sábado, 12 de febrero de 2022

Pequeñas Semillitas 4905

PEQUEÑAS SEMILLITAS
 
Año 17 - Número 4905 ~ Sábado 12 de Febrero de 2022
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Dios nos quiere salvar. Da por tanto gracias al Señor, porque es una misericordia demasiado grande para con aquellos a quienes da la luz y la gracia de rezar. Abrigo la esperanza, hermano mío amadísimo, que cuando hayas terminado de leer, no serás perezoso en acudir a Dios con la oración si te asaltan tentaciones de ofenderle. Si entras en tu conciencia y la hallas manchada con graves culpas, piénsalo bien y verás que el mal te vino porque dejaste de acudir a Dios y no le pediste su poderosa ayuda para vencer las tentaciones que asaltaban tu alma. Déjame por tanto que te suplique que leas y releas con toda atención estas páginas no porque son mías, sino porque aquí hallarás el medio que el Señor pone en tus manos para alcanzar tu eterna salvación. Así te manifiesta por este camino que te quiere salvar.
(“El gran medio de la oración” - San Alfonso María de Ligorio)
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: 1 Re 12,26-32; 13,33-34
 
Salmo: Sal 105, 6 7a. 19-20. 21-22
 
Santo Evangelio: Mc 8,1-10
En aquel tiempo, habiendo de nuevo mucha gente con Jesús y no teniendo qué comer, Él llama a sus discípulos y les dice: «Siento compasión de esta gente, porque hace ya tres días que permanecen conmigo y no tienen qué comer. Si los despido en ayunas a sus casas, desfallecerán en el camino, y algunos de ellos han venido de lejos». Sus discípulos le respondieron: «¿Cómo podrá alguien saciar de pan a éstos aquí en el desierto?». Él les preguntaba: «¿Cuántos panes tenéis?». Ellos le respondieron: «Siete».
Entonces Él mandó a la gente acomodarse sobre la tierra y, tomando los siete panes y dando gracias, los partió e iba dándolos a sus discípulos para que los sirvieran, y ellos los sirvieron a la gente. Tenían también unos pocos pececillos. Y, pronunciando la bendición sobre ellos, mandó que también los sirvieran. Comieron y se saciaron, y recogieron de los trozos sobrantes siete espuertas. Fueron unos cuatro mil; y Jesús los despidió. Subió a continuación a la barca con sus discípulos y se fue a la región de Dalmanuta.
 
Comentario:
Hoy, tiempo de inclemencia y desasosiego, también Jesús nos llama para decirnos que siente «compasión de esta gente» (Mc 8,2). Hoy, con la paz en crisis, puede abundar el miedo, la apatía, el recurso a la banalidad y a la evasión: «No tienen qué comer».
¿A quién llama el Señor? Dice el texto: «A sus discípulos» (Mc 8,1), es decir, me llama a mí, para no despedirlos en ayunas, para darles algo. Jesús se ha compadecido —esta vez en tierra de paganos— porque también tienen hambre.
¡Ah!, y nosotros —refugiados en nuestro pequeño mundo— decimos que nada podemos hacer. «¿Cómo podrá alguien saciar de pan a éstos aquí en el desierto?» (Mc 8,4). ¿De dónde sacaremos una palabra de esperanza cierta y firme, sabiendo que el Señor estará con nosotros cada día hasta el fin de los tiempos? ¿Cómo decir a los creyentes y a los incrédulos que la violencia y la muerte no son solución?
Hoy, el Señor nos pregunta, simplemente, cuántos panes tenemos. Los que sean, ésos necesita. El texto dice «siete», símbolo para paganos, como doce era símbolo para el pueblo judío. El Señor quiere llegar a todos —por eso la Iglesia se quiere reconocer a sí misma desde su catolicidad— y pide tu ayuda. Dale tu oración: ¡es un pan! Dale tu Eucaristía vivida: ¡es otro pan! Dale tu decisión por la reconciliación con los tuyos, con los que te han ofendido: ¡es otro pan! Dale tu reconciliación sacramental con la Iglesia: ¡es otro pan! Dale tu pequeño sacrificio, tu ayuno, tu solidaridad: ¡es otro pan! Dale tu amor a su Palabra, que te da consuelo y fuerza: ¡es otro pan! Dale, en fin, lo que Él te pida, aunque creas que sólo es un poco de pan.
Como nos dice san Gregorio de Nisa, «el que parte su pan con los pobres se constituye en parte de aquél que, por nosotros, quiso ser pobre. Pobre fue el Señor, no temas la pobreza».
* Rev. D. Carles ELÍAS i Cao (Barcelona, España)
 
Santoral Católico:
Santa Eulalia de Barcelona
Virgen y Mártir
Según la tradición cristiana, santa Eulalia vivió cerca de Barcina, Hispania (actual Barcelona, España) en los tiempos del emperador Diocleciano (284-305) durante el siglo III o IV, siendo papa san Marcelino.
Durante la persecución de los cristianos en la región, Eulalia, una muchacha de entre 13 y 15 años escapó de una casa de campo donde sus padres la habían encerrado para que no se entregase a las autoridades, abiertamente confesó su fe y fue entregada al martirio. Fue víctima de diferentes tormentos y murió en la cruz, si bien hay serias dudas sobre la historicidad de la narración de su martirio. De acuerdo con la tradición, uno de estos tormentos consistió en lanzarla rodando dentro de un tonel lleno de vidrios rotos por la calle (actualmente llamada Baixada de Santa Eulàlia -Bajada de Santa Eulalia-), donde hay una imagen de la santa en una pequeña capilla. Dice la leyenda que fue clavada desnuda en una cruz de forma de ´X´ (forma conocida como cruz de Santa Eulalia). En aquel momento para preservar su intimidad le crecieron los cabellos y comenzó a nevar. Fue canonizada y se considera santa tanto por la Iglesia Católica Romana, como por la Ortodoxa. Sus despojos fueron localizados en 878 por el obispo Frodoino y trasladados solemnemente a la catedral.
Para más información hacer clic acá.
© Directorio Franciscano – Aciprensa – Catholic.net
 
Pensamiento del día
 
"Debe entenderse que todos somos educadores.
Cada acto de nuestra vida cotidiana
tiene implicancias, a veces significativas.
Procuremos entonces enseñar con el ejemplo".
(Dr. René Favaloro)
 
Tema del día:
De pecadores a santos
Jesús pasó por el banco de recaudación de impuestos y llamó a Mateo para que dejara todo y lo siguiera. Seguramente Mateo habría oído hablar de Jesús, o tal vez había oído ya sus palabras y quería dejar esa vida de pecado, pero, se sentía sumamente indigno, y para él era algo imposible. Pero Jesús, que no vino a llamar a justos sino a pecadores, lo llamó y le dijo “sígueme”.
 
A nosotros también Jesús, en algún momento de nuestra vida nos ha hecho el llamado. A unos antes, a otros después; a algunos muchas veces, a otros una sola vez. Y le hemos respondido al Señor de distintas formas, como distintos somos todos los hombres y nuestras situaciones particulares.
 
Pero lo que hay que tener en cuenta es que no somos indignos para estar cerca del Señor, aunque hayamos sido grandes pecadores y malvados, y aunque lo sigamos siendo, porque siempre hay esperanzas mientras estamos en este cuerpo mortal. Sólo con la muerte se termina toda esperanza, y cada cual irá al lugar que se mereció con su obrar.
 
Este mensaje que estoy escribiendo, lo escribo yo, pero en realidad es Cristo que a través de este mensaje nos está llamando a cada uno de nosotros.
 
¿Cómo le responderemos? Tengamos en cuenta que tal vez este puede ser el último llamado, pues nadie tiene comprada la vida y quizás esta misma noche debamos presentarnos ante el tribunal divino.
 
Ojalá seamos como Mateo, que no dudó de que a pesar de su indignidad, podía estar cerca del Señor, que busca especialmente a los que son más pecadores, para colmarlos de perdón y caricias.
(Sitio Santísima Virgen)
 
Humor de sábados
15 frases célebres
Ø  Me molesta la gente que no da la cara. (Anónimo)
Ø  Vayamos al grano. (Un dermatólogo)
Ø  Vayamos por partes. (Jack El Destripador)
Ø  Yo empecé comiéndome las uñas. (La Venus de Milo)
Ø  Nunca pude estudiar Derecho. (El Jorobado de Notre Dame)
Ø  Tengo todos mis hijos de apellido distinto (Carlos Distinto)
Ø  Tengo un corazón de piedra. (Una estatua)
Ø  Tengo un nudo en la garganta. (Un ahorcado)
Ø  Mi novio es una bestia. (La Bella)
Ø  Mi mamá es una rata. (Mickey)
Ø  En casa nos llevamos a las patadas. (Kung Fu)
Ø  Me gusta la humanidad. (Un caníbal)
Ø  Eres la única mujer de mi vida. (Adán)
Ø  ¡Se me estropeó el despertador! (La Bella Durmiente)
Ø  Es mejor dar que recibir. (Un boxeador)
 
Un minuto para volar
Febrero 12
No estás en la peor época de la historia. No podemos olvidar que en épocas pasadas hubo cosas terribles que hoy son menos frecuentes. Se aprobaba la esclavitud, no existían los derechos sociales de los trabajadores, se aceptaba la violencia contra las mujeres. En el siglo pasado el mundo vivió acontecimientos que nunca se habían vivido en nuestro planeta, como las guerras mundiales, las bombas atómicas, el intento de hacer desaparecer pueblos enteros. Entonces, no pienses que antes todo era maravilloso. Cada época tiene sus luces y sus sombras y no está todo perdido. Lo importantes es que colabores como puedas, para que tu vida aporte más luz en lugar de agregar más sombras.
(Mons. Víctor M. Fernández)
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
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