PEQUEÑAS SEMILLITAS
Número 0251 ~ Lunes 19 de Noviembre de 2007
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Hola !!!
Iniciamos la semana laboral y este número de nuestro boletín con estas reflexiones que envió mi amiga Mariana:
"El pesimista debilita su capacidad y su voluntad al cargar con el peso inútil de los mensajes negativos que se crea. Con su ansiedad y negativismo no arregla ninguno de los problemas que él mismo se crea y se siente, a toda hora, cercado de amenazas de fracaso.
El optimista, en cambio, toma sus asuntos con calma y sabe que puede llevarlos a feliz término. Con suficiente confianza en Dios y en sí mismo, el optimista encuentra las orientaciones y la fuerza para lograr todo lo que se propone".
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, sucedió que, al acercarse Jesús a Jericó, estaba un ciego sentado junto al camino pidiendo limosna; al oír que pasaba gente, preguntó qué era aquello. Le informaron que pasaba Jesús el Nazareno y empezó a gritar, diciendo: «¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!». Los que iban delante le increpaban para que se callara, pero él gritaba mucho más: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!». Jesús se detuvo, y mandó que se lo trajeran y, cuando se hubo acercado, le preguntó: «¿Qué quieres que te haga?». Él dijo: «¡Señor, que vea!». Jesús le dijo: «Ve. Tu fe te ha salvado». Y al instante recobró la vista, y le seguía glorificando a Dios. Y todo el pueblo, al verlo, alabó a Dios.
(Lucas 18, 35-43)
Comentario
Hoy, el ciego Bartimeo (cf. Mc 10,46) nos provee toda una lección de fe, manifestada con franca sencillez ante Cristo. ¡Cuántas veces nos iría bien repetir la misma exclamación de Bartimeo!: «¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!» (Lc 18,37). ¡Es tan provechoso para nuestra alma sentirnos indigentes! El hecho es que lo somos y que, desgraciadamente, pocas veces lo reconocemos de verdad. Y..., claro está: hacemos el ridículo. Así nos lo advierte san Pablo: «¿Qué tienes que no lo hayas recibido? Y si lo has recibido, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?» (1Cor 4,7).
A Bartimeo no le da vergüenza sentirse así. En no pocas ocasiones, la sociedad, la cultura de lo que es “políticamente correcto”, querrán hacernos callar: con Bartimeo no lo consiguieron. Él no se “arrugó”. A pesar de que «le increpaban para que se callara, (...) él gritaba mucho más: ‘¡Hijo de David, ten compasión de mí!’» (Lc 19,39). ¡Qué maravilla! Da ganas de decir: —Gracias, Bartimeo, por este ejemplo.
Y vale la pena hacerlo como él, porque Jesús escucha. ¡Y escucha siempre!, por más jaleo que algunos organicen a nuestro alrededor. La confianza sencilla —sin miramientos— de Bartimeo desarma a Jesús y le roba el corazón: «Mandó que se lo trajeran y (...) le preguntó: «¿Qué quieres que te haga?» (Lc 18,40-41). Delante de tanta fe, ¡Jesús no se anda con rodeos! Y... Bartimeo tampoco: «¡Señor, que vea!» (Lc 18,41). Dicho y hecho: «Ve. Tu fe te ha salvado» (Lc 18,42). Resulta que «la fe, si es fuerte, defiende toda la casa» (San Ambrosio), es decir, lo puede todo.
Él lo es todo; Él nos lo da todo. Entonces, ¿qué otra cosa podemos hacer ante Él, sino darle una respuesta de fe? Y esta “respuesta de fe” equivale a “dejarse encontrar” por este Dios que —movido por su afecto de Padre— nos busca desde siempre. Dios no se nos impone, pero pasa frecuentemente muy cerca de nosotros: aprendamos la lección de Bartimeo y... ¡no lo dejemos pasar de largo!
Rev. D. Antoni Carol i Hostench (Sant Cugat del Vallès-Barcelona, España)
Santoral y Efemérides
En el Santoral Católico hoy se conmemora a San Crispín de Viterbo (1668-1750) y a San Odón.
Otros santos del día: San Abdías Profeta, San Federico Jansoone, Santos Epímaco y Alejandro y Santísima Virgen de la Divina Providencia, patrona de Puerto Rico.
Puedes leer sobre sus vidas en: http://es.catholic.net/santoral/resultado.php?mes=11
Un cordial saludo para los amigos y amigas que llevan esos nombres y a nuestros lectores de Puerto Rico.
Algunos de los hechos más importantes ocurridos en un día como hoy en la Historia fueron:
1493 - Colón desembarca en la isa de Borinquen, a la que llamó San Juan Bautista, hoy San Juan de Puerto Rico.
1803 - Las tropas haitianas del general Dessalines entran victoriosas en Cap Francais, con lo que termina el dominio francés sobre la isla Española.
1805 - Nace Ferdinand de Lesseps, diplomático francés que proyectó y dirigió la construcción del canal de Suez y trató de abrir el de Panamá.
1819 - Inauguración del Museo del Prado (en Madrid, España).
1828 - Muere Franz Schubert, compositor austríaco.
1837 - Inauguración del primer ferrocarril cubano, que unió La Habana con la localidad de Benjucal.
1882 - Dardo Rocha, gobernador de la provincia de Buenos Aires, funda la Ciudad de La Plata.
1888 - Nace José Raúl Capablanca, maestro de ajedrez, cubano.
1917 - Nace Indira Ghandi, política india.
1942 - Nace Calvin Klein, diseñador de modas estadounidense.
1977 - Histórico viaje del presidente de Egipto, Anwar el Sadat, a Israel.
1985 - Cumbre en Ginebra entre los máximos dirigentes de EEUU, Ronald Reagan, y la URSS, Mijail Gorbachov, sobre la reducción de armas nucleares.
1988 - Muere Cristina Onassis, multimillonaria griega.
1990 - La OTAN y el Pacto de Varsovia firman la paz.
1996 - Histórica entrevista en el Vaticano entre el Papa Juan Pablo II y el presidente cubano, Fidel Castro.
Para pensar...
"Orad para no caer en la tentación porque el Espíritu está pronto, pero la carne es débil".
Jesucristo
A veces se me olvida
Te pido perdón… a veces se me olvida que me esperas, a veces, muchas veces… paso por tu lado sin buscar en tu mirada un pedazo de experiencia y sabiduría. Y te quedas ahí, sentado en un banco de la plaza desparramando sonrisas y ternura a todos los que como yo, van deprisa llevando entre sus manos papeles, agenda y celular…
Es este tiempo de corridas, crisis y problemas que nos tapan los ojos, impidiendo ver en tu persona, la necesidad que te agobia –simplemente- de una compañía…
Nosotros, los que creímos tener la grandeza de sabios, intelectuales y estudiosos, somos tan pequeños en sentimiento y realidad, que se nos escapan las horas del reloj sin ofrecerte un minuto del día que buscas.
Nosotros… los que emprendimos un viaje con las alas del alma que ustedes nos dejaron, somos tan niños a tus ojos, que transcurrimos el calendario de la vida sin acompañarte un segundo en tu vuelo que se torna lento y sin fuerzas…
Porque somos así… porque siempre encontramos un pretexto para no quedarnos un ratito en esa plaza compartiendo tu alegría, sintiendo tu tristeza…
Quizás hoy, seguramente hoy… mañana… no sé… cuando pase nuevamente y no te encuentre y te busque en el banco –sostén diario de tu soledad y me dé cuenta que te he dejado partir sin mi sonrisa, sin haberte preguntado ¿cómo estás?...
Cuando llegue ese momento me daré cuenta que no supe interpretar tu bagaje de experiencia y sabiduría que un día cualquiera, con tu paz y tu sonrisa, me quisiste regalar…
Ester Faride Matar
Consignas
El Señor está harto de almas "a medias" y está hambriento de almas generosas, que se entreguen totalmente. "Señor, en adelante, a medias, nada"
Temas Médicos : Carta a mi médico
Querido doctor Biot:
Cuando era niño, me gustaba, como a todos los niños, estar enfermo. Fue entonces cuando, por primera vez, oí pronunciar aquella palabra que tantas veces encontraría en mi vida como signo de gran dignidad: la palabra «doctor».
Tanto para mí como para los otros niños, el doctor era el ser mágico por excelencia: el ser que adivina, alivia y conforta; y, para uno de mi edad, aquel que se hallaba cerca del abuelo o de la abuela en el momento del último respiro.
En aquel tiempo pensaba que el doctor, estando presente tanto en el inicio como en el final de la vida, era el hombre que conocía todos los secretos de la vida y de la muerte. Y a la edad de diez años, ya ambicioso, mi sueño era el de convertirme un día en médico yo también.
¡Cómo me falta, querido doctor! Durante tres años -hasta la muerte-, usted me ha cuidado y sanado. Y desde entonces no he podido encontrar un médico semejante a usted.
Lo que me acercó a usted -al punto de haberse convertido en mi amigo- es el hecho de que, además de médico, era usted un verdadero filósofo. Abrigaba la idea contraria a la del famoso Doctor Knock, de Jules Romains, a quien había ido a aplaudir al teatro, según la cual todo hombre sano es un enfermo que no sabe que lo es. Usted me ha enseñado, por el contrario, que todo hombre que se lamenta de sus sufrimientos es un hombre sano que ignora serlo. Esta era, por otra parte, la teoría de Hipócrates y la de los grandes médicos chinos. Por lo tanto, su convicción era la de que el médico es aquel que impide que uno se enferme y al que ya no es necesario consultar -ni pagar- cuando se ha caído en cama. El médico debe enseñarnos la higiene, es decir, el arte de no enfermarse. Querido doctor Biot, usted enseña la sabiduría de la que es necesario dar prueba para no estar nunca enfermo. Esta era su medicina y ésta, también, su filosofía.
Otra de sus ideas era que el cansancio no proviene de aquello que se hace. Lo que se hace, si se realiza a fondo, con pasión y con toda el alma, no cansa nunca. Lo que cansa es el pensamiento de lo que no se hace.
Es usted, doctor, quien me enseñó que yo estaba hecho para el surmenage. Era, y lo soy aún, un gran nervioso. No sé hacer nada. «Sobre todo, sobre todo -insistía usted cuando lo llamaba a casa- «no debe fatigarse: se enfermaría». Después daba usted su consejo médico: «Cuando repose, repose a fondo; cuando se distraiga, distráigase a fondo, y cuando coma o beba, hágalo a fondo igualmente».
Solía decirme que el gran secreto de la felicidad, el arte supremo de la vida, era practicar eso que los místicos llaman «abandono». Bergson me dio un consejo similar cuando me dijo un día: «De ahora en adelante he decidido hacer sin fatiga lo que en otro tiempo hacía con ella». Era la regla de Santa Teresa del Niño Jesús y la de todos los grandes místicos. De este modo, para estar bien, usted prescribía simplemente suprimir la fatiga.
Me citaba a menudo estas palabras de Goethe: «Sufro por lo que no sucederá y tengo miedo de perder lo que no he perdido».
Usted fue un precursor. Había entendido -medio siglo antes que los demás- que la era en la que entrábamos sería una era en la que los problemas de salud y de equilibrio entre el alma y el cuerpo serían los principales problemas. Antes que los otros intuyó que ninguna acción era buena si no encarnaba un pensamiento, que todo pensamiento implicaba una ética y que toda ética implicaba a su vez una filosofía superior o una religión.
Su cualidad principal era la de estar disponible a cualquier hora del día. Era devoto, gentil, jovial. Ponía en todo esa mezcla de ironía y amor llamada humorismo. Contra lo que podría creerse, el humorismo no está muy lejos del amor: el humorismo es el amor oculto bajo el velo de la ironía.
Al término de su visita, usted escribía sobre un papel finísimo la receta: «Ninguna cura porque no hay nada que curar». Un día, en la parte inferior de la hoja, escribió: «Oportuno el uso del bastón». Desde entonces el bastón no me ha abandonado nunca. Estaba usted en lo cierto: el bastón es como un gentil compañero, mudo y dulce, que me une al suelo.
Hoy, dado que el número de mis años se acerca al siglo, me pregunto a veces cuáles son los consejos que me daría para ayudarme a envejecer como se debe.
Entonces vienen a mi mente dos consideraciones suyas:
«Envejecer significa tener todas las edades».
Y ésta otra:
«Envejecer significa ver a Dios más de cerca».
Doctor, usted tiene razón.
Jean Guitton
Jean Marie Pierre Guitton (1901-99) Filósofo francés, n. en Saint Étienne y m. en París. Estudió en la École Normale Supérieure y fue profesor en Troyes, Moulins, Lyon y en las universidades de Montpellier, Dijon y París (1955-68). En 1962 fue el único laico invitado a tomar parte en la segunda sesión del Concilio Vaticano II. Publicó, entre otras obras, La philosophie de Newman (1933), Jésus (1957), La vocation de Bergson (1960), Le sens de la durée (1984), Le Nouveau Testament (1987), Portraits et circonstances (1989) y Chaque jour que Dieu fait (1996).
Meditación breve
He sido creada para ser el amor de Dios en acción. Esa intensa chispa de amor dentro de mí fue encendida en mi nacimiento. Expresando amor a quienes cuidaban de mí y me querían, permití que el amor creciera y se desarrollara en armonía con la sabiduría y el buen juicio.
No obstante, en el curso de los años no siempre he respondido con amor ante hechos y personas. Entonces me perdono y perdono a otros por los errores cometidos. Me autorizo a mejorar mis relaciones y a alimentar asociaciones nuevas, utilizando modos mejores que los del pasado.
Como continúo siendo fielmente consciente del amor de Dios por mí y dentro de mí, vivo mi vida con mayor sabiduría y desde una sagrada bondad. Soy expresión del amor de Dios por el mundo dentro de mi mundo.
"El amor del Señor no tiene fin, ni se han agotado sus bondades". Lamentaciones 3, 22
GraBaq
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Los cinco minutos de Dios - por Alfonso Milagro
Conocida es la oración atribuida a Francisco de Asís; puede servirnos para nuestra reflexión de hoy.
Señor, haz de mí un instrumento de tu paz … ¡Qué trágico sería convertirse en instrumento destructor de la paz!
Donde haya odio, ponga yo amor… Horrible, si donde hay amor, siembro el odio.
Donde haya ofensa, ponga yo perdón… Que después del perdón, no ponga yo nueva ofensa.
Donde haya discordia, ponga yo la unión… Nunca permitas que sea yo el elemento de discordia entre los hermanos.
Donde haya error, ponga yo tu verdad; donde haya duda, ponga yo mi fe… Y no siembre el esepticismo y la confusión.
Finalmente, donde haya tristeza, siembre la semilla de la alegría y del optimismo, de la confianza en la bondad de Dios.
Señor, haz de mí un instrumento de tu paz … ¡Qué trágico sería convertirse en instrumento destructor de la paz!
Donde haya odio, ponga yo amor… Horrible, si donde hay amor, siembro el odio.
Donde haya ofensa, ponga yo perdón… Que después del perdón, no ponga yo nueva ofensa.
Donde haya discordia, ponga yo la unión… Nunca permitas que sea yo el elemento de discordia entre los hermanos.
Donde haya error, ponga yo tu verdad; donde haya duda, ponga yo mi fe… Y no siembre el esepticismo y la confusión.
Finalmente, donde haya tristeza, siembre la semilla de la alegría y del optimismo, de la confianza en la bondad de Dios.
Felipe de Urca
-Jardinero de Dios-
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