lunes, 7 de octubre de 2019

Pequeñas Semillitas 4134

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 14 - Número 4134 ~ Lunes 7 de Octubre de 2019
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina) 
Alabado sea Jesucristo…
No es fácil mantener la «tarea comenzada» cuando los resultados que esperamos no llegan. No es sencillo mantener la marcha cuando nos encontramos con obstáculos que parecen difíciles de superar. La cultura de lo inmediato, la urgencia con que vivimos y la falta de paciencia y confianza en los procesos, nos han hecho olvidar el valor de la perseverancia. Queremos cosechar frutos en todo lo que hacemos, pero no tener paciencia para sembrar y cultivar. Las relaciones humanas se gestan en proceso, con paciencia y confianza. El amor en la relación de pareja se debe sembrar y cultivar si queremos ver, a su debido tiempo, los frutos que esperamos. En cualquier relación humana es imprescindible no dejar de «sembrar y cultivar» constantemente si queremos cosechar frutos de amor, confianza y unidad.
(P. Javier Rojas, SJ)

¡Buenos días!
Pisa fuerte  y deja huellas
El egoísmo atrofia al hombre, que sólo en la donación generosa a los demás encuentra su madurez y plenitud. Si te preocupas demasiado por ti mismo y tu propio entorno, si vives para acumular dinero y comodidades, no te quedará tiempo para los demás. Si no vives para los demás, la vida carecerá de sentido para ti, porque la vida sin amor no vale nada.

Pisa fuerte el que sabe lo que quiere, lo que busca, lo que espera. Pisa fuerte el que encontró un sentido a su vida, una razón de vivir, un por qué a cada una de las cosas y de los hechos de la vida. Pisa fuerte y muy fuerte, el que en los momentos de dolor o de angustia no se deja aplastar, ni desorientar, sino que en esos precisos momentos levanta más alto su cabeza, clava su mirada en el Corazón del Padre celestial y apretando los dientes, las manos tensas y los ojos nublados por las lágrimas, o el corazón lleno de pena, no disminuye su marcha a la meta, ni la desvía; sino con paso firme y resuelto se va acercando a Dios. Y porque pisa fuerte en la vida, va dejando huellas luminosas que servirán de ruta para muchos otros.

“Triste suerte la del hombre que sólo trabaja para vivir, pero no sabe para qué vive. Triste suerte la de quien ha hecho del "tener y retener" el objetivo de su vida. Dichoso, más bien, el que, mientras gana su pan o acrecienta su fortuna, sabe hacer del trabajo una ocasión de servicio al prójimo, cooperando con el proyecto de Dios Creador, para hermosear al mundo”.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Jon 1, 1?2, 1. 11

Salmo: Jonás 2, 3-5. 8

Santo Evangelio: Lc 10,25-37
En aquel tiempo, se levantó un maestro de la Ley, y dijo para poner a prueba a Jesús: «Maestro, ¿qué he de hacer para tener en herencia la vida eterna?». Él le dijo: «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo lees?». Respondió: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo». Díjole entonces: «Bien has respondido. Haz eso y vivirás».
Pero él, queriendo justificarse, dijo a Jesús: «Y ¿quién es mi prójimo?». Jesús respondió: «Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de salteadores, que, después de despojarle y golpearle, se fueron dejándole medio muerto. Casualmente, bajaba por aquel camino un sacerdote y, al verle, dio un rodeo. De igual modo, un levita que pasaba por aquel sitio le vio y dio un rodeo. Pero un samaritano que iba de camino llegó junto a él, y al verle tuvo compasión; y, acercándose, vendó sus heridas, echando en ellas aceite y vino; y montándole sobre su propia cabalgadura, le llevó a una posada y cuidó de él. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y dijo: Cuida de él y, si gastas algo más, te lo pagaré cuando vuelva. ¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores?». Él dijo: «El que practicó la misericordia con él». Díjole Jesús: «Vete y haz tú lo mismo».

Comentario:
Hoy, el mensaje evangélico señala el camino de la vida: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, (…) y a tu prójimo como a ti mismo» (Lc 10,27). Y porque Dios nos ha amado primero, nos lleva a la unión con Él. Santa Teresa de Calcuta dice: «Nosotros necesitamos esta unión íntima con Dios en nuestra vida cotidiana. ¿Y cómo podemos conseguirla? A través de la oración». Estando en unión con Dios empezamos a experimentar que todo es posible con Él, incluso el amar al prójimo.
Alguien decía que el cristiano entra en la iglesia para amar a Dios y sale para amar al prójimo. El Papa Emérito Benedicto subraya que el programa del cristiano —el programa del buen samaritano, el programa de Jesús— es «un corazón que ve». ¡Ver y parar! En la parábola, dos personas ven al necesitado, pero no paran. Por esto Cristo reprochaba a los fariseos diciendo: «Tenéis ojos y no veis» (Mc 8,18). Al contrario, el samaritano ve y para, tiene compasión y así salva la vida al necesitado y a sí mismo.
Cuando el famoso arquitecto catalán Antonio Gaudí fue atropellado por un tranvía, algunas personas que estaban de paso no pararon para ayudar a aquel anciano herido. No llevaba documento alguno y por su aspecto parecía un mendigo. Seguramente que si la gente hubiese sabido quién era aquel prójimo, hubiese hecho cola para auxiliarlo.
Cuando practicamos el bien, pensamos que lo hacemos por el prójimo, pero realmente también lo hacemos por Cristo: «Os aseguro que todo lo que hicisteis por uno de los más pequeños de estos mis hermanos, a mi lo hicisteis» (Mt 25,40). Y mi prójimo, dice Benedicto XVI, es cualquiera que tenga necesidad de mí y que yo pueda ayudar. Si cada uno, al ver al prójimo en necesidad, se detuviera y se compadeciera de él una vez al día o a la semana, la crisis disminuiría y el mundo devendría mejor. «Nada nos asemeja tanto a Dios como las obras buenas» (San Gregorio de Nisa).
Rev. P. Ivan LEVYTSKYY CSsR (Lviv, Ucrania)

Santoral Católico:
Nuestra Señora del Rosario
Advocación Mariana
Esta conmemoración fue instituida por el papa san Pío V en el día aniversario de la victoria obtenida por los cristianos en la batalla naval de Lepanto (1571), victoria atribuida a la Madre de Dios, invocada por la oración del Rosario. La celebración de este día es una invitación para todos a meditar los misterios de Cristo, en compañía de la Virgen María, que estuvo asociada de un modo especialísimo a la encarnación, la pasión y la gloria de la resurrección del Hijo de Dios. «El mes de octubre -dice San Juan Pablo II- es el mes del Rosario. Hubo un tiempo en que esta plegaria sencilla y profunda, rezada en particular y en familia, se hallaba muy difundida en el pueblo cristiano. ¡Cuánto beneficiaría, si también hoy se redescubriera y valorara, especialmente en el seno de los hogares! Ayuda a contemplar la vida de Cristo y los misterios de la salvación; aleja los gérmenes de la disgregación familiar, gracias a la incesante invocación a la Virgen; y es vínculo seguro de comunión y de paz. Exhorto a todos, y de modo especial a las familias cristianas, a encontrar en el santo Rosario el consuelo y el apoyo diarios para avanzar por el camino de la fidelidad». Oración: Derrama, Señor, tu gracia sobre nosotros, que, por el anuncio del ángel, hemos conocido la encarnación de tu Hijo, para que lleguemos, por su pasión y su cruz, y con la intercesión de la Virgen María, a la gloria de la resurrección. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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© Directorio Franciscano – Aciprensa – Catholic.net

Pensamiento del día
"El Padre Pío tenía Rosarios en todas partes, bajo la almohada, en la mesilla de noche, en los bolsillos, dondequiera... Era el religioso del Rosario. Consideraba el Rosario como su arma predilecta contra toda clase de enemigos. En alguna ocasión llegó a afirmar: "Quisiera que los días tuvieran 48 horas para poder redoblar los rosarios". Cuando le preguntaban por su herencia espiritual, San Pío de Pietrelcina no dudaba en afirmar que era el Rosario: "¡Amad a la Virgen y hacedla amar. Recitad siempre el Rosario!"

Historias:
La fuerza del Rosario
La victoria del bando cristiano, encabezado por el Imperio español, sobre la flota turca en el golfo de Lepanto desató la euforia en Roma. La flota del Imperio otomano parecía ahora menos imbatible, y el Papa Pío V estaba empeñado en que la Cristiandad jamás lo olvidara. Como la batalla había tenido lugar el primer domingo de octubre, la victoria fue atribuida a la «Virgen del Rosario». Y a partir de esta fecha, el rezo del Rosario se popularizó entre las masas.

Según distintos relatos, mientras la batalla transcurría, el Papa Pío V aguardaba recitando en Roma el Rosario. Durante el rezo, el Papa salió de su capilla y, por aparente inspiración, anunció a todos los presentes y con gran calma que la Santísima Virgen le había concedido la victoria a los cristianos. Así, todos los 7 de octubre la Iglesia católica celebra una fiesta al rezo del Rosario, ya que se atribuyó la victoria directamente a la intercesión de la Virgen María.

La festividad se llamó en su origen «Nuestra Señora de las Victorias», pero el Papa Gregorio XIII modificó el nombre de la solemnidad por el de «Nuestra Señora del Rosario».

El Rosario (del latín rosarium «rosal») es un rezo tradicional católico que conmemora los veinte «misterios» de la vida de Jesucristo y de la Virgen María, recitando después de cada uno de ellos un padrenuestro, diez avemarías y un «gloria Patri». No en vano, su práctica se remonta al año 800, cuando se instauró para permitir a los cristianos que no sabían leer una forma sencilla de recitar avemarías. Aunque su uso se perdió a finales de la Edad Media, el beato Alano de la Roca se encargó de recuperar el rezo en Colonia (Alemania) durante el siglo XV.

Y tras la batalla de Lepanto, la Cristiandad –en especial los países del sur de Europa– adoptó en masa el rezo del Rosario. La demostración de su auge fueron los rosarios públicos que surgieron en Sevilla en 1690 y que se extendieron muy pronto por España y sus colonias americanas.

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Un minuto con María
La festividad de Nuestra Señora del Rosario ya se celebraba en 1547, en Tortosa (España), el tercer domingo de abril, cuando Pío V instituyó la festividad de Nuestra Señora de la Victoria (1572) el primer domingo de octubre, en acción de gracias por la victoria de Lepanto donde, a la entrada del Golfo de Corinto, la flota cristiana preparada por la Santa Sede, España, Venecia, Saboya, Mantua, Ferrara, Génova y Lucca, bajo el mando de don Juan de Austria, aplastó a la flota turca de Ali Pasha (7 de octubre de 1571). Fue en esta ocasión cuando se agregó a las letanías de la Santísima Virgen la invocación de “Auxilio de los cristianos, ruega por nosotros”.
El papa Gregorio XIII, quien atribuyó la victoria de Lepanto a las procesiones realizadas en Roma por las cofradías del Santo Rosario, cambió la festividad de Nuestra Señora de la Victoria por la del Santo Rosario y la fijó para el primer domingo de octubre (1573); entonces era obligatoria solo para las iglesias romanas que poseían una capilla o una hermandad del Santo Rosario.
Clemente X concedió esta festividad a España (1671) antes de que Clemente XI la extendiera a la Iglesia Universal, celebrada el día de la octava de la Asunción, tras la victoria de Peterwaradin que el príncipe Eugenio de Saboya había obtenido frente a los turcos (5 de agosto de 1716). Pío X le asignó el 7 de octubre (1913).

Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, monjas, religiosas, novicias, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras patologías graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por las víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Continuamos unidos en oración por medio del rezo del Santo Rosario poniendo en Manos de Nuestra Madre Bendita todas nuestras preocupaciones, alegrías y necesidades, poniendo al mundo entero en Manos de nuestra Madre y pidiéndole a Ella paz para el mundo. Al rezar por la paz, rezamos por todo, por la paz en el mundo, en los corazones, porque la violencia sea desterrada, por la paz para los niños que están en peligro de ser abortados. Paz para los jóvenes que no encuentran el camino, paz para los deprimidos. Paz para los que no han tenido la dicha de conocer al Amor. En fin rezamos por la paz, y sigamos haciéndolo.

Cinco minutos con Jesús
Octubre 7
En adelante todas las generaciones me llamarán feliz. Por esa dignidad tan grande a la que María ha sido elevada, ella será bendita por todas las generaciones. En verdad, todas las generaciones cristianas de todos los siglos han cantado las glorias de aquella Virgen humilde que fue llamada a ser Madre de Dios.
Porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas. La Virgen de Nazaret dijo su sí al plan de Dios, y tras de ese sí el Verbo de Dios se hace hombre.
(Padre Alfonso Milagro)
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)

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