domingo, 22 de mayo de 2022

Pequeñas Semillitas 4998

PEQUEÑAS SEMILLITAS
 
Año 17 - Número 4998 ~ Domingo 22 de Mayo de 2022
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
¡Alabado sea Jesucristo!
«Mi paz os dejo, mi paz os doy. No como la da el mundo os la doy a vosotros». ¿De qué paz habla Jesús en este pasaje del Evangelio? No de la paz externa que consiste en la ausencia de guerras y conflictos entre personas o naciones diversas. En otras ocasiones Él habla también de esta paz, por ejemplo, cuando dice: «Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios». Aquí habla de otra paz, la interior, del corazón, de la persona consigo misma y con Dios. Se comprende por lo que añade inmediatamente: «No se turbe vuestro corazón ni tenga temor». Ésta es la paz fundamental sin la cual no existe ninguna otra paz.
La palabra utilizada por Jesús es shalom. Con ella los judíos se saludaban, y todavía se saludan entre sí; con ella saludó Él mismo a los discípulos la tarde de Pascua y con ella ordena saludar a la gente: «En cualquier casa que entréis, decid antes: la Paz a esta casa».
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Hch 15,1-2.22-29
 
Salmo: Sal 66,2-3.5.6.8
 
Segunda Lectura: Ap 21,10-14.21-23
 
Santo Evangelio: Jn 14,23-29
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él. El que no me ama no guarda mis palabras. Y la palabra que escucháis no es mía, sino del Padre que me ha enviado. Os he dicho estas cosas estando entre vosotros. Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, os lo enseñará todo y os recordará todo lo que yo os he dicho. Os dejo la paz, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo. No se turbe vuestro corazón ni se acobarde. Habéis oído que os he dicho: ‘Me voy y volveré a vosotros’. Si me amarais, os alegraríais de que me fuera al Padre, porque el Padre es más grande que yo. Y os lo digo ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis».
 
Comentario:
Hoy, antes de celebrar la Ascensión y Pentecostés, releemos todavía las palabras del llamado sermón de la Última Cena, en las que debemos ver diversas maneras de presentar un único mensaje, ya que todo surge de la unión de Cristo con el Padre y de la voluntad de Dios de asociarnos a este misterio de amor.
A Santa Teresita del Niño Jesús un día le ofrecieron diversos regalos para que eligiera, y ella —con una gran decisión aun a pesar de su corta edad— dijo: «Lo elijo todo». Ya de mayor entendió que este elegirlo todo se había de concretar en querer ser el amor en la Iglesia, pues un cuerpo sin amor no tendría sentido. Dios es este misterio de amor, un amor concreto, personal, hecho carne en el Hijo Jesús que llega a darlo todo: Él mismo, su vida y sus hechos son el máximo y más claro mensaje de Dios.
Es de este amor que lo abarca todo de donde nace la “paz”. Ésta es hoy una palabra añorada: queremos paz y todo son alarmas y violencias. Sólo conseguiremos la paz si nos volvemos hacia Jesús, ya que es Él quien nos la da como fruto de su amor total. Pero no nos la da como el mundo lo hace (cf. Jn 14,27), pues la paz de Jesús no es la quietud y la despreocupación, sino todo lo contrario: la solidaridad que se hace fraternidad, la capacidad de mirarnos y de mirar a los otros con ojos nuevos como hace el Señor, y así perdonarnos. De ahí nace una gran serenidad que nos hace ver las cosas tal como son, y no como aparecen. Siguiendo por este camino llegaremos a ser felices.
«El Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, os lo enseñará todo y os recordará todo lo que yo os he dicho» (Jn 14,26). En estos últimos días de Pascua pidamos abrirnos al Espíritu: le hemos recibido al ser bautizados y confirmados, pero es necesario que —como ulterior don— rebrote en nosotros y nos haga llegar allá donde no osaríamos.
* Rev. D. Francesc CATARINEU i Vilageliu (Sabadell, Barcelona, España)
 
Palabras de Benedicto XVI
“Queridos hermanos y hermanas: en este momento de mi vida el Señor me llama a "subir al monte", a dedicarme aún más a la oración y a la meditación. Pero esto no significa abandonar a la Iglesia, al contrario, si Dios me pide esto es justamente para que yo pueda seguir sirviéndola con la misma dedicación y el mismo amor con el que lo he hecho hasta ahora, pero en un modo más adecuado a mi edad y mis fuerzas. Invoquemos la intercesión de la Virgen María: Ella nos ayude a todos a seguir siempre al Señor Jesús, en la oración y en la caridad activa”.
 
Predicación del Evangelio:
Como con Jesús, con nadie
El Señor nos acompaña. Y, en medio de nosotros, cuando era consciente de su muerte y, ahora en vísperas de su Ascensión, nos dice que guardemos su Palabra. Que, en ella –todo un patrimonio espiritual, personal y divino de Jesús– encontraremos fuerza para seguir adelante, respuestas ante muchos interrogantes.
 
Amar al Señor y, guardar sus pensamientos, su esquema para nuestro mundo y para nosotros, es todo uno.
 
Las estadísticas dicen que, una generación de jóvenes en Europa, está perdida. Algo grave está ocurriendo en nuestro mundo cuando se nos prepara para la felicidad y, a la vuelta de la esquina, nos encontramos en la soledad o con una ansiedad insoportable. Algo está aconteciendo en nuestra sociedad cuando, detrás de muchas palabras y de otros tantos escaparates, se nos invita a amarnos a nosotros mismos y, luego necesitamos del amor auténtico, de una ayuda para levantarnos, de un aliento o de una sonrisa… resulta que nos encontramos solos. Falla, en el fondo y en la forma, aquello que es o no es digno de ser amado.
 
Dios, que disfruta amando, goza con nuestro amor. Y Jesús, el amor hecho carne en medio de nosotros, nos da una pista para ser felices. Para no sentirnos defraudados, inquietos o desilusionados de nuestra existencia: hay que esperar en Dios, hay que amar a Dios y no hay que perder de vista lo que Él nos enseñó.
 
¿Amas a Dios? ¿Cómo tratas su Palabra? ¿Condiciona, alumbra, ilumina, interpela en algo tu existencia? 
 
Hemos perdido, en varios aspectos, el norte y Jesús nos recuerda que, sus Palabras, siempre serán causa de serenidad y de encuentro con nosotros mismos, con los demás y con el mismo Dios.
 
¿Por qué nos cuesta tanto guardar, proteger, acoger y enseñar su Palabra? Tal vez porque, entre otras cosas, es exigente, nítida, a veces duele y otras, calma. Su Palabra, de vez en cuando, deja a la intemperie nuestras vergüenzas y otras nos dice que somos dichosos, bienaventurados y elegidos. Pero, no lo olvidemos, su Palabra es eterna.
 
Estamos en horas muy decisivas para la Iglesia y para el anuncio del evangelio. Nunca como hoy se necesitan corazones vigorosos (no cobardes), labios dispuestos a dar testimonio de Jesús (no amordazados por la sordina del todo da igual), personas dispuestas a brindarse generosamente a los demás como sello e identidad de que son amigos de Jesús y de que pertenecemos a una comunidad de hermanos. Y, por encima de todo, la promesa de Jesús: Él nos acompañará, nos consolará con el Espíritu y nos guiará, como miembros de su Iglesia, hacia la meta final.
 
Que Dios nos siga animando e inundando con la alegría de esta Pascua. Porque, estar y permanecer al lado de Jesús, es garantía segura. Con Él, todo. 
(Padre Javier Leoz)
 
Poesía
¡Amemos!
 
Si nadie sabe por qué reímos
ni por qué lloramos;
si nadie sabe por qué venimos
ni por qué nos vamos;
si en un mar de tinieblas
nos movemos,
si todo es noche en derredor
y arcano…
¡A lo menos amemos!
¡Quizá no sea en vano!
(Amado Nervo)
 
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Agradecimientos
Imaginemos que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.
 
💕 Por segunda semana consecutiva, no ha llegado ninguna nota de agradecimiento. ¿En verdad no tenemos nada para agradecer? Los ángeles seguirán esperando…
 
 
 
Un minuto para volar
Mayo 22
A veces leo cómo murió por Cristo algún mártir, y el corazón se me estremece por dos razones: en primer lugar, por la admiración que despierta que un ser humano débil pueda soportar tanto por amor a Jesucristo. También porque uno siente que allí hay un hermano maltratado injustamente, y brota una profunda solidaridad. Una vez delante de la tumba de San Sebastián, me brotaron lágrimas y dije en voz baja: “¡Pobre hermano mío! ¿Qué te hicieron?” Pero el mejor homenaje que puedo hacerles a esos hermanos, es dejar de quejarme por tonterías y pedir la gracia de dar la vida también yo, a mi modo, cada día.
(Mons. Víctor M. Fernández)

FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
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