sábado, 24 de noviembre de 2018

Pequeñas Semillitas 3832

PEQUEÑAS SEMILLITAS

Año 13 - Número 3832 ~ Sábado 24 de Noviembre de 2018
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Hay diversas situaciones en la vida que nos angustian o nos deprimen: la enfermedad, los problemas familiares, la falta de trabajo o de dinero, etc.
Pero ninguno debería ser tan fuerte como para vencer nuestra fe que se apoya en Jesús y que por tal motivo no puede ser vencida por nada ni por nadie.
Nunca una noche ha vencido al amanecer y nunca un problema ha vencido a la esperanza.
Si deseamos el éxito no lo busquemos. Debemos limitarnos a hacer lo que amamos y aquello en lo que creemos. Y entonces el éxito, o las soluciones a nuestros problemas vendrán por añadidura.
El fracaso consiste en no persistir, en desanimarse después de un error, una dificultad, o en no levantarse después de una caída.

¡Buenos días!

¡Cómo prejuzgamos!
Cuántas veces nos equivocamos al juzgar a los demás. No conocemos la realidad de las personas, con todas las circunstancias de su vida; y sin embargo las condenamos en nuestro interior porque quizás a primera vista nos han caído mal por un detalle sin importancia. Por prudencia no te dejes llevar de reacciones instintivas.

El doctor está examinando a un paciente y le dice:
— Usted debería haber venido a verme antes.
— Sí... bueno, en realidad fui a ver a un curandero.
— ¿Cómo? ¿Y qué estupidez le dijo ese curandero?
— Que viniese a verlo a usted… 

Jesús dijo “No juzguen y no serán juzgados”, y también “Felices los misericordiosos porque obtendrán misericordia”. El que critica es porque antes ha juzgado al prójimo. No juzgues porque no conoces la situación real de cada uno. Eso sólo lo sabe Dios. Júzgate en cambio a ti mismo: es lo más acertado, es el tiempo mejor empleado.
* Enviado por el P. Natalio

La Palabra de Dios
Lecturas de hoy
 
Primera Lectura: Apoc 11, 4-12

Salmo: Sal 143, 1-2. 9-10

SANTO EVANGELIO: Lc 20,27-40
En aquel tiempo, acercándose a Jesús algunos de los saduceos, esos que sostienen que no hay resurrección, le preguntaron: «Maestro, Moisés nos dejó escrito que si muere el hermano de alguno, que estaba casado y no tenía hijos, que su hermano tome a la mujer para dar descendencia a su hermano. Eran siete hermanos; habiendo tomado mujer el primero, murió sin hijos; y la tomó el segundo, luego el tercero; del mismo modo los siete murieron también sin dejar hijos. Finalmente, también murió la mujer. Ésta, pues, ¿de cuál de ellos será mujer en la resurrección? Porque los siete la tuvieron por mujer».
Jesús les dijo: «Los hijos de este mundo toman mujer o marido; pero los que alcancen a ser dignos de tener parte en aquel mundo y en la resurrección de entre los muertos, ni ellos tomarán mujer ni ellas marido, ni pueden ya morir, porque son como ángeles, y son hijos de Dios, siendo hijos de la resurrección. Y que los muertos resucitan lo ha indicado también Moisés en lo de la zarza, cuando llama al Señor el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. No es un Dios de muertos, sino de vivos, porque para Él todos viven».
Algunos de los escribas le dijeron: «Maestro, has hablado bien». Pues ya no se atrevían a preguntarle nada.

Comentario:
Hoy, la Palabra de Dios nos habla del tema capital de la resurrección de los muertos. Curiosamente, como los saduceos, también nosotros no nos cansamos de formular preguntas inútiles y fuera de lugar. Queremos solucionar las cosas del más allá con los criterios de aquí abajo, cuando en el mundo que está por venir todo será diferente: «Los que alcancen a ser dignos de tener parte en aquel mundo y en la resurrección de entre los muertos, ni ellos tomarán mujer ni ellas marido» (Lc 20,35). Partiendo de criterios equivocados llegamos a conclusiones erróneas.
Si nos amáramos más y mejor, no se nos antojaría extraño que en el cielo no haya el exclusivismo del amor que vivimos en la tierra, totalmente comprensible a causa de nuestra limitación, que nos dificulta el poder salir de nuestros círculos más próximos. Pero en el cielo nos amaremos todos y con un corazón puro, sin envidias ni recelos, y no solamente al esposo o a la esposa, a los hijos o a los de nuestra sangre, sino a todo el mundo, sin excepciones ni discriminaciones de lengua, nación, raza o cultura, ya que el «amor verdadero alcanza una gran fuerza» (San Paulino de Nola).
Nos hace un gran bien escuchar estas palabras de la Escritura que salen de los labios de Jesús. Nos hace bien, porque nos podría ocurrir que, agitados por tantas cosas que no nos dejan ni tiempo para pensar e influidos por una cultura ambiental que parece negar la vida eterna, llegáramos a estar tocados por la duda respecto a la resurrección de los muertos. Sí, nos hace un gran bien que el Señor mismo sea el que nos diga que hay un futuro más allá de la destrucción de nuestro cuerpo y de este mundo que pasa: «Y que los muertos resucitan lo ha indicado también Moisés en lo de la zarza, cuando llama al Señor el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. No es un Dios de muertos, sino de vivos, porque para Él todos viven» (Lc 20,37-38).
Rev. D. Ramon CORTS i Blay (Barcelona, España)

Santoral Católico:
San Andrés Dung-Lac y Compañeros
Mártires en Vietnam
Son los 117 mártires de Vietnam canonizados por Juan Pablo II el 19 de junio de 1988. En el siglo XVII comenzaron las persecuciones contra los católicos, que habían ido creciendo en Vietnam desde el siglo anterior. Los cristianos martirizados en distintas fechas y regiones fueron cerca de 130.000, de los que se ha introducido la causa de beatificación de casi 1500. Entre los 117 canonizados hay 8 obispos, muchísimos sacerdotes seculares y religiosos, y un gran número de laicos de ambos sexos y de toda edad y condición. 96 son vietnamitas, 11 españoles y 10 franceses. San Andrés, hijo de padres paganos muy pobres, llegó a sacerdote con la ayuda de un catequista, ejerció el ministerio en diferentes localidades y murió decapitado en Hanoi el 21 de diciembre de 1839. Los once españoles, todos ellos dominicos, son los siguientes: Mateo Alonso de Leciniana, de Nava del Rey (Valladolid), decapitado el 22 de enero de 1745. Francisco Gil Federich, de Tortosa (Tarragona), decapitado el 22 de enero de 1745. Jacinto Castañeda, de Játiva (Valencia), degollado el 7 de noviembre de 1773. Ignacio Clemente Delgado, de Villafeliche (Zaragoza), obispo, falleció a causa de los malos tratos el 21 de julio de 1838. Domingo Henares, de Baena (Córdoba), obispo, decapitado el 25 de junio de 1838. José Fernández, de Ventosa de la Cuesta (Valladolid), decapitado el 24 de julio de 1838. Jerónimo Hermosilla, de Santo Domingo de la Calzada (La Rioja), obispo, degollado el 1 de noviembre de 1861. José María Díaz Sanjurjo, de Santa Eulalia de Suegos (Lugo), obispo, decapitado el 20 de julio de 1857. Melchor García Sampedro, de Cortes, parroquia de Cienfuegos (Oviedo), obispo, descuartizado el 28 de julio de 1858. Valentín de Berrio Ochoa, de Elorrio (Vizcaya), obispo, decapitado el 1 de noviembre de 1861. Pedro Almato, de San Feliu Saserra (Barcelona), martirizado el 1 de noviembre de 1861.
Oración: Oh Dios, fuente y origen de toda paternidad, tú hiciste que los santos mártires Andrés y sus compañeros fueran fieles a la cruz de Cristo, con una fidelidad que llegó hasta el derramamiento de su sangre; concédenos, por su intercesión, que difundamos tu amor entre nuestros hermanos y que nos llamemos y seamos de verdad hijos tuyos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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© Directorio Franciscano – Aciprensa – Catholic.net

Palabras del Santo Padre Pío 
“¡Cuántas veces he confiado a esta madre la atormentada angustia de mi inquieto corazón! ¡Y cuántas veces me ha consolado! En tiempos difíciles, me parece que no tengo madre en la tierra, sino solo una, llena de piedad, en el Cielo. Pobre madrecita, ¡cómo me ama! ¡Con cuánta solicitud me acompañó al altar esta mañana! Me gustaría tener una voz muy fuerte para invitar a los pecadores de todo el mundo a ir hacia Nuestra Señora”.

Grandes Biografías:
John F. Kennedy
 
John Fitzgerald Kennedy nació en Brookline (Massachusetts) el 29 de mayo de 1917. Fue el segundo hijo del financiero Joseph P. Kennedy, embajador en Gran Bretaña durante el gobierno de Franklin D. Roosevelt. Su padre creó un imperio económico a partir del patrimonio heredado de su abuelo Patrick, de origen irlandés. La inmensa fortuna fue obtenida con las inversiones en la industria cinematográfica, el negocio del alcohol en los tiempos de la Ley Seca o el alquiler de viviendas populares. Siendo fundador de una dinastía política y económica, la ambición personal del padre de John se proyectó a partir de entonces en él y sus hermanos, a quienes preparó para asumir en el futuro altos cargos en la administración norteamericana.

Se graduó por la Universidad de Harvard en 1940, y participó en la II Guerra Mundial como oficial de Marina. La carrera política de John se inició en 1946, al conseguir un puesto de congresista por el estado de Massachusetts (se sabe que fue su padre quien estuvo detrás de su nominación).

El mismo año de su elección como senador, 1952, conoció a su futura esposa Jacqueline Lee Bouver, quien por aquel entonces era periodista del Washington Times Herald. El papel de su mujer, con quien tuvo dos hijos, fue fundamental en su carrera política, ya que contribuyó en su imagen de hombre de familia. Incluso tras la muerte de John, la figura de Jacqueline jugó un papel simbólico de primer orden en la sociedad norteamericana.

Durante su recuperación de una operación de la espina dorsal, Kennedy escribió su libro "Perfiles de Coraje", en el cual completó bosquejos biográficos de dirigentes políticos (1956). Un año más tarde ganó el premio Pulitzer por esta obra.

Reelegido para el senado en 1958, fue designado por la Convención como candidato para las siguientes elecciones nacionales. A consecuencia reunió en torno a sí a un grupo de trabajo formado por jóvenes liberales, entre los que destacó su hermano Robert -como director de la campaña-. Ganándole en las elecciones a Richard M. Nixon -candidato republicano -, se convirtió en el presidente más joven y el primero católico de la historia de Estados Unidos.

Denominó a su programa como "Nueva Frontera", con el cual prometió emprender una renovación de las estructuras sociales, políticas y económicas que acabasen con las desigualdades raciales y económicas. Los objetivos del nuevo gabinete fueron el desarrollo económico, elaborar una eficaz política de defensa frente a la URSS y el comunismo, reformar la Administración e intervenir en América Latina -a través de una política llamada “Alianza para el Progreso”- que, a partir del desarrollo económico, impidiera la expansión del comunismo.

Para garantizar estos objetivos en Latinoamérica, Estados Unidos se comprometía a cooperar en aspectos técnicos y financieros. No obstante, el programa fracasó debido a que, tras el asesinato de Kennedy, sus sucesores limitaron la ayuda financiera estadounidense a estos países, prefiriendo acuerdos bilaterales en los que primaba la cooperación militar.

En el poder, Kennedy respaldó la invasión de Cuba por un grupo de exiliados en Estados Unidos (Bahía de Cochinos, 1961) que fracasó. Poco después, 1962, se enfrentó a la URSS cuando este país instaló misiles nucleares en Cuba, e inició la intervención armada en Vietnam.

En política interior su iniciativa fue paralizar la inflación, a la que siguió el establecimiento de un salario mínimo, la implantación de un programa de obras públicas y la reducción de impuestos. Su política social incluyó algunos programas de distribución de alimentos a los grupos desfavorecidos y la subvención de la enseñanza pública. Sin embargo, la promoción de una igualdad entre negros y blancos no resultó del todo ya que sólo realizó ínfimos avances, por ejemplo elevó al Congreso la ley de derechos civiles a favor de los negros, aunque recién fue aprobada en 1964.

En 1963 Kennedy comenzó a planificar su estrategia para la reelección. El 22 de noviembre, mientras viajaba en un automóvil descapotable por Dallas (Texas), Kennedy recibió varios disparos falleciendo al instante. Se llegó a la conclusión, en septiembre de 1964, de que el único asesino había sido Lee Harvey Oswald, antiguo soldado estadounidense. Éste, que fue detenido horas después del asesinato, fue asesinado dos días después por el propietario de un bar nocturno de Dallas, mientras era conducido desde la ciudad a la prisión del condado.

Investigaciones posteriores afirmaron que a Kennedy le dispararon al menos dos francotiradores, de frente y por detrás, identificando a varios posibles promotores del crimen, incluida la mafia y los exiliados cubanos descontentos. A partir de entonces la duda se convirtió en la protagonista del hecho, y así el asesinato de Kennedy conmocionó a la opinión pública, la cual ha hecho conjeturas varias, sin llegar a la verdad. A la vez este crimen contribuyó, aun más que su carrera política, a crear un mito.

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Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
Siendo que el Señor en el Evangelio nos ha prometido expresamente: “Vengan a Mí todos los que están afligidos y agobiados y Yo los aliviaré”, es difícil entender por qué cuando estamos tristes o angustiados no acudimos con presteza a los pies del sagrario, donde Jesús Sacramentado nos espera para consolarnos, animarnos y fortalecernos.
A veces acudimos a algún amigo de la tierra o a un familiar, y está bien que así lo hagamos. Pero no nos olvidemos que el mayor Amigo y el mejor Familiar nuestro es Jesucristo Eucaristía.
Es cierto que si no tenemos la dicha de contar con una capilla de adoración perpetua a Jesús Sacramentado cerca de nuestra casa, no nos será fácil ir a los pies de Jesús a cualquier hora del día. Pero aunque no podamos acudir materialmente a la iglesia, al sagrario, vayamos a lo menos espiritualmente. Hagamos una visita espiritual a los pies de Jesús en el Tabernáculo y hallaremos gracia y consuelo a todas nuestras penas y congojas.
Es promesa de un Dios, que nos aliviará el Señor Jesús si vamos a sus pies en el sagrario. Y quien no lo crea así, que haga la prueba cuando esté abatido, y vaya a Jesús, y comprobará por su propia cuenta qué verdadera es esta promesa divina.
Lamentablemente cuando estamos sufriendo no pocas veces nos sucede que ni nos acordamos de ir a Jesús Hostia, y damos como manotazos de ahogado tratando de buscar soluciones, y no acertamos a ir en la dirección correcta: el sagrario de la iglesia.
Cuanto más asiduamente visitemos a Jesús Eucaristía, tanto más consolados seremos en las penalidades de la vida, que a todos nos sobrevienen por muchos motivos.
Así que no olvidemos para la próxima vez que nos sintamos desanimados y cansados, de ir a la iglesia más cercana y arrodillarnos a los pies del tabernáculo donde Jesús nos espera para colmarnos de gracias, consuelos y luces para iluminar nuestras tinieblas y darnos la solución para que tomemos decisiones acertadas según la voluntad de Dios y el bien de nuestras almas y de muchos.

Pedidos de oración 
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, monjas, religiosas, novicias, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los pacientes internados en la Casa de la Bondad en  Córdoba (Argentina); por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por las víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.

Pedimos oración para Jefferson Samir G. F, de Colombia, delicado por dos hernias halladas en su columna, así como una leve desviación.

Seguimos rezando por Marina, de Málaga, España, cuya condición general de salud sigue siendo muy delicada, rogando al Señor Jesús que alivie sus sufrimientos y prepare su suave ingreso al paraíso prometido.

Continuamos unidos en oración por medio del rezo del Santo Rosario poniendo en Manos de Nuestra Madre Bendita todas nuestras preocupaciones, alegrías y necesidades, poniendo al mundo entero en Manos de nuestra Madre y pidiéndole a Ella paz para el mundo. Al rezar por la paz, rezamos por todo, por la paz en el mundo, en los corazones, porque la violencia sea desterrada, por la paz para los niños que están en peligro de ser abortados. Paz para los jóvenes que no encuentran el camino, paz para los deprimidos. Paz para los que no han tenido la dicha de conocer al Amor. En fin rezamos por la paz, y sigamos haciéndolo.

Tú quisiste, Señor, que tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén

Cinco minutos del Espíritu Santo
 
Noviembre 24
El Espíritu Santo no consiente la mediocridad; siempre quiere llevarnos a algo más.
El martirio es una muestra de lo que puede llegar a provocar el Espíritu Santo. Por eso la Iglesia nos propone recordar a los mártires de distintas regiones de la tierra, para reconocer la acción del Espíritu Santo y para estimular nuestra entrega. Hoy recordamos a los 117 mártires de Vietnam.
Estos mártires son personas de diversas condiciones y estados de vida: obispos, sacerdotes, catequistas, padres de familia, profesionales, pescadores. Así vemos que, en cualquier situación que vivamos, es posible entregarlo todo. Cada uno de nosotros, en la tarea que le toque realizar, puede dejarse tomar por el Espíritu Santo, y dar la vida en esa tarea generosa.
Uno de estos mártires, llamado Pablo, decía con firmeza, en medio de los tormentos espantosos que le hacían sufrir: “Estoy lleno de gozo y de alegría. No estoy solo, Cristo está conmigo".
A pesar de las crueles persecuciones, que buscaban amedrentar a los pobladores para que no se hicieran cristianos, hoy la Iglesia en Vietnam ya tiene unos seis millones de fieles cristianos. Por eso, ninguna circunstancia adversa debería hacernos pensar que no vale la pena entregarse, que nada puede ser mejor, que nuestra entrega es inútil. Ninguna lucha, llevada con amor, será infecunda, más allá de lo que nosotros lleguemos a ver con nuestros ojos. Por eso, cuando nos parece que sufrimos inútilmente, invoquemos al Espíritu Santo, y dejemos que él bendiga ese dolor. De esa manera, nuestro sufrimiento dará frutos preciosos.
Los mártires nos impulsan a entregar la vida, cada día. Es posible, si nos dejamos impulsar y fortalecer por el Espíritu Santo.
* Mons. Víctor Manuel Fernández
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)

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