PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año
15 - Número 4269 ~ Lunes 9 de Marzo de 2020
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
La
Cuaresma que estamos viviendo, y que nos prepara a la alegría de Pascua, no es
un don que hacemos a Dios, sino un don que Dios nos hace.
El
ayuno del que habla el Señor es una llamada a la conversión que nos invita a
creer en Jesucristo, a soñar con un mundo mejor y a trabajar por construirlo.
Cristo
nos recuerda que es tiempo de escucha de la Palabra de Dios, de renovación de
nuestra vida todos los días, de recibir un corazón nuevo, una mentalidad
nueva... El ayuno, la oración, el compartir nos ayudan a encontrar los valores
verdaderos de la vida y acercarnos a Dios y a los demás.
¡Buenos días!
Novicio impaciente
La
oración es la llave que abre los tesoros del cielo. Es el puente siempre
accesible por el que llegamos a Dios. El arte de orar es el arte de amar al
Señor. Pero orar bien es un regalo del Señor. Como los apóstoles implorémoslo
con frecuencia. Pidamos al Padre, por Jesús, que derrame sobre nosotros un
Espíritu de oración y de alabanza. (Zac. 12, 10).
Después de una sesión matinal de oraciones en el
monasterio, el novicio preguntó al abad: —¿Estas oraciones hacen que Dios se
acerque a nosotros? —Te voy a responder con otra pregunta –dijo el abad.
—¿Estas oraciones harán que el sol salga mañana? —¡Claro que no! ¡El sol sale
porque obedece a una ley universal! —Entonces, ahí ésta la respuesta. Dios está
cerca de nosotros, no por las oraciones que recemos. El novicio se enojó:
—¿Entonces estas oraciones son inútiles? —Absolutamente. Si tú no te despiertas
temprano no podrás ver la salida del sol. Si tú no rezas, aunque Dios esté
siempre cerca, no conseguirás notar su presencia.
Para
robustecer tu fe en el Señor que te ama y te acompaña, lee con atención la
Biblia. Al inicio del capítulo 43 de Isaías encontramos esta perla
deslumbrante: “Tú eres de gran precio ante mis ojos, porque eres valioso, y yo
te amo. No temas, yo estoy siempre contigo”. Medítalo, y agradece al Señor su
ternura por ti.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios
Lecturas del día
♥ Primera Lectura: Dan 9, 4b-10
♥ Salmo: Sal 78, 8-9. 11. 13
♥ Santo Evangelio: Lc 6,36-38
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Sed
compasivos, como vuestro Padre es compasivo. No juzguéis y no seréis juzgados,
no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados. Dad y se os
dará; una medida buena, apretada, remecida, rebosante pondrán en el halda de
vuestros vestidos. Porque con la medida con que midáis se os medirá».
♥ Comentario:
Hoy, ¿cómo debe actuar un cristiano ante sus hermanos
y hermanas? Pues mostrando hacia ellos la misma misericordia y amabilidad del
Padre celestial: «Sed compasivos, como vuestro Padre es compasivo» (Lc 6,36).
Jesús dijo, «Yo no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo» (Jn
12,47). Jesucristo ni siquiera juzgó a sus propios verdugos. Al contrario, Él
pensó bien de ellos excusándolos y rezando por ellos: «Padre, perdónales porque
no saben lo que hacen» (Lc 23,34). Como discípulos suyos, estamos invitados a
ser como el Maestro.
Jesús dice en el Evangelio de Mateo: «No juzguéis
para no ser juzgados. ¿Por qué te fijas en la mota del ojo de tu hermano, y no
reparas en la viga que hay en el tuyo» (Mt 7,1.3). La viga es el “no-amor”, el
“orgullo” y el “resentimiento” en nuestro corazón. Estos vicios son como una
viga que nos impide considerar la falta de nuestro hermano desde su propia
perspectiva, lo cual es más serio que la misma falta (a fin de cuentas, una
mota), y por tanto aquellas actitudes son lo que debiera ser removido en primer
lugar. Sólo con el amor podemos realmente corregir al otro, teniendo en cuenta
que «el amor todo lo excusa» (1Cor 13,7).
Cuando Cristo dice «no juzguéis» no está prohibiendo
el ejercicio de nuestra capacidad de discernimiento, ni tampoco se dice que
tengamos que aprobar todo lo que hace nuestro hermano. Lo que Él prohíbe es
atribuir una intención mala a la persona que actúa de esa manera. Solamente
Dios conoce qué hay en el corazón de la persona. «El hombre mira las
apariencias pero el Señor mira el corazón» (1Sam 16,7). Por tanto, juzgar es
una prerrogativa de Dios, prerrogativa que nosotros le usurpamos cuando
juzgamos a nuestro hermano.
Lo importante en el Cristianismo es el amor: «Como yo
os he amado, amaos también unos a otros» (Jn 13,34). Este amor es derramado en
nuestros corazones a través del Espíritu Santo (cf. Rom 5,5). En la Eucaristía,
Cristo nos entrega Su Corazón como un don y así nosotros podemos amar a cada
uno con Su Corazón y ser misericordiosos tal como el Padre del Cielo es
misericordioso.
Fr. Zacharias MATTAM SDB (Bangalore, India)
Santoral Católico:
Santa Francisca Romana
Viuda y apóstol seglar
Nació en Roma el año 1384 de familia noble y rica.
Pronto se sintió atraída por la vida religiosa, pero no pudo rehuir la boda que
sus padres le prepararon. Se casó muy joven y tuvo tres hijos. Fue una esposa
amante y abnegada, que se adaptó y cuidó a su buen marido, y guardó las formas
que su estado le exigían, sin renunciar por ello a su vida de oración,
austeridad y penitencia. Encontró en su cuñada Vanozza una amiga y compañera
ideal para la vida virtuosa. Fue siempre generosa con todos, especialmente con
los indigentes. El año 1425 fundó la Congregación de Oblatas, bajo la Regla de
San Benito, que no necesariamente vivían enclaustradas. Muerto su esposo en
1435, repartió sus bienes entre los pobres, se dedicó al cuidado de los
enfermos, a los que atendía en sus casas, en los hospitales de Roma, e incluso
en su propio domicilio, y desempeñó una admirable actividad con los
necesitados, destacando, sobre todo, por su humildad y paciencia. Murió el año
1440.
Oración: Oh
Dios, que nos diste en santa Francisca Romana un modelo singular de vida
matrimonial y monástica, concédenos vivir en tu servicio con tal perseverancia,
que podamos descubrirte y seguirte en todas las circunstancias de la vida. Por
Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Para más información hacer clic acá.
© Directorio Franciscano – Aciprensa –
Catholic.net
Pensamiento del día
“Estamos en el tiempo de
Cuaresma: tiempo de penitencia, de purificación, de conversión. No es tarea
fácil. El cristianismo no es camino cómodo: no basta estar en la Iglesia y
dejar que pasen los años. En la vida nuestra, en la vida de los cristianos, la
conversión primera —ese momento único, que cada uno recuerda, en el que se
advierte claramente todo lo que el Señor nos pide— es importante; pero más
importantes aún, y más difíciles, son las sucesivas conversiones.
San Josemaría
Escrivá
Tema del día:
Preguntas importantes
¿De dónde venimos?
Venimos de Dios. Él nos ha creado por amor. No tenía
ninguna necesidad de nosotros, pero quiso que existiéramos para que disfrutemos
también nosotros de su felicidad sin medida.
Venimos de Adán y Eva, la primera pareja que Dios
creó y de la que desciende toda la raza humana.
Los hombres no venimos del mono, ni somos monos más
desarrollados, sino que hemos sido creados por Dios mismo, a su imagen y
semejanza.
También venimos de nuestros padres de la tierra, que
nos han concebido según la naturaleza, y Dios ha puesto un alma en ese preciso
momento de la fecundación.
No hemos venido a este mundo por nuestra cuenta, sino
que estamos aquí por voluntad de Dios y de nuestros padres. Pero principalmente
por voluntad de Dios, porque en nuestro lugar podría haber millones de otros
seres humanos y no nosotros. Pero Dios ha querido que existiéramos nosotros y
no otros.
Ya por el hecho de existir, es necesario que demos
gracias a Dios siempre y en todo lugar, porque la existencia es un don infinito
que Dios nos ha hecho.
¿Quiénes somos?
Somos hombres, hijos de Dios, creaturas racionales
compuestas de cuerpo y alma.
Somos una maravilla de la creación, porque Dios, en
los hombres, ha hecho una síntesis de la creación.
Efectivamente los hombres participamos del reino
mineral, porque nuestro cuerpo está compuesto por minerales; del reino vegetal,
porque tenemos funciones del mundo de las plantas; del reino animal, porque
somos animales racionales; del reino espiritual, porque tenemos un alma espiritual;
y del reino de Dios, porque si vivimos en gracia de Dios, tenemos la misma vida
de Dios en nosotros y somos dioses por participación.
Somos creaturas muy amadas por Dios, y muy odiadas
por el demonio.
Somos seres heridos por el pecado original, de
naturaleza caída, que debemos luchar para restablecer el predominio del alma
sobre las pasiones.
¿Qué hacemos en este
mundo?
En este mundo estamos a prueba para merecer el Cielo
o el Infierno, según sea nuestro pensar y obrar.
Tenemos una misión que cumplir, misión que nos la ha
dado el Señor, y que debemos cumplir para ser felices en la tierra y en el
Cielo.
El tiempo de nuestra vida en la tierra debe ser
considerado como un tiempo de prueba, como una sala de espera para entrar a la
eternidad. Y este tiempo de prueba y de espera hay que vivirlo bien, porque de
ello depende nuestro destino eterno: Cielo o Infierno.
Dios tiene un plan para cada uno de nosotros, y está
en nosotros saber descubrirlo para secundarlo y llevarlo a cabo con la ayuda de
Dios. Y para descubrir ese plan es necesaria la oración, porque a través de
ella el Señor nos lo irá develando.
¿Hacia dónde vamos?
Vamos de camino hacia la eternidad, que será de
felicidad sin límites si obramos bien; y de horror sin parangones si obramos
mal.
Vamos hacia la muerte, que es la provisoria
separación del cuerpo y del alma.
Vamos hacia Dios, hacia Jesucristo Juez, que en el
mismo momento de nuestra muerte corporal, nos juzgará con juicio inapelable
según hayan sido nuestras obras.
Vamos también hacia la resurrección universal, en que
todos los hombres resucitarán, y hacia el Juicio Final, en que toda la creación
será juzgada por Dios.
Y por último, nuestro destino final será: o Cielo o
Infierno, y esto para siempre.
¿Por qué tenemos que
sufrir?
El sufrimiento entró en el mundo por el pecado,
puesto que Dios nos había creado impasibles, es decir, sin sufrimiento. Pero
luego del pecado y con él, entró el sufrimiento en la vida del hombre.
Todos los hombres somos pecadores, y al menos tenemos
el pecado original, por lo tanto todos debemos sufrir para pagar la deuda del
pecado.
Sufrimos también al tratar de ser buenos, porque la
naturaleza se resiste a ser domada, y entonces tenemos que hacer sacrificios y
renuncias para volver a lograr el orden perdido.
A veces sufrimos siendo culpables, pero otras veces
sufrimos siendo inocentes, y de esta última manera imitamos al Hijo de Dios,
Jesucristo, el Inocente, que sufrió y expió por los culpables.
El sufrimiento es el salario del pecado.
¿Por qué tenemos que morir?
El hombre no fue creado para morir. Los seres
inferiores a él no sienten repugnancia por la muerte, pero el hombre no quiere
morir, porque tiene ansias de eternidad. Él fue creado para vivir para siempre,
pero por el pecado original, entró la muerte en el mundo.
La muerte corporal es consecuencia del pecado, y
todos tenemos que morir porque todos tenemos pecado.
La única que no murió fue la Santísima Virgen porque
no tuvo pecado original.
Jesucristo tampoco tenía pecado original, pero murió
realmente porque cargó sobre Él todo el pecado del mundo.
¿Qué será de nosotros
después de la muerte?
Inmediatamente después de nuestra muerte seremos
juzgados por Jesucristo Juez en lo que se llama el juicio particular, donde
quedará fijado nuestro destino eterno: Cielo o Infierno, o temporalmente el
Purgatorio para luego alcanzar el Cielo.
Si hemos muerto en gracia de Dios y completamente
purificados de todo pecado, entonces entrará nuestra alma inmediatamente en el
Paraíso.
Si morimos en gracia de Dios, pero con más o menos
manchas de pecado que purificar, iremos enseguida al Purgatorio, donde
estaremos en ese lugar de expiación por un tiempo, que a veces puede ser de
siglos y siglos.
Y si tenemos la tremenda desgracia de morir en pecado
mortal, entonces entraremos inmediatamente en el Infierno con nuestra alma.
Pero cuando llegue el momento de la resurrección
final, todas las almas, saliendo de sus lugares de gozo, de purificación o de
tormento, tomarán sus propios cuerpos resucitados, y volverán las unas al Cielo,
a gozar también con su cuerpo de las delicias del Paraíso; y las otras al
abismo infernal, a sufrir lo que no se puede imaginar, también con su cuerpo.
Porque es lógico que si el cuerpo colaboró tanto en el bien como en el mal,
sufra también su premio o su castigo.
* Fuente: Sitio Santísima Virgen
Cuaresma:
40
días para acercarnos a Jesús
Día 13: Perdón
Hu-Ssong propuso a sus discípulos el siguiente
relato:
-Un hombre que iba por el camino tropezó con una gran
piedra. La recogió y la llevó consigo. Poco después tropezó con otra.
Igualmente la cargó.
Todas las piedras con que iba tropezando las cargaba,
hasta que aquel peso se volvió tan grande que el hombre ya no pudo caminar.
¿Qué piensan ustedes de ese hombre? -Que es un necio -respondió uno de los
discípulos- ¿Para qué cargaba las piedras con que tropezaba?
Dijo Hu-Ssong: -Eso es lo que hacen aquellos que
cargan las ofensas que otros les han hecho, los agravios sufridos, y aun la
amargura de las propias equivocaciones. Todo eso lo debemos dejar atrás, y no
cargar las pesadas piedras del rencor contra los demás o contra nosotros
mismos.
Si hacemos a un lado esa inútil carga, si no la
llevamos con nosotros, nuestro camino será más ligero y nuestro paso más
seguro.
Así dijo Hu-Ssong, y los discípulos se hicieron el
propósito de no cargar nunca el peso del odio o del resentimiento.
(Alianza en Jesús por María)
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el
Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes,
diáconos, seminaristas, monjas, religiosas, novicias, catequistas y todos los
que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para
que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto
con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de
Jesús y del Inmaculado Corazón de María;
por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los
cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros
lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente
por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo,
el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras patologías graves; por
el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la
falta de libertad en muchos países del mundo; por las víctimas de catástrofes
naturales; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por
más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las
vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Pedimos oración para Saily, que es de Cuba y hace seis años vive en USA y está rindiendo para revalidar su título de Licenciada en Ciencias Farmacéuticas, pidiendo a Dios que la acompañe y que el Espíritu Santo la ilumine en esos exámenes para que sus resultados sean favorables.
Pedimos oración para las siguientes personas: Claudia J., de Alemania, con cáncer que ha hecho metástasis en varios órganos; Luis Antonio G., de México, con diagnóstico de tromboembolismo pulmonar; Oscar Z., de Buenos Aires, Argentina, recién operado del corazón; por la salud y recuperación de Ernesto M. R. y por la pronta recuperación de Segio R. M. que ha tenido un infarto. Por todas estas personas... ¡Te rogamos Señor!
Pedimos oración para las siguientes personas: Claudia J., de Alemania, con cáncer que ha hecho metástasis en varios órganos; Luis Antonio G., de México, con diagnóstico de tromboembolismo pulmonar; Oscar Z., de Buenos Aires, Argentina, recién operado del corazón; por la salud y recuperación de Ernesto M. R. y por la pronta recuperación de Segio R. M. que ha tenido un infarto. Por todas estas personas... ¡Te rogamos Señor!
Continuamos unidos en oración por medio del rezo del
Santo Rosario poniendo en Manos de Nuestra Madre Bendita todas nuestras
preocupaciones, alegrías y necesidades, poniendo al mundo entero en Manos de
nuestra Madre y pidiéndole a Ella paz para el mundo. Al rezar por la paz,
rezamos por todo, por la paz en el mundo, en los corazones, porque la violencia
sea desterrada, por la paz para los niños que están en peligro de ser
abortados. Paz para los jóvenes que no encuentran el camino, paz para los
deprimidos. Paz para los que no han tenido la dicha de conocer al Amor. En fin
rezamos por la paz, y sigamos haciéndolo.
¡Hasta mañana! con Madre
Teresa
Marzo 9
Dios habla en el silencio del corazón; si te pones
frente a Dios en el silencio y la oración, Dios te hablará. Y sabrás entonces
que tú no eres nada. Dios no puede llenarte de él mismo hasta que tú no
conozcas tu nada, tu vaciedad. Las almas son de los grandes orantes son almas
de gran silencio. El silencio hace cambiar nuestra visión de las cosas.
FELIPE
-Jardinero
de Dios-
(el más pequeñito de
todos)
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