sábado, 30 de julio de 2022

Pequeñas Semillitas 5048

PEQUEÑAS SEMILLITAS
 
Año 17 - Número 5048 ~ Sábado 30 de Julio de 2022
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
¡Alabado sea Jesucristo!
Cerca de tu casa, en tu trabajo o lugar de estudio, en tu villa de descanso o vacaciones, o dondequiera que te halles, pueden existir personas a tu alrededor que estén necesitadas de alguien amable, de un gesto amistoso o de un poco de cariño, de unas palabras de ánimo o de consuelo o de una ayuda material.
Aprovechando que hoy es sábado, acércate generosamente a alguna persona necesitada y comparte con ella unos pocos minutos de tu grandeza espiritual.
Hoy sé generoso con tu prójimo. Mañana lo serán contigo...
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Jer 26,11-16.24
 
Salmo: Sal 68
 
Santo Evangelio: Mt 14,1-12
En aquel tiempo, se enteró el tetrarca Herodes de la fama de Jesús, y dijo a sus criados: «Ese es Juan el Bautista; él ha resucitado de entre los muertos, y por eso actúan en él fuerzas milagrosas».
Es que Herodes había prendido a Juan, le había encadenado y puesto en la cárcel, por causa de Herodías, la mujer de su hermano Filipo. Porque Juan le decía: «No te es lícito tenerla». Y aunque quería matarle, temió a la gente, porque le tenían por profeta.
Mas, llegado el cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó en medio de todos gustando tanto a Herodes, que éste le prometió bajo juramento darle lo que pidiese. Ella, instigada por su madre, «dame aquí, dijo, en una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista». Entristecióse el rey, pero, a causa del juramento y de los comensales, ordenó que se le diese, y envió a decapitar a Juan en la cárcel. Su cabeza fue traída en una bandeja y entregada a la muchacha, la cual se la llevó a su madre. Llegando después sus discípulos, recogieron el cadáver y lo sepultaron; y fueron a informar a Jesús.
 
Comentario:
Hoy, la liturgia nos invita a contemplar una injusticia: la muerte de Juan Bautista; y, a la vez, descubrir en la Palabra de Dios la necesidad de un testimonio claro y concreto de nuestra fe para llenar de esperanza el mundo.
Os invito a centrar nuestra reflexión en el personaje del tetrarca Herodes. Realmente, para nosotros, es un contratestigo pero nos ayudará a destacar algunos aspectos importantes para nuestro testimonio de fe en medio del mundo. «Se enteró el tetrarca Herodes de la fama de Jesús» (Mt 14,1). Esta afirmación remarca una actitud aparentemente correcta, pero poco sincera. Es la realidad que hoy podemos encontrar en muchas personas y, quizás también en nosotros. Mucha gente ha oído hablar de Jesús, pero, ¿quién es Él realmente?, ¿qué implicación personal nos une a Él?
En primer lugar, es necesario dar una respuesta correcta; la del tetrarca Herodes no pasa de ser una vaga información: «Ese es Juan el Bautista; él ha resucitado de entre los muertos» (Mt 14,2). De cierto que echamos en falta la afirmación de Pedro ante la pregunta de Jesús: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Simón Pedro le respondió: ‘Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo’» (Mt 16,15-16). Y esta afirmación no deja lugar para el miedo o la indiferencia, sino que abre la puerta a un testimonio fundamentado en el Evangelio de la esperanza. Así lo definía San Juan Pablo II en su Exhortación apostólica ‘La Iglesia en Europa’: «Con toda la Iglesia, invito a mis hermanos y hermanas en la fe a abrirse constante y confiadamente a Cristo y a dejarse renovar por Él, anunciando con el vigor de la paz y el amor a todas las personas de buena voluntad que, quién encuentra al Señor conoce la Verdad, descubre la Vida y reconoce el Camino que conduce a ella».
Que, hoy sábado, la Virgen María, la Madre de la esperanza, nos ayude a descubrir realmente a Jesús y a dar un buen testimonio de Él a nuestros hermanos.
* Rev. D. Joan Pere PULIDO i Gutiérrez Secretario del obispo de Sant Feliu (Sant Feliu de Llobregat, España)
 
Santoral Católico:
San Pedro Crisólogo
Obispo y Doctor de la Iglesia
Nació hacia el año 380 en Imola (Emilia-Romaña, Italia), y entró a formar parte del clero de aquella ciudad. El año 424 fue elegido obispo de Ravena, e instruyó a su grey, de la que era pastor celosísimo, con su ejemplo y con abundantes sermones y escritos; poseemos unos 180 sermones suyos. Mantuvo unas fructíferas relaciones con la emperatriz Gala Plácida, con los obispos de su tiempo y sobre todo con el papa san León Magno. El título de Crisólogo, "palabra de oro", le fue dado en consonancia con la erudición y elocuencia de sus sermones. Murió en Imola el 31 de julio, hacia el año 450.
Oración: Señor Dios, que hiciste de tu obispo san Pedro Crisólogo un insigne predicador de la Palabra encarnada, concédenos, por su intercesión, guardar y meditar en nuestros corazones los misterios de la salvación y vivirlos en la práctica con fidelidad. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Para más información hacer clic acá.
© Directorio Franciscano – Aciprensa – Catholic.net
 
Pensamiento del día
«La mujer tocó el manto de Jesús y fue curada, fue liberada de su mal. Nosotros en cambio tocamos y recibimos cada día el Cuerpo del Señor, pero nuestras heridas no se curan. Si somos débiles no debemos culpar a Cristo, sino a nuestra falta de fe. De hecho, si un día, pasando por la calle, Jesús le devolvió la salud a una mujer que se escondía, es evidente que hoy, habitando en nosotros, Él puede curar nuestras heridas.»
(SAN PEDRO CRISÓLOGO)
 
Tema del día:
Mejor guarda silencio 
Un antiguo proverbio indio, profundo y agudo como pocos, dice lo siguiente:
"Nunca hables de nadie sin haber andado con sus mocasines al menos quince días y seguramente después no dirás nada..."
 
Cuántas veces a lo largo de toda mi vida he optado por el silencio cómplice antes que el reproche descalificador. Pero no siempre lo he conseguido con éxito porque, las más de las veces mi temperamento pasional y vehemente me ha llevado a hablar a destiempo.
 
¡Qué magnífica victoria es un silencio oportuno, una callada por respuesta, un ser amable antes que tener razón!
 
Porque me pregunto yo, ¿para qué nos sirve tener razón?
Callar no es solamente un bien preciado, sino, si sabemos acompañarlo con la escucha tranquila y serena, es una forma de amor imparable.
 
Toda mi vida está llena de largos y profundos silencios. Empezaron siendo ese silencio de la ignorancia que uno calla para no meter la pata, luego se convirtió en un silencio apacible, sereno, y últimamente, quizás, con mucha frecuencia, me encanta ese silencio de escucha interior. Escucho que está pasando en mí. Qué desafina dentro de mí o qué hay, por el contrario, de plácido y dulce, de lago azul, que me permite momentos de éxtasis y de paz infinita.
 
A pesar de lo desestabilizante de lo que ocurre fuera, siempre hay un remanso donde la luz es tenue, el mar está en calma, ese mar interior que es mi esencia como ser de agua, y todo entra en una perfecta armonía.
 
Callar a tiempo es una gran victoria. ¿Quién soy yo para juzgar a nadie, sin conocer toda su biografía personal, los avatares y acontecimientos que han ido configurando su historia personal?
 
Líbreme Dios de criticar, ni juzgar a nadie, aun creyendo conocerle. Porque casos hay, y frecuentes, en que los errores pueden ser irreparables.
 
Así las cosas, mejor será, que guarde un silencio de recogimiento en espera que alguna luz, alguna idea, algún pensamiento brillante cruce por el cielo infinito e ilumine mi vida. Mientras tanto opto por lo más sencillo y difícil a la vez, que es, guardar "un silencio elocuente".
(Francisco Chelos)
 
Humor de sábados
En el restaurante
Una pareja de ancianitos llega un restaurante.
El viejecito llenaba a la ancianita de atenciones, y se dirigía a ella con palabras de inmenso cariño:
- Ven, mi vida... Siéntate, mi cielo... ¿Estás a gusto, reina?... ¿Quieres pedir, ángel?"
El mesero observaba aquello y estaba impresionado.
Poco después la viejecita se levantó de la mesa para ir al baño.
El mesero, sin poder contenerse, encara al ancianito y le pregunta:
- Perdone usted la indiscreción: ¿Cuántos años tienen ustedes de casados?
- Estamos celebrando 65 años de matrimonio.
- ¡Caramba, señor! -dijo el mesero- Estoy conmovido! ¡Sesenta y cinco años de casados, y con cuánto amor le habla usted a su esposa!: 'Mi vida'... 'Mi cielo'... 'Mi reina'... 'Mi ángel'...
El viejecito le pide al mesero que se acerque y con tenue voz responde:
- ¡Es que ya no me acuerdo como se llama!
 
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
Sir Winston Churchill repitió tres veces en la escuela el octavo grado debido a que le costaba aprender. Es algo irónico que años después, la Universidad de Oxford le pidiera pronunciar el discurso de la fiesta de graduados. Para este acontecimiento llegó con sus acompañantes habituales, un bastón y un sombrero de copa. Mientras se aproximaba al podio, el público le brindó aplausos de aprecio.
Churchill, con pausado ademán calmó la multitud, mientras se paraba firmemente delante de sus admiradores. Luego colocó el sombrero sobre el atril. Mirando directamente a la ansiosa audiencia, gritó con voz vibrante de autoridad: "¡Nunca se rindan!" Transcurrieron algunos segundos. Se alzó en puntas de pie y gritó nuevamente: "¡Nunca se rindan!"
Sus palabras tronaron a través del auditorio. Se hizo un profundo silencio mientras Churchill alargaba su brazo en busca de su sombrero; ayudándose con su bastón abandonó la tribuna. Su discurso había terminado.
El discurso de graduación de seis palabras de Churchill fue sin duda el más corto y elocuente jamás pronunciado en Oxford. Aun así, su mensaje fue también uno que todos los presentes recordaron durante el resto de sus vidas.
La perseverancia es un gran componente del éxito; si golpeas a la puerta con la persistencia y el ruido suficientes, seguramente despertarás a alguien.
 
Un minuto para volar
Julio 30
Los demás no te hablan solo con palabras. ¡Cuántas cosas te dicen sin sonidos! ¡Cuánto te dicen con un silencio, con una ausencia, con una mirada, con un gesto! Entonces, no esperes que Dios te hable solo con palabras. Cuando le preguntes algo, no esperes que aparezca una frase clarísima en tu mente. Él no está mudo, pero tiene muchas maneras de hablarte, de iluminarte, de responderte. Con la fe puedes prestarle atención. Entonces no lo escucharás solamente cuando oigas la lectura de la Biblia. Lo escucharás a través de cada creatura, de cada objeto, de cada experiencia, de cada ser humano, de cada cosa que te suceda. Por todas partes hay mensajes de Dios para ti.
(Mons. Víctor M. Fernández)

FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
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