domingo, 10 de agosto de 2025

Pequeñas Semillitas 6065

PEQUEÑAS SEMILLITAS
 
Año 20 - Número 6065 ~ Domingo 10 de Agosto de 2025
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
¡Alabado sea Jesucristo!
En el Evangelio de hoy encontramos una invitación de Jesús a sus discípulos -y a nosotros, evidentemente- para que vivamos en un alto nivel de fe: No temáis, pequeño rebaño, porque vuestro Padre ha tenido a bien daros el reino. No se trata de que el reino nos haya de ser dado plenamente ahora mismo, sino de la promesa de aquella plenitud. Entre tanto debemos llevar el Reino impreso en la mente y en el corazón y, recordando la promesa, mantener vivo el deseo y la actitud de búsqueda, sin descuidar la orientación de nuestra vida en vistas al Reino prometido: Haceos talegas que no se echen a perder, y un tesoro inagotable en el cielo, adonde no se acercan los ladrones ni roe la polilla.
Insiste Jesús en la necesidad de estar a punto, de no adormecernos sobre nuestras comodidades, seguridades y bienes perecederos: Dichosos los criados a quienes el Señor, al llegar, los encuentre en vela. Os aseguro que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y los irá sirviendo. Estas son las promesas que creemos por la fe y queremos merecer por nuestra fidelidad, ayudados por la gracia de Dios.
(Mons. Enric Prat)
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
- DOMINGO 19 DEL TIEMPO ORDINARIO -
Primera Lectura: Sabiduría 18, 6-9
 
Salmo: Sal 32, 1 y 12. 18-19. 20 y 22
 
Segunda Lectura: Hebreos 11, 1-2. 8-19
 
Santo Evangelio: Lc 12,32-48
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No temas, pequeño rebaño, porque a vuestro Padre le ha parecido bien daros a vosotros el Reino. Vended vuestros bienes y dad limosna. Haceos bolsas que no se deterioran, un tesoro inagotable en los cielos, donde no llega el ladrón, ni la polilla; porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón. Estén ceñidos vuestros lomos y las lámparas encendidas, y sed como hombres que esperan a que su señor vuelva de la boda, para que, en cuanto llegue y llame, al instante le abran. Dichosos los siervos, que el señor al venir encuentre despiertos: yo os aseguro que se ceñirá, los hará ponerse a la mesa y, yendo de uno a otro, les servirá. Que venga en la segunda vigilia o en la tercera, si los encuentra así, ¡dichosos de ellos! Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora iba a venir el ladrón, no dejaría que le horadasen su casa. También vosotros estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre».
Dijo Pedro: «Señor, ¿dices esta parábola para nosotros o para todos?». Respondió el Señor: «¿Quién es, pues, el administrador fiel y prudente a quien el señor pondrá al frente de su servidumbre para darles a su tiempo su ración conveniente? Dichoso aquel siervo a quien su señor, al llegar, encuentre haciéndolo así. De verdad os digo que le pondrá al frente de toda su hacienda. Pero si aquel siervo se dice en su corazón: ‘Mi señor tarda en venir’, y se pone a golpear a los criados y a las criadas, a comer y a beber y a emborracharse, vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera y en el momento que no sabe, le separará y le señalará su suerte entre los infieles. Aquel siervo que, conociendo la voluntad de su señor, no ha preparado nada ni ha obrado conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes; el que no la conoce y hace cosas dignas de azotes, recibirá pocos; a quien se le dio mucho, se le reclamará mucho; y a quien se confió mucho, se le pedirá más».
 
Comentario:
Hoy, el Evangelio nos recuerda y nos exige que estemos en actitud de vigilia «porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre» (Lc 12,40). Hay que vigilar siempre, debemos vivir en tensión, “desinstalados”, somos peregrinos en un mundo que pasa, nuestra verdadera patria la tenemos en el cielo. Hacia allí se dirige nuestra vida; queramos o no, nuestra existencia terrenal es proyecto de cara al encuentro definitivo con el Señor, y en este encuentro «a quien se le dio mucho, se le reclamará mucho; y a quien se confió mucho, se le pedirá más» (Lc 12,48). ¿No es, acaso, éste el momento culminante de nuestra vida? ¡Vivamos la vida de manera inteligente, démonos cuenta de cuál es el verdadero tesoro! No vayamos tras los tesoros de este mundo, como tanta gente hace. ¡No tengamos su mentalidad!
Según la mentalidad del mundo: ¡tanto tienes, tanto vales! Las personas son valoradas por el dinero que poseen, por su clase y categoría social, por su prestigio, por su poder. ¡Todo eso, a los ojos de Dios, no vale nada! Supón que hoy te descubren una enfermedad incurable, y que te dan como máximo un mes de vida... ¿Qué harás con tu dinero? ¿De qué te servirán tu poder, tu prestigio, tu clase social? ¡No te servirá para nada! ¿Te das cuenta de que todo eso que el mundo tanto valora, en el momento de la verdad, no vale nada? Y, entonces, echas una mirada hacia atrás, a tu entorno, y los valores cambian totalmente: la relación con las personas que te rodean, el amor, aquella mirada de paz y de comprensión, pasan a ser verdaderos valores, auténticos tesoros que tú —tras los dioses de este mundo— siempre habías menospreciado.
¡Ten la inteligencia evangélica para discernir cuál es el verdadero tesoro! Que las riquezas de tu corazón no sean los dioses de este mundo, sino el amor, la verdadera paz, la sabiduría y todos los dones que Dios concede a sus hijos predilectos.
* Rev. D. Melcior QUEROL i Solà (Ribes de Freser, Girona, España) © Textos de Evangeli.net 
 
Pensamiento del día
«Cada uno de nosotros debe prepararse para el final: el último día no traerá perjuicio alguno para todo aquel que viva cada día como si fuera el último: vive de manera que puedas morir tranquilo, porque el que muere cada día no muere para siempre»
(SAN AGUSTÍN)
 
Predicación del Evangelio:
No vivir dormidos
Uno de los riesgos que nos amenazan hoy es caer en una vida superficial, mecánica, rutinaria, masificada... No es fácil escapar. Con el pasar de los años, los proyectos, las metas y los ideales de mucha gente terminan apagándose. No pocos terminan levantándose cada día solo para «ir tirando».
 
¿Dónde encontrar un principio humanizador, desalienizante, capaz de liberarnos de la superficialidad, la masificación, el aturdimiento o el vacío interior?
 
Es sorprendente la insistencia con que Jesús habla de la vigilancia. Se puede decir que entiende la fe como una actitud vigilante que nos libera del sinsentido que domina a muchos hombres y mujeres, que caminan por la vida sin meta ni objetivo alguno.
 
Acostumbrados a vivir la fe como una tradición familiar, una herencia o una costumbre más, no somos capaces de descubrir toda la fuerza que encierra para humanizarnos y dar un sentido nuevo a nuestras vidas. Por eso es triste observar cómo bastantes hombres y mujeres abandonan una fe vivida de manera inconsciente y poco responsable para adoptar una actitud increyente tan inconsciente y poco responsable como su postura anterior.
 
La llamada de Jesús a la vigilancia nos llama a despertar de la indiferencia, la pasividad o el descuido con que vivimos con frecuencia nuestra fe. Para vivirla de manera lúcida necesitamos conocerla con más profundidad, confrontarla con otras actitudes posibles ante la vida, agradecerla y tratar de vivirla con todas sus consecuencias.
 
Entonces la fe es luz que inspira nuestros criterios de actuación, fuerza que impulsa nuestro compromiso de construir una sociedad más humana, esperanza que anima todo nuestro vivir diario.
(P. José Antonio Pagola  - Imagen: Iglesia Aragón)
 
Agradecimientos
Imaginemos que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.
 
💕 Desde Escobar, Buenos Aires, Argentina, nuestra lectora y amiga Patricia D. agradece a Dios, a la Virgen, a San Expedito y a los orantes de “Pequeñas Semillitas”, porque los síntomas que motivaron su preocupación y pedido de oraciones de hace unos días, finalmente no fueron nada grave, solo algo pasajero y ahora se siente en plenitud, Dios le susurró al oído “No temas, estoy contigo”...
 
Oremos: Bendito seas, Dios mío, porque a pesar de ser yo indigno de toda ayuda, tu generosidad e infinita bondad nunca dejan de otorgar el bien aún a los ingratos y a los que se han apartado de ti. Conviértenos a ti, para que seamos agradecidos, humildes y piadosos, pues Tú eres nuestra salud, nuestra fortaleza y nuestra salvación.
 
Meditación dominical
Poca gente hay que no tenga miedo. Quizá sólo los santos. Los que lo están pasando mal temen que esa situación no se acabe nunca. Los que disfrutan, son conscientes de que su dicha es frágil y en cualquier momento puede ocurrirles una desgracia. Además, hay otro temor que a veces nos asalta, el de que nuestra Iglesia se vea derrotada por las fuerzas del mal. Por eso, es muy útil recordar las palabras de Cristo en el Evangelio de este domingo: “No temas, pequeño rebaño”. No debemos temer ni ante el presente ni ante el futuro. Si Dios está con nosotros y nosotros con Él, aunque tiemblen el cielo y la tierra, estaremos protegidos. Incluso cuando no entendamos bien lo que está pasando.
Sin embargo, la confianza que el Señor nos invita a tener tiene que estar basada en la prudencia. Dios es nuestro protector y él es el Señor de la historia, pero eso no significa que nosotros podamos ir por el mundo de forma despreocupada, cometiendo graves errores, como si hiciéramos lo que hiciéramos todo fuera a salir bien debido a que tenemos un Padre que endereza lo que nosotros torcemos. Si bien Dios es Todopoderoso y actúa en la historia, también nosotros debemos ser responsables de nuestras actuaciones. Para no temer, además de confiar en Dios, debemos evitar aquellas cosas que, de producirse, nos llenarían de miedo. Esa es la prudencia cristiana. No se trata de no hacer nada, sino de medir bien nuestras fuerzas y, sobre todo, de no hacer el mal, para que éste no nos pase luego las facturas que hemos dejado impagadas. Y, si el mal se ha hecho, lo primero para recuperar la esperanza es el arrepentimiento, seguido de la confesión, y lo segundo poner los medios para que no se vuelva a producir. Sólo si salimos del pecado y vivimos en el amor, estaremos en paz y sin miedo.
(Padre Santiago Martín)
 
Un año con María
Agosto 10: El deseo
Los proyectos son esas cosas que ponemos entre la muerte y nosotros. El proyecto te conecta con el deseo, y el deseo te conecta con la vida.
Cuando María en sus apariciones te recuerda que es necesaria la penitencia, está señalando que tu objetivo es el cielo y la eternidad, que Dios tiene un plan y que tu plan está asumido en Dios. No dejes de escucharla.
(PADRE LUIS ZAZANO)
 
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
 
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