PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año
15 - Número 4414 ~ Jueves 13 Agosto de 2020
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Vive
al compás del tiempo. Acelerarse para terminar una cosa a fin de poder pasar a
otra "más importante" es una verdadera locura.
Hay
un tiempo para hacer y un tiempo para no hacer nada. No subestimes el tiempo
que pasas en el porche balanceándote en la mecedora. Son regalos sencillos que
puedes hacerte a ti mismo y a los demás.
Vive
consciente y deliberadamente. Si olvidas esto perderás el control sobre tu
propia vida.
Aprende
a valorar las cosas espirituales por encima de las materiales. Las espirituales
perduran, cuestan menos y duran más.
¡Buenos días!
El espejo que embellece
En el antiguo templo de Apolo en la isla de Delos,
había una inscripción que decía: “Conócete a ti mismo”. Los filósofos griegos
afirmaron que quien se conoce es un sabio porque, al descubrir esa mezcla
extraña de grandeza y miseria que hay en cada uno, sabe ubicarse y relacionarse
adecuadamente con todo su entorno.
El horrible ogro odiado
por todos compró en la tienda un gran espejo y lo fijó en una pared de su
castillo. Podía verse en él de cuerpo entero. El vendedor le había asegurado:
“Este espejo lo embellecerá, mi buen señor, se verá usted en él como siempre quiso
verse”. Pasaba horas el repulsivo señor frente al espejo, comprobando sus
bondades. Podía verse allí como siempre había soñado ser. Cambió el ogro su
mirada sobre sí mismo y consiguió que todos lo vieran distinto, aunque su
cuerpo no se había transformado. Ya no era tan horrible ni odiado por todos,
porque había aprendido a apreciarse y quererse frente al espejo.
La moraleja de esta parábola es muy sabia: “Conócete
a ti mismo con amor, para que los demás comiencen a quererte”. El conocimiento
de tus fortalezas y debilidades es básico: con un ojo en tus virtudes para
conservarlas y darles brillo, y con el otro en tus debilidades para
neutralizarlas, ponte a realizar el proyecto de Dios sobre tu vida.
* Enviado por el P.
Natalio
La Palabra de Dios
Lecturas del día
♥ Primera Lectura: Ezequiel 12:1-2
♥ Salmo: Sal 78:56-59, 61-62
♥ Santo Evangelio: Mt 18,21—19,1
En aquel tiempo, Pedro preguntó a Jesús: «Señor,
¿cuántas veces tengo que perdonar las ofensas que me haga mi hermano? ¿Hasta
siete veces?». Dícele Jesús: «No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta
veces siete. Por eso el Reino de los Cielos es semejante a un rey que quiso
ajustar cuentas con sus siervos. Al empezar a ajustarlas, le fue presentado uno
que le debía 10.000 talentos. Como no tenía con qué pagar, ordenó el señor que
fuese vendido él, su mujer y sus hijos y todo cuanto tenía, y que se le pagase.
Entonces el siervo se echó a sus pies, y postrado le decía: «Ten paciencia
conmigo, que todo te lo pagaré». Movido a compasión el señor de aquel siervo,
le dejó en libertad y le perdonó la deuda.
»Al salir de allí aquel siervo se encontró con uno de
sus compañeros, que le debía cien denarios; le agarró y, ahogándole, le decía:
«Paga lo que debes». Su compañero, cayendo a sus pies, le suplicaba: «Ten
paciencia conmigo, que ya te pagaré». Pero él no quiso, sino que fue y le echó
en la cárcel, hasta que pagase lo que debía. Al ver sus compañeros lo ocurrido,
se entristecieron mucho, y fueron a contar a su señor todo lo sucedido. Su
señor entonces le mandó llamar y le dijo: «Siervo malvado, yo te perdoné a ti
toda aquella deuda porque me lo suplicaste. ¿No debías tú también compadecerte
de tu compañero, del mismo modo que yo me compadecí de ti?». Y encolerizado su
señor, le entregó a los verdugos hasta que pagase todo lo que le debía. Esto
mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si no perdonáis de corazón cada uno
a vuestro hermano».
Y sucedió que, cuando acabó Jesús estos discursos,
partió de Galilea y fue a la región de Judea, al otro lado del Jordán.
♥ Comentario:
Hoy, preguntar «¿cuántas veces tengo que perdonar las
ofensas que me haga mi hermano?» (Mt 18,21), puede significar: —Éstos a quienes
tanto amo, los veo también con manías y caprichos que me molestan, me
importunan cada dos por tres, no me hablan... Y esto un día y otro día. Señor,
¿hasta cuándo los he de aguantar?
Jesús contesta con la lección de la paciencia. En
realidad, los dos colegas coinciden cuando dicen: «Ten paciencia conmigo» (Mt
18,26.29). Mientras la intemperancia del malvado, que ahogaba al otro por poca
cosa, le ocasiona la ruina moral y económica, la paciencia del rey, a la vez
que salva al deudor, a la familia y sus bienes, engrandece la personalidad del
monarca y le genera la confianza de la corte. La reacción del rey, en labios de
Jesús, nos recuerda aquello del libro de los Salmos: «Mas el perdón se halla
junto a ti, para que seas temido» (Sal 130,4).
Está claro que nos hemos de oponer a la injusticia,
y, si es necesario, enérgicamente (soportar el mal sería un indicio de apatía o
de cobardía). Pero la indignación es sana cuando en ella no hay egoísmo, ni
ira, ni necedad, sino deseo recto de defender la verdad. La auténtica paciencia
es la que nos lleva a soportar misericordiosamente la contradicción, la debilidad,
las molestias, las faltas de oportunidad de las personas, de los
acontecimientos o de las cosas. Ser paciente equivale a dominarse a uno mismo.
Los seres susceptibles o violentos no pueden ser pacientes porque ni reflexionan
ni son amos de sí mismos.
La paciencia es una virtud cristiana porque forma
parte del mensaje del Reino de los cielos, y se forja en la experiencia de que
todo el mundo tenemos defectos. Si Pablo nos exhorta a soportarnos los unos a
los otros (cf. Col 3,12-13), Pedro nos recuerda que la paciencia del Señor nos
da la oportunidad de salvarnos (cf. 2Pe 3,15).
Ciertamente, ¡Cuántas veces la paciencia del buen
Dios nos ha perdonado en el confesionario! ¿Siete veces? ¿Setenta veces siete?
¡Quizá más!
* Rev. D. Joan BLADÉ i
Piñol (Barcelona, España)
Santoral Católico:
Santos Ponciano e
Hipólito
Mártires
Los santos mártires Ponciano, papa del año 230 al año
235, e Hipólito, presbítero de la Iglesia de Roma, fueron desaterrados juntos a
Cerdeña, el año 235, por el emperador Maximino el Tracio, que los condenó a
trabajos forzados en las canteras. Allí cumplieron juntos una condena común y,
al parecer, fueron coronados con una misma corona, la del martirio. Después sus
cuerpos fueron trasladados y enterrados en Roma, Ponciano en el cementerio de
Calixto, Hipólito en el cementerio de la Vía Tiburtina. El pontificado de
Ponciano se vio turbado por la continuación del cisma que había provocado el
famoso escritor Hipólito. En el común cautiverio, ambos se reconciliaron antes
de su muerte. Ponciano renunció el año 235 a la sede de Roma, y dejó expedito
el camino para su sucesor san Antero. Hipólito, fecundo escritor, de tendencias
rigoristas, estuvo en desacuerdo con la elección del papa san Calixto I
(217-222), y él mismo fue elegido antipapa. El desatierro a Cerdeña fue el
camino de la reconciliación en la Iglesia.
Oración: Te
rogamos, Señor, que el glorioso martirio de tus santos aumente en nosotros los
deseos de amarte y fortalezca la fe en nuestros corazones. Por Jesucristo,
nuestro Señor. Amén.
Para más información hacer clic acá.
* Directorio Franciscano
– Aciprensa – Catholic.net
Pensamiento del día
“Paradojas
de la vida:
el
tercer mundo se muere de hambre,
mientras
el primero y el segundo
por
exceso de colesterol”
Historias:
El hachero
Había una vez un hachero que se presentó a trabajar
en una maderera. El sueldo era bueno y las condiciones de trabajo mejores aún;
así que el hachero se decidió a hacer buen papel.
El primer día se presentó al capataz, quien le dio un
hacha y le designó una zona. El hombre entusiasmado salió al bosque a talar. En
un solo día cortó 18 árboles.
-Te felicito, dijo el capataz, sigue así.
Animado por las palabras del capataz, el hachero se
decidió a mejorar su propio desempeño al día siguiente; así que esa noche se
acostó bien temprano. A la mañana se
levantó antes que nadie y se fue al bosque. A pesar de todo el empeño, no
consiguió cortar más que 15 árboles.
-Me debo haber cansado -pensó y decidió acostarse con
la puesta del sol. Al amanecer se levantó y decidió batir su marca de 18
árboles. Sin embargo ese día no llegó ni a la mitad.
Al día siguiente fueron 7, luego 5 y el último día
estuvo toda la tarde tratando de voltear su segundo árbol. Inquieto por el
pensamiento del capataz, el hachero se acercó a contarle lo que le estaba
pasando y a jurarle y perjurarle que se esforzaba al límite de desfallecer. El
capataz le preguntó:
-¿Cuándo afilaste tu hacha la última vez?
- ¿Afilar? No tuve tiempo de afilar, estuve muy
ocupado cortando árboles.
Cuántas veces estamos tan ocupados en lo que nos
parece urgente, que le restamos tiempo a lo importante...
Te invito a pensar... ¿Cuál es el hacha de tu vida,
que no estás afilando? ¿En qué estás ocupando tu tiempo, a qué le estás
prestando atención?
Tal vez estamos tan ocupados en querer llegar al
destino, que nos olvidamos de mirar el paisaje...
Biblioteca de archivos
Recuerda que tenemos una Biblioteca de archivos que
ya ha cumplido seis años. Ingresando en ella encontrarás una selección de los
mejores 131 artículos publicados en “Pequeñas Semillitas” que podrás leer o
descargar a tu computadora.
Entre los archivos de texto (pdf) están en forma
completa los documentos papales: "Lumen Fidei", "Evangelii
Gaudium", "Misericordiae Vultus" y "Laudato Si".
También está el Diario de Santa Faustina, hay enlaces para ver 23 películas con
la vida de grandes santos de la Iglesia y numerosos artículos más, de gran
interés para los lectores.
Para acceder a la Biblioteca hacer clic acá.
Nuevo vídeo
Hay
un nuevo vídeo subido al blog
de
"Pequeñas Semillitas" en
internet.
Para
verlo tienes que ir al final de esta página
Meditaciones de
“Pequeñas Semillitas”
Señor, Dios nuestro, Rey. Pastor del pueblo escogido,
pastor de los pobres y pequeños, pastor de las ovejas despreciadas, escúchanos.
Hay todo un clamor que nadie atiende: el clamor de
los que pierden en la guerra, el de los pueblos hambrientos, el de las víctimas
de la peste, el de los extranjeros y refugiados, el de los campesinos y todos
los marginados.
Tú, que no te sientas sobre nadie. Tú, que nos
sientas a todos sobre tus rodillas fuertes y seguras. Tú, que caminas siempre,
acompañando, protegiendo, conduciendo. Resplandece.
Resplandezca tu rostro de hermosura; manifiesta tu
rostro iluminado por el brillo de la misericordia.
Despierta el poder maravilloso de tu corazón
invencible. Y ven a salvarnos. No tienes que hacer un largo viaje, porque
tienes aquí tu cielo, entre nosotros, tus hijos más queridos.
Ven a visitar esta familia, enteramente tuya. Ven y
quédate con nosotros, como uno más de la familia.
Ven, Señor, y danos vida, enséñanos los caminos de la
dicha.
Ven a hacernos libres y enséñanos a amar. Ven, Amor.
¡Hasta mañana! con Madre
Teresa
Agosto 13
¿Cuál es la voluntad de Dios respecto a nosotros?
Debes ser santo. La santidad es el don más grande que Dios nos puede hacer
porque nos ha creado para este fin. Para aquel o aquella que ama, someterse es
más que un deber; es el secreto mismo de la santidad.
FELIPE
-Jardinero
de Dios-
(el más pequeñito de
todos)
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