PEQUEÑAS SEMILLITAS
Número 0218 ~ Domingo 14 de Octubre de 2007
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Hola !!!
Oh Jesús, mi dulce amigo, cuatro cosas hoy te pido con mucha necesidad:
# Fuerza para trabajar.
# Paciencia para sufrir.
# Valor para resistir las penas que han de venir y me han de mortificar.
# Temperamento sereno para poder resolver las cosas con santa calma y así tener el alma en perfecta tranquilidad.
Esto tengo que pedirte, oh mi Jesús adorado, en este día consagrado para adorarte y servirte.
Amén.
Evangelio de hoy
Un día, sucedió que, de camino a Jerusalén, Jesús pasaba por los confines entre Samaría y Galilea, y, al entrar en un pueblo, salieron a su encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a distancia y, levantando la voz, dijeron: «¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!». Al verlos, les dijo: «Id y presentaos a los sacerdotes». Y sucedió que, mientras iban, quedaron limpios.
Uno de ellos, viéndose curado, se volvió glorificando a Dios en alta voz; y postrándose rostro en tierra a los pies de Jesús, le daba gracias; y éste era un samaritano. Tomó la palabra Jesús y dijo: «¿No quedaron limpios los diez? Los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios sino este extranjero?». Y le dijo: «Levántate y vete; tu fe te ha salvado».
(Lucas 17, 11-19)
Comentario
Hoy podemos comprobar, ¡una vez más!, cómo nuestra actitud de fe puede remover el corazón de Jesucristo. El hecho es que unos leprosos, venciendo la reprobación social que sufrían los que tenían la lepra y con una buena dosis de audacia, se acercan a Jesús y —podríamos decir entre comillas— le obligan con su confiada petición: «¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!» (Lc 17,13).
La respuesta es inmediata y fulminante: «Id y presentaos a los sacerdotes» (Lc 17,14). Él, que es el Señor, muestra su poder, ya que «mientras iban, quedaron limpios» (Lc 17,14).
Esto nos muestra que la medida de los milagros de Cristo es, justamente, la medida de nuestra fe y confianza en Dios. ¿Qué hemos de hacer nosotros —pobres criaturas— ante Dios, sino confiar en Él? Pero con una fe operativa, que nos mueve a obedecer las indicaciones de Dios. Basta un mínimo de sentido común para entender que «nada es demasiado difícil de creer tocando a Aquel para quien nada es demasiado difícil de hacer» (Card. J. H. Newman). Sin no vemos más milagros es porque “obligamos” poco al Señor con nuestra falta de confianza y de obediencia a su voluntad. Como dijo san Juan Crisóstomo, «un poco de fe puede mucho».
Y, como coronación de la confianza en Dios, llega el desbordamiento de la alegría y del agradecimiento: en efecto, «uno de ellos, viéndose curado, se volvió glorificando a Dios en alta voz; y postrándose rostro en tierra a los pies de Jesús, le daba gracias» (Lc 17,15-16).
Pero..., ¡qué lástima! De diez beneficiarios de aquel gran milagro, sólo regresó uno. ¡Qué ingratos somos cuando olvidamos con tanta facilidad que todo nos viene de Dios y que a él todo lo debemos! Hagamos el propósito de obligarle mostrándonos confiados en Dios y agradecidos a Él.
Rev. D. Antoni Carol i Hostench (Sant Cugat del Vallès-Barcelona, España)
Santoral y Efemérides
En el Santoral Católico hoy se conmemora a San Calixto, Papa y Mártir.
Un cordial saludo para los amigos que llevan ese nombre.
Algunos de los hechos más importantes ocurridos en un día como hoy en la Historia fueron:
1503 - Nace el matemático y astrólogo Nostradamus.
1536 - Muere Garcilaso de la Vega, poeta español.
1784 - Nace Fernando VII, rey de España.
1813 - El Ayuntamiento de Caracas confiere a Simón Bolívar el título de "Libertador".
1813 - Batalla del Palmar: los patriotas mexicanos derrotan a las fuerzas españolas.
1878 - Edison solicita la primera de sus patentes relacionada con la iluminación eléctrica.
1890 - Nace Dwight D. Eisenhower, 34to. Presidente de los EE.UU.
1905 - Huelga general en Rusia, inicio de la primera revolución.
1913 - Catástrofe minera en Gales por la explosión de los pozos de la "Universal": mueren 418 mineros.
1923 - Las autoridades de Moscú implantan en toda la URSS el calendario gregoriano.
1949 - Comienza la "caza de brujas" en EEUU: una ley aprobada a iniciativa del senador Mc Carthy promueve la investigación de las "actividades antiamericanas" de intelectuales y artistas sospechosos de tener simpatía por el comunismo.
1962 - Un avión espía estadounidense descubre rampas de misiles en Cuba, lo que desata la mayor crisis de la "Guerra Fría" entre EEUU y la URSS, conocida como la Crisis de los Misiles.
1998 - El Vaticano difunde la encíclica Fe y Razón, de Juan Pablo II.
2003 - Muere el actor cómico argentino Javier Portales.
2004 - Crean una vacuna contra la malaria.
Para pensar...
"Hasta que quienes ocupan puestos de responsabilidad no acepten cuestionarse con valentía su modo de administrar el poder y de procurar el bienestar de sus pueblos, será difícil imaginar que se pueda progresar verdaderamente hacia la paz".
Juan Pablo II
Para mantenerse joven
1. Despréndete de los números no esenciales. Esto incluye edad, peso, y estatura. Deja que los médicos se preocupen de ellos. Para eso les pagamos.
2. Conserva sólo amigos alegres. Los rezongones te "bajonean".
3. Sigue aprendiendo. Aprende más en cuanto a la computadora, artesanías, jardinería, lo que quieras. Nunca dejes que la mente se vuelva perezosa. "La mente perezosa es el taller del diablo". Y el nombre del diablo es Alzheimer.
4. Goza de las cosas sencillas.
5. Ríe a menudo, mucho y fuerte. Ríe hasta que te atores por falta de aliento.
6. Las lágrimas aparecen. Persevera, conduélete y sigue adelante. La única persona, que está con nosotros la vida entera, somos nosotros mismos. Mantente vivo mientras estés vivo.
7. Rodéate con lo que ames, sea la familia, mascotas, recuerdos de familia, música, plantas, pasatiempos, lo que sea. Tu hogar es tu refugio.
8. Atesora tu salud: Si es buena, consérvala. Si es inestable, mejórala. Si está más allá de lo que puedes mejorar, busca ayuda.
9. No viajes a la culpa. Viaja al mercado, o a un país vecino; a un país extranjero pero NO donde esté la culpa.
10. Dile a la gente que la amas, en toda oportunidad que se te presente.
Y SIEMPRE RECUERDA: La vida no se mide por el número de veces que respiramos, sino por los momentos que nos quitan el aliento.
Recibido de Mariana
Consignas
La Eucaristía es la "memoria" de la cruz y de la resurrección; pero es una memoria "efectiva" de lo recordado; es la presencia siempre actual de la cruz y de la resurrección, mediante el Cuerpo y la Sangre de Jesús, presentes en nuestros altares.
Poesía
La verdad
La verdad es virtud que dignifica
sin tener que agregar otras razones,
y el saber exponerla significa
que hay valor, dignidad y convicciones.
El mediocre.... practica la mentira,
se rebaja mostrando su vileza,
no es digno de estimarse, pues conspira
con labia, falsedad, trampa y bajeza.
El hombre inteligente, ante la duda,
escoge la verdad, lo cual seguro
resulta decisión de gran ayuda.
Un problema se vuelve grave y duro
si con torpe mentira testaruda
pretendemos salir de algún apuro.
Plutarco
Biografías : Napoleón Bonaparte
Emperador de los franceses, nació el 15 de Agosto de 1769 en una familia modesta de la pequeña nobleza de la isla de Córcega -recién incorporada a Francia-, siguió la carrera militar como becario, graduándose en la Academia de París en 1785. Tras el triunfo de la Revolución francesa (1789) simpatizó con el nuevo régimen, pero fracasó en su intento de intervenir en política en pugna contra el nacionalismo corso representado por Paoli.
En 1793 conoció a Robespierre y se adhirió al partido jacobino. En aquel mismo año adquirió notoriedad militar, al encargársele el mando de la artillería francesa en el asedio contra Tolón (ocupada por los británicos); el éxito de la operación le valió el ascenso a general. Posteriormente, el régimen del Directorio (1795-99) le empleó en la represión de los múltiples intentos de derrocarle, procedentes tanto de los realistas como de la izquierda.
Su prestigio culminó con el mando de la campaña de Italia (1796) que, concebida como una mera maniobra de distracción en la guerra contra Austria, fue llevada con tal éxito por el joven general que le hizo dueño de todo el norte de Italia y llegó a amenazar Viena, obligando a los austriacos a la rendición y desbaratando la coalición de príncipes italianos que se había agrupado en torno a Austria contra la Francia revolucionaria: batallas victoriosas como las de Mondovi, Lodi, Arcole, Rivoli y Bassano acabaron llevando a la Paz de Campoformio (1797), que otorgó a Francia la orilla izquierda del Rin y un Estado satélite en el norte de Italia (la República Cisalpina).
Napoleón fue recibido en Francia como el salvador de la República (tanto más cuanto que el botín enviado desde Italia contribuyó a sanear las agotadas arcas de la Hacienda francesa). La tarea de deshacerse del último enemigo que le quedaba a Francia -Gran Bretaña- resultaba más difícil: tras desistir del proyecto de desembarcar directamente en la isla, el Directorio concibió la idea de cortar las comunicaciones británicas con sus colonias en Asia mediante la ocupación de Egipto, y puso al mando de la operación a Bonaparte para alejarle de París, donde su popularidad resultaba preocupante.
Napoleón desembarcó en Alejandría en 1798 y luchó con suerte desigual contra turcos y mamelucos; pero Nelson le cortó la retirada al hundir la flota francesa en Abukir, y Napoleón prefirió regresar a Francia dejando a sus tropas abandonadas en Oriente Medio (1799). Antes de que su popularidad pudiera verse deteriorada por aquel fracaso o de que se le pudieran exigir responsabilidades por su conducta, se unió a un grupo de conspiradores en el que participaban su propio hermano Luciano y el abate Sieyès; él les aportó la fuerza militar que hizo triunfar el golpe de Estado de 1799 (el 18 de brumario, según el calendario republicano).
Napoleón se erigió enseguida en el hombre fuerte de la nueva situación, que se diseñó como una dictadura personal conservadora, encaminada a salvaguardar algunas conquistas esenciales de la Revolución (impidiendo el triunfo de una contrarrevolución monárquica), pero evitando igualmente su prolongación en un sentido democrático y poniendo fin a la inestabilidad social (descartando toda posible revancha de los jacobinos). La dictadura, apoyada en la primacía de los notables, se institucionalizó con la llamada Constitución del año VIII (1799), en la que formalmente el país quedaba gobernado por un triunvirato que presidía el propio Napoleón como primer cónsul.
El fortalecimiento del poder ejecutivo le permitió pacificar el país (acabando con la insurrección realista de la Vendée) y realizar importantes reformas de orden interno: normalizó las relaciones del Estado francés con la Iglesia (Concordato de 1801), completó la obra jurídica de la codificación (promulgando, entre otros, el Código Civil en 1804), centralizó y racionalizó la administración en torno a la figura del prefecto, puso en pie un sistema educativo público laico y eficaz, reorganizó la administración de Justicia estableciendo una jerarquía única de tribunales estatales, creó el Banco de Francia (1800) e impuso el franco como unidad monetaria nacional (1800).
Estas reformas, en las que predominó un sentido racionalizador, uniformizador y estatista, moldearon las instituciones francesas con arreglo al principio de igualdad jurídica surgido de la Revolución. Una combinación de reformas militares y genio estratégico personal le permitió completar la obra en el exterior, venciendo de nuevo a los austriacos (Paz de Luneville, 1801) y asegurando la hegemonía continental francesa en un reparto de esferas de influencia con Gran Bretaña, que conservaba el control de los mares (Paz de Amiens, 1802). Todos estos éxitos permitieron a Napoleón acentuar el carácter autoritario y monárquico de su régimen, decretando primero el carácter vitalicio del Consulado (1802) y proclamándose después emperador (1804).
Aparte de constituir una respuesta a los intentos por restablecer en el Trono francés a los Borbones, el Imperio suponía un ideal de poder continental por encima de los Estados nacionales. Efectivamente, apoyándose en el poder de sus ejércitos, Napoleón procedió a reorganizar el mapa de Europa en torno a una Francia fortalecida y extendida por múltiples adquisiciones territoriales (los Países Bajos, la costa alemana del mar del Norte, la orilla izquierda del Rin, Cataluña, Piamonte, Génova, Toscana y Roma). Él mismo se hizo coronar rey de un nuevo reino de Italia; situó a otros miembros de la familia Bonaparte como soberanos de Estados satélites en Nápoles (Murat), España (José I), Westfalia (Jerónimo) y Holanda (temporalmente entregada a su hermano Luis); reorganizó Suiza convirtiéndola en un Estado dependiente de Francia; controló personalmente el Estado creado en la costa dálmata bajo el nombre de Provincias Ilíricas; y reorganizó Alemania en 1806, estableciendo el protectorado francés sobre la llamada Confederación del Rin, en detrimento de la influencia de Austria (a la que venció en Ulm y Austerlitz en 1805, y de nuevo en Wagram en 1809) y de Prusia (vencida en Jena y Auestadt, 1806); tras vencer a Rusia en Friedland (1807), le arrebató Polonia, creando en aquel territorio un Gran Ducado de Varsovia gobernado por el rey de Sajonia, aliado de Napoleón; e incluso consiguió que uno de sus generales, Bernadotte, se hiciera con la Corona de Suecia.
Controlada la práctica totalidad de Europa occidental, el poderío naval de Gran Bretaña le impidió una vez más doblegar a este último enemigo (batalla de Trafalgar, 1805); intentó entonces rendir a Gran Bretaña mediante un bloqueo continental que la aislara de los mercados europeos (Decreto de Berlín, 1806), pero los perjuicios fueron mayores para los comerciantes europeos que para la economía británica. Aquel primer ensayo de unificación europea llevó a gran parte del continente las ideas e instituciones surgidas de la Revolución francesa, extendiendo a otros países la dinámica de transformaciones políticas, económicas y sociales del liberalismo, que habrían de marcar su entrada en la Edad Contemporánea.
Sin embargo, las ambiciones napoleónicas toparon con demasiados enemigos: nacionalistas, liberales, católicos, tradicionalistas, víctimas del bloqueo continental. La invasión de España (1808) dio lugar a una insurrección permanente en la península Ibérica, con una lucha guerrillera que absorbería grandes recursos humanos y financieros del Imperio.
El posterior intento de invadir Rusia en 1812-13 le permitió tomar Moscú, pero hubo de retirarse ante la estrategia rusa de «tierra quemada» y de rehuir las batallas decisivas; la retirada del Gran Ejército del emperador constituyó un desastre, por efecto combinado del clima, las grandes distancias y el acoso enemigo, iniciándose entonces el derrumbamiento del sistema napoleónico (1813). Una gran coalición de todos los enemigos de Napoleón (con Rusia, Austria, Prusia y Gran Bretaña a la cabeza) acabó por consolidarse y derrotarle en la batalla de Leipzig (1813): el emperador tuvo que retirarse hasta territorio francés, mientras veía esfumarse su anterior poderío en el resto de Europa. En 1814 los aliados completaban su avance tomando París y Napoleón era obligado a abdicar. Se le confinó en la isla mediterránea de Elba, mientras los aliados iniciaban la restauración del Antiguo Régimen en el Congreso de Viena.
Restablecida en Francia la monarquía borbónica en la persona de Luis XVIII, la arbitrariedad y el revanchismo de los vencedores causaron pronto descontentos entre la población. Unido esto a las disensiones políticas que surgieron entre los antiguos aliados, Napoleón se decidió a intentar recuperar el poder. Escapó de su confinamiento y desembarcó en Cannes, reuniendo a sus fieles en apoyo del llamado Imperio de los Cien Días (1815). El rey huyó y Napoleón se puso de nuevo al frente del Estado y del ejército.
Mientras intentaba ganarse a los franceses presentándose con un proyecto más liberal, preparó la inevitable confrontación militar contra los aliados. Ésta se produjo en la batalla de Waterloo (Bélgica), donde los aliados derrotaron definitivamente a Napoleón bajo el mando de Wellington. La segunda restauración castigó más duramente a Francia y a Napoleón, que fue desterrado en peores condiciones el 15 de Octubre de 1815 a la lejana isla de Santa Elena (océano Atlántico), bajo control británico. Allí permaneció hasta su muerte, viendo deteriorarse su salud gradualmente, al tiempo que dictaba al conde de Las Cases unas memorias en donde interpretaba su labor como un intento de continuar y consolidar la obra de la Revolución de 1789, añadiéndole una idea de orden y extendiéndola por el resto de Europa. Murió el 5 de mayo de 1821.
Meditación breve
Muchos de nosotros nos llenamos de miedo con pensamientos aterradores, logrando con ellos hacer las situaciones peores de lo que son. Cogemos un pequeño problema y lo transformamos en un monstruo gigantesco. En una forma terrible de vivir, siempre a la espera de que ocurra lo peor en nuestra vida. ¿Cuántos de ustedes se van a la cama por la noche imaginándose el peor de los guiones posibles para un problema? Eso es lo mismo que hace un niño pequeño cuando se imagina que hay monstruos debajo de la cama y se asusta por ello. Si haces esto, no es raro entonces que no puedas dormir.
Cuando eras pequeño necesitabas que tu madre o tu padre vinieran a tranquilizarte. Ahora que eres adulto sabes que tienes la capacidad de tranquilizarte a ti mismo. Esto suelen hacerlo las personas enfermas. Con frecuencia se imaginaban lo peor, si es que no están ya planeando sus funerales. Si habitualmente repasas en tu mente situaciones o pensamientos negativos, busca la imagen de algo con lo que verdaderamente te gustaría reemplazarlos. Podría ser un hermoso paisaje, una puesta de sol, flores, algún deporte, o cualquier cosa que te guste.
Utiliza esa imagen como un "interruptor" cada vez que te des cuenta de que tienes pensamientos de miedo. Di: "No, ya no voy a pensar en eso. Voy a pensar en puestas de sol, en rosales, en hermosos saltos de agua", según cual sea tu imagen. Si lo haces así, finalmente superarás la costumbre, aunque es algo que requiere mucha práctica.
El rincón de los lectores
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# Gilma Inis - 13-Octubre-2007
Doctor Felipe, quiero sinceramente felicitarlo y agradecele cada mensaje, cada palabra que escribe en su blog; descubro a través de ellas el deseo que tiene de sembrar el bien, lo leo todos los dias, me gusta. Con frecuencia oro por todas las personas que como usted ayudan a la humanidad, en este medio de comunicación. Dios lo conserve y lo bendiga siempre. Fraternalmente. Gilma Inis
Los cinco minutos de Dios - por Alfonso Milagro
Un sol radiante y una atmósfera limpia y acariciadora. Pero, en lugar de disfrutarla, corremos el riesgo de desperdiciarla si en nuestro corazón no hay paz.
Cuando no hay paz, hasta el sol parece desagradable y maligno; hasta la tranquilidad de la atmósfera molesta y desagrada.
Un día de viento y lluvia, pesado, molesto.
Pero teniendo paz en el corazón, podemos hacer que la lluvia deje de ser molesta y se convierta en canto y música; pegadas las narices contra el vidrio mojado y oyendo el tintineo de la lluvia, podemos hacer que sus gotas repiqueteen en nuestro corazón.
Quiere decir que no son las cosas, sino que es el corazón el que pone en nosotros alegría o tristeza, optimismo o derrotismo, amargura o paz.
Felipe de Urca
-Jardinero de Dios-
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