domingo, 10 de octubre de 2021

Pequeñas Semillitas 4815

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 16 - Número 4815 ~ Domingo 10 de Octubre de 2021.
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Si todos somos hermanos y la tierra es un regalo de Dios a toda la humanidad, ¿con qué derecho podemos seguir acaparando lo que no necesitamos, si con ello estamos privando a otros de lo que necesitan para vivir? ¿No hay que afirmar más bien que lo que le sobra al rico pertenece al pobre?
No nos ha de extrañar que Jesús, al encontrarse con un hombre rico que ha cumplido desde niño todos los mandamientos, le diga que todavía le falta una cosa para adoptar una postura auténtica de seguimiento suyo: dejar de acaparar y comenzar a compartir lo que tiene con los necesitados.
El rico del Evangelio se aleja de Jesús lleno de tristeza. El dinero lo ha empobrecido, le ha quitado libertad y generosidad. El dinero le impide escuchar la llamada de Dios a una vida más plena y humana. «Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el reino de Dios». No es una suerte tener dinero, sino un verdadero problema, pues el dinero nos impide seguir el verdadero camino hacia Jesús y hacia su proyecto del reino de Dios.
(José A. Pagola)
 
¡Buenos días María!
En los días de mucho estrés o con decisiones difíciles a tomar en mi calidad de empresario, me detengo unos momentos a pensar en cómo traer a María a mi vida diaria para manejar compromisos y reuniones.
María dijo "sí", sin dudarlo, sin saber qué iba a pasar con ese "sí". María estaba dispuesta a aceptar todo lo inesperado.
Nuestros días están llenos de idas y venidas y, como María, a veces hay que saber cambiar el rumbo trazado para embarcarse en una nueva aventura.
Al igual que como le ocurrió a María, la aventura de emprender nos saca de nuestra zona de confort: nos toca pedirle que nos ilumine con la fe que necesitamos para superar los retos. Así, María puede guiarnos en nuestro camino como emprendedores.
Como ella, debemos aprender a detenernos, a decir "sí", a aceptar lo inesperado y a tener el valor de emprender la aventura.
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Sabiduría 7,7-1
 
Salmo: Sal 90 (89) 12-13.14-15.16-17
 
Segunda Lectura: Hebreos 4,12-13
 
SANTO EVANGELIO: Mc 10,17-30
En aquel tiempo, cuando Jesús se ponía en camino, uno corrió a su encuentro y arrodillándose ante Él, le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué he de hacer para tener en herencia vida eterna?». Jesús le dijo: «¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios. Ya sabes los mandamientos: No mates, no cometas adulterio, no robes, no levantes falso testimonio, no seas injusto, honra a tu padre y a tu madre». Él, entonces, le dijo: «Maestro, todo eso lo he guardado desde mi juventud». Jesús, fijando en él su mirada, le amó y le dijo: «Una cosa te falta: anda, cuanto tienes véndelo y dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; luego, ven y sígueme».
Pero él, abatido por estas palabras, se marchó entristecido, porque tenía muchos bienes. Jesús, mirando a su alrededor, dice a sus discípulos: «¡Qué difícil es que los que tienen riquezas entren en el Reino de Dios!». Los discípulos quedaron sorprendidos al oírle estas palabras. Mas Jesús, tomando de nuevo la palabra, les dijo: «¡Hijos, qué difícil es entrar en el Reino de Dios! Es más fácil que un camello pase por el ojo de la aguja que un rico entre en el Reino de Dios». Pero ellos se asombraban aún más y se decían unos a otros: «Y ¿quién se podrá salvar?». Jesús, mirándolos fijamente, dice: «Para los hombres, imposible; pero no para Dios, porque todo es posible para Dios». Pedro se puso a decirle: «Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido». Jesús dijo: «Yo os aseguro: nadie que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o hacienda por mí y por el Evangelio, quedará sin recibir el ciento por uno: ahora al presente, casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y hacienda, con persecuciones; y en el mundo venidero, vida eterna».
 
Comentario:
Hoy vemos cómo Jesús —que nos ama— quiere que todos entremos en el Reino de los cielos. De ahí esta advertencia tan severa a los “ricos”. También ellos están llamados a entrar en él. Pero sí que tienen una situación más difícil para abrirse a Dios. Las riquezas les pueden hacer creer que lo tienen todo; tienen la tentación de poner la propia seguridad y confianza en sus posibilidades y riquezas, sin darse cuenta de que la confianza y la seguridad hay que ponerlas en Dios. Pero no solamente de palabra: qué fácil es decir «Sagrado Corazón de Jesús, en ti confío», pero qué difícil se hace decirlo con la vida. Si somos ricos, cuando digamos de corazón esta jaculatoria, trataremos de hacer de nuestras riquezas un bien para los demás, nos sentiremos administradores de unos bienes que Dios nos ha dado.
Acostumbro a ir a Venezuela a una misión, y allí realmente —en su pobreza, al no tener muchas seguridades humanas— las personas se dan cuenta de que la vida cuelga de un hilo, que su existencia es frágil. Esta situación les facilita ver que es Dios quien les da consistencia, que sus vidas están en las manos de Dios. En cambio, aquí —en nuestro mundo consumista— tenemos tantas cosas que podemos caer en la tentación de creer que nos otorgan seguridad, que nos sostiene una gran cuerda. Pero, en realidad —igual que los “pobres”—, estamos colgando de un hilo. Decía la Madre Teresa: «Dios no puede llenar lo que está lleno de otras cosas». Tenemos el peligro de tener a Dios como un elemento más en nuestra vida, un libro más en la biblioteca; importante, sí, pero un libro más. Y, por tanto, no considerarlo en verdad como nuestro Salvador.
Pero tanto los ricos como los pobres, nadie se puede salvar por sí mismo: «¿Quién se podrá salvar?» (Mc 10,26), exclamarán los discípulos. «Para los hombres, imposible; pero no para Dios, porque todo es posible para Dios» (Mc 10,27), responderá Jesús. Confiémonos todos y del todo a Jesús, y que esta confianza se manifieste en nuestras vidas.
* Rev. D. Xavier SERRA i Permanyer (Sabadell, Barcelona, España)
 
Palabras del Papa Francisco
“La interpretación de las Sagradas Escrituras no puede ser solamente una labor científica individual, sino que siempre debe ser confrontada, insertada y autenticada con la tradición viva de la Iglesia. Esta norma es decisiva para precisar la relación correcta y recíproca entre la exegesis y el Magisterio de la Iglesia. Los textos inspirados por Dios han sido confiados a la Comunidad de los creyentes, a la Iglesia de Cristo para alimentar la fe y guiar a la vida de caridad”.
 
Predicación del Evangelio:
¿Qué cosa nos falta?
Una fe, vivida a la carta, tal vez haría que la Iglesia fuese más populista pero menos evangélica. Que, entre otras cosas, fuese menos causa de conflictos o que no resultase tan dura en algunas cuestiones que el mundo nos plantea como conquistas de los nuevos tiempos. Pero, esto, no es nuevo. Ya el Señor, desde el mismo día de su nacimiento, fue causa de decepción para unos y de indiferencia para otros. Lo soñaban venir entre oropeles y, al final, resultó hacerse presente en la humildad de un establo.
 
Y es que, Dios, desea que nuestro amor hacia Él sea un cariño sin fisuras, sin componendas, sin regateos: o le amamos con todas las consecuencias… o siempre nos faltará algo para ser totalmente de Él. ¿Qué Dios exige? ¿Qué terreno profesional, puesto de trabajo, responsabilidad no exige unos mínimos y máximos si se quiere ascender?
 
Quien desee superarse a sí mismo, quien desee ser reconocido (por su buen hacer, destreza, laboriosidad, creatividad, empeño, etc.) tendrá que cuidar hasta el más mínimo detalle. Aquello del libro del Principito “lo esencial se escapa a la vista de los ojos” se dio en el joven rico del que nos habla la Palabra de Dios.
 
Cumplía, prácticamente, todos los requisitos. Y, entre otras cosas, por lo menos le preocupaba el final de sus días: la vida eterna. Pero, consultando en su agenda, fue apuntándose tantos. Y, cuando se la presentó a Jesús, resulta que no reparó en algo importante: el desprendimiento. La riqueza le tenía atado, entre las rejas de su propio tesoro. Quería vida eterna pero no quería renunciar a los bienes terrenos. Quería vida eterna, pero pensando que iba a vivir eternamente, con sus riquezas, en la tierra. ¿Dónde estaba su pensamiento y su Dios?
 
La riqueza cuando es bien empleada y es nuestra sirvienta, se convierte en causa y fuente de felicidad. Con ella vivimos dignamente, salimos al encuentro de las necesidades de los demás o podemos incluso hacer frente a diversos proyectos solidarios. Pero, la riqueza, también puede ser causa de desdicha: cuando estamos más pendientes del tener que del ser. Cuando, el acaparar, nos distancia del evangelio e incluso nos hace ser fuertes ante los demás, no por lo que damos, sino por lo que aparentamos.
 
A todos, sacerdotes y laicos, siempre nos falta “esa cosa” de la cual nos habla el Evangelio. Siempre tendremos un “pero” al que responder. Y es que, esa cosa, es ni más ni menos aquello a lo que vivimos aferrados. Todos tenemos algo de lo qué desprendernos: genio, carácter, dinero, soberbia, pensamientos, actitudes, tristezas, pesimismos, etc. En algo de esto, todos, somos tremendamente acaudalados.
 
Muchos creen que, la Iglesia de Jesús, sería más creíble si se desprendiese de tantas riquezas artísticas que la historia de la fe ha ido dejando caer en ella. Puede ser. Aun así, y a continuación, buscaríamos otra excusa para no seguir sus indicaciones. ¿Que a la Iglesia le faltará siempre algo para ser más perfecta, santa, auténtica? Puede ser. Desde el momento en el que está formada por personas y no por “dioses” correrá ese riesgo.
 
Pero lo importante es que todos nos planteemos de vez en cuando algo que la sociedad olvida y relega a un segundo o tercer plano: “¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?”.
 
“Dime de qué presumes y te diré de qué careces”. Éste puede ser el resumen del evangelio de este día. Pidamos al Señor que, en nuestro seguimiento a su persona, lejos de enorgullecernos de lo que cumplimos bien y meticulosamente, nos interroguemos sobre aquellos aspectos que debiéramos de mejorar para ser totalmente suyos. ¿Lo intentamos?
(P. Javier Leoz)
 
De los envíos del P. Natalio
El mal y los problemas
La tormenta es un buen símbolo para nuestras crisis, angustias y pérdidas. En fin, para todo lo que se presenta como algo doloroso e indeseable en tu vida. Pero son inevitables. Lo bueno es que descubras en ellas el lado positivo, porque en torno al mal y al problema existe en ti y en los demás mucho bien: valores, posibilidades, capacidades… y un Dios que te ama y protege.
 
Un predicador desplegó ante su auditorio una hoja blanca de grandes dimensiones que tenía un punto negro en el centro, —¿Qué ven? preguntó. —Un puntito negro, contestó el auditorio, casi con unanimidad. Comentó el predicador, quejosamente: —¿Es posible que nadie haya visto todo el blanco de la hoja? Damos tantas vueltas alrededor del mal y de nuestros problemas que olvidamos que a nuestro lado está el buen Padre Dios, dispuesto siempre a ayudamos a cambiar de mentalidad y de vida para llegar a ser los hijos que su amor proyectó cuando nos creó. ¿Realmente creemos que estamos en la presencia de Dios?
 
En Dios vivimos, nos movemos y existimos. Él nos envuelve enteramente. Es el buen pastor lleno de amor y misericordia que te acompaña siempre, especialmente cuando cruzas las oscuras quebradas de la vida. El salmo 121 podría titularse: “Dios, mi guarda-espaldas”. Confía en él que “te guarda a su sombra y está a tu derecha”. 
* Padre Natalio
 
Poesía
Desolación
 
Tu silencio, Señor, sabe a tormento
que prolonga los bordes de la herida.
Hay una noche-noche renegrida
donde todo es ausencia y descontento.
 
Vaga sin rumbo el alma y su lamento
ciega los pasos hacia la salida.
La sed es honda y honda la dolida
vaciedad sin consuelo ni alimento.
 
Las manos torpes pierden lo ya asido.
La memoria no atisba en el pasado
y hacia adelante todo es sin sentido.
 
¿Hasta cuándo, Señor, seré humillado
en esta oscuridad donde resido?
Soy hermano de Job, crucificado.
(P. Osvaldo Pol S.J.)
 
Nuevo vídeo y artículo
 
Hay un nuevo vídeo subido al blog
de "Pequeñas Semillitas" en internet.
Para verlo tienes que ir al final de esta página:
 
Hay nuevo material publicado en el blog
"Juan Pablo II inolvidable"
Puedes acceder en la dirección:
 
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
Para que quede bien claro que el Rosario nos conduce a Jesús, el Papa San Juan Pablo II agregó los "misterios luminosos" a los tres ciclos tradicionales: misterios gozosos, dolorosos y gloriosos. Los misterios luminosos van desde el Bautismo hasta la Institución de la Eucaristía, pasando por Caná, la predicación del Reino y la Transfiguración. (...)
En 1569, uno de los predecesores de Juan Pablo II, el Papa Pío V, había alentado solemnemente el rezo del Rosario y las cofradías que se consagraban a él. En Roma, el primer domingo de cada mes, las cofradías del Rosario se reunieron  y organizaron procesiones.
El domingo 7 de octubre de 1571, la intención fue enteramente encontrada: que la amenaza turca al mundo cristiano fuera rechazada. Ese día la flota turca fue derrotada cerca de Lepanto. La oración y la victoria fueron asociadas. Se instituyó una fiesta litúrgica que se extendió al calendario universal en 1716.
Todos los Papas, desde Pío V, han recomendado el rezo del Rosario. El Papa Benedicto XVI dijo: "El Rosario es una oración contemplativa accesible a todos”.
Sigamos rezando el Rosario todos los días, pero muy especialmente en este mes de octubre, mes del Santo Rosario.
 
Agradecimientos
Imaginemos que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.
 
 Desde Santiago, Chile, Sylvia S. quiere agradecer, en primer lugar a Dios, y luego a todos los que vienen rezando por ella, que padece un melanoma (cáncer en la piel), el cual, gracias al Altísimo, se está reduciendo de tamaño con los tratamientos de inmunoterapia. Nos sumamos a la oración de acción de gracias... y seguiremos rezando por la remisión total del proceso.
 
  Desde Rosario, Argentina, nos llega el agradecimiento a Dios y a la Santísima Virgen por el sacramento del Matrimonio que hoy celebran Mercedes y Sebastián, que ya venían conviviendo y ahora consagran su amor ante el altar. Alabado sea el Señor y que siempre los acompañe unidos en la vida.
 
Año de San José
San José, hombre justo y modelo de virtudes,
es el Patrono Universal de la santa Iglesia,
y por lo tanto de todos nosotros.
Es el santo que tuvo en la tierra
la misión más grande y noble:
proteger al Niño Dios y su Santísima Madre.
 
Octubre 10
Señor, mira con bondad a tu pueblo y, por la intercesión del Corazón de María, libéranos de todo mal, y consérvanos fieles a tu Palabra como lo fue el patriarca san José. Amén.
(P. Florentín Brusa, cmf)
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
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AMDG

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