PEQUEÑAS SEMILLITAS
Número 0306 ~ Miércoles 13 de Febrero de 2008
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
Hola !!!
En la mitad de la semana, se me ocurre propicio transcribir esta sabia reflexión de anónimo autor que tiene que ver con la necesaria confianza en Dios que todos debemos tener y mantener todos los días de nuestra vida:
"Con frecuencia nos angustiamos pensando sobre los males que nos aquejan o sobre lo que nos sale mal, y olvidamos que tenemos tan cerca a Dios que creó todo lo bueno y todo lo bello, y que como Padre quiere lo mejor para nosotros. Sólo confía en Él, vive en Él y desaparecerá todo lo malo".
Evangelio de hoy
En aquel tiempo, habiéndose reunido la gente, comenzó a decir: «Esta generación es una generación malvada; pide una señal, y no se le dará otra señal que la señal de Jonás. Porque, así como Jonás fue señal para los ninivitas, así lo será el Hijo del hombre para esta generación. La reina del Mediodía se levantará en el Juicio con los hombres de esta generación y los condenará: porque ella vino de los confines de la tierra a oír la sabiduría de Salomón, y aquí hay algo más que Salomón. Los ninivitas se levantarán en el Juicio con esta generación y la condenarán; porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás, y aquí hay algo más que Jonás».
(Lucas 11, 29-32)
Comentario
Hoy, Jesús nos dice que la señal que dará a la "generación malvada" será Él mismo, como la "señal de Jonás" (cf. Lc 11,30). De la misma manera que Jonás dejó que lo arrojaran por la borda para calmar la tempestad que amenazaba con hundirlos -y, así, salvar la vida de la tripulación-, de igual modo permitió Jesús que le arrojasen por la borda para calmar las tempestades del pecado que hacen peligrar nuestras vidas. Y, de igual forma que Jonás pasó tres días en el vientre de la ballena antes de que ésta lo vomitara sano y salvo a tierra, así Jesús pasaría tres días en el seno de la tierra antes de abandonar la tumba (cf. Mt 12,40).
La señal que Jesús dará a los "malvados" de cada generación es su muerte y resurrección. Su muerte, aceptada libremente, es la señal del increíble amor de Dios por nosotros: Jesús dio su vida para salvar la nuestra. Y su resurrección de entre los muertos es la señal de su divino poder. Se trata de la señal más poderosa y conmovedora jamás dada.
Pero, además, Jesús es también la señal de Jonás en otro sentido. Jonás fue un icono y un medio de conversión. Cuando en su predicación «dentro de cuarenta días Nínive será destruida» (Jon 3,4) advierte a los ninivitas paganos, éstos se convierten, pues todos ellos -desde el rey hasta niños y animales- se cubren con arpillera y cenizas. Durante estos cuarenta días de Cuaresma, tenemos a alguien "mucho más grande que Jonás" (cf. Lc 11,32) predicando la conversión a todos nosotros: el propio Jesús. Por tanto, nuestra conversión debiera ser igualmente exhaustiva.
«Pues Jonás era un sirviente», escribe san Juan Crisóstomo en la persona de Jesucristo, «pero yo soy el Maestro; y él fue arrojado por la ballena, pero yo resucité de entre los muertos; y él proclamaba la destrucción, pero yo he venido a predicar la Buena Nueva y el Reino».
La semana pasada, el Miércoles de Ceniza, nos cubrimos con ceniza, y cada uno escuchó las palabras de la primera homilía de Jesucristo, «Arrepiéntete y cree en el Evangelio» (cf. Mc 1,15). La pregunta que debemos hacernos es: -¿Hemos respondido ya con una profunda conversión como la de los ninivitas y abrazado aquel Evangelio?
Fr. Roger J. Landry (Hyannis-Massachusetts, USA)
Santoral y Efemérides
En el Santoral Católico hoy se conmemora a Santas Fusca y Maura, Mártires.
Otros santos del día: San Benigno, San Martiniano, Santa Humbelina y San Jordán de Sajonia.
Un cordial saludo para los amigos y amigas que llevan esos nombres.
Algunos de los hechos más importantes ocurridos en un día como hoy en la Historia fueron:
1542 - Descubrimiento del río Amazonas por Gonzalo Pizarro y Francisco de Orellana, tras una épica travesía.
1668 - Tratado de Lisboa, mediante el cual España reconoce la independencia de Portugal.
1812 - Aparece en Santiago "La Aurora", el primer periódico chileno, dirigido por Camilo Henríquez.
1883 - Muere Richard Wagner, compositor alemán.
1889 - Nace el escritor argentino Ricardo Güiraldes, autor de "Don Segundo Sombra".
1933 - Nace Kim Novak, actriz estadounidense de cine.
1947 - El Consejo de Seguridad de la ONU acuerda la creación de una Comisión de Desarme Mundial.
1959 - Se ponen en venta las muñecas "Barbie".
1967 - Se descubre en la Biblioteca Nacional de Madrid un volumen de casi 700 páginas con anotaciones manuscritas y dibujos a mano de Leonardo da Vinci.
1968 - El ex presidente de Ecuador, Galo Plaza, es nombrado secretario general de la OEA.
1974 - El escritor soviético Alexander Solyenitsin es expulsado de la URSS.
1997 - El Discovery captura al telescopio espacial Hubble.
Pensamiento
"Reflexionen seriamente aquellos jóvenes que con todo humildad, pero con toda verdad, descubren en sí huellas más profundas del paso de Dios por sus vidas".
San Alberto Hurtado s.j.
Mensaje para la XVI Jornada Mundial del Enfermo
Queridos hermanos y hermanas:
1. El 11 de febrero, memoria litúrgica de Nuestra Señora de Lourdes, se celebra la Jornada mundial del enfermo, ocasión propicia para reflexionar sobre el sentido del dolor y sobre el deber cristiano de salir a su encuentro en cualquier circunstancia que se presente. Este año, en esa fecha coinciden dos importantes acontecimientos para la vida de la Iglesia, como se puede apreciar ya en el tema elegido —"La Eucaristía, Lourdes y la atención pastoral a los enfermos"—: el 150° aniversario de las apariciones de la Inmaculada en Lourdes y la celebración del Congreso eucarístico internacional en Quebec (Canadá). De ese modo se brinda una ocasión singular para considerar la íntima unión que existe entre el misterio eucarístico, el papel de María en el plan salvífico y la realidad del dolor y del sufrimiento del hombre.
El 150° aniversario de las apariciones de Lourdes nos invita a dirigir la mirada hacia la Virgen santísima, cuya Inmaculada Concepción constituye el don sublime y gratuito de Dios a una mujer, para que pudiera adherirse plenamente a los designios divinos con fe firme e inquebrantable, a pesar de las pruebas y los sufrimientos que debía afrontar.
Por eso, María es modelo de abandono total a la voluntad de Dios: acogió en su corazón al Verbo eterno y lo concibió en su seno virginal; se fió de Dios y, con el alma traspasada por la espada del dolor (cf. Lc 2, 35), no dudó en compartir la pasión de su Hijo, renovando en el Calvario, al pie de la cruz, el "sí" de la Anunciación.
Meditar en la Inmaculada Concepción de María es, por consiguiente, dejarse atraer por el "sí" que la unió admirablemente a la misión de Cristo, Redentor de la humanidad; es dejarse asir y guiar por su mano, para pronunciar el mismo fiat a la voluntad de Dios con toda la existencia entretejida de alegrías y tristezas, de esperanzas y desilusiones, convencidos de que las pruebas, el dolor y el sufrimiento dan un sentido profundo a nuestra peregrinación en la tierra.
2. No se puede contemplar a María sin ser atraídos por Cristo y no se puede mirar a Cristo sin descubrir inmediatamente la presencia de María. Existe un nexo inseparable entre la Madre y el Hijo engendrado en su seno por obra del Espíritu Santo, y este vínculo lo percibimos, de manera misteriosa, en el sacramento de la Eucaristía, como pusieron de relieve desde los primeros siglos los Padres de la Iglesia y los teólogos.
«La carne nacida de María, procediendo del Espíritu Santo, es el pan bajado del cielo», afirma san Hilario de Poitiers; y en el Sacramentario Bergomense, del siglo IX, leemos: «Su seno hizo florecer un fruto, un pan que nos ha colmado de un don angélico. María restituyó a la salvación lo que Eva destruyó con su culpa». Asimismo, san Pedro Damián dice: «Aquel cuerpo que la santísima Virgen engendró y alimentó en su seno con solicitud materna, aquel cuerpo sin duda, y no otro, ahora lo recibimos en el sagrado altar y bebemos la sangre como sacramento de nuestra redención. Esto es lo que nos dice la fe católica; esto es lo que enseña fielmente la santa Iglesia».
El vínculo de la Virgen santísima con su Hijo, Cordero inmolado que quita el pecado del mundo, se extiende a la Iglesia, Cuerpo místico de Cristo. Como afirma el siervo de Dios Juan Pablo II, María es «mujer eucarística» con toda su vida, por lo cual la Iglesia, contemplándola a ella como su modelo, «ha de imitarla también en su relación con este santísimo Misterio» (Ecclesia de Eucharistia, 53).
Desde esta perspectiva se comprende mucho mejor por qué en Lourdes el culto a la santísima Virgen María va unido a un fuerte y constante culto a la Eucaristía, con celebraciones eucarísticas diarias, con la adoración del santísimo Sacramento y la bendición a los enfermos, que constituye uno de los momentos más fuertes de la visita de los peregrinos a la gruta de Massabielle.
La presencia en Lourdes de muchos peregrinos enfermos y de voluntarios que los acompañan ayuda a reflexionar sobre la solicitud materna y tierna que la Virgen manifiesta con respecto al dolor y a los sufrimientos del hombre. La comunidad cristiana siente que María, Mater dolorosa, asociada al sacrificio de Cristo, sufriendo al pie de la cruz con su Hijo divino, está particularmente cerca de ella cuando se congrega en torno a sus miembros que sufren, llevando los signos de la pasión del Señor.
María sufre con quienes pasan por la prueba, con ellos espera y es su consuelo, sosteniéndolos con su ayuda materna. ¿No es verdad que la experiencia espiritual de tantos enfermos lleva a comprender cada vez más que «el divino Redentor quiere penetrar en el ánimo de todo paciente a través del corazón de su Madre santísima, primicia y vértice de todos los redimidos»? (Salvifici doloris, 26).
3. Si Lourdes nos impulsa a meditar en el amor materno de la Virgen Inmaculada por sus hijos enfermos y que sufren, el próximo Congreso Eucarístico internacional será ocasión para adorar a Jesucristo presente en el Sacramento del altar, para encomendarnos a él como Esperanza que no defrauda y para recibirlo como medicina de inmortalidad que cura el cuerpo y el alma.
Jesucristo redimió al mundo con su sufrimiento, con su muerte y resurrección, y quiso quedarse con nosotros como "pan de vida" en nuestra peregrinación terrena. El tema del Congreso eucarístico, «La Eucaristía, don de Dios para la vida del mundo», subraya que la Eucaristía es el don que el Padre hace al mundo de su único Hijo, encarnado y crucificado. Él es quien nos reúne en torno a la mesa eucarística, suscitando en sus discípulos una solicitud amorosa en favor de los que sufren y los enfermos, en los que la comunidad cristiana reconoce el rostro de su Señor.
Como puse de relieve en la exhortación apostólica postsinodal Sacramentum caritatis, «nuestras comunidades, cuando celebran la Eucaristía, han de ser cada vez más conscientes de que el sacrificio de Cristo es para todos y que, por eso, la Eucaristía impulsa a todo el que cree en él a hacerse "pan partido" para los demás» (n. 88). Esto nos estimula a servir personalmente a los hermanos, en especial a los que atraviesan dificultades, pues en realidad la vocación de todo cristiano consiste en ser, como Jesús, pan partido para la vida del mundo.
4. Así pues, es evidente que la pastoral de la salud encuentra precisamente en la Eucaristía la fuerza espiritual necesaria para socorrer de forma eficaz al hombre y para ayudarle a comprender el valor salvífico de su sufrimiento. Como dijo el siervo de Dios Juan Pablo II en la citada carta apostólica Salvifici doloris, la Iglesia ve en los hermanos y hermanas que sufren «como un sujeto múltiple de la fuerza sobrenatural» de Cristo (cf. n. 27).
El hombre que sufre con amor y con dócil abandono a la voluntad divina, unido misteriosamente a Cristo, se transforma en ofrenda viva para la salvación del mundo. Mi amado predecesor afirmó también que «cuanto más se siente el hombre amenazado por el pecado que lleva en sí el mundo de hoy, tanto más grande es la elocuencia que posee en sí el sufrimiento humano. Y tanto más la Iglesia siente la necesidad de recurrir al valor de los sufrimientos humanos para la salvación del mundo» (ib.).
Por consiguiente, si en Quebec se contempla el misterio de la Eucaristía, don de Dios para la vida del mundo, en la Jornada mundial del enfermo, con un paralelismo espiritual ideal, no sólo se celebra la efectiva participación del sufrimiento humano en la obra salvífica de Dios, sino que también se puede gozar, en cierto sentido, de los extraordinarios frutos prometidos a quienes creen. Así, el dolor, acogido con fe, se convierte en la puerta para entrar en el misterio del sufrimiento redentor de Jesús y para llegar con él a la paz y a la felicidad de su resurrección.
5. A la vez que dirijo mi cordial saludo a todos los enfermos y a quienes los atienden de diversas maneras, invito a las comunidades diocesanas y parroquiales a celebrar la próxima Jornada mundial del enfermo valorando plenamente la feliz coincidencia del 150° aniversario de las apariciones de Nuestra Señora de Lourdes y el Congreso eucarístico internacional.
Se trata de una ocasión para subrayar la importancia de la Santa Misa, de la adoración eucarística y del culto a la Eucaristía, haciendo que las capillas en los centros de salud se transformen en el corazón palpitante en el que Jesús se ofrece incesantemente al Padre para la vida de la humanidad. También la distribución de la Eucaristía a los enfermos, hecha con decoro y espíritu de oración, es verdadero consuelo para quienes sufren por cualquier forma de enfermedad.
La próxima Jornada mundial del enfermo ha de ser, además, una circunstancia propicia para invocar de modo especial la protección materna de María sobre quienes se encuentran probados por la enfermedad, sobre los agentes sanitarios y sobre todos los que trabajan en la pastoral de la salud. Pienso, en particular, en los sacerdotes comprometidos en este campo, en las religiosas y en los religiosos, en los voluntarios y en todos los que con una entrega efectiva se dedican a servir, en cuerpo y alma, a los enfermos y a los necesitados.
Encomiendo a todos a María, Madre de Dios y Madre nuestra, Inmaculada Concepción. Que ella ayude a cada uno a testimoniar que la única respuesta válida al dolor y al sufrimiento humano es Cristo, el cual al resucitar venció la muerte y nos dio la vida que no tiene fin.
Con estos sentimientos, imparto de corazón a todos una bendición apostólica especial.
BENEDICTUS PP. XVI
Cosas curiosas
¿ Sabías que la Viuda Negra es una araña de las regiones cálidas de América ?
El macho es pequeño e inofensivo. En cambio, la hembra es de color negro con una mancha roja, y es muy venenosa. Se alimenta de insectos que caen en su red pegajosa, de un hilo de seda tejido con finura y perfección.
¿ Sabías que las películas "Ben Hur", en 1959 y "Titanic" en 1997 tienen el récord de Oscars?
Cada una ganaron once Oscars.
¿ Sabías que el lagarto más largo que existe es el Dragón de Komodo y llega a medir tres metros de longitud ?
Se alimenta de cualquier tipo de animales y carroña.
Reflexión diaria en Cuaresma
Día 8º. Miércoles primero (13 de Febrero)
Dios no se asusta de mí. Quizá hayas visto la película "Tarzán en Nueva York". Describe las divertidas aventuras de Tarzán y Chita cuando son trasladados en avión desde la selva a la ciudad de los rascacielos, donde todo les llena de asombro y les ocurren mil peripecias.
Chita protagoniza una de las sorpresas: al llegar a la habitación del hotel ve reflejada su fea cara sobre el gran espejo del armario. El susto fue tan descomunal que, lanzando un terrible bramido presa de pavor, salió corriendo: no se imaginaba que aquel feísimo "monstruo" que ha visto en la habitación es su propia imagen reflejada en el espejo.
La escena acaba bien: Chita se refugió en los brazos de Tarzán, que la aferró con afecto, calmándola con sus caricias. Y es que Tarzán quería a Chita como era: con sus pelos negros y largos, su rostro de irracional y su mirada extraviada.
Dios nos quiere a cada uno de nosotros infinitamente más: sabe mejor que nadie cómo somos; conoce nuestros fallos; no ignora que somos miserables y que tenemos muchos defectos. Nos conoce mucho mejor que podemos conocernos a nosotros mismos, y tiene en cuenta nuestras cosas buenas y nuestros deseos de mejorar.
Dios no se asusta de nuestras fealdades.
Gracias, Dios mío, porque me quieres a mí y a cada uno más que todas las madres del mundo puedan querer a sus hijos; no te asustas ante nuestras torpezas, ni ante nuestras miserias, y nos acoges con un cariño infinitamente mayor que el que tenía Tarzán a Chita. El problema es que cuando yo voy descubriendo lo feo que soy (mis limitaciones, fallos, miserias, etc) me puedo "medio asustar" y pensar que no me es posible ser santo, que no puedo estar cerca de ti, entonces puedo desanimarme, olvidarme de que Tú me quieres como soy, y alejarme de Ti. Que no me pase esto, Señor. Si alguna vez me alejo de Ti, volveré corriendo a tu lado contándote lo que me pasa.
Coméntale a Dios con tus palabras algo de lo que has leído. Después termina con la oración final.
Texto del P. José Pedro Manglano Castellary
Tomado del "Web Católico de Javier"
http://webcatolicodejavier.org
Los cinco minutos de María - por Alfonso Milagro
Si el encuentro con Dios produce felicidad, la búsqueda y el encuentro con la Madre del cielo llenan y satisfacen plenamente nuestro corazón.
Como el encuentro de la madre y el hijo es causa de felicidad para ambos, el encuentro y el trato del cristiano con la dulce Madre produce honda satisfacción, tanto en ella como en el cristiano, su hijo.
¡Y qué alegría tan grande y sostenida se vive cuando uno se siente así tan unido a María por el amor, cuando se sabe que ella es nuestra verdadera Madre y nos ama y nos cuida como tal!
Que tu presencia en nuestra vida, María, nos enseñe a dar luz a Jesús en cada gesto de nuestro día.
Felipe de Urca
-Jardinero de Dios-
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