jueves, 24 de junio de 2021

Pequeñas Semillitas 4710

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 16 - Número 4710 ~ Jueves 24 de Junio de 2021.
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Lo último que se puede perder en el mundo, es la esperanza. Desgraciadamente, esta vitamina, es un bien escaso en el entorno donde nos desenvolvemos.
¡Son tantas las promesas incumplidas!  ¡Es tanto lo que se nos dice, y tan poco lo que se hace!  ¡Tan pocas las voces que inviten a la alegría auténtica y no adulterada!
El pueblo, en aquel momento del nacimiento del Bautista, estaba expectante. Ansiaba una palabra de aliento. Oteaba el cielo con el único afán de que, abriéndose sus puertas, bajase una voz que alentase, animase y levantase a todo oprimido.
La grandeza de Juan Bautista fue que supo desaparecer para que brillase, más tarde, la auténtica luz. Fue como ese cirio de cera que, para iluminar la belleza, se desgasta aún a riesgo de desaparecer.
Su voz, en el árido desierto, impresionará ante la llegada del Salvador. Austero y huyendo de toda riqueza, predicador y elocuente, incisivo y certero, sabía que su misión era precisamente preparar los caminos para que, el Mesías, entrase sin muchas complicaciones ni contratiempos en la vida de los que esperaban un salvador.
¡Juan Bautista, el vocero de Dios!
(Padre Javier Leoz)
 
¡Buenos días María!
La Iglesia llama a María: “Causa de nuestra alegría”, pues es María la que porta a Jesús, y donde Ella llega, también llega Jesús, que es la Alegría del Cielo.
Cuando la Virgen fue a visitar a su prima Santa Isabel, el niño que llevaba en el seno Isabel, saltó de gozo y de alegría en su vientre al escuchar la voz de la Virgen.
También los invitados de las Bodas de Caná, se llenaron de alegría por beber aquel vino tan bueno, que fue obtenido por la intercesión de María.
Y en Pentecostés, fue por María que el Espíritu Santo descendió con todo su poder al grupo apostólico, y derramó sus Dones y su Alegría, de modo que quienes oían a los apóstoles, decían que estaban ebrios.
Y es siempre María la que nos trae la alegría a nuestra vida y a nuestro hogar. Por eso no tardemos en abrirle las puertas de nuestro corazón y de nuestra casa a la Virgen, que Ella los convertirá en moradas de paz y de alegría, y viviremos felices aún en medio de las pruebas de esta vida.
Cuando la tristeza nos quiera ganar el corazón, invoquemos a María y, mejor aún, cantemos cánticos marianos, y veremos cómo la tristeza de esfuma y vuelve la paz y la alegría a nuestros corazones atribulados.
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Isaías 49,1-6
 
Salmo: Sal 139 (138) 1-3.13-14ab.14c-15
 
Segunda Lectura: Hechos de los Apóstoles 13,22-26
 
SANTO EVANGELIO: Lc 1,57-66.80
Se le cumplió a Isabel el tiempo de dar a luz, y tuvo un hijo. Oyeron sus vecinos y parientes que el Señor le había hecho gran misericordia, y se congratulaban con ella. Y sucedió que al octavo día fueron a circuncidar al niño, y querían ponerle el nombre de su padre, Zacarías, pero su madre, tomando la palabra, dijo: «No; se ha de llamar Juan». Le decían: «No hay nadie en tu parentela que tenga ese nombre». Y preguntaban por señas a su padre cómo quería que se le llamase. Él pidió una tablilla y escribió: ‘Juan es su nombre’. Y todos quedaron admirados.
Y al punto se abrió su boca y su lengua, y hablaba bendiciendo a Dios. Invadió el temor a todos sus vecinos, y en toda la montaña de Judea se comentaban todas estas cosas; todos los que las oían las grababan en su corazón, diciendo: «Pues ¿qué será este niño?». Porque, en efecto, la mano del Señor estaba con él. El niño crecía y su espíritu se fortalecía; vivió en los desiertos hasta el día de su manifestación a Israel.
 
Comentario:
Hoy, celebramos solemnemente el nacimiento del Bautista. San Juan es un hombre de grandes contrastes: vive el silencio del desierto, pero desde allí mueve las masas y las invita con voz convincente a la conversión; es humilde para reconocer que él tan sólo es la voz, no la Palabra, pero no tiene pelos en la lengua y es capaz de acusar y denunciar las injusticias incluso a los mismos reyes; invita a sus discípulos a ir hacia Jesús, pero no rechaza conversar con el rey Herodes mientras está en prisión. Silencioso y humilde, es también valiente y decidido hasta derramar su sangre. ¡Juan Bautista es un gran hombre!, el mayor de los nacidos de mujer, así lo elogiará Jesús; pero solamente es el precursor de Cristo.
Quizás el secreto de su grandeza está en su conciencia de saberse elegido por Dios; así lo expresa el evangelista: «El niño crecía y su espíritu se fortalecía; vivió en los desiertos hasta el día de su manifestación a Israel» (Lc 1,80). Toda su niñez y juventud estuvo marcada por la conciencia de su misión: dar testimonio; y lo hace bautizando a Cristo en el Jordán, preparando para el Señor un pueblo bien dispuesto y, al final de su vida, derramando su sangre en favor de la verdad. Con nuestro conocimiento de Juan, podemos responder a la pregunta de sus contemporáneos: «¿Qué será este niño?» (Lc 1,66).
Todos nosotros, por el bautismo, hemos sido elegidos y enviados a dar testimonio del Señor. En un ambiente de indiferencia, san Juan es modelo y ayuda para nosotros; san Agustín nos dice: «Admira a Juan cuanto te sea posible, pues lo que admiras aprovecha a Cristo. Aprovecha a Cristo, repito, no porqué tú le ofrezcas algo a Él, sino para progresar tú en Él». En Juan, sus actitudes de Precursor, manifestadas en su oración atenta al Espíritu, en su fortaleza y su humildad, nos ayudan a abrir horizontes nuevos de santidad para nosotros y para nuestros hermanos.
* Rev. D. Joan MARTÍNEZ Porcel (Barcelona, España)
 
Santoral Católico:
Natividad de san Juan Bautista
Solemnidad Litúrgica
Seis meses antes de la Natividad del Señor celebramos la de su Precursor. Refiere San Lucas que Isabel era estéril y que tanto ella como Zacarías eran de edad avanzada. Pero un día en que él oficiaba en el templo de Jerusalén, se le apareció un ángel que le dijo: «Tu mujer te dará un hijo y le pondrás por nombre Juan». Tiempo después, en la Anunciación, el ángel Gabriel dijo a María que su pariente Isabel estaba en el sexto mes de embarazo. María marchó presurosa a Ain Karem, entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Al oír ésta el saludo de María, saltó de gozo el hijo que llevaba en su seno. Cuando se le cumplió el tiempo, Isabel dio a luz un hijo, de quien profetizó su padre: «Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos». Juan vivió en el desierto hasta el momento de empezar su predicación. De él dijo Jesús: «Entre los nacidos de mujer, ninguno mayor que Juan Bautista».
Oración: Oh Dios, que suscitaste a san Juan Bautista para que preparase a Cristo, el Señor, un pueblo bien dispuesto, concede a tu familia el don de la alegría espiritual y dirige la voluntad de tus hijos por el camino de la salvación y de la paz. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Para más información hacer clic acá.
* Directorio Franciscano – Aciprensa – Catholic.net
 
Pensamiento del día 
“¿Qué tenéis vosotros que temer,
si este Sagrado Corazón
os rodea con su poder, como con un muro
inexpugnable a los asaltos del enemigo?”
(Santa Margarita Maria de Alacoque)
 
Tema del día:
Algo de la historia del Bautista
La vocación profética de San Juan Bautista está rodeada, desde el vientre materno, de eventos extraordinarios que preparan el nacimiento de Jesús. El Evangelio de Lucas (1, 39-45) relata que su madre Isabel, mientras estaba embarazada, había recibido la visita de María, quien a su vez ya estaba en espera de Jesús, y que Juan exultó de alegría en el seno materno ante la voz de María.
 
Isabel era estéril y ya anciana. Había sido el arcángel Gabriel quien le había anunciado a su marido Zacarías, el nacimiento de un hijo: “No temas Zacarías – le había dicho –tu oración ha sido escuchada y tu mujer Isabel te dará un hijo al que llamarás Juan. Tendrás alegría y exultación y muchos se alegrarán por su nacimiento, puesto que será grande ante el Señor”.
 
Juan Bautista se presenta a sí mismo
“Voz de uno que grita en el desierto: ¡Preparen el camino del Señor, allanen sus senderos!”. Juan Bautista se definía así a sí mismo y su misión. Los Evangelios nos dicen que vivía en el desierto, vestido con piel de camello, comía langostas y miel silvestre, hacía penitencia y predicaba invitando a la conversión. Un día, a orillas del río Jordán, se produce el encuentro con el mismo Mesías que le pide ser bautizado él también. Es un bautismo de penitencia el que realiza Juan y que es figura del Bautismo según el Espíritu. “Yo los bautizo con agua para la conversión –decía a sus discípulos– pero el que viene después de mí es más poderoso que yo y yo ni siquiera soy digno de desatar los lazos de sus sandalias. Y él los bautizará en Espíritu Santo y fuego”.
 
Y después de haber bautizado al Salvador revelaba: “Ahora mi alegría es completa. Él debe crecer y yo, en cambio, disminuir”. Había cumplido su misión.
 
Un hombre justo y el precio de la verdad
Juan Bautista ama la verdad y por esto muere decapitado en prisión. Lo había hecho arrestar el Rey Herodes a causa de Herodías, esposa de su hermano Felipe, que se había casado con ella. En efecto Juan, le había recordado que era ilícito estar con la mujer de su hermano. Herodes, reconociendo en él a un hombre justo, no habría querido mandarlo a matar. Pero Herodías tuvo las de ganar, convenciendo a la hija para que pidiera, como premio por su danza en un banquete, preciosamente la cabeza del Bautista.
 
Un culto muy difundido
La cabeza de San Juan Bautista, llamado por esta razón “degollado”, se conserva en la actualidad en la iglesia de San Silvestre in Capite en Roma, pero privada de la mandíbula, que se encuentra en la catedral de San Lorenzo de Viterbo.
 
El culto de San Juan Bautista se difundió muy pronto en toda la cristiandad; muchas ciudades tomaron el nombre y lo eligieron como patrono entre las cuales, en Italia, Turín, Florencia, Génova y Ragusa.
 
Juan Bautista es el santo más representado en el arte de todos los siglos, con frecuencia retratado siendo niño junto al pequeño Jesús.
(Fuente: Vatican News)
 
Mes del Sagrado Corazón de Jesús
Día 24. – Acciones útiles
¿Cuáles han sido los dos grandes deseos del Corazón de Jesús? La gloria del Padre y la salvación de las almas. Por la gloria del Padre, Jesús, con doce años, se encuentra con los doctores del templo; por su gloria recorre toda Palestina, bendiciendo y curando, y cuando llega la hora del suplicio, alza los ojos al cielo y reza: "Padre, yo te he glorificado en la Tierra donde he cumplido la obra que me has confiado. Padre, yo he manifestado tu Nombre a los hombres que me has dado. Santifícalos en la verdad. Con estas pocas palabras, Jesús explica su gran misión: Darle mayor gloria al eterno Padre y salvar las almas perdidas."
Proponte ofrecer cada día al Señor tus acciones y hacerlas con el único fin de darle gloria, de agradarle.
* Web Católico de Javier
 
Año de San José 
San José, hombre justo y modelo de virtudes,
es el Patrono Universal de la santa Iglesia,
y por lo tanto de todos nosotros.
Es el santo que tuvo en la tierra
la misión más grande y noble:
proteger al Niño Dios y su Santísima Madre.
 
Junio 24
Comunícanos también, glorioso san José, esa laboriosidad que no te permitió perder tiempo en la vida, confiando siempre en la providencia del Padre. Que en todo momento no nos olvidemos del prójimo. Amén.
(P. Florentín Brusa, cmf)
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
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