PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año
14 - Número 4145 ~ Domingo 20 de Octubre de 2019
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Para
una gran mayoría de la humanidad la vida es una interminable noche de espera.
Las religiones predican salvación. El cristianismo proclama la victoria del
Amor de Dios encarnado en Jesús crucificado. Mientras tanto, millones de seres
humanos sólo experimentan la dureza de sus hermanos y el silencio de Dios. Y,
muchas veces, somos los mismos creyentes quienes ocultamos su rostro de Padre
velándolo con nuestro egoísmo religioso.
¿Por
qué nuestra comunicación con Dios no nos hace escuchar por fin el clamor de los
que sufren injustamente y nos gritan de mil formas: "Hacednos
justicia"? Si, al orar, nos encontramos de verdad con Dios, ¿cómo no somos
capaces de escuchar con más fuerza las exigencias de justicia que llegan hasta
su corazón de Padre?
La
parábola nos interpela a todos los creyentes. ¿Seguiremos alimentando nuestras
devociones privadas olvidando a quienes viven sufriendo? ¿Continuaremos orando
a Dios para ponerlo al servicio de nuestros intereses, sin que nos importen
mucho las injusticias que hay en el mundo? ¿Y si orar fuese precisamente
olvidarnos de nosotros y buscar con Dios un mundo más justo para todos?
Padre José Antonio Pagola
¡Buenos días!
Si abruman los problemas
Todos
necesitamos ordenar nuestras “urgencias”. Poner un poco de orden en nuestra
vida. Preguntarnos qué lugar ocupa la oración en nuestro día, en nuestra
semana… En concreto, ¿cuánto tiempo nuestra mente y corazón están ocupados con
Jesús? Recuérdalo: la vida tiene cientos de urgencias, pero hay “una sola cosa
necesaria”, Dios.
¿Sabes que la Madre Teresa de Calcuta, algún que otro
año de su vida durmió más en la butaca del avión que en su cama? A tal extremo
llegó la actividad de esta mujer excepcional. Pero siempre declaró que toda su
fuerza procedía de la oración, del contacto con Jesús eucaristía. En un momento
en que las dificultades, contratiempos y problemas llegaron a abrumarla ¿qué
hizo? Decidió agregar una hora más de adoración al Santísimo Sacramento, y a
partir de allí todo se superó con creces.
“¡Cuán
consoladores y suaves son los minutos pasados con Jesús Eucarístico! ¿Te domina
la tristeza? Ven a sentarte a sus pies, y quedarás pacificado. ¿Eres
despreciado por el mundo? Ven aquí, y encontrarás un amigo que jamás te
fallará. ¿Te sientes tentado? Aquí hallarás armas terribles para vencer a tu
enemigo”. Decía el Santo Cura de Ars.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios
Lecturas del día
♥ Primera Lectura: Éx 17, 8-13
♥ Salmo: Sal 120, 1-8
♥ Segunda Lectura: 2Tim 3, 14?4, 2
♥ Santo Evangelio: Lc 18,1-8
En aquel tiempo, Jesús les decía una parábola para
inculcarles que es preciso orar siempre sin desfallecer. «Había un juez en una
ciudad, que ni temía a Dios ni respetaba a los hombres. Había en aquella ciudad
una viuda que, acudiendo a él, le dijo: ‘¡Hazme justicia contra mi
adversario!’. Durante mucho tiempo no quiso, pero después se dijo a sí mismo:
‘Aunque no temo a Dios ni respeto a los hombres, como esta viuda me causa
molestias, le voy a hacer justicia para que no venga continuamente a
importunarme’».
Dijo, pues, el Señor: «Oíd lo que dice el juez
injusto; y Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos, que están clamando a él día
y noche, y les hace esperar? Os digo que les hará justicia pronto. Pero, cuando
el Hijo del hombre venga, ¿encontrará la fe sobre la tierra?».
♥ Comentario:
Hoy, Jesús nos recuerda que «es preciso orar siempre
sin desfallecer» (Lc 18,1). Enseña con sus obras y con las palabras. San Lucas
se nos presenta como el evangelista de la oración de Jesús. Efectivamente, en
algunas de las escenas de la vida del Señor, que los autores inspirados de la
Escritura Santa nos transmiten, es únicamente Lucas quien nos lo muestra
rezando.
En el Bautismo en el Jordán, en la elección de los
Doce y en la Transfiguración. Cuando un discípulo le pidió «Señor, enséñanos a
orar» (Lc 11,1), de sus labios salió el Padrenuestro. Cuando anuncia las
negaciones a Pedro: «Yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca» (Lc
22,32). En la crucifixión: «Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen»
(Lc 23,34). Cuando muere en la Cruz: «Padre, en tus manos pongo mi espíritu»,
del Salmo 31. El Señor mismo es modelo de la oración de petición, especialmente
en Getsemaní, según la descripción de todos los evangelistas.
—Puedo ir concretando cómo elevaré el corazón a Dios
en las distintas actividades, porque no es lo mismo hacer un trabajo
intelectual que manual; estar en la iglesia que en el campo de deportes o en
casa; conducir por la ciudad que por la autopista; no es lo mismo la oración de
petición que el agradecimiento; o la adoración que pedir perdón; de buena
mañana que cuando llevamos todo el cansancio del día. San Josemaría Escrivá nos
da una receta para la oración de petición: «Más consigue aquel que importuna
más de cerca... Por tanto, acércate a Dios: esfuérzate por ser santo».
Santa María es modelo de oración, también de
petición. En Caná de Galilea es capaz de avanzar la hora de Jesús, la hora de
los milagros, con su petición, llena de amor por aquellos esposos y llena de
confianza en su Hijo.
Rev. D. Pere CALMELL i Turet (Barcelona, España)
Palabras de San Juan
Pablo II
“La
oración es el secreto para entrar y morar en la Voluntad de Dios... La oración
es apertura, escucha, diálogo y, en definitiva unión con Dios, fuente de la
verdadera paz... La oración es fiarse de Dios, ponerse en sus manos... Orar es
mantener la mirada fija en Cristo”
Predicación del Evangelio:
¡Que no decaiga el
ánimo!
Siempre que escuchamos este evangelio de San Lucas
nos debiera de sacudir en lo más hondo de las entrañas esa pregunta, que al
final de la parábola del juez injusto, te hace, me hace y nos hace Jesús:
“Cuando venga el Hijo del hombre ¿encontrará Fe sobre la tierra?
De sobra sabemos que Dios es grande y bueno. Que no
hay límites en su corazón. Que, como buen Padre que es, nos concede a tiempo y
a destiempo aquello que necesitamos para vivir o seguir como hijos en el camino
de la fe. Pero ¿sabemos si la oración es grande en nosotros? ¿Si el motor de
nuestra actividad humana y eclesial está sustentado en una relación de “tú a
tú” con Dios o si, por el contrario, ese compromiso del día a día, ha caído en
un puro activismo dejando caer el peso y toda su fuerza en nuestras
habilidades, carismas, carácter, temperamento y aptitudes?
La crisis que estamos padeciendo en nuestra Iglesia y
en nuestras parroquias, en nuestra vida de cristianos y en nuestros seminarios
semivacíos, en nuestra felicidad y en nuestra forma de vivir se debe en gran
parte a que nuestra oración es escasa, mediocre y débil. Muchos cristianos no
saben marcar ni cómo conectar con ese número de la oración. Otros, hace tiempo
que lo dieron de baja en su agenda telefónica. A otros, nadie se ha preocupado
de hacerles sentir y ver el valor de una relación íntima y personal con Dios
para que llegasen a conocer aquella experiencia que Santa Teresa de Jesús nos
retrataba; “oración no es otra cosa sino tratar de amistad con quien sabemos
que nos ama”.
Hemos de cambiar un poco el “chip” en nuestro
pastoreo, en el modo de entender y llevar a cabo proyectos, cursos, dinámicas,
departamentos, delegaciones, catequesis y otras actividades evangelizadoras. Es
el momento, y el Evangelio de hoy nos lo urge más que nunca, de ser como esa
insistente mujer que ante el juez injusto exponía una y otra vez sus
necesidades con el convencimiento de que tarde o temprano se saldría con la
suya. ¿De qué manera?: desde la confianza, constancia, esperanza y creyendo que
Dios, siempre justo, permanece al otro lado disfrutando y escuchando nuestra
plegaria.
Hoy, gracias a Dios, los misioneros –por miles
entregados a su misión en diferentes continentes– siguen haciendo presente lo
que nosotros, con más comodidad, vivimos en nuestras parroquias, comunidades,
pueblos y ciudades. Hoy, ante el Señor, no puede faltar nuestra oración
–insistente y confiada– para que, una de las caras más bonitas de la Iglesia
Católica (los misioneros) sigan contando con los medios suficientes,
espirituales y materiales, en su labor evangelizadora.
Si Dios nos ha dado tanto... ¡Qué menos que en este
día compartamos algo! Si Dios nos ha bendecido con una economía estable... ¡Qué
menos que pongamos, poco o mucho, como ayuda a nuestros misioneros!
Hoy, en el día del Domund, seguimos creyendo,
apoyando y orgullosos de tantos hombres y mujeres que, creyendo en lo que
predican, hacen y promueven, llevan el anuncio del Evangelio a tantos lugares
de la tierra. Que nuestra oración, junto con nuestro donativo, sea muestra de
que seguimos siendo dichosos por creer.
Padre Javier Leoz
Nuevo vídeo
Hay
un nuevo vídeo subido al blog
de
"Pequeñas Semillitas" en
internet.
Para
verlo tienes que ir al final de esta página
Ofrecimiento para
sacerdotes y religiosas
Formulo
el siguiente ofrecimiento únicamente
para sacerdotes o religiosas que reciben diariamente "Pequeñas
Semillitas" por e-mail: Si desean recibir los comentarios del Evangelio
del domingo siguiente con dos o tres días de anticipación, para tener tiempo de
preparar sus meditaciones, homilías o demás trabajos pastorales sobre la
Palabra de Dios, pueden pedírmelo a info@pequesemillitas.com
Sólo
deben indicar claramente su nombre, su correo electrónico, ciudad de residencia
y a qué comunidad religiosa pertenecen.
Agradecimientos
Imaginemos que en el cielo hay dos oficinas
diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la
tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y
allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por
la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos
por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque
prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para
dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas"
pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la
segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como
respuesta a nuestros pedidos de oración.
♡ Desde Buenos Aires, Argentina, Patricia E. agradece a Dios que con su
infinita misericordia la ha mejorado de algunas secuelas que quedaron de su
cirugía de hace aproximadamente un mes. Nos sumamos al agradecimiento y queda
demostrado que el Padre celestial siempre escucha nuestras oraciones hechas con
fe.
♡ Gracias a todos
los que rezaron por Mateo, hoy está
sin respirador, y tiene un día de nacido, gracias a Dios y María santísima por
escuchar las oraciones.
♡ Desde la
provincia de Santa Fe, Exequiel agradece a Dios y a los que rezaron por la
cirugía de columna de su mamá María del
Rosario, que ha sido todo un éxito y ya está en su domicilio.
Un minuto con María
En octubre de 1859, en
Champion, Wisconsin (Estados Unidos), la Santísima Madre de Dios se le apareció
a Adela Brise, cuando la joven inmigrante de 28 años se dirigía a pie a un
molino harinero y luego a la iglesia.
Después de ver a Nuestra
Señora por segunda vez camino a la iglesia, Adela informará al párroco y le
preguntará qué debe hacer si la señora regresa. Él le dice que le pregunte
quién es y qué quiere que haga por ella.
Esto es exactamente lo que
Adela hace cuando regresa a casa el domingo 9 de octubre de 1859, después de la
Misa. Al ver a la señora, le pregunta: “En nombre de Dios, ¿quién eres y qué
quieres de mí?”. Y recibe esta respuesta: “Soy la Reina del Cielo que reza por
la conversión de los pecadores”.
María nos da aquí una
lección muy importante porque nos dice quién es y qué hace: es la Reina del
Cielo y reza por la conversión de los pecadores. En el Antiguo Testamento, la
reina no era la esposa, sino la madre del rey. María se revela como la reina
madre.
Y mientras dice que reza por
la conversión de los pecadores, afirma que su misión celestial es la misma que
la de una reina madre terrenal, es decir, la de interceder por el pueblo y
defender sus intereses ante el rey. La oración de María refleja el papel
bíblico de la figura de la Reina Madre mientras defiende a sus hijos terrenales
en el reino de los cielos.
(Padre Edward Looney)
Cinco minutos con Jesús
Octubre 20
Jesús iba predicando por todas las sinagogas y en
todos los pueblos y a todas las gentes; Jesús no era la respuesta para un grupo
de predilectos, sino la respuesta para todos; por eso, el Señor no quiere que
lo retenga un grupo, ni aun con el pretexto de agradecerle sus beneficios y sus
curaciones; Jesús se debe a todos y busca a todos, porque para todos ha venido
y por todos se ha entregado al Padre.
(Padre Alfonso Milagro)
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
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