martes, 8 de diciembre de 2020

Pequeñas Semillitas 4524

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 15 - Número 4524 ~ Martes 8 de Diciembre de 2020
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Hoy celebramos la fiesta de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María. Es el dogma de fe que declara que por una gracia singular de Dios, María fue preservada de todo pecado, desde su concepción.
El dogma fue proclamado por el Papa Pío IX el 8 de diciembre de 1854, en su bula ‘Ineffabilis Deus’: "...declaramos, proclamamos y definimos que la doctrina que sostiene que la beatísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús Salvador del género humano, está revelada por Dios y debe ser por tanto firme y constantemente creída por todos los fieles..."
La Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María tiene un doble llamado para nosotros:
1- Nos llama a la purificación. Ser puros para que Jesús resida en nosotros.
2- Nos llama a la consagración al Corazón Inmaculado de María, lugar seguro para alcanzar conocimiento perfecto de Cristo y camino seguro para ser llenos del Espíritu Santo.
 
¡Buenos días!
A  María Inmaculada
San Francisco de Asís decía: “Cuando digo el Avemaría, los cielos sonríen, los ángeles cantan y los demonios tiemblan y huyen”. Don Bosco recordaba a los chicos: “María nos asegura que, si somos devotos suyos, nos tendrá como hijos suyos, nos cubrirá con su manto, nos colmará de bendiciones en este mundo, para obtenernos después el Paraíso”. Te presento hoy una sencilla y hermosa oración para celebrar a nuestra Madre Inmaculada.
 
Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza. A ti celestial princesa, Virgen Sagrada María, yo te ofrezco en este día, alma, vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía.
 
Concluye esta breve plegaria con un acto de gran confianza: la entrega y abandono en su poderosa protección e intercesión maternal. ¿Por qué no memorizarla y decirla al menos una vez cada día? “Que el nombre de María sea alegría para tu corazón, miel para tus labios y melodía para tus oídos”, como decía san Antonio de Padua.
* Enviado por el P. Natalio
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Génesis 3:9-15, 20
 
Salmo: Sal 98:1-4
 
Segunda Lectura: Efesios 1:3-6, 11-12
 
Santo Evangelio: Lc 1,26-38
En aquel tiempo, fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.
Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo». Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin». María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?». El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y éste es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios». Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». Y el ángel dejándola se fue.
 
Comentario:
Hoy, el Evangelio toca un acorde compuesto por tres notas. Tres notas no siempre bien afinadas en nuestra sociedad: la del hacer, la de la amistad y la de la coherencia de vida. Hoy día hacemos muchas cosas, pero, ¿tenemos un proyecto? Hoy, que navegamos en la sociedad de la comunicación, ¿tiene cabida en nuestros corazones la soledad? Hoy, en la era de la información, ¿nos permite ésta dar forma a nuestra personalidad?
Un proyecto. María, una mujer «desposada con un hombre llamado José, de la casa de David» (Lc 1,28). María tiene un proyecto. Evidentemente, de proporciones humanas. Sin embargo, Dios irrumpe en su vida para presentarle otro proyecto... de proporciones divinas. También hoy, quiere entrar en nuestra vida y dar proporciones divinas a nuestro quehacer humano.
Una presencia. «No temas, María» (Lc 1,30). ¡No construyamos de cualquier manera! No fuera caso que la adicción al “hacer” escondiera un vacío. El matrimonio, la vida de servicio, la profesión no han de ser una huida hacia adelante. «Llena de gracia, el Señor está contigo» (Lc 1,28). Presencia que acompaña y da sentido. Confianza en Dios, que —de rebote— nos lleva a la confianza con los otros. Amistad con Dios que renueva la amistad con los otros.
Formarnos. Hoy día, que recibimos tantos estímulos con frecuencia contrapuestos, es necesario dar forma y unidad a nuestra vida. María, dice san Luis María Grignion, «es el molde vivo de Dios». Hay dos maneras de hacer una escultura, expone Grignion: una, más ardua, a base de golpes de cincel. La otra, sirviéndose de un molde. Ésta segunda es más sencilla. Pero el éxito está en que la materia sea maleable y que el molde dibuje con perfección la imagen. María es el molde perfecto. ¿Acudimos a Ella siendo nosotros materia maleable?
* Rev. D. David COMPTE i Verdaguer (Manlleu, Barcelona, España)
 
Santoral Católico:
La Inmaculada Concepción
de la Virgen María
Solemnidad
El 8 de diciembre de 1854, Pío IX definió este dogma con las siguientes palabras: «Para honor de la santa e indivisa Trinidad..., declaramos, proclamamos y definimos que la doctrina que sostiene que la beatísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Cristo Jesús Salvador del género humano, está revelada por Dios y debe ser por tanto firme y constantemente creída por todos los fieles». Antes, la Orden Franciscana, en su Capítulo celebrado en Toledo el año 1645, «escogió a la bienaventurada Virgen María, Madre de Dios, en cuanto la confesamos y celebramos inmune de la culpa original en su misma Concepción, como Patrona singular de toda la Orden de los Frailes Menores». Y aquello no fue una novedad rara en la historia de la familia franciscana, que desde sus primeros tiempos se distinguió como defensora acérrima de este privilegio sin par de María. El beato Juan Duns Escoto fue su adalid, y la campaña por él iniciada la prosiguió la Orden, sin desmayos, a lo largo de los siglos.
Oración: Oh Dios, que por la concepción inmaculada de la Virgen María preparaste a tu Hijo una digna morada, y en previsión de la muerte de tu Hijo la preservaste de todo pecado, concédenos, por su intercesión, llegar a ti limpios de todas nuestras culpas. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Para más información hacer clic acá.
* Directorio Franciscano – Aciprensa – Catholic.net
 
Virgen de los Milagros de Caacupé
Patrona de Paraguay
Es una variante de la advocación mariana de la Inmaculada venerada en la localidad homónima, donde tiene una basílica católica inaugurada el 8 de diciembre de 1765 que se ha convertido en un lugar de peregrinación de numerosos creyentes de Paraguay, país del que es patrona.
Alrededor del año 1600, un indio converso, de oficio escultor, se internó en el monte y se encontró con una partida de salvajes Mbayaes de los cuales logró escapar, ocultándose tras un grueso tronco. En los angustiosos momentos que pasó en su escondite, pidió a la Virgen salir con vida de aquella situación. Una vez libre de aquel riesgo, labró una imagen con el mismo tronco que le había cobijado como le prometió a la Virgen.
En el año 1603, el lago Tapaicuá se desbordó e inundó todo el valle de Pirayú arrasando todo lo que estaba a su paso, incluso la imagen de la Virgen. Sin embargo, al retroceder las aguas milagrosamente apareció la imagen de la Virgen que el indio había labrado. Los pobladores comenzaron a difundir su devoción y comenzaron a invocarla con el nombre de "Virgen de los Milagros". Un devoto vecino, llamado José y carpintero de oficio, le preparó una modesta ermita y en ella empezó a recibir culto la Virgen de Caacupé. La imagen de Nuestra Señora de Caacupé es pequeña, de poco más de cincuenta centímetros. Es Inmaculada y sus pies descansan sobre una pequeña esfera, ciñendo su talle una faja blanca de seda.
Cada 8 de diciembre se celebra la fiesta de María de Caacupé y los peregrinos llegan por millares al Santuario a demostrar su amor y gratitud a la Madre de todos, a la "Virgen Azul de Paraguay".
 
Pensamiento del día
“Cuando hablamos del dogma de la Inmaculada Concepción no nos referimos a la concepción de Jesús, quien, claro está, también fue concebido sin pecado. El dogma declara que María quedó preservada de toda carencia de gracia santificante desde que fue concebida en el vientre de su madre Santa Ana. Es decir: María es la “llena de gracia” desde su concepción”
 
Tema del día:
María Inmaculada
Bienaventurada ante los ojos de Dios y, hermosa, fiel, pura y radiante ante los ojos de todos nosotros, el pueblo cristiano que, desde los primeros siglos la hemos visto como un sendero para llegar a Dios, un vientre virginal en el que Dios se hizo carne, unas manos divinas y humanas a la vez que salen a nuestro encuentro con un solo objetivo: llevarnos a Dios.
 
Pero, la Virgen en su Inmaculada Concepción, no es para contemplarla. Ella es un continente pero, el contenido, es Cristo. No podemos conformarnos con dejarla elevada en la hornacina (como si fuera un expositor de perlas preciosas). María nos da una gran lección: hay que fiarse de Dios; hay que confiar en Dios; hay que ponerse en camino y Dios hará obras grandes. Dios, en definitiva, hará lo demás.
 
Hoy, en este 8 de diciembre, la figura de María emerge rodeada de belleza y de hermosura. ¡Es posible creer en Dios y esperar en Dios! ¡Es posible deshacernos para que Dios se haga! ¡Es posible, inesperadamente, recibir un aviso de Dios y, de repente, convertirnos en aliados de su causa!
 
Así lo sintió María y así lo vivió María: tocada por Dios, inesperadamente llamada a ser Madre de Cristo y volcada de lleno en su misión. ¡Bendita Tú, Inmaculada Concepción!
 
Y, en este Misterio, el pueblo sencillo y llano siempre ha visto a la Virgen como una vasija limpia, resplandeciente, valiosa y pura. ¿Por qué? Porque, ni más ni menos, en ese recipiente Dios echó el contenido del Verbo Encarnado. Porque Dios, al encontrarse con la sencillez y la obediencia, la pureza y la alegría, la disponibilidad y la entrega… se topó, además, con un cuerpo virginal al que sólo llegó la bondad y el poder de Dios. ¡Bendita, tu María, por tu pureza!
 
Al mirar a María (en los aledaños de la Navidad); al acercarnos a María rodeada de limpieza interna y externa, tenemos que pensar que es posible ser feliz de una manera diferente. Que el estercolero, en el que a veces se convierten las ofertas para ser felices incluso vendiendo la dignidad humana, no son precisamente un horizonte de paz ni de bienestar. En estos tiempos en los que tanto y tanto se habla de la violencia de género, resplandece la dignidad de una mujer que fue elevada al colmo de las dignidades: ser ella misma pero llena de Dios, llena de hermosura, llena de gracia.
 
Sí, amigos; ésta, María, es la mujer que a Dios enamoró. Es la mujer que, Aquel que se anunció durante siglos, acogió en sus entrañas. Es la mujer que, transparente en cuerpo, alma, vida y actitudes, nos enseña que el camino para llegar a Dios no es otro que el de la confianza y la esperanza en El.
 
¿Seremos capaces, como María, de optar por Dios? ¿No estaremos cerrando las ventanas de “nuestro Nazaret” para que Dios no nos complique la existencia?
 
Ante la realidad del mal en el mundo (y mira que existe y en abundancia) volvamos nuestros ojos a María. Necesitamos un poco de luz en medio de la oscuridad; un poco de belleza (incluso artística, divina y humana a la vez) en medio de tanta basura que la sociedad del consumo (material y carnal) nos ofrece.
 
Necesitamos, un personaje como María, que nos ayude a recuperar el sentido cristiano de la Navidad: limpios por dentro y bien dispuestos por fuera. ¡Viene el Señor! ¡María nos acompaña! ¡Bienaventurada, María! ¡Bienaventurada tu pureza!
 
(P. Javier Leoz)
 
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Meditaciones de Adviento
Así llamó el profeta Isaías a Jesucristo: el hombre de dolores; sí, porque este hombre fue engendrado para padecer, y desde niño comenzó a sufrir los mayores dolores que jamás habían sufrido los otros.
El primer hombre, Adán, tuvo algún tiempo en que gozó en esta tierra las delicias del paraíso terrenal. Pero el segundo Adán, Jesucristo, no tuvo momento alguno de su vida que no estuviese lleno de afanes y agonías; habiéndole ya afligido desde niño la vista funesta de todas las penas e ignominias que debía padecer en su vida, y especialmente después en su muerte, sumergido en una tempestad de dolores y oprobios; como ya predijo David por aquellas palabras: He llegado a alta mar, y la tempestad me vio anegado. “Y se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz” (Flp. 2, 8).
Jesucristo desde el vientre de María aceptó la obediencia dada a él por el Padre, acerca de su pasión y muerte: pues que desde el vientre de María previó los azotes, y ofreció a estos sus carnes: previó las espinas y ofrecióles su cabeza: previó las bofetadas y ofreció sus mejillas: previó los clavos y ofreció las manos y los pies: previó la cruz y ofreció su vida.
De aquí fue, que nuestro Redentor desde la primera infancia, en todos los momentos de su vida padeció un continuo martirio, y este le ofreció sin cesar por nosotros al eterno Padre.
Pero lo que más le afligió fue la vista de los pecados que debían cometer los hombres, aun después de su penosa redención. Conocía bien con su luz divina la malicia de todos los pecados, y para quitarlos venía al mundo; mas viendo además un número grande que se habían de cometer después, esto dio mayor pena al corazón de Jesús, que las penas que han padecido y padecerán todos los hombres de la tierra.
(San Alfonso María de Ligorio)
 
¡Hasta mañana! con Madre Teresa
Diciembre 8
Recita el Rosario cada día, por las calles, con una tierna devoción a María. Hay que volar desde ella para tener su ayuda, cuando nuestro trabajo por las almas se haga difícil.
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
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~AMDG~

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