porque el problema que había surgido en su casa de San Luis, se va
resolviendo poco a poco.
Los cinco minutos de María
Setiembre 3
El
retorno de la humanidad hacia Dios comienza en el sí de María y continúa en
cada persona, en cada época, en cada circunstancia, como un proceso que lleva
al encuentro definitivo con Cristo resucitado.
Hacerse
todos los días disponible para decir sí a Dios es una de las metas de nuestra
vida cristiana. Decirle sí sobre todo, y muy especialmente, viviendo la
caridad. La historia se construye en la medida en que crece en la caridad y también
en la medida en que crecen en caridad se realizan los seres humanos.
Nadie
contribuyó tanto a la historia de la salvación como María, porque nadie amó
como ella.
Virgen María, que por mi entrega confiada al amor del
Padre, Dios también pueda obrar en mí maravillas.
* P. Alfonso Milagro
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el
más pequeñito de todos)
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