domingo, 3 de noviembre de 2019

Pequeñas Semillitas 4159

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 14 - Número 4159 ~ Domingo 3 de Noviembre de 2019
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Jesús: Zaqueo quería distinguirte, verte, pero la gente se lo impedía. ¿Sabes, Jesús?, eso mismo me pasa a mí muchas veces: la gente me impide verte. No sé verte, conocerte, entre la multitud de los que me ofrecen otras cosas... Entre tanto jaleo en el que vivo metido, no hay medio de verte... Jesús, me cuesta mucho... me tapan, no te veo...
Claro, Jesús, me tendría que subir, marchar corriendo como Zaqueo, escapar de todas esas cosas de ahí abajo que me impiden verte. Abajo, a ras de tierra, no se ve nada. Jesús, quiero subir, para poder verte. Subir al árbol de la oración diaria donde se te ve, subir al árbol de tu Palabra, donde se te oye, subir al árbol de tus Sacramentos, donde se te percibe y regalas el banquete de tu gracia, subir al árbol del silencio donde se te siente... Entre esta multitud de cosas que no me dejan pasar, no te veo, no te distingo...
Tengo que subir, subir… y también bajar para poder verte. Amén.
(Padre Javier Leoz)

¡Buenos días!
Sé indulgente
Para amar como Jesús nos enseñó, debemos aprender a ser indulgentes, que es “tener facilidad en perdonar las culpas ajenas”, como dice el diccionario. Es la disponibilidad y capacidad para perdonar las debilidades de nuestros prójimos una y otra vez, como le respondió Jesús a Pedro: “No siete, sino setenta veces siete debes perdonar”.

¡Qué fácilmente creemos que nos faltan nuestros prójimos, que no nos estiman, que no nos quieren! Basta ver el rostro de un amigo un poco más sombrío que de costumbre para persuadirnos de su indiferencia o de su frialdad. Sé indulgente. Olvida las pequeñas penas que te hayan podido causar; no conserves ningún resentimiento por las palabras inconsideradas o desfavorables que se han dicho contra ti; excusa los descuidos, las ligerezas de las cuales eres víctima. Muestra un semblante amable en todas las ocasiones. De esta manera estarás en paz con tu prójimo y practicarás de modo excelente la caridad cristiana, que es imposible practicar sin una indulgencia en todos los instantes.

Ser indulgentes siempre no es fácil. En verdad está por encima de nuestra capacidad humana. Por eso es indispensable suplicar con humildad y constancia al Señor el don de la caridad para poder elevarnos sobre nuestros egoísmos y susceptibilidades… Pero cuando el amor de Dios nos invade podemos “perdonar y soportar sin límites”.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Sab 11, 22—12, 2

Salmo: Sal 144, 1-2. 8-11. 13c-14

Segunda Lectura: 2Tes 1, 11—2, 2

Santo Evangelio: Lc 19,1-10
En aquel tiempo, entró Jesús en Jericó y atravesaba la ciudad. Un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de distinguir quién era Jesús, pero la gente se lo impedía, porque era bajo de estatura. Corrió más adelante y se subió a una higuera, para verlo, porque tenía que pasar por allí. Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y dijo: «Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa».
El bajó en seguida, y lo recibió muy contento. Al ver esto, todos murmuraban diciendo: «Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador». Pero Zaqueo se puso en pie, y dijo al Señor: «Mira, la mitad de mis bienes, Señor, se la doy a los pobres; y si de alguno me he aprovechado, le restituiré cuatro veces más». Jesús le contestó: «Hoy ha sido la salvación de esta casa; también éste es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido».

Comentario:
Hoy, la narración evangélica parece como el cumplimiento de la parábola del fariseo y el publicano (cf. Lc 18,9-14). Humilde y sincero de corazón, el publicano oraba en su interior: «Oh Dios, ten compasión de mí, que soy un pecador» (Lc 18,13); y hoy contemplamos cómo Jesucristo perdona y rehabilita a Zaqueo, el jefe de publicanos de Jericó, un hombre rico e influyente, pero odiado y despreciado por sus vecinos, que se sentían extorsionados por él: «Zaqueo, baja en seguida, porque hoy tengo que alojarme en tu casa» (Lc 19,5). El perdón divino lleva a Zaqueo a convertirse; he aquí una de las originalidades del Evangelio: el perdón de Dios es gratuito; no es tanto por causa de nuestra conversión que Dios nos perdona, sino que sucede al revés: la misericordia de Dios nos mueve al agradecimiento y a dar una respuesta.
Como en aquella ocasión Jesús, en su camino a Jerusalén, pasaba por Jericó. Hoy y cada día, Jesús pasa por nuestra vida y nos llama por nuestro nombre. Zaqueo no había visto nunca a Jesús, había oído hablar de Él y sentía curiosidad por saber quién era aquel maestro tan célebre. Jesús, en cambio, sí conocía a Zaqueo y las miserias de su vida. Jesús sabía cómo se había enriquecido y cómo era odiado y marginado por sus convecinos; por eso, pasó por Jericó para sacarle de ese pozo: «El Hijo del Hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido» (Lc 19,10).
El encuentro del Maestro con el publicano cambió radicalmente la vida de este último. Después de haber oído el Evangelio, piensa en la oportunidad que Dios te brinda hoy y que tú no debes desaprovechar: Jesucristo pasa por tu vida y te llama por tu nombre, porque te ama y quiere salvarte, ¿en qué pozo estás atrapado? Así como Zaqueo subió a un árbol para ver a Jesús, sube tú ahora con Jesús al árbol de la cruz y sabrás quien es Él, conocerás la inmensidad de su amor, ya que «elige a un jefe de publicanos: ¿quién desesperará de sí mismo cuando éste alcanza la gracia?» (San Ambrosio).
Rev. D. Joaquim MESEGUER García (Rubí, Barcelona, España)

Palabras de San Juan Pablo II
“Por medio del Espíritu Santo, Cristo renueva nuestra vida y nos hace partícipes de esa misma vida divina que nos introduce en la intimidad de Dios y nos hace experimentar su amor por nosotros (…) Es el Espíritu Santo el autor de esa paz que es fruto del amor. La paz verdadera de Cristo, infundida y vivida en los corazones bajo el impulso de Espíritu Santo”.

Predicación del Evangelio:
A buscar y salvar lo perdido
Lucas narra el episodio de Zaqueo para que sus lectores descubran mejor lo que pueden esperar de Jesús: el Señor al que invocan y siguen en las comunidades cristianas «ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido». No lo han de olvidar.

Al mismo tiempo, su relato de la actuación de Zaqueo ayuda a responder a la pregunta que no pocos llevan en su interior: ¿Todavía puedo cambiar? ¿No es ya demasiado tarde para rehacer una vida que, en buena parte, la he echado a perder? ¿Qué pasos puedo dar?

Zaqueo viene descrito con dos rasgos que definen con precisión su vida. Es «jefe de publicanos» y es «rico». En Jericó todos saben que es un pecador. Un hombre que no sirve a Dios sino al dinero. Su vida, como tantas otras, es poco humana.

Sin embargo, Zaqueo «busca ver a Jesús». No es mera curiosidad. Quiere saber quién es, qué se encierra en este Profeta que tanto atrae a la gente. No es tarea fácil para un hombre instalado en su mundo. Pero éste deseo de Jesús va a cambiar su vida.

El hombre tendrá que superar diferentes obstáculos. Es «bajo de estatura», sobre todo porque su vida no está motivada por ideales muy nobles. La gente es otro impedimento: tendrá que superar prejuicios sociales que le hacen difícil el encuentro personal y responsable con Jesús.

Pero Zaqueo prosigue su búsqueda con sencillez y sinceridad. Corre para adelantarse a la muchedumbre, y se sube a un árbol como un niño. No piensa en su dignidad de hombre importante. Sólo quiere encontrar el momento y el lugar adecuado para entrar en contacto con Jesús. Lo quiere ver.

Es entonces cuando descubre que también Jesús le está buscando a él pues llega hasta aquel lugar, lo busca con la mirada y le dice: "El encuentro será hoy mismo en tu casa de pecador". Zaqueo se baja y lo recibe en su casa lleno de alegría. Hay momentos decisivos en los que Jesús pasa por nuestra vida porque quiere salvar lo que nosotros estamos echando a perder. No los hemos de dejar escapar.

Lucas no describe el encuentro. Sólo habla de la transformación de Zaqueo. Cambia su manera de mirar la vida: ya no piensa sólo en su dinero sino en el sufrimiento de los demás. Cambia su estilo de vida: hará justicia a los que ha explotado y compartirá sus bienes con los pobres.

Tarde o temprano, todos corremos el riesgo de "instalarnos" en la vida renunciando a cualquier aspiración de vivir con más calidad humana. Los creyentes hemos de saber que un encuentro más auténtico con Jesús puede hacer nuestra vida más humana y, sobre todo, más solidaria.
(Padre José Antonio Pagola)

Mensaje de María Reina de la Paz
Mensaje de María Reina de la Paz del 2 de Noviembre de 2019

“Queridos hijos: mi Hijo amado siempre ha orado y glorificado al Padre Celestial. Siempre le ha dicho todo a Él y ha confiado en Su voluntad. Es lo que ustedes, hijos míos, también deberían hacer, porque el Padre Celestial siempre escucha a sus hijos. Un corazón en un corazón, amor, luz y vida. El Padre Celestial se ha donado mediante un rostro humano, y ese rostro es el rostro de mi Hijo. Ustedes, apóstoles de mi amor, siempre deberían llevar el rostro de mi Hijo en sus corazones y en sus pensamientos. Deberían siempre pensar en Su amor y en Su sacrificio. Deberían orar de manera que siempre sientan Su presencia, porque, apóstoles de mi amor, esa es la forma de ayudar a todos aquellos que no conocen a Mi Hijo, que no han conocido Su amor. Hijos míos, lean el Libro del Evangelio que siempre es algo nuevo. Es lo que los une a mi Hijo quien nació para llevar palabras de vida a todos mis hijos y para sacrificarse por todos. Apóstoles de mi amor, guiados por el amor a mi Hijo, lleven amor y paz a todos sus hermanos. No juzguen a nadie. Amen a cada uno mediante el amor de mi Hijo. De esta manera, estarán cuidando su alma: es lo más precioso que les pertenece verdaderamente. Les doy las gracias.”

Nuevo vídeo

Hay un nuevo vídeo subido al blog
de "Pequeñas Semillitas" en internet.
Para verlo tienes que ir al final de esta página
   
Agradecimientos
Imaginemos que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.

 Desde Argentina, agradecen las oraciones hechas por la joven Dana, que hace pocos días partió a la Casa del Padre celestial.

Desde México, Martha T. N. agradece a Dios y a los que rezaron por ella, ya que su problema de rodilla va camino a solucionarse sin necesidad de operación.

Desde Argentina, Patricia E., agradece a Dios y a la Santísima Virgen porque su biopsia de cuello uterino ha arrojado resultados negativos para cáncer.

Un minuto con María
¿Tienes problemas para rezar el Rosario? Si es así, no eres el único. Créeme, yo he luchado con este problema durante años. Sabía que el Rosario era importante... ¡Pero no me gustaba para nada rezarlo!
¡A veces uno tiene la impresión de que rezar el Rosario es estar "repitiendo una ristra de palabras"! De hecho, una de las críticas hechas al Rosario es que sería solo una "repetición vana". En su libro “El primer amor del mundo: María, Madre de Dios”, el venerable arzobispo Fulton Sheen (antiguo obispo auxiliar de Nueva York, EE. UU.) responde a los que consideran el Rosario una repetición monótona.
Sirviéndose del ejemplo de un marido que le dice a su esposa “te quiero” o el de una madre que le dice a su hijo "eres un buen niño", Sheen subraya que cada vez que rezamos el Rosario, las palabras tienen un significado diferente. Le decimos "te amo" a Dios, a la Trinidad, a Jesús y a María. Cada cuenta (o cada decena) cambia de significado cuando contemplamos un nuevo aspecto del amor de Jesús o de María.
Antes de comenzar el Rosario, debemos pedirle a nuestra Santísima Madre que nos ayude a orar con devoción. Si te resulta difícil, intenta aplicar este consejo y verás el resultado. Puede tomar un poco de tiempo, pero la perseverancia finalmente dará sus frutos. La próxima vez que tomes tu rosario, imagina que vas tomado de la mano de María a visitar a Jesús. Porque cuando rezamos el Rosario... ¡Eso es exactamente lo que sucede! 

Cinco minutos con Jesús
Noviembre 3
No deja de extrañarnos el hecho de que los santos tuvieran tanto éxito en su actividad apostólica; y nos preguntamos por qué nosotros no conseguimos lo que ellos consiguieron, aunque hablamos como ellos y nos movemos más que ellos y con medios de comunicación más perfectos que los de ellos.
Es que los santos pasaron más tiempo arrodillados en presencia del Señor que de pie convenciendo a las muchedumbres; los santos hicieron más ruido en la puerta del sagrario y en el Corazón de la Virgen, que en los diarios o en los micrófonos; y es que, para abrasar, hay que ponerse primero en unión con las llamas.
(Padre Alfonso Milagro)
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)

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