jueves, 11 de mayo de 2023

Pequeñas Semillitas 5310

PEQUEÑAS SEMILLITAS
 
Año 18 - Número 5310 ~ Jueves 11 de Mayo de 2023
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
¡Alabado sea Jesucristo!
Los pueblos para caminar necesitan una bandera. Normalmente, los pueblos descubren su bandera en la marcha. Y casi siempre surge espontánea, exigida por el apremio de las circunstancias, impuesta en su forma y en su color por humildes detalles de la vida del pueblo y de la geografía de su marcha.
No existen banderas en busca de pueblos. Lo que existen son pueblos en marcha, que generan banderas. Si el pueblo es verdadero, su bandera, también, lo será. Porque su intuición, terminará por rechazar las banderas impuestas, las que no pertenecen a su verdad.
(Mamerto Menapace)
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Hch 15,7-21
 
Salmo: Sal 95,1-2a.2b-3.10
 
Santo Evangelio: Jn 15,9-11
En aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: «Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor. Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. Os he dicho esto, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea colmado».
 
Comentario:
Hoy escuchamos nuevamente la íntima confidencia que Jesús nos hizo el Jueves Santo: «Como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros» (Jn 15,9). El amor del Padre al Hijo es inmenso, tierno, entrañable. Lo leemos en el libro de los Proverbios, cuando afirma que, mucho antes de comenzar las obras, «yo estaba allí, como arquitecto, y era yo todos los días su delicia, jugando en su presencia en todo tiempo» (Prov 8,30). Así nos ama a nosotros y, anunciándolo proféticamente en el mismo libro, añade que «jugando por el orbe de su tierra, mis delicias están con los hijos de los hombres» (Prov 8,31).
El Padre ama al Hijo, y Jesús no deja de decírnoslo: «El que me ha enviado está conmigo: no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que le agrada a Él» (Jn 8,29). El Padre lo ha proclamado bien alto en el Jordán, cuando escuchamos: «Tú eres mi Hijo amado, en ti me he complacido» (Mc 1,11) y, más tarde, en el Tabor: «Éste es mi Hijo amado, escuchadle» (Mc 9,7).
Jesús ha respondido, «Abbá», ¡papá! Ahora nos revela, «como el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros». Y, ¿qué haremos nosotros? Pues mantenernos en su amor, observar sus mandamientos, amar la Voluntad del Padre. ¿No es éste el ejemplo que Él nos da?: «Yo hago siempre lo que le agrada a Él».
Pero nosotros, que somos débiles, inconstantes, cobardes y —por qué no decirlo— incluso, malos, ¿perderemos, pues, para siempre su amistad? ¡No, Él no permitirá que seamos tentados por encima de nuestras fuerzas! Pero si alguna vez nos apartásemos de sus mandamientos, pidámosle la gracia de volver corriendo como el hijo pródigo a la casa del Padre y de acudir al sacramento de la Penitencia para recibir el perdón de nuestros pecados. «Yo también os he amado —nos dice Jesús— Os he dicho esto, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea colmado» (Jn 15,9.11).
* Rev. D. Lluís RAVENTÓS i Artés (Tarragona, España)
 
Santoral Católico:
San Francisco de Gerónimo
Nació en Grottaglie (Apulia, Italia) el año 1642. Decidido a seguir la vocación eclesiástica, estudió derecho civil y canónico, así como teología en Nápoles. Recibió la ordenación sacerdotal en 1666 y se puso a trabajar como docente en un colegio de jesuitas. Cuatro años después ingresó en la Compañía de Jesús. Lo destinaron a dar misiones populares y a predicar ejercicios espirituales en la región de Nápoles. Predicó sin descanso tratando de atraer a los fieles a la recepción de sacramentos y a los pecadores a la conversión. También se dedicó y con intensidad al servicio pastoral de los marginados: presos, enfermos, galeotes y toda clase de indigentes. Murió en Nápoles el año 1716.
Para más información hacer clic acá.
© Directorio Franciscano – ACI Prensa – Catholic.net
 
Pensamiento del día
 
leer las Escrituras y acumular toda clase de experiencias;
pero si no concedes a Dios el primer lugar en tu corazón,
todo será en vano.»
(GANDHI)
 
Tema del día:
¿Para qué sirven los curas?
Los curas sirven para servir.
Lo decía el padre a su hijo seminarista: como una escoba, hijo mío, como una escoba, siempre dispuesta a ser utilizada, pero sin esperar recompensa alguna; gastándose una vez y otra, pero sin esperar que la coloquen en una vitrina. Los curas han aprendido bien las palabras del Maestro: “Yo no he venido a ser servido, sino a servir” (Mc 10,44). Un cura que no sirve, no sirve.
 
Los curas sirven para perdonar.
Antes que maestros y liturgos son testigos de la misericordia divina. En un mundo violento y dividido, ellos son portadores del diálogo y del perdón. Están siempre ahí, como casa de acogida. Abren sus puertas cada día para escuchar confidencias, para quitar cargas, para devolver la alegría y la esperanza.
 
Los curas sirven para iluminar.
Son portadores de la Palabra de Dios, que tratan de explicar y de vivir. Cuando nos cegamos con los espejismos y seducciones del mundo, ellos nos recuerdan las Bienaventuranzas. Cuando nos movemos a ras de la tierra, ellos nos señalan el cielo. Cuando nos quedamos en la superficie de las cosas, ellos nos descubren la presencia de Dios en todo.
 
Los curas sirven para interceder.
El sacerdote prolonga la mediación de Jesucristo. Por eso es llamado pontífice, constructor de puentes entre el cielo y la tierra. Habla a Dios de los hombres y habla a los hombres de Dios. Decía San Juan de Ávila: “Relicarios somos de Dios, casa de Dios, y, a modo de decir, criadores de Dios... Esto, padres, es ser sacerdotes: que amansen a Dios cuando estuviera enojado con su pueblo, que tengan experiencia de que Dios oye sus oraciones y tengan tanta familiaridad con ÉL”
 
Los curas sirven para amar.
Reservan su corazón para amar del todo a todos. Quieren ser para todos, amigos, padres y hermanos. Un amor liberado y agrandado. Un amor gratuito y oblativo, como antorcha que se va gastando poco a poco.
 
Los curas sirven para hacer presente a Jesucristo.
Todo sacerdote está llamado a ser otro Cristo. El sacerdote está para repetir las palabras y los gestos de Jesús, para continuar sus pasos y desvelar su presencia, para prolongar y actualizar su amor generoso. Y esto a dos niveles: el sacramental y el de la vida.
 
Los curas sirven para ser al alma del mundo.
En un mundo sin espíritu, ellos son el alma, la luz, la sal y el perfume. Sin el sacerdote todo sería un poco más feo y oscuro. “Sacerdote no es el que se limita a hacer cosas, sino a hacer santos” (G. Rovirosa). Es verdad que, en cierta medida, a todo cristiano se le puede aplicar cuanto llevamos dicho, pero el sacerdote tiene vivencias y urgencias especiales. Gracias hermanos sacerdotes, por vuestra “inútil” luminosidad. Manda Señor, sacerdotes, esos hombres tan raros que sólo sirven para servir.
(Fr. Nelson M. OP)
 
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
La esperanza es un arma que no debemos dejar de la mano; trabaja allí donde no parece haber remedio. Un proverbio dice que hay en el mundo diez cosas más fuertes la una que la otra, y en relación ascendente. Son estas:
Lo más fuerte serían las montañas; pero el hierro es más fuerte, porque deshace las montañas.
El fuego es más fuerte, porque funde el hierro.
El agua vence al fuego, porque lo apaga.
Las nubes desafían al agua, porque se apoderan de ella.
El viento se ríe de las nubes, porque las disipa.
El hombre camina contra el viento y lo vence.
El vino aturde al hombre a pesar de su inteligencia.
El sueño es más fuerte que el vino, porque hace desaparecer sus efectos.
Pero la tristeza ahuyenta el sueño e impide conciliarlo.
Mas la esperanza en Dios vence la tristeza y por eso es lo más fuerte de todo.
 
Recordando al Padre Natalio
El águila agradecida
Ser agradecido es una virtud humana muy digna. Dar las gracias ante un favor, ante un buen gesto, ante una atención recibida, es una forma concreta de reconocer que lo que han hecho por nosotros, nos agrada, nos ayuda, nos hace bien... Poco de lo que somos o poseemos lo hemos logrado por mérito propio. Generalmente, se lo debemos a alguien.
 
Un labrador encontró un águila atrapada en una trampa. Admirado por su belleza, la rescató y la dejó libre. El águila no fue ingrata con su bienhechor. Viendo que estaba sentado junto a un muro a punto de derrumbarse, voló hasta él y le arrebató con sus garras la cinta con que se ceñía su cabeza. Se levantó el hombre para perseguirla, pero el águila dejó caer la cinta; la recogió el labriego y, al volver sobre sus pasos, halló desplomada la tapia junto a la cual había estado sentado. Quedó sorprendido y muy agradecido de haber sido retribuido así por el águila. (Esopo).
 
Un inmenso desfile de quienes merecen que les demos las gracias, puede aparecer delante de nuestros ojos con sólo pensarlo: padres, maestros, familiares, amigos, vecinos, colaboradores, servidores públicos, antepasados… Una lista interminable de gente que con su obra han hecho posible que hoy seamos lo que somos. De bien nacidos es ser agradecidos. 
(P. Natalio)
 
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
 
 
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