domingo, 30 de octubre de 2022

Pequeñas Semillitas 5140

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 17 - Número 5140 ~ Domingo 30 de Octubre de 2022
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
¡Alabado sea Jesucristo!
Hoy el evangelio nos habla de la conversión de Zaqueo. Este hombre, “pequeño de estatura” se nos hace atrayente, porque muestra un gran deseo de ver a Jesús, quien derrama sobre él toda su misericordia. Zaqueo respondió con una conversión efectiva, demostrando al final que era de una estatura moral mucho más grande que algunos fariseos cumplidores, pero llenos de injusticias y soberbia.
Hoy se nos enseña que el principio de la conversión es el deseo de ver a Jesús; y debemos poner los medios para ver a Jesús. Cualquier esfuerzo que hagamos por acercarnos a Él, será ampliamente recompensado por su misericordia infinita. Para ello debemos invitarle a nuestra casa, que es nuestro corazón, estar disponibles a su llamada.
La misericordia de Dios se hizo realidad en Jesús que “vino a salvar lo que estaba perdido”.
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Sab 11,22—12,2
 
Salmo: Sal 144,1-2.8-9.10-11.13cd-14
 
Segunda Lectura: 2Tes 1,11—2,2
 
Santo Evangelio: Lc 19,1-10
En aquel tiempo, entró Jesús en Jericó y atravesaba la ciudad. Un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de distinguir quién era Jesús, pero la gente se lo impedía, porque era bajo de estatura. Corrió más adelante y se subió a una higuera, para verlo, porque tenía que pasar por allí. Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y dijo: «Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa».
Él bajó en seguida, y lo recibió muy contento. Al ver esto, todos murmuraban diciendo: «Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador». Pero Zaqueo se puso en pie, y dijo al Señor: «Mira, la mitad de mis bienes, Señor, se la doy a los pobres; y si de alguno me he aprovechado, le restituiré cuatro veces más». Jesús le contestó: «Hoy ha sido la salvación de esta casa; también éste es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido».
 
Comentario:
Hoy, la narración evangélica parece como el cumplimiento de la parábola del fariseo y el publicano (cf. Lc 18,9-14). Humilde y sincero de corazón, el publicano oraba en su interior: «Oh Dios, ten compasión de mí, que soy un pecador» (Lc 18,13); y hoy contemplamos cómo Jesucristo perdona y rehabilita a Zaqueo, el jefe de publicanos de Jericó, un hombre rico e influyente, pero odiado y despreciado por sus vecinos, que se sentían extorsionados por él: «Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa» (Lc 19,5). El perdón divino lleva a Zaqueo a convertirse; he aquí una de las originalidades del Evangelio: el perdón de Dios es gratuito; no es tanto por causa de nuestra conversión que Dios nos perdona, sino que sucede al revés: la misericordia de Dios nos mueve al agradecimiento y a dar una respuesta.
Como en aquella ocasión Jesús, en su camino a Jerusalén, pasaba por Jericó. Hoy y cada día, Jesús pasa por nuestra vida y nos llama por nuestro nombre. Zaqueo no había visto nunca a Jesús, había oído hablar de Él y sentía curiosidad por saber quién era aquel maestro tan célebre. Jesús, en cambio, sí conocía a Zaqueo y las miserias de su vida. Jesús sabía cómo se había enriquecido y cómo era odiado y marginado por sus convecinos; por eso, pasó por Jericó para sacarle de ese pozo: «El Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido» (Lc 19,10).
El encuentro del Maestro con el publicano cambió radicalmente la vida de este último. Después de haber oído el Evangelio, piensa en la oportunidad que Dios te brinda hoy y que tú no debes desaprovechar: Jesucristo pasa por tu vida y te llama por tu nombre, porque te ama y quiere salvarte, ¿en qué pozo estás atrapado? Así como Zaqueo subió a un árbol para ver a Jesús, sube tú ahora con Jesús al árbol de la cruz y sabrás quien es Él, conocerás la inmensidad de su amor, ya que «elige a un jefe de publicanos: ¿quién desesperará de sí mismo cuando éste alcanza la gracia?» (San Ambrosio).
* Rev. D. Joaquim MESEGUER García (Rubí, Barcelona, España)
 
Palabras del Santo Padre Pío
«Puede decirse con toda justicia que cada alma destinada a la gloria eterna es una de esas piedras indispensables. Cuando un constructor quiere levantar una casa, debe ante todo limpiar y nivelar el terreno; el Padre celestial procede de igual manera con el alma elegida que, desde toda la eternidad ha sido concebida para el fin que Él se propone; por eso tiene que emplear el martillo y el cincel. Esos golpes de cincel son las sombras, los miedos, las tentaciones, las penas, los temores espirituales y también las enfermedades corporales. Dad pues, gracias al Padre celestial por todo lo que impone a vuestra alma. Abandonaos a Él totalmente. Os trata como trató a Jesús en el Calvario»
 
Predicación del Evangelio:
Jesús “ama a los ricos”
El encuentro de Jesús con el rico Zaqueo es un relato conocido. La escena ha sido muy trabajada por Lucas, preocupado tal vez por la dificultad que encontraban algunas familias ricas para integrarse en las primeras comunidades cristianas.
 
Zaqueo es un rico bien conocido en Jericó. «Pequeño de estatura», pero poderoso «jefe de los recaudadores» que controlan el paso de mercancías en una importante encrucijada de caminos. No es un hombre querido. La gente lo considera «pecador», excluido de la Alianza. Vive explotando a los demás. «No es hijo de Abrahán».
 
Sin embargo, este hombre quiere ver «quién es Jesús». Ha oído hablar de él, pero no lo conoce. No le importa hacer el ridículo actuando de manera poco acorde con su dignidad: como un chiquillo más, «corre» para tomar la delantera a todos y «se sube a una higuera». Solo busca «ver» a Jesús. Probablemente ni él mismo sabe que está buscando paz, verdad, un sentido más digno para su vida.
 
Al llegar Jesús a aquel punto, «levanta los ojos» y ve a Zaqueo. El relato sugiere un intercambio de miradas entre el profeta defensor de los pobres y aquel rico explotador. Jesús lo llama por su nombre: «Zaqueo, baja enseguida». No hay que perder más tiempo. «Hoy mismo tengo que alojarme en tu casa y estar contigo». Jesús quiere entrar en el mundo de este rico.
 
Zaqueo le abre la puerta de su casa con alegría. Le deja entrar en su mundo de dinero y poder, mientras en Jericó todos critican a Jesús por haber entrado «en casa de un pecador».
 
Al contacto con Jesús, Zaqueo cambia. Empieza a pensar en los «pobres»: compartirá con ellos sus bienes. Se acuerda de los que son víctimas de sus negocios: les devolverá con creces lo que les ha robado. Deja que Jesús introduzca en su vida verdad, justicia y compasión. Zaqueo se siente otro. Con Jesús todo es posible.
 
Jesús se alegra porque la «salvación» ha llegado también a esa casa poderosa y rica. A esto ha venido él: «a buscar y salvar lo que está perdido». Jesús es sincero: la vida de quienes son esclavos del dinero son vidas perdidas, vidas sin verdad, sin justicia y sin compasión hacia los que sufren. Pero Jesús ama a los ricos. No quiere que ninguno de ellos eche a perder su vida. Todo rico que le deje entrar en su mundo experimentará su fuerza salvadora.
(P. José Antonio Pagola)
 
Poesía
La rosa negra
 
Cuando se abre en la mañana,
roja como sangre está,
el rocío no la toca,
porque se teme quemar.
 
Abierta en el medio día,
es dura como el cristal,
el sol se asoma a los vidrios,
para verla deslumbrar.
 
Mas, cuando toca, la tarde
blando cuerno de metal,
en la raya de lo oscuro,
se comienza a deshojar.
.
(Federico García Lorca)
 
Nuevo vídeo
 
Hay un nuevo vídeo subido al blog
de "Pequeñas Semillitas" en internet.
Para verlo tienes que ir al final de esta página
 
Agradecimientos
Imaginemos que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.
 
💕 Desde Córdoba, Argentina, nos llega una especial oración de acción de gracias a Dios porque ha permitido que la cirugía de oídos de los mellizos Bautista y Valentín se realizara con todo éxito. Nos sumamos al agradecimiento.
 
💕 Desde Córdoba, Argentina, nuestra lectora Graciela H. agradece a Dios y a las personas que rezaron por ella, ya que los distintos estudios que le hicieron en estos días, incluyendo una biopsia de nódulos tiroideos, han resultado todos normales. Asimismo hace extensivo el agradecimiento por la colonoscopía realizada a su esposo Jorge, que no arrojó ninguna enfermedad. ¡Damos gracias a Dios!
 
💕 Desde Córdoba, Argentina, elevamos una oración de agradecimiento al Señor por la buena recuperación de María Fernanda C. luego de su cirugía, y por los resultados negativos (no cáncer) de las biopsias efectuadas.
 
Bendito seas, Dios mío, porque a pesar de ser yo indigno de toda ayuda, tu generosidad e infinita bondad nunca dejan de otorgar el bien aún a los ingratos y a los que se han apartado de ti. Conviértenos a ti, para que seamos agradecidos, humildes y piadosos, pues Tú eres nuestra salud, nuestra fortaleza y nuestra salvación.
 
Un minuto para volar
Octubre 30
Necesitamos la luz de Dios, porque si el camino es muy oscuro y no sabemos qué hacer, finalmente todo se nos complica. Por eso es importante pedir al Señor que ilumine nuestros pasos, que nos haga ver cuáles son las mejores decisiones y que nos  haga descubrir hacia dónde tenemos que dirigirnos. Antes de empezar a planificar algo, coloca tu proyecto ante el Señor para que él lo ilumine, y entonces podrás caminar lleno de confianza. Quizás no estés absolutamente seguro de la decisión que has tomado, pero si consultaste al Señor en la oración, sabes que valdrá la pena seguir caminando y luchando en esa dirección.
(Mons. Víctor M. Fernández)

FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
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