PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año
15 - Número 4300 ~ Lunes 20 de Abril de 2020
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Hoy
es lunes. No te empeñes en realizar hoy todas las tareas de la semana, ni en
resolver todos los problemas.
En
las horas de este día, podrás hacer cosas maravillosas si las programas
detalladamente y te dedicas a ellas disciplinadamente.
Haz
hoy lo que tengas que hacer, aunque no te agrade realizarlo. Así florecerá tu
voluntad de cumplir con tus compromisos y te disciplinarás para actuar siempre
con responsabilidad.
Deseo
que tengas una excelente semana...
¡Buenos días!
Oración de perdón
Pedir
perdón a Dios por las faltas cometidas ayuda a conocernos con sinceridad. Hay
males en nuestra esfera síquica con los que fácilmente pactamos y nos impiden
adquirir una auténtica madurez. Esta oración es un arma poderosa en la lucha
contra el mal que se oculta en nuestro interior, además atrae la fuerza de Dios
para purificarnos de los malos hábitos.
Señor, recuerdo tu amor y quiero pedirte perdón,
porque quisiste para mí una vida más santa, pero yo elegí la tibieza y la
mediocridad. Pero no quiero quedarme postrado espiritualmente. Sé que allí está
tu mirada de cariño y tus brazos que quieren levantarme. Ten misericordia de
mí, Señor, por tu bondad. Perdóname por el mal que hice y por el bien que no
quise hacer. Piedad de mí, Señor, piedad de mí, que soy frágil e imperfecto. Tú
sabes que te amo. Pero soy débil y vuelvo a caer. Por eso te pido: renuévame
por dentro, santifícame, libérame, límpiame de mi maldad y quedaré más blanco
que la nieve. Amén (P. Fernández).
Es una
oración buena para ambientarte, pero trata de ser concreto. Di, por ejemplo:
perdóname, Señor, mis faltas de amor y de comprensión; por encerrarme en mí
mismo; por las veces que me dejo llevar de la desesperanza; porque constato que
la vanidad motiva con frecuencia mis obras, etc. La gracia del Señor te ayudará
en esta lucha espiritual.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios
Lecturas del día
♥ Primera Lectura: Hechos 4:23-31
♥ Salmo: Sal 2:1-9
♥ Santo Evangelio: Jn 3,1-8
Había entre los fariseos un hombre llamado Nicodemo,
magistrado judío. Fue éste donde Jesús de noche y le dijo: «Rabbí, sabemos que
has venido de Dios como maestro, porque nadie puede realizar las señales que tú
realizas si Dios no está con él». Jesús le respondió: «En verdad, en verdad te
digo: el que no nazca de lo alto no puede ver el Reino de Dios».
Dícele Nicodemo: «¿Cómo puede uno nacer siendo ya
viejo? ¿Puede acaso entrar otra vez en el seno de su madre y nacer?». Respondió
Jesús: «En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de agua y de Espíritu no
puede entrar en el Reino de Dios. Lo nacido de la carne, es carne; lo nacido
del Espíritu, es espíritu. No te asombres de que te haya dicho: ‘Tenéis que
nacer de lo alto’. El viento sopla donde quiere, y oyes su voz, pero no sabes
de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que nace del Espíritu».
♥ Comentario:
Hoy, un «magistrado judío» (Jn 3,1) va al encuentro
de Jesús. El Evangelio dice que lo hace de noche: ¿qué dirían los compañeros si
se enterasen de ello? En la instrucción de Jesús encontramos una catequesis
bautismal, que seguramente circulaba en la comunidad del evangelista.
Hace muy pocos días celebrábamos la vigilia pascual.
Una parte integrante de ella era la celebración del Bautismo, que es la Pascua,
el paso de la muerte a la vida. La bendición solemne del agua y la renovación
de las promesas fueron puntos clave en aquella noche santa.
En el ritual del bautismo hay una inmersión en el
agua (símbolo de la muerte), y una salida del agua (imagen de la nueva vida).
Se es sumergido con el pecado, y se sale de ahí renovado. Esto es lo que Jesús
denomina «nacer de lo alto» o «nacer de nuevo» (cf. Jn 3,3). Esto es “nacer del
agua”, “nacer del Espíritu” o “del soplo del viento...”.
Agua y Espíritu son los dos símbolos empleados por
Jesús. Ambos expresan la acción del Espíritu Santo que purifica y da vida,
limpia y anima, aplaca la sed y respira, suaviza y habla. Agua y Espíritu hacen
una sola cosa.
En cambio, Jesús habla también de la oposición de
carne y Espíritu: «Lo nacido de la carne, es carne; lo nacido del Espíritu, es
espíritu» (Jn 3,6). El hombre carnal nace humanamente cuando aparece aquí
abajo. Pero el hombre espiritual muere a lo que es puramente carnal y nace
espiritualmente en el Bautismo, que es nacer de nuevo y de lo alto. Una bella
fórmula de san Pablo podría ser nuestro lema de reflexión y acción, sobre todo
en este tiempo pascual: «¿O es que ignoráis que cuantos fuimos bautizados en
Cristo Jesús, fuimos bautizados en su muerte? Fuimos, pues, con Él sepultados
por el bautismo en la muerte, a fin de que, al igual que Cristo fue resucitado
de entre los muertos por medio de la gloria del Padre, así también nosotros
vivamos una vida nueva» (Rom 6,3-4).
* Fray Josep Mª MASSANA i Mola OFM (Barcelona, España)
Santoral Católico:
Santa Inés de
Montepulciano
Virgen
Nació cerca de Montepulciano (Toscana, Italia) en la
segunda mitad del siglo XIII de familia noble. Su trayectoria es sorprendente y
se sale de lo habitual. A los 9 años ingresó en el monasterio de las monjas
penitentes «del Saco», así llamadas por su vestido. Cinco años después acompañó
a la maestra de novicias a Proceno, junto a Viterbo, para fundar un monasterio
del que al año siguiente, con 15 años, fue elegida superiora. Sus cualidades y
su santidad, su piedad, ternura e infancia espiritual, sin que le faltaran sufrimientos
e incomprensiones, llamaron la atención de todos. En 1306 volvió a
Montepulciano como superiora del nuevo monasterio allí construido. Pasados unos
años, la comunidad adoptó las Constituciones de las monjas dominicas y se puso
bajo la dirección de los frailes predicadores. En sus últimos años Inés
sobrellevó con gran paciencia los dolores de una enfermedad del aparato
digestivo, y murió el 20 de abril de 1317.
Oración: Oh
Dios, que enriqueciste a tu esposa Santa Inés con un admirable fervor en la oración;
concédenos que, a imitación suya, teniendo siempre en ti nuestro corazón,
podamos conseguir el fruto excelente de sentirnos hijos tuyos. Por Jesucristo,
nuestro Señor. Amén.
Para más información hacer clic acá.
© Directorio Franciscano – Aciprensa –
Catholic.net
Pensamiento del día
"La casualidad es, tal
vez,
el seudónimo que Dios
utiliza
cuando no quiere firmar sus
obras".
(T. Gauthier)
Historias:
Jeanne Marie
Una pobre niña sirvienta en Francia llamada Jeanne
Marie escuchó una vez un sermón sobre las Santas Almas, el cual dejó una
impresión indeleble en su mente. Fue profundamente movida por el pensamiento
del intenso e incesante sufrimiento que soportaban las pobres Almas, y se
horrorizaba al ver cuán cruelmente eran olvidadas y dejadas de lado por sus
amigos de la Tierra.
Otra cosa que la impresionó profundamente es oír que
hay muchas almas que están tan cerca de su liberación, que una sola Misa sería
suficiente para ellas; pero que son retenidas largo tiempo, hasta años, sólo
porque este último y necesario sufragio fue olvidado o negado.
Con una fe simple, Jeanne Marie resolvió que, costara
lo que costara, ella tendría una Misa por las Pobres Almas cada mes, especialmente
por las más cercanas al Cielo. Ella ahorraba un poquito, y a veces con
dificultad, pero nunca falló en su promesa.
En una ocasión fue a París con su patrona, y la niña
cayó enferma, por lo cual se vio obligada a ir al Hospital. Desafortunadamente,
la enfermedad resultó ser de largo tratamiento, y su patrona tuvo que regresar
a casa, deseando que su mucama pronto se reuniera con ella. Cuando al final la
pobre sirvienta pudo dejar el hospital, y allí había dejado todos sus ahorros,
de manera que sólo le quedaba en la mano un franco.
¿Qué hizo? ¿Dónde ir? De repente, un pensamiento
cruzó su mente y se acordó que no había ofrecido ese mes una Misa en favor de
las Pobres Almas. ¡Pero tenía sólo un franco! Apenas le alcanzaría para comer.
Como tenía confianza que las Almas del Purgatorio le ayudarían, fue hasta una
Iglesia y pidió hablar con un sacerdote, para que ofrezca una Misa, en favor de
las Almas del Purgatorio. El aceptó, aunque jamás imaginó que la modesta suma
que la niña ofreció era el único dinero que la pobre niña poseía. Al terminar
el Santo Sacrificio, nuestra heroína dejó la Iglesia. Una cierta tristeza nubló
su rostro, y se sintió totalmente perpleja.
Un joven caballero, tocado por su evidente decepción,
le preguntó si tenía algún problema y si podía ayudarla. Ella le contó su
historia brevemente, y finalizó diciendo cuanto deseaba trabajar. De alguna
manera se sintió consolada por la forma en que el joven la escuchaba, y recobró
la confianza.
"Será un placer ayudarte" dijo."
Conozco una dama que en este momento está buscando una sirvienta. Ven
conmigo". Y dicho esto le guio hasta una casa no muy lejos de allí y le
pidió que ella tocara el timbre, asegurándole que encontraría trabajo.
En respuesta al toque de timbre, la dama de la casa
abrió ella misma la puerta y preguntó a Jeanne Marie que quería.
"Madam" dijo ella, "Me dijeron que usted está buscando una
mucama. No tengo trabajo y me agradaría tener el puesto".
La dama estaba perpleja y replicó: "¿Quién pudo
haberte dicho que necesitaba una mucama? Hace sólo un par de minutos que acabo
de despedir a la que tenía, ¿acaso te has encontrado con ella?"
"No, Madam. La persona que me informó que usted
necesitaba una mucama fue un joven caballero".
"¡Imposible!, exclamó la señora, ningún joven,
de hecho nadie, pudo haberse enterado que necesitaba una mucama".
"Pero madam", dijo la niña, apuntando un
cuadro en la pared "ése es el hombre que me lo dijo".
"¡No, mi niña, ese es mi único hijo, que ha
muerto hace ya más de un año!
"Muerto o no" aseguró la niña," él fue
el que me trajo hasta aquí, y aún me guio hasta la puerta. Vea la cicatriz en
la frente. Lo reconocería donde fuera".
Luego, le contó toda la historia, con su último
franco, y de cómo ella obtenía Misas por las Santas Almas, especialmente por
las más cercanas al Cielo.
Convencida al final de la veracidad de la historia de
Jeanne Marie, la dama la recibió con los brazos abiertos. "Ven, pero no
como mi sirvienta, sino como mi querida hija. Tú has enviado a mi queridísimo
hijo al Cielo. No tengo duda que él fue el que te trajo a mí".
"Pequeñas
Semillitas" por e-mail
Si
lo deseas puedes recibir todos los días "Pequeñas
Semillitas" por correo electrónico.
Las
suscripciones son totalmente gratuitas y solo tienes que solicitarlas
dirigiéndote por e-mail a feluzul@gmail.com
A
todos los que las reciben, los invito a que compartan las "Pequeñas Semillitas" reenviándolas a sus contactos, y de
ese modo ayudan a sembrar en el mundo la alegría del Evangelio.
Meditaciones de
“Pequeñas Semillitas”
"El ángel les dijo: No teman, pues les anuncio
una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: les ha nacido hoy, en la
ciudad de David, un Salvador, que es el Mesías, el Señor". (Lc. 2, 10-11)
La verdadera alegría es el Salvador, Jesús. No vino
para unos pocos privilegiados o iluminados, sino para todo el pueblo.
Todos son llamados a acogerlo, recibirlo. Haciéndolo,
encontrarán la perfecta alegría anunciada por los ángeles.
Se frustran los que piensan hallarlo en rebuscadas
técnicas de meditación oriental, en cursos de espiritualidad sofisticada. Él
está donde menos imaginamos: junto al pesebre, pobre, pequeño, humilde.
Deshace todos nuestros sueños de grandeza con su
simplicidad de niño. ¡Acogerlo es, repito, encontrar la perfecta alegría que
sólo Dios puede dar!
* Sergio J. De Souza
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el
Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes,
diáconos, seminaristas, monjas, religiosas, novicias, catequistas y todos los
que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para
que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto
con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de
Jesús y del Inmaculado Corazón de María;
por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los
cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros
lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente
por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo,
el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras patologías graves; por
el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la
falta de libertad en muchos países del mundo; por las víctimas de catástrofes
naturales; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por
más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las
vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.
En este tiempo pedimos especiales oraciones por todas las personas que en
diversos países del mundo han sido afectadas por el coronavirus, rogando que el
Sagrado Corazón de Jesús nos proteja ante esta terrible pandemia, y que con fe
y esperanza, y siguiendo las indicaciones médicas de prevención, el riesgo de
contagio vaya disminuyendo en todo el planeta.
¡Hasta mañana! con Madre
Teresa
Abril 20
Empieza el día y termínalo con la oración. Ves a
Dios como un niño pequeño que se gira hacia su madre. Si las palabras no te
vienen espontáneamente, di por ejemplo: “Ven, Espíritu Santo, guíame,
protégeme, ilumina mis ideas a fin de que pueda orar”. O también, si te diriges
a la Virgen María, di: “María, Madre de Jesús, sé ahora una madre para mí,
ayúdame a orar”.
FELIPE
-Jardinero
de Dios-
(el más pequeñito de
todos)
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