PEQUEÑAS SEMILLITAS
Número 0150 ~ Martes 7 de Agosto de 2007
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Hola !!!
Estamos cumpliendo hoy las 150 ediciones de Pequeñas Semillitas que, con la bendición de Dios, ya ha superado los mil trecientos cincuenta suscriptores en el Grupo que distribuye diariamente los mails por correo electrónico, y las veintiseis mil visitas en el blog que se publica por internet.
El crecimiento y la difusión que ha alcanzado en cinco meses este modesto boletín diario de temas de interés general y reflexión personal con orientación cristiana, es sorprendente y no hay dudas que la mano de Jesús está en esto.
Como pequeño sembrador de estas semillas de cada día, sólo puedo decir que la alegría es muy grande al encontrar tanta tierra fértil en los prados del Señor, y que el compromiso es aún mayor para seguir adelante en esta dura pero gratificante tarea.
Que el Espíritu Santo nos siga iluminando...
Evangelio de hoy
La barca se hallaba ya distante de la tierra muchos estadios, zarandeada por las olas, pues el viento era contrario. Y a la cuarta vigilia de la noche vino Él hacia ellos, caminando sobre el mar. Los discípulos, viéndole caminar sobre el mar, se turbaron y decían: «Es un fantasma», y de miedo se pusieron a gritar. Pero al instante les habló Jesús diciendo: «¡Animo!, que soy yo; no temáis». Pedro le respondió: «Señor, si eres tú, mándame ir donde tú sobre las aguas». «¡Ven!», le dijo. Bajó Pedro de la barca y se puso a caminar sobre las aguas, yendo hacia Jesús. Pero, viendo la violencia del viento, le entró miedo y, como comenzara a hundirse, gritó: «¡Señor, sálvame!». Al punto Jesús, tendiendo la mano, le agarró y le dice: «Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?». Subieron a la barca y amainó el viento. Y los que estaban en la barca se postraron ante él diciendo: «Verdaderamente eres Hijo de Dios».
Terminada la travesía, llegaron a tierra en Genesaret. Los hombres de aquel lugar, apenas le reconocieron, pregonaron la noticia por toda aquella comarca y le presentaron todos los enfermos. Le pedían que tocaran siquiera la orla de su manto; y cuantos la tocaron quedaron salvados.
(Mateo 14, 22-36)
Comentario
Hoy no veremos a Jesús durmiendo en la barca mientras ésta se hunde, ni calmando la tormenta con una sola palabra increpatoria, suscitando así la admiración de los discípulos (cf. Mt 8,22-23). Pero la acción de hoy no deja de ser menos desconcertante: tanto para los primeros discípulos como para nosotros.
Jesús había obligado a los discípulos a subir a la barca e ir hacia la otra orilla; había despedido a todo el mundo después de haber saciado a la multitud hambrienta y había permanecido Él sólo en la montaña, inmerso profundamente en la oración (cf. Mt 14,22-23). Los discípulos, sin el Maestro, avanzan con dificultades. Fue entonces cuando Jesús se acercó a la barca caminando sobre las aguas.
Como corresponde a personas normales y sensatas, los discípulos se asustan al verle: los hombres no suelen caminar sobre el agua y, por tanto, debían estar viendo un fantasma. Pero se equivocaban: no se trataba de una ilusión, sino que tenían delante suyo al mismo Señor, que les invitaba —como en tantas otras ocasiones— a no tener miedo y a confiar en Él para desvelar en ellos la fe. Esta fe se exige, en primer lugar, a Pedro, quien dijo: «Señor, si eres tú, mándame ir donde tú sobre las aguas» (Mt 14,28). Con esta respuesta, Pedro mostró que la fe consiste en la obediencia a la palabra de Cristo: no dijo «haz que camine sobre las aguas», sino que quería seguir aquello que el mismo y único Señor le mandara para poder creer en la veracidad de las palabras del Maestro. Sus dudas le hicieron tambalearse en la incipiente fe, pero condujeron a la confesión de los otros discípulos, ahora con el Maestro presente: «Verdaderamente eres Hijo de Dios» (Mt 14,33). «El grupo de aquellos que ya eran apóstoles, pero que todavía no creen, porque vieron que las aguas jugaban bajo los pies del Señor y que en el movimiento agitado de las olas los pasos del Señor eran seguros, (...) creyeron que Jesús era el verdadero Hijo de Dios, confesándolo como tal» (San Ambrosio).
Fray Lluc Torcal OSB cist (Monje de Santa María de Poblet, España)
Santoral y Efemérides
En el Santoral Católico hoy se conmemora a San Cayetano, patrono del trabajo.
Un cordial saludo para los amigos que llevan su nombre.
Algunos de los hechos más importantes ocurridos en un día como hoy en la Historia fueron:
1779 - Se funda la Casa de los Niños Expósitos de Buenos Aires. En ella se instaló una imprenta que permitió mantener a los niños huérfanos.
1815 - Napoleón Bonaparte, derrotado por los aliados, embarca rumbo al destierro en la isla de Santa Elena.
1819 - Simón Bolívar vence a los realistas en Boyacá y asegura la independencia de Colombia.
1942 - Nace el cantautor brasileño Caetano Veloso.
1957 - Muere el actor estadounidense Oliver Hardy, "el Gordo".
1987 - Los presidentes de Costa Rica, Guatemala, El Salvador, Nicaragua y Honduras formalizan un plan para la pacificación de la zona.
1998 - Mueren 258 personas y 5.000 resultan heridas en dos atentados perpetrados por el Frente Islámico del saudí Osama Ben Laden contra las Embajadas de EE.UU. en Nairobi y Dar Es Salam.
2001 - Bolivia: El presidente Hugo Banzer, de 75 años, enfermo de cáncer en el pulmón e hígado, presenta su dimisión. El vicepresidente Jorge Quiroga, de 41 años, le sucede de manera interina.
Para pensar...
"Hemos aprendido a nadar como los peces y a volar como las aves, pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir juntos como hermanos".
Martin Luther King
El niño interior
A veces nos invade una sensación de tristeza que no logramos controlar.
Percibimos que el instante mágico de aquel día pasó y que nada hicimos. Entonces la vida esconde su magia y su arte.
Tenemos que escuchar al niño que fuimos un día y que todavía existe dentro de nosotros. Ese niño entiende de momentos mágicos. Podemos reprimir su llanto, pero no podemos acallar su voz. Ese niño que fuimos un día continúa presente.
Bienaventurados los pequeños, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
Si no nacemos de nuevo, si no volvemos a mirar la vida con la inocencia y el entusiasmo de la infancia, no tiene sentido seguir viviendo.
Existen muchas maneras de suicidarse. Los que tratan de matar el cuerpo ofenden la ley de Dios. Los que tratan de matar el alma también ofenden la ley de Dios, aunque su crimen sea menos visible a los ojos del hombre.
Prestemos atención a lo que nos dice el niño que tenemos guardado en el pecho. No nos avergoncemos por causa de él. No dejemos que sufra miedo, porque está solo y casi nunca se le escucha.
Permitamos que tome un poco las riendas de nuestra existencia. Ese niño sabe que un día es diferente a otro.
Hagamos que se vuelva a sentir amado. Hagamos que se sienta bien, aunque eso signifique obrar de una manera a la que no estamos acostumbrados, aunque parezca estupidez a los ojos de los demás.
Recuerden que la sabiduría de los hombres es locura ante Dios. Si escuchamos al niño que tenemos en el alma, nuestros ojos volverán a brillar.
Si no perdemos el contacto con ese niño, no perderemos el contacto con la vida...
Paulo Coelho
Consignas
Cuando María Magadalena se ausentó de la presencia del Señor, ya perdonada, quedaron en la sala dos símbolos de un pasado y de un presente: un frasco roto de aquellas esencias exitantes, que daban a la Magadalena incentivos de pecado; y unas lágrimas, dolor de un alma totalmente purificada.
Historias : El gran secreto
Hace muchos años, vivía en la India un sabio, de quien se decía que guardaba en un cofre encantado un gran secreto que lo hacía ser unm triunfador en todos los aspectos de su vida y que, por eso, se consideraba el hombre más feliz del mundo.
Muchos reyes, envidiosos, le ofrecían poder y dinero, y hasta intentaron robarlo para obtener el cofre, pero todo era en vano. Mientras, más infelices eran, pues la envidia no los dejaban vivir. Así pasaban los años y el sabio era cada día más feliz.
Un día llegó ante él un niño y le dijo: "Señor, al igual que tú, también quiero ser inmensamente feliz". ¿Por qué no me enseñas que debo hacer para conseguirlo?"
El sabio, al ver la sencillez y la pureza del niño, le dijo:
"Te enseñaré el secreto para ser feliz. Ven conmigo y presta mucha atención: En realidad, son dos cofres en donde guardo el secreto para ser feliz y éstos son mi mente y mi corazón. El gran secreto no es otro que una serie de pasos que debes seguir a lo largo de la vida.
# El primer paso, es saber que existe la presencia de Dios en todas las cosas de la vida, por lo tanto, debes amarlo y darle gracias por todas lascosas que tienes.
# El segundo paso, es que debes quererte a ti mismo, y todos los días al levantarte y al acostarte, debes afirmar: "yo soy importante, yo valgo, soy capaz, soy inteligente, soy cariñoso, espero mucho de mí, no hay obstáculo que no pueda vencer". Este paso se llama: autoestima alta.
# El tercer paso, es que debes poner en práctica todo lo que dices que eres, es decir, si piensas que eres inteligente, actúa inteligentemente; si piensas que eres capaz, haz lo que te propones; si piensas que eres cariñoso, expresa tu cariño; si piensas que no hay obstáculos que no puedas vencer, entonces propónte metas en tu vida y lucha por ellas hasta lograrlas. Este paso se llama: motivación.
# El cuarto paso, es que no debes envidiar a nadie por lo que tiene o por lo que es, ellos alcanzaron su meta, pero tú, logra las tuyas.
# El quinto paso, es que no debes albergar en tu corazón rencor hacia nadie; ese sentimiento no te dejará ser feliz; deja que las leyes de Dios hagan justicia, tú perdona y olvida.
# El sexto paso, es que no debes tomar las cosas que no te pertenecen, recuerda que de acuerdo a las leyes de la naturaleza, si así lo hicieras mañana te quitarán algo de más valor.
# El séptimo paso, es que no debes maltratar a nadie; todos los seres del mundo tenemos derecho a que se nos respete y se nos quiera.
Y por ultimo, levántate siempre con una sonrisa en los labios, observa a tu alrededor y descubre en todas las cosas el lado bueno y bonito.
Piensa en lo afortunado que eres al tener todo lo que tienes; ayuda a los demás, sin pensar que vas a recibir nada a cambio; mira a las personas y descubre en ellas sus cualidades y dales también a ellos el secreto para ser triunfador y que de esta manera, puedan ser felices.
Aplica estos pasos y verás qué fácil es ser feliz, porque, al final, depende de ti querer ser feliz."
Autor desconocido
Meditación breve
La belleza es la armonía de las formas, que inspira admiración y complacencia.
Armonía es el resultado de la combinación concertada y agradable al oído, de los sonidos de una composición musical.
La salud es la armonía de las funciones de los sistemas orgánicos, y el equilibrio mental y emocional, por los cuales la persona actúa y reacciona normalmente.
Quien vive la sabiduría, practicando la justicia y la bondad, le imprime armonía a su vida.
El rincón de los lectores
Este es un espacio destinado a los lectores de Pequeñas Semillitas.
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# Ana María - 6-Agosto-2007 amas@arnet.com.ar
Querido Felipe:
El Señor tiene muchas maneras de comunicarse con nosotros, creo que a tarvés tuyo lo está haciendo ya que con tus mensajes llegas a lo más profundo del corazón haciéndonos meditar y poder así comunicarnos con Él; por todo esto GRACIAS y que el Señor derrame bendiciones sobre ti.
Ana María
Los cinco minutos de Dios - por Alfonso Milagro
La vida humana, fuera de pocas excepciones, se encierra en dos cifras solas. La vida del mundo se expresará quizás en cinco cifras.
¿Y la eternidad? ¿Cuántas cifras representa? Váyanse añadiendo cifras desde aquí a la estrella más alejada... léase, si es posible, esa cantidad... y aún entonces, ¡qué poco nos habremos acercado a la eternidad ! ¡La eternidad no tiene cifras!
La vida no es más que el prólogo del libro de la eternidad; no interesa tanto el prólogo, cuanto el libro.
Pero es cierto que el prólogo ya nos puede adelantar la idea del libro; de ahí la importancia de una vida honesta y santa.
La vida nos ha sido dada para buscar a Dios. La muerte para encontrarlo. La eternidad, para poseerlo.
Si logro alcanzar eso, mi vida habrá sido digna de ser vivida; de otra forma la habré malgastado, la habré perdido.
Felipe de Urca
-Jardinero de Dios-
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