martes, 31 de enero de 2012

Pequeñas Semillitas 1609

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 7 - Número 1609 ~ Martes 31 de Enero de 2012
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
   

Hola…
Hoy celebramos a uno de los santos más grandes de la Iglesia, específicamente por la obra que realizó y que dejó encaminada para ser continuada por todos los tiempos: San Juan Bosco, fundador de los Salesianos en sus dos ramas: la masculina y la de las Hijas de María Auxiliadora.
Por eso, para exaltar su memoria, vamos a iniciar esta edición de “Pequeñas Semillitas” con un hermoso pensamiento de él, pronunciado hacen más de cien años pero con plena validez intemporal:
"Propagad la devoción a Jesús Sacramentado y a María Auxiliadora y veréis lo que son los milagros. Ayudad mucho a los niños pobres, a los enfermos, a los ancianos y a la gente más necesitada, y conseguiréis enormes bendiciones y ayudas de Dios. Os espero en el Paraíso".


La Palabra de Dios:
Evangelio del día


En aquel tiempo, Jesús pasó de nuevo en la barca a la otra orilla y se aglomeró junto a Él mucha gente; Él estaba a la orilla del mar. Llega uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verle, cae a sus pies, y le suplica con insistencia diciendo: «Mi hija está a punto de morir; ven, impón tus manos sobre ella, para que se salve y viva». Y se fue con él. Le seguía un gran gentío que le oprimía.
Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años, y que había sufrido mucho con muchos médicos y había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien, yendo a peor, habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó por detrás entre la gente y tocó su manto. Pues decía: «Si logro tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré». Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su cuerpo que quedaba sana del mal. Al instante, Jesús, dándose cuenta de la fuerza que había salido de Él, se volvió entre la gente y decía: «¿Quién me ha tocado los vestidos?». Sus discípulos le contestaron: «Estás viendo que la gente te oprime y preguntas: ‘¿Quién me ha tocado?’». Pero Él miraba a su alrededor para descubrir a la que lo había hecho. Entonces, la mujer, viendo lo que le había sucedido, se acercó atemorizada y temblorosa, se postró ante Él y le contó toda la verdad. Él le dijo: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu enfermedad».
Mientras estaba hablando llegan de la casa del jefe de la sinagoga unos diciendo: «Tu hija ha muerto; ¿a qué molestar ya al Maestro?». Jesús que oyó lo que habían dicho, dice al jefe de la sinagoga: «No temas; solamente ten fe». Y no permitió que nadie le acompañara, a no ser Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegan a la casa del jefe de la sinagoga y observa el alboroto, unos que lloraban y otros que daban grandes alaridos. Entra y les dice: «¿Por qué alborotáis y lloráis? La niña no ha muerto; está dormida». Y se burlaban de Él. Pero Él después de echar fuera a todos, toma consigo al padre de la niña, a la madre y a los suyos, y entra donde estaba la niña. Y tomando la mano de la niña, le dice: «Talitá kum», que quiere decir: «Muchacha, a ti te digo, levántate». La muchacha se levantó al instante y se puso a andar, pues tenía doce años. Quedaron fuera de sí, llenos de estupor. Y les insistió mucho en que nadie lo supiera; y les dijo que le dieran a ella de comer.
(Mc 5,21-43)

Comentario
Hoy el Evangelio nos presenta dos milagros de Jesús que nos hablan de la fe de dos personas bien distintas. Tanto Jairo —uno de los jefes de la sinagoga— como aquella mujer enferma muestran una gran fe: Jairo está seguro de que Jesús puede curar a su hija, mientras que aquella buena mujer confía en que un mínimo de contacto con la ropa de Jesús será suficiente para liberarla de una enfermedad muy grave. Y Jesús, porque son personas de fe, les concede el favor que habían ido a buscar.
La primera fue ella, aquella que pensaba que no era digna de que Jesús le dedicara tiempo, la que no se atrevía a molestar al Maestro ni a aquellos judíos tan influyentes. Sin hacer ruido, se acerca y, tocando la borla del manto de Jesús, “arranca” su curación y ella enseguida lo nota en su cuerpo. Pero Jesús, que sabe lo que ha pasado, no la quiere dejar marchar sin dirigirle unas palabras: «Hija, tu fe te ha salvado; vete en paz y queda curada de tu enfermedad» (Mc 5,34).
A Jairo, Jesús le pide una fe todavía más grande. Como ya Dios había hecho con Abraham en el Antiguo Testamento, pedirá una fe contra toda esperanza, la fe de las cosas imposibles. Le comunicaron a Jairo la terrible noticia de que su hijita acababa de morir. Nos podemos imaginar el gran dolor que le invadiría en aquel momento, y quizá la tentación de la desesperación. Y Jesús, que lo había oído, le dice: «No temas, solamente ten fe» (Mc 5,36). Y como aquellos patriarcas antiguos, creyendo contra toda esperanza, vio cómo Jesús devolvía la vida a su amada hija.
Dos grandes lecciones de fe para nosotros. Desde las páginas del Evangelio, Jairo y la mujer que sufría hemorragias, juntamente con tantos otros, nos hablan de la necesidad de tener una fe inconmovible. Podemos hacer nuestra aquella bonita exclamación evangélica: «Creo, Señor, ayuda mi incredulidad» (Mc 9,24).
Rev. D. Francesc PERARNAU i Cañellas (Girona, España)


Santoral Católico:
San Juan Bosco
Presbítero y Fundador de la Sociedad Salesiana
y del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora


San Juan Bosco nació el 16 de agosto de 1815 en Castelnuovo de Asti, y recibió de su madre Margarita Occhiena una sólida educación cristiana y humana. Dotado de inteligencia, memoria, voluntad y agilidad física no comunes, desde niño fue seguido por sus coetáneos, a quienes organizaba juegos que interrumpía al toque de las campanas para llevarlos a la iglesia. Fue ordenado sacerdote en Turín en 1841, y allí comenzó su actividad pastoral con San José Cafasso.

Su programa, o mejor, su pasión era la educación de los jóvenes, los más pobres y abandonados. Reunió un grupito que llevaba a jugar, a rezar y a menudo a comer con él. La incómoda y rumorosa compañía de Don Bosco (así se lo llamaba y se lo llama familiarmente) tenía que estar cambiando de lugar continuamente hasta que por fin encontró un lugar fijo bajo el cobertizo Pinardi, que fue la primera célula del Oratorio. Con la ayuda de mamá Margarita, sin medios materiales y entre la persistente hostilidad de muchos, Don Bosco dio vida al Oratorio de San Francisco de Sales: era el lugar de encuentro dominical de los jóvenes que quisieran pasar un día de sana alegría, una pensión con escuelas de arte y oficios para los jóvenes trabajadores, y escuelas regulares para los estudios humanísticos, según una pedagogía que sería conocida en todo el mundo como “método preventivo” y basada en la religión, la razón y el amor. “La práctica del método preventivo se base toda en las palabras de San Pablo que dice: La caridad es benigna y paciente; sufre todo, pero espera todo y aguanta todo”.

Para asegurar la continuidad de su obra, San Juan Bosco fundó la Pía Sociedad de San Francisco de Sales (los Salesianos) y Hijas de María Auxiliadora (las Salesianas). Fue un fecundísimo escritor popular, fundó escuelas tipográficas, revistas y editoriales para el incremento de la prensa católica, la “buena prensa”. Aunque ajeno a las luchas políticas, prestó su servicio como intermediario entre la Santa Sede, el gobierno italiano y la casa Saboya.

Fue un santo risueño y amable, se sentía “sacerdote en la casa del pobre; sacerdote en el palacio del Rey y de los Ministros”. Buen polemista contra la secta de los Valdeses, según la mentalidad del tiempo, nunca se avergonzó de sus amistades con los protestantes y los hebreos de buena voluntad: “Condenamos los errores, escribió en el “Católico”, pero respetamos siempre a las personas”. San Juan Bosco murió el 31 de enero de 1888 y fue canonizado por Pío XI en 1934.

Fuente: Catholic.net


San Juan Bosco en 25 frases


1.- Entre vosotros jóvenes, es donde me encuentro bien. Cuando estoy lejos de vosotros me falta algo.

2.- Iría hasta Superga arrastrando la lengua con tal de salvar un alma.

3.- Estad siempre unidos al Señor.

4.- Aquí hacemos consistir la santidad en estar siempre alegres.

5.- Trabajo, trabajo, trabajo. Ahora hemos de trabajar, ya descansaremos en el paraíso.

6.- Quien deja una casa por seguir la vocación encuentra ciento.

7.- Dadme almas y quedaos el resto.

8.- Hemos de hacer buenos cristianos y honrados ciudadanos.

9.- Salud, sabiduría, santidad (son las tras « S» en las que insistía Don Bosco).

10.- Decían de él: cuando Don Bosco está muy alegre es que tiene algún problema.

11.- Ante la cantidad de obras que realiza, Don Bosco decía: «Yo voy adelante haciendo como la locomotora, puf, puf, puf...» («Puf» en piamontés significa «deudas»)

12.- Nunca hay que decir «no me toca», sino « ¡Voy yo!».

13.- Mi sistema se basa en la religión, la razón y el amor.

14.- Al dar cultura y principios religiosos prevenimos a los delincuentes.

15.- Más moscas se cazan con una gota de miel que con un barril de vinagre.

16.- Vosotros jóvenes sois los responsables de vuestro futuro.

17.- La Eucaristía y la Virgen son las dos columnas que han de sostener nuestras vidas.

18.- Sed devotos del Papa, es una de nuestras principales devociones.

19.- Tristeza y melancolía… fuera de la casa mía.

20.- Dios te ve.

21.- Como padres amorosos corrijamos siempre con amabilidad.

22.- Por los jóvenes hemos de estar dispuestos a soportar cualquier contratiempo y fatiga.

23.- Los jóvenes no sólo deben ser amados, sino que deben notar que se les ama.

24.- Amemos lo que aman los jóvenes.

25.- Procurad siempre vivir en la amistad de Dios.


Tema del día:
Pensar antes de actuar


A nuestro alrededor suceden diversos acontecimientos, y muchas veces solemos juzgar sin que nos conste su verdad, dejándonos llevar sólo por las apariencias. Se requiere que reflexionemos si nuestras palabras y actos corresponden con la realidad, ya que no basta dejarse llevar solo por buenas intenciones. Un relato nos pone en evidencia ese peligro.

Eran dos familias amigas y vecinas. Uno de los vecinos, llamado Pedro, les compró un conejito a sus hijos. Los hijos del otro vecino, llamado Raúl, también tenían una mascota, era un perro pastor alemán.

Pedro le manifestó a su amigo Raúl que estaba temeroso de que el perro se comiera a su conejo. Pero Raúl le dijo que su perro apenas era un cachorro, que incluso podría hacerse un buen amigo del conejo al crecer juntos. Que no se preocupara, pues él sabía mucho de perros.

Parecía que Raúl tenía razón, pues iban creciendo juntos y aparentaban ser buenos amigos. Era normal verlos jugar juntos en el jardín al conejo y al cachorro.

Sin embargo, un viernes Pedro y su familia salieron para pasar el fin de semana a la playa sin llevarse al conejo.

Ya el domingo por la tarde, en casa de Raúl, estaba toda la familia tomando la merienda, cuando vieron entrar a su cachorro pastor alemán a la cocina. El perro, traía al conejo entre los dientes, todo sucio de tierra, reventado y, por supuesto, bien muerto. Se lo quitaron del hocico y le dieron una tremenda golpiza al perro.

Pero Raúl decía: “Pedro tenía razón, mi perro iba a acabar por matar al conejo. ¿Y ahora qué hacemos? ¿Cómo se lo decimos a los niños que se habían encariñado mucho con el conejo? En unas horas van a llegar”. Todos se miraban expectantes. El perro, a su vez, no dejaba de llorar afuera, lamiendo sus heridas.

En eso a uno de los hijos se le ocurrió una idea: “Ya sé. Vamos a lavar al conejo, lo dejamos limpio, y después lo secamos con el secador y lo colocamos en su casita, como si nada. Y cuando lleguen verán que se murió durmiendo”. Así lo hicieron. Hasta perfume le pusieron al animalito, y parecía dormido.

Estuvieron esperando en su casa hasta que oyeron que llegaron los vecinos. Casi inmediatamente oyeron los gritos de los niños. “Ya lo habrán descubierto” se dijeron.

No pasaron ni cinco minutos cuando el dueño del conejo, vino asustado a golpear la puerta. Parecía que había visto a un fantasma.

Como quien no sabe, Raúl le preguntó qué pasaba. Pedro apenas podía hablar: “El conejo, el conejo...” Raúl insistió: “Qué pasa con el conejo?” Pedro por fin pudo decirle: “El conejo está muerto…” Raúl se hizo el sorprendido: “Pero si parecía sano”. Pedro le aclaró: “No. Se murió desde el viernes. Fue antes de viajar, los niños lo enterraron en el fondo del jardín. Ahora aparece y… ¡hasta perfumado!”

La historia termina aquí. Pero ya se pueden sacar algunas conclusiones. El personaje de esta historia es el pobre perro. Lo imaginamos buscando por todas partes a su amigo el conejo y cuando lo encuentra lo lleva muy triste a mostrárselo a sus amos, pero éstos le dan una tremenda golpiza.

El error muchas veces proviene de juzgar con precipitación sin antes verificar los hechos y podemos hacer sufrir a alguien. Y atrás de ello muchas veces está el orgullo que nos impide pensar que podemos estar equivocados. Así pues, la solución es doble: ser más reflexivos y humildes.

Pbro. José Martínez Colín


Pensamientos sanadores


Hoy pídele a Dios recorrer caminos de auténtica santidad.

En todos los  hombres y mujeres, que a lo largo de la historia, alcanzaron altos grados de santidad, se ha observado cinco grandes constantes:
. Su amor a Jesús Eucaristía.
. Una gran amistad y una adecuada devoción a la Virgen Santísima.
. La fidelidad a la Iglesia y a su Magisterio.
. Las obras de misericordia.
. El deseo de proclamar a Jesús trabajando en la extensión de su Reino.
Y tú… ¿Cómo andas en estos cinco puntos? ¿Cuál de ellos te pide Jesús que debes reforzar?
Este es el momento para fortalecer lo que está débil y de poner, por escrito, los buenos propósitos que el Espíritu de Dios quiere inspirarte.

Moisés dijo a Aarón: “Así se cumple la palabra del Señor. Manifestaré mi santidad en aquellos que se acercan a mi, y a la vista de todo el pueblo seré glorificado. Levítico 10, 3


Pedidos de oración

Pedimos oración por la Paz del Mundo; por la Santa Iglesia Católica; por el Papa, los sacerdotes y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por la unión de las familias y la fidelidad de los matrimonios; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio. Agregamos también un pedido especial por los niños todavía no nacidos y en peligro de ser abortados y para que el Señor guarde en su seno a los que desgraciadamente ya lo fueron.

Pedimos oración por los damnificados por la tormenta huracanada que sacudió la ciudad de Córdoba ayer lunes por la tarde. Hasta ahora se conocen dos víctimas fatales y numerosos daños materiales. Que el Señor conceda descanso a las almas de los que partieron a Su encuentro y ayude a reparar los daños de tan fuerte evento meteorológico.

Pedimos oración por la salud de Arnaldo Dante, de Córdoba, Argentina, que tiene 84 años de edad y está internado por neumonía y arritmia, rogando a la Santísima Virgen que interceda ante Jesús por la recuperación de su salud.

Pedimos oración por Teresa, de Rosario, Argentina, que tiene 71 años de edad y ha sido internada por arritmia cardíaca, estando en espera de la colocación de un marcapasos. Invocamos a Jesús Misericordioso para que esté junto a ella hasta su total curación.

Sumamos a estos pedidos de oración, todos los que sean dejados por los lectores en nuestro muro de Facebook.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la solicitud de oración.


Estadísticas de los Blogs

 
El siguiente es un cuadro estadístico demostrativo de la cantidad de visitas registradas en los dos blogs que llevamos adelante en internet: "Pequeñas Semillitas" y "Juan Pablo II inolvidable". Esta información se publica el primer día de cada mes.

Debe recordarse que las visitas se cuentan desde el inicio de cada uno de ellos que ha sido en fechas distintas:

"PEQUEÑAS SEMILLITAS"  desde el 1º de Marzo de 2007. 

"JUANPABLO II INOLVIDABLE"  desde el 26 de Diciembre de 2009.  



"Intimidad Divina"

Vivir en Cristo

La imitación de Jesús no debe limitarse a un aspecto particular, sino que ha de poner al cristiano en actitud de total semejanza a Cristo para vivir lo más posible su vida. El principio vital de la participación en la vida de Cristo es la gracia, a la cual está siempre unida la caridad; canto más el creyente crece en gracia y en caridad, en mejor situación está de vivir en Cristo. En efecto, la gracia recibida en el bautismo nos conforma a Él: “ya que en este sagrado rito se representa y realiza el consorcio con la muerte y resurrección de Cristo” (LG 7).

La vida del cristiano debe ser una prolongación de la de Cristo y tiene valor sólo en la medida que refleje la de Él. Este es el testimonio que el mundo espera de los creyentes. San Pablo no se cansa de inculcarlo: “que… la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal” (2 Cor 4, 11). Ante tal empeño se comprende mejor aún que el pecado, y no sólo el pecado grave, está en antítesis absoluta con la vida cristiana, en la cual debe brillar la santidad de Cristo, el Señor.

Vivir la santidad de Jesús es gastar como Él la vida para gloria del Padre y para salvación de los hombres. Mirando a sus redimidos, Jesús ha de poder reconocer en ellos los sarmientos vivos de la vid que es Él, los miembros dignos de su Cuerpo místico en los que nada repugne a su santidad. “El amor de Cristo nos apremia –grita el Apóstol– al pensar que uno murió por todos, para que ya no vivan para sí los que viven, sino para aquel que murió y resucitó por ellos” (2 Cor 5, 14-15).

¡Oh mi Cristo adorado, crucificado por amor! Quisiera ser una esposa para tu corazón. Quisiera glorificarte y amarte… hasta morir de amor. Pero reconozco mi impotencia. Por eso te pido que me revistas de Ti mismo, que identifiques mi alma con todos los sentimientos de tu alma, que me sumerjas en ti y que me invadas, que tu ser sustituya mi ser para que mi vida sea solamente una irradiación de tu propia vida. Ven a mi como Adorador, como Reparador y como Salvador. ¡Oh fuego abrasador, Espíritu de amor! Desciende a mí para que se realice en mi alma como una encarnación del Verbo. Que yo sea para Él una humanidad suplementaria donde renueve su misterio. Y Vos, ¡oh Padre!, proteged vuestra pobre y débil criatura. Cubridla con vuestra sombra. Contemplad solamente en ella a vuestro Hijo muy amado en quien habéis puesto vuestras complacencias. (Isabel de la Trinidad, Elevación a la Santísima Trinidad)

P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
.

lunes, 30 de enero de 2012

Pequeñas Semillitas 1608

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 7 - Número 1608 ~ Lunes 30 de Enero de 2012
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
   

Hola…
En el Evangelio de ayer domingo, hemos leído y meditado el pasaje en el que Jesús expulsó el demonio de un pobre poseso.
En el tiempo de Jesús, los desequilibrios psicológicos, las grandes tensiones, las patologías inexplicables... eran interpretadas como posesiones de ciertos espíritus y motivo de marginación y de exclusión. El primer gesto de Jesús es liberar y sanar a las personas de todo lo que las esclaviza y oprime. La palabra, el poder y la cercanía de Jesús nos sana, nos alivia nos humaniza y nos libera. Jesús nos hace respirar y vivir libertad plena.
Habla con autoridad, arriesgando, innovando. Habla con sencillez, con cercanía, de modo que todos le entienden y a todos asombra, convence e ilusiona.
Lo que sale del corazón llega a los corazones. Su autoridad es el don de sí mismo y el servicio a los demás. Ejerce su autoridad realizando el oficio de siervo, lavando los pies.
Tenemos clara su invitación: “¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Haced vosotros lo mismo”.


La Palabra de Dios:
Evangelio del día


En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron al otro lado del mar, a la región de los gerasenos. Apenas saltó de la barca, vino a su encuentro, de entre los sepulcros, un hombre con espíritu inmundo que moraba en los sepulcros y a quien nadie podía ya tenerle atado ni siquiera con cadenas, pues muchas veces le habían atado con grillos y cadenas, pero él había roto las cadenas y destrozado los grillos, y nadie podía dominarle. Y siempre, noche y día, andaba entre los sepulcros y por los montes, dando gritos e hiriéndose con piedras. Al ver de lejos a Jesús, corrió y se postró ante Él y gritó con gran voz: «¿Qué tengo yo contigo, Jesús, Hijo de Dios Altísimo? Te conjuro por Dios que no me atormentes». Es que Él le había dicho: «Espíritu inmundo, sal de este hombre». Y le preguntó: «¿Cuál es tu nombre?». Le contesta: «Mi nombre es Legión, porque somos muchos». Y le suplicaba con insistencia que no los echara fuera de la región.
Había allí una gran piara de puercos que pacían al pie del monte; y le suplicaron: «Envíanos a los puercos para que entremos en ellos». Y se lo permitió. Entonces los espíritus inmundos salieron y entraron en los puercos, y la piara -unos dos mil- se arrojó al mar de lo alto del precipicio y se fueron ahogando en el mar. Los porqueros huyeron y lo contaron por la ciudad y por las aldeas; y salió la gente a ver qué era lo que había ocurrido. Llegan donde Jesús y ven al endemoniado, al que había tenido la Legión, sentado, vestido y en su sano juicio, y se llenaron de temor. Los que lo habían visto les contaron lo ocurrido al endemoniado y lo de los puercos. Entonces comenzaron a rogarle que se alejara de su término.
Y al subir a la barca, el que había estado endemoniado le pedía estar con Él. Pero no se lo concedió, sino que le dijo: «Vete a tu casa, donde los tuyos, y cuéntales lo que el Señor ha hecho contigo y que ha tenido compasión de ti». Él se fue y empezó a proclamar por la Decápolis todo lo que Jesús había hecho con él, y todos quedaban maravillados.
(Mc 5,1-20)

Comentario
Hoy encontramos un fragmento del Evangelio que puede provocar la sonrisa a más de uno. Imaginarse unos dos mil puercos precipitándose monte abajo, no deja de ser una imagen un poco cómica. Pero la verdad es que a aquellos porqueros no les hizo ninguna gracia, se enfadaron mucho y le pidieron a Jesús que se marchara de su territorio.
La actitud de los porqueros, aunque humanamente podría parecer lógica, no deja de ser francamente recriminable: preferirían haber salvado sus cerdos antes que la curación del endemoniado. Es decir, antes los bienes materiales, que nos proporcionan dinero y bienestar, que la vida en dignidad de un hombre que no es de los “nuestros”. Porque el que estaba poseído por un espíritu maligno sólo era una persona que «siempre, noche y día, andaba entre los sepulcros y por los montes, dando gritos e hiriéndose con piedras» (Mc 5,5).
Nosotros tenemos muchas veces este peligro de aferrarnos a aquello que es nuestro, y desesperarnos cuando perdemos aquello que sólo es material. Así, por ejemplo, el campesino se desespera cuando pierde una cosecha incluso cuando la tiene asegurada, o el jugador de bolsa hace lo mismo cuando sus acciones pierden parte de su valor. En cambio, muy pocos se desesperan viendo el hambre o la precariedad de tantos seres humanos, algunos de los cuales viven a nuestro lado.
Jesús siempre puso por delante a las personas, incluso antes que las leyes y los poderosos de su tiempo. Pero nosotros, demasiadas veces, pensamos sólo en nosotros mismos y en aquello que creemos que nos procura felicidad, aunque el egoísmo nunca trae felicidad. Como diría el obispo brasileño Helder Cámara: «El egoísmo es la fuente más infalible de infelicidad para uno mismo y para los que le rodean».
Rev. D. Ramon Octavi SÁNCHEZ i Valero (Viladecans, Barcelona, España)


Santoral Católico:
Beato Columba Marmion
Abad Benedictino


Nació en Dublín (Irlanda), el 1 de abril de 1858, de padre irlandés y la madre francesa. Tres de sus hermanas se consagraron a Dios en una Congregación religiosa llamada "Hermanas de la Misericordia".

Ingresó en el Seminario Diocesano de Dublín a los 16 años, y terminó sus estudios de teología en el colegio "de Propaganda Fide", en Roma; fue ordenado sacerdote sacerdote el 16 de junio de 1881.

Soñaba ser monje misionero en Australia, pero se dejó cautivar por la atmósfera litúrgica de la nueva Abadía de Maredsous, que se había fundado en Bélgica en 1872, donde fue a visitar a un compañero de estudios antes de volver a Irlanda. Quiso entrar en ese monasterio, pero su Obispo le pidió que esperara un tiempo.

En su ministerio sacerdotal, de 1881 a 1886, conservó el celo pastoral de misionero desempeñando varias funciones: vicario en Dundrum, maestro en el Seminario Mayor de Clonliffe, capellán de un convento de monjas redentoristas y en una cárcel femenina. Pero su gran deseo era hacerse monje benedictino, recibiendo la autorización en 1896 para ingresar a la Abadía de Maredsous en la diócesis de Namur (Bélgica). Su noviciado entre monjes más jóvenes era difícil, porque debía cambiar sus costumbres, cultura e idioma; sin embargo, hizo un esfuerzo en la adopción de la disciplina monacal y así poder emitir los votos solemnes el 10 de febrero de 1891.

A partir de ese momento, vivió intensamente el espíritu monástico benedictino e influyó espiritualmente en sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos guiándolos a una existencia realmente cristiana a través de sus escritos ("Cristo, vida del alma", "Cristo en sus misterios" y "Cristo, ideal del monje"), de los retiros y de la dirección espiritual. Ejerció cargos importantes, como el Director espiritual, Maestro y Prior de la Abadía de Mont-César, en Lovaina, y 3° Abad de Maredsous.

Cuando murió, al 30 de enero de 1923, víctima de una epidemia de la influenza, muchos de sus contemporáneos lo consideraron un santo y maestro de vida espiritual.

Fuente: Catholic.net


Frases de Columba Marmión

“La fe es la lámpara luminosa
que luce en las tinieblas para servirnos de guía”

“Dios basa su gloria en manifestar su misericordia;
nuestras debilidades, nuestras mismas faltas,
si nos arrepentimos de ellas,
le dan ocasión de ejercer esta perfección divina,
incluso corrigiéndonos.”


Tema del día:
Alguien llama a la vida de una madre joven


Es verdad: este embarazo no estaba previsto, no llega en el mejor momento. No ha sido fácil aceptar que después del retraso de la regla algo podría haber cambiado, que había empezado una nueva existencia humana.

Lo que parecía fácil y sencillo se convierte algo en algo demasiado difícil. La “solución”, según muchos, es no mirar de frente al embrión que da sus primeros pasos en la vida, negarle cualquier dignidad, cualquier valor. O considerarlo como a un enemigo, un obstáculo demasiado serio para realizar los planes personales, el proyecto de vida que la joven madre albergaba en su corazón hasta este momento.

La cabeza da vueltas y vueltas. El aborto parece un arreglo fácil. Seguir adelante el embarazo, dejar que nazca un hijo, precisamente ahora...

Por un momento, en medio de la confusión y las dudas, ella empieza a hablar con ese hijo pequeño:

“Tendrían que cambiar muchas cosas en mi vida para dejarte un lugar, para acogerte, para permitirte vivir. Los estudios, las relaciones (últimamente más tensas) con papá y mamá. Lo que pensará él, el padre, que decía amarme tanto y que ahora tiene miedo de cruzarse ante mí. Tendría que plantear toda mi vida, rehacer los planes, arriesgar mucho, quizá incluso perder oportunidades de trabajo o de carrera que nunca antes se me habían presentado. Incluso a veces pienso que, para ti, sería mejor no dejarte nacer, cortarte un futuro incierto, hacerte desaparecer en el vacío. Así todo sería más fácil para los dos, y quizá mañana, en una situación mejor, podría volver a abrir las puertas a un hijo que ahora no puedo recibir en mis entrañas ni en mi vida...”

El que llega, el embrión, el hijo, sigue allí, en lo oscuro de su primer hogar terreno. Su única señal, hasta ahora, ha sido ese retraso de la regla y las primeras pruebas de embarazo. No puede expresar nada con palabras (es tan pequeño que no tiene todavía ninguna posibilidad de hablar). Con su sola presencia, con su crecimiento continuo, decidido, entusiasta, pide mil cariños y espera una ayuda, una oportunidad para seguir adelante, para que le dejen ver el mar, los bosques, los jilgueros y los ojos tiernos, temerosos, de su joven madre.

Todo depende de ella. Sus padres podrían ayudarla si hubiese más confianza en familia, si fuesen capaces de pensar menos en “honor” y en egoísmos, en planes fríos y “realistas”. Si al menos una luz de arriba les enseñase a ver lo que significa el que un nieto les pida dar apoyo a la hija que empieza a ser madre...

También los médicos, llamados por vocación a cuidar y salvar miles de vidas humanas, podrían dar una mano si no se les hiciese fácil recurrir al aborto en un mundo donde una nueva vida puede ser vista más como amenaza que como esperanza.

Ella se siente sola. Pero allá dentro, en su corazón, algo le dice que puede dar el paso hacia la vida, que puede decir sí a quien le pide amor y ayuda. Descubrirá, entonces, que también Dios la quiere (los quiere, a ella y a su hijo) y le ofrece una energía especial para que pueda vivir su condición de madre como un don, como una gracia. “Lo que hagáis con el más pequeño de entre los hombres, a mí me lo hicisteis”...

P. Fernando Pascual
Fluvium


Pensamientos sanadores


Hoy pídele a Dios ser sanado de todo complejo y trauma.

Las  heridas de rechazo y abandono pudieron haberte marcado íntimamente con traumas y complejos que te hacen sentir diferente, de modo negativo.
Por ejemplo, si el Señor nos sana el complejo de inferioridad que aun hay en ti y si no te libera de tus inseguridades, nada de lo que hagas, nada de lo que alcances, te será suficiente.
Es que cuando fuimos niños, éramos como un papel en blanco, en el cual iba quedando impreso, de manera indeleble, todo lo que decían de nosotros, el amor que recibimos y también el que nos negaron.
Por eso es necesario entregar los recuerdos de aquellas situaciones que pudieron producir en nosotros heridas y confusión.

Ten piedad de mí porque me faltan las fuerzas, sáname porque mis huesos se estremecen. Mi alma está atormentada, y Tú Señor ¿hasta cuándo…? Vuélvete Señor, rescata mi vida, sálvame por tu misericordia. Salmo 6, 3-5


Pedidos de oración

Pedimos oración por la Paz del Mundo; por la Santa Iglesia Católica; por el Papa, los sacerdotes y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones, por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el hambre y la pobreza; por la unión de las familias y la fidelidad de los matrimonios; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, y por las Benditas Almas del Purgatorio. Agregamos también un pedido especial por los niños todavía no nacidos y en peligro de ser abortados y para que el Señor guarde en su seno a los que desgraciadamente ya lo fueron.

Pedimos oración por Ana Ruth, que vive en El Salvador, bajo tratamiento de quimioterapia y luchando por vivir con sus 55 años y sus dos hijos que ama y la aman. Pedimos la intercesión de la Santísima Virgen de Lourdes para que esta querida hija suya sea tocada por Jesús y recupere su salud.

Elevamos una oración por el eterno descanso de Benjamín, un chiquito de menos de tres años, de San Luis, Argentina, que ha sido llamado para jugar en los jardines de Jesús. Que María Madre acompañe y fortalezca a sus familiares.

Pedimos oración por las víctimas de un accidente carretero cerca de Bolívar, Argentina, en el que murieron dos ciclistas que estaban entrenando y un tercero ha quedado grave. Que el Señor, con su infinita misericordia, reciba las almas de los que partieron a Su encuentro y atienda las heridas del sobreviviente.

Pedimos oración por María Ignacia, de Asturias, España, que está con problemas en la vista (retinopatía y maculopatía) y la encomendamos a Santa Lucía, patona de los ojos y de la visión, para que interceda por ella para su curación o al menos para que el daño ocular se detenga y no avance.

Sumamos a estos pedidos de oración, todos los que sean dejados por los lectores en nuestro muro de Facebook.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha ahora las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Nota de Redacción:
Para dar curso a los Pedidos de Oración es imprescindible dar los siguientes datos: nombres completos de la persona (habitualmente no publicamos apellidos), ciudad y país donde vive, y explicar el motivo de la solicitud de oración.


"Intimidad Divina"


Jesús y los hombres

Aunque Jesús vive interiormente en comunicación continua con la Santísima Trinidad, no es de manera alguna extraño a las cosas de la tierra ni ajeno a las necesidades de los hombres. Antes bien, ha venido precisamente por ellos, para salvarlos y conducirlos al Padre. Jesús ha expresado del modo más conmovedor su tierna solicitud para con los hombres comparándose al buen pastor: “Yo soy el buen pastor, y conozco mis ovejas, y las mías me conocen a mí como me conoce el Padre y yo a Él; y doy mi vida por las ovejas” (Jn 10, 14-15). Jesús ve y ama a los hombres únicamente en el Padre y en relación a Él. Justamente porque ama al Padre, ama Cristo a los hombres y va al encuentro de la muerte en cruz por su salvación.

El deseo de unión íntima con Dios, el amor y la contemplación de Dios, no deben hacernos ajenos a los hermanos, no deben impedirnos ser sensibles a sus necesidades y sufrimientos y darnos a ellos con verdadera caridad sobrenatural. No hay género de vida, por contemplativa que sea, que excluya el deber y la necesidad de ocuparse del prójimo. A este respecto afirma el Concilio que cuantos se consagran a Dios no se hacen “extraños a los hombres o inútiles para la sociedad terrena” (LG 46)

Jesús, siendo Dios, no se mantuvo alejado de los hombres sino que se les acercó hasta experimentar en sí mismo sus debilidades y aun la misma tentación “excepción hecha del pecado” (Heb 4, 15). Quiso compartir con ellos su vida de calamidades, de fatigas, de pobreza y de dolor. Así el cristiano para realizar una caridad fraterna efectiva, se esfuerza en hacer suyos los sufrimientos, las dificultades, las necesidades materiales y espirituales del prójimo en el intento de compadecerlas, socorrerlas y aliviarlas.

¡Oh Jesús mío! Cuán grande es el amor que tenéis a los hijos de los hombres, que el mayor servicio que se os puede hacer es dejaros a Vos por su amor y ganancia, y entonces sois poseído más enteramente. Porque aunque no se satisface tanto en gozar la voluntad, el alma se goza de que os contenta a Vos y ve que los gozos de la tierra son inciertos, aunque parezcan dados de Vos, mientras vivimos en esta mortalidad, si no van acompañados con el amor del prójimo. Quien no le amare, no os ama, Señor mío, pues con tanta sangre vemos mostrado el amor tan grande que tenéis a los hijos de Adán. (Santa Teresa de Jesús, Exclamaciones, 2, 2)

P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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domingo, 29 de enero de 2012

Pequeñas Semillitas 1607

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 7 - Número 1607 ~ Domingo 29 de Enero de 2012
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
   

Hola…
Jesús seguía sorprendiendo a todos: Dios está llegando, pero no como el “Dios de los justos”, sino como el “Dios de los que sufren”. El profeta del reino de Dios no tiene ninguna duda: lo que le mueve a actuar en medio de su pueblo es su amor compasivo; el Dios que quiere reinar entre los hombres y mujeres es un “Dios que sana”. En la memoria de los primeros cristianos quedó grabado este recuerdo de Jesús: “Ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo,  pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él”. (Hechos 10,38)
No pocas personas viven en su interior de imágenes falsas de Dios que les hacen vivir sin dignidad y sin verdad. Lo sienten, no como una presencia amistosa que invita a vivir de manera creativa, sino como una sombra amenazadora que controla su existencia. Jesús siempre empieza a curar liberando de un Dios opresor.
Sus palabras despiertan la confianza y hacen desaparecer los miedos. Sus parábolas atraen hacia el amor a Dios, no hacia el sometimiento ciego a la ley. Su presencia hace crecer la libertad, no las servidumbres; suscita el amor a la vida, no el resentimiento. Jesús cura porque enseña a vivir sólo de la bondad, el perdón y el amor que no excluye a nadie. Sana porque libera del poder de las cosas, del autoengaño y de la egolatría.
José Antonio Pagola

La Palabra de Dios:
Evangelio del día


En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron a Cafarnaúm. Al llegar el sábado entró en la sinagoga y se puso a enseñar. Y quedaban asombrados de su doctrina, porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas. Había precisamente en su sinagoga un hombre poseído por un espíritu inmundo, que se puso a gritar: «¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios». Jesús, entonces, le conminó diciendo: «Cállate y sal de él». Y agitándole violentamente el espíritu inmundo, dio un fuerte grito y salió de él. Todos quedaron pasmados de tal manera que se preguntaban unos a otros: «¿Qué es esto? ¡Una doctrina nueva, expuesta con autoridad! Manda hasta a los espíritus inmundos y le obedecen». Bien pronto su fama se extendió por todas partes, en toda la región de Galilea.
(Mc 1,21-28)

Comentario:
Hoy, Cristo nos dirige su enérgico grito, sin dudas y con autoridad: «Cállate y sal de él» (Mc 1,25). Lo dice a los espíritus malignos que viven en nosotros y que no nos dejan ser libres, tal y como Dios nos ha creado y deseado.
Si te has fijado, los fundadores de las órdenes religiosas, la primera norma que ponen cuando establecen la vida comunitaria, es la del silencio: en una casa donde se tenga que rezar, ha de reinar el silencio y la contemplación. Como reza el adagio: «El bien no hace ruido; el ruido no hace bien». Por esto, Cristo ordena a aquel espíritu maligno que calle, porque su obligación es rendirse ante quien es la Palabra, que «se hizo carne, y puso su morada entre nosotros» (Jn 1,14).
Pero es cierto que con la admiración que sentimos ante el Señor, se puede mezclar también un sentimiento de suficiencia, de tal manera que lleguemos a pensar tal como san Agustín decía en las propias confesiones: «Señor, hazme casto, pero todavía no». Y es que la tentación es la de dejar para más tarde la propia conversión, porque ahora no encaja con los propios planes personales.
La llamada al seguimiento radical de Jesucristo, es para el aquí y ahora, para hacer posible su Reino, que se abre paso con dificultad entre nosotros. Él conoce nuestra tibieza, sabe que no nos gastamos decididamente en la opción por el Evangelio, sino que queremos contemporizar, ir tirando, ir viviendo, sin estridencias y sin prisa.
El mal no puede convivir con el bien. La vida santa no permite el pecado. «Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá a uno y amará al otro» (Mt 6,24), dice Jesucristo. Refugiémonos en el árbol santo de la Cruz y que su sombra se proyecte sobre nuestra vida, y dejemos que sea Él quien nos conforte, nos haga entender el porqué de nuestra existencia y nos conceda una vida digna de Hijos de Dios.
Rev. D. Jordi CASTELLET i Sala (Sant Hipòlit de Voltregà, Barcelona, España)


Santoral Católico:
San Sulpicio Severo 
Obispo


Sulpicio sufrió una gran transformación para mejor a lo largo de su vida. Llegada la edad normal, contrajo matrimonio con una joven de su ciudad, Agen (Lot- et –Garona), Francia hacia el año 553.

Las cosas no le iban mal pero no se sentía completamente en la felicidad en la que tanto soñaba y para la cual le llamaba Dios. Era un buen abogado. Ganaba su buen dinero ya en aquel lejano tiempo. Pero no dejaba de pensar en el camino para escalar la perfección que sentía muy adentro.

Por eso, cuando menos se lo esperaba, habló con su mujer acerca de sus planes. Todo el mundo, al enterarse, lo tomaron por loco. Sin embargo, su suegra – menos mal – fue la única que lo entendió muy bien. No solamente aprobó su decisión, sino que incluso le hizo ofertas de tierras al lado de la bellísima ciudad medieval de Carcasona. Le convenía mucho para su nueva vida y vocación.

Sulpicio se pasó en ese lugar todo el resto de su larga vida, rezando, haciendo penitencia y escribiendo muchos libros, basados en los estudios que iba haciendo de san Paulino de Nola, san Jerónimo y otros personajes célebres de tiempos anteriores.

De sus muchas obras tan sólo se conserva la biografía que escribió de su maestro y buen amigo san Martín. Es el único documento que existe acerca del que llevó a Francia a la conversión. Desde entonces, todos los que se dedicaban a escribir hagiografías lo imitaron de tal forma que parecían suyas.

San Gregorio de Tours, quien nos da el dato de su nombramiento a la sede de Tours (584) en vez de otros candidatos simoníacos, habla de San Sulpicio con gran respeto y nos dice que convocó un concilio provincial en Auvernia. El santo tomó también parte en el Concilio de Maçon, en 585.

No se sabe exactamente la edad que tenía cuando murió. Lo más probable, según sus hagiógrafos, es que debería rondar los 50 o los 80.


Palabras del Beato Juan Pablo II

"Pido para vosotros la gracia de la luz y de la fuerza Espiritual en el sufrimiento, para que no perdáis el valor, sino que descubráis individualmente el sentido del sufrimiento y podáis, con la oración y el sacrificio, aliviar a los demás".

Beato Juan Pablo II


Tema del día:
Enseñar con autoridad


Jesús el día de sábado como todo buen israelita, va a la sinagoga. Ahora, por tener 30 años, además de leer, podía comentar lo leído. Jesús habla y enseguida se da cuenta la gente que no explica como lo hacían los escribas y letrados. Se maravillan de su doctrina. Esta puede ser nuestra primera reflexión hoy: el asombro de la gente ante la predicación de Jesús. El asombro todavía no es la fe, pero puede ser el comienzo. Es importante asombrarse o suscitar el asombro ante la lectura del evangelio. Dice un autor: “Un cristianismo convencional es el producto de una generación que ha perdido la capacidad de asombrarse ante el Evangelio”. En realidad el evangelio pasa casi siempre “sin pena ni gloria”. La mayoría de la gente no conecta con el evangelio y por eso no se asombra. Quizá sea porque los que lo enseñan lo hacen al estilo de los escribas y letrados y no al estilo de Jesucristo.

¿Y cómo enseñaban los letrados? Pues lo hacían por oficio, repetían lo que ellos habían aprendido antes. Ellos predicaban sobre todo la letra de la ley, mas se olvidaban del espíritu. Jesús enseñaba con autoridad. Enseñar con autoridad no es lo mismo que enseñar autoritariamente. Era como una lámpara que da luz, pero no se impone. No mandaba caer fuego sobre los que no le escuchaban. Hablaba dando testimonio.  Lo manifestaba porque se notaba que creía profundamente en el mensaje que transmitía y que amaba a la gente y vivía los problemas de la gente. Sus palabras son sencillas, con un lenguaje que todos entienden, pero se nota la verdad y sinceridad. Y autoridad sobre todo porque sus obras correspondían a la verdad de sus palabras. Sus palabras brotaban de una experiencia profunda: su unión con el Padre. Este es el gran ejemplo que hoy nos enseña a todos, si queremos predicar la Palabra de Dios. Lo primero será empaparnos de esa palabra haciéndola vida en nosotros.

El evangelio no nos dice aquí de qué hablaba Jesús. Hoy quiere testimoniar esta autoridad. Y destaca más esta autoridad por su palabra que por el mismo milagro que realiza reforzando más esa autoridad. Había un hombre poseído de un espíritu impuro. Esta palabra quiere significar algo opuesto a Dios que es el “santo”. Solía ser una enfermedad interna. En el evangelio de Marcos aparece con frecuencia esta lucha de Jesús contra las fuerzas del mal, simbolizadas en el demonio. Jesús ahora y en otras ocasiones manifiesta su divinidad venciendo a las fuerzas del mal. También los cristianos continuamos en esta lucha. El demonio se manifiesta hoy en ideas contrarias al Reino de Dios, como es el relativismo, el ateismo, el afán de placer, de dominio y de riqueza. Podemos vencer cuanto más unidos estemos con Jesucristo.

Aquel hombre empieza a gritar y Jesús le hace callar. Parece como que alaba a Jesús, pero de hecho está sembrando la confusión. Eso es lo que sigue haciendo el mal entre nosotros. La confusión era tener a Jesús públicamente por el Mesías. ¿Pero qué mesías? Para la gente el Mesías debía ser un guerrero y dominador. Jesús es el que nos enseña sobre todo el amor y Mesías es el que se pone al servicio de todos.

En la primera lectura de hoy, en el libro del Deuteronomio o segunda ley, se habla del profeta que Dios va a suscitar. Eran tiempos en que había falsos profetas, que se llamaban portadores de la palabra de Dios, pero en realidad sólo llevaban palabras humanas: servían a intereses mundanos, a sistemas de opresión. El verdadero profeta no es principalmente porque anuncie algo, sino porque sus palabras y los hechos de su vida dan testimonio de la verdadera palabra de Dios. Esto es lo que veía la gente en las palabras de Jesús. Jesús con este milagro libera a aquel hombre no sólo de un mal físico, sino sobre todo de ideas que le esclavizan. Así predicaba la liberación de tantas normas y leyes externas, que no tenían un espíritu de amor, comenzando por la ley atenazante del sábado. Jesús quiere que colaboremos en liberar de la mentira, del odio y la ignorancia y de tantos males externos. Todo con la ayuda de Dios.

P. Silverio Velasco (España)


Nuevo video y artículo

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"Juan Pablo II inolvidable"
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Pensamientos sanadores


Hoy pídele a Dios ser liberado de todo peligro.

El Señor seguramente te ha protegido y te ha librado de muchos males, de muchos peligros, de muchos pesares, algunos de ellos aun antes de sufrirlos.
Dale gracias no sólo por aquello que ves, sino también por aquello que sin ver, intuyes que Él ha hecho en tu vida y de lo cual te ha resguardado y rescatado.
Él es como un padre que, de manera invisible, va caminando delante de ti.
Él va sacando las piedras del camino, con las cuales podrías tropezar, caer y lastimarte. Él ahuyenta a quienes quieren hacerte daño, y quizá tú no llegas siquiera a enterarte.
Lo hace porque sabe de tu fragilidad y especialmente por el gran amor que por ti siente. Por lo cual vuelve a entregarle tu vida y encomienda a Él todas tus sendas a fin de que sea tu protector y el protector de tu familia, a lo largo de toda la jornada.

Tú me liberas de mis enemigos, me haces triunfar de mis agresores, y me libras del hombre violento. Por eso te alabaré entre las naciones y cantaré Señor en honor de tu nombre.  2 Samuel 22, 49-50


Oración a San Miguel Arcángel


San Miguel Arcángel
defiéndenos en la batalla.
Sé nuestro amparo contra la perversidad
y acechanzas del demonio.
Reprímale Dios, pedimos suplicantes,
y tú, Príncipe de la Milicia Celestial
arroja en el infierno con tu divino poder
a satanás y demás espíritus malignos
que andan dispersos por el mundo
para perdición de las almas.
Amén

La Festividad de San Miguel Arcángel se celebra el 29 de Setiembre.
Pero igualmente es una práctica muy recomendada el rezar esta oración
todos los días a la finalización de la Santa Misa.
Y también en estos tiempos para pedir por el Santo Padre
y por la santidad de todos los sacerdotes del mundo.
En "Pequeñas Semillitas" la publicaremos los días 29 de cada mes.


Nunca nos olvidemos de agradecer


Alguna vez leí que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.

Nuestro amigo Carlos, de Bogotá, Colombia, formula dos agradecimientos a Dios y a las personas que oraron ante sus pedidos: por su sobrino Jefferson que ha sido confirmado en un trabajo, y también por sí mismo porque ha conseguido el traslado laboral que tanto anhelaba. Damos gracias a Dios por estos dones.

Olga, de Sarandí, Buenos Aires, Argentina, expresa su gratitud por la intercesión de la Virgen de Lourdes en la salud de su esposo Víctor, que hace mucho tiempo viene siendo tratado por cáncer de próstata, y siendo que ella también ha pasado por una enfermedad oncológica. Hoy los controles dan muy bien y por eso el agradecimiento a la Virgen, a Dios Padre y a todas las personas que sumaron sus oraciones.

Gustavo, de República Dominicana, agradece a las personas que rezaron por su salud en los últimos días y a Jesús Misericordioso, pues los mapeos corporales que le realizaron por su afección tiroidea han salido todos normales. Nos sumamos en el agradecimiento a Dios.

Silvia, una querida amiga de Rosario, Argentina, nos expresa el agradecimiento de parte de Juan, un paciente internado muy grave con sepsis generalizada y gangrena, insuficiencia pancreática y renal, que estaba en situación crítica en terapia intensiva y cuya evolución favorable de los últimos días sorprende a los mismos médicos y pone felices a sus familiares. Gracias Señor!!!

También Silvia nos informa que el bebé Stéfano Valentín, por quien rezamos hace cuatro días por su cardiopatía congénita, también está teniendo una evolución favorable muy sorprendente. Damos gracias a Dios…


"Intimidad Divina"


Marcos cuenta que cuando Jesús fue a la sinagoga de Cafarnaum y “se puso a ensañar”, sus oyentes “quedaron asombrados… porque les enseñaba como quien tiene autoridad”. Hasta el espíritu inmundo presente en un pobre poseso lo advierte y, mientras grita para hacer callar a Jesús, no puede menos que reconocer en Él al “Santo de Dios”. Luego, cuando el Señor arroja al demonio liberando al poseso, el asombro de los presentes se trueca en temor. “¿Qué es esto? ¡Una doctrina nueva expuesta con autoridad! Manda a los espíritus inmundos y le obedecen” (Mc 1, 21-28)

Jesús enseña una doctrina nueva. Piénsese, por ejemplo, en las bienaventuranzas, en el mandamiento del amor, en los consejos evangélicos. Y tiene un poder nuevo: arroja a los demonios sin recurrir a exorcismos, con un simple mandato que es inmediatamente eficaz. Él es el Hombre-Dios. En Él la revelación y la comunión de Dios con los hombres alcanza su grado máximo.

Esta novedad y plenitud del don de Dios exige novedad y plenitud de respuesta de parte del hombre. ¿Cómo regatear a Dios que se da tan plenamente a los hombres, el derecho de primacía en su corazón y en su vida? Esto es un deber indeclinable de todo creyente.

Después de haber hablado en muchas veces y de muchos modos en el pasado a nuestros padres por medio de los profetas, en la plenitud de los tiempos, oh Dios, nos has hablado por medio de tu Hijo, tu Verbo. Hablar por medio de tu Hijo ha sido como manifestar a plena luz cuánto y cómo nos has amado. Tú no has perdonado a tu Hijo, sino que por nosotros todos has entregado al que nos ha amado y se ha ofrecido a sí miso en sacrificio por nosotros. Este es tu Verbo, Señor, la Palabra omnipotente que nos diriges. En todo lo que hizo, en todo lo que dijo sobre la tierra, hasta en los oprobios que soportó, hasta en los salivazos y bofetadas, hasta en la cruz y en el sepulcro, has querido hablarnos por tu Hijo, para suscitar y despertar con tu amor nuestro amor hacia ti. (Guillermo de St.Thierry)

P. Gabriel de Sta. M. Magdalena O.C.D.
Jardinero de Dios
-el más pequeñito de todos-
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