lunes, 4 de diciembre de 2023

Pequeñas Semillitas 5504

PEQUEÑAS SEMILLITAS
 
Año 18 - Número 5504 ~ Lunes 4 de Diciembre de 2023
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
¡Alabado sea Jesucristo!
Con gran alegría y esperanza hemos comenzado un nuevo Adviento. De verdad que debe ser un Adviento nuevo, porque el que vivimos hace un año nos dio las gracias que Dios tenía preparadas para nosotros en ese momento, pero ahora somos distintos de alguna manera; nuevos problemas, nuevas alegrías, alguien que falta a nuestro lado, alguien que ha llegado nuevo; para esta persona vieja y nueva que somos el Señor quiere nacer ahora.
Preparémonos para acogerlo no como el que cumple una rutina anual sino como si fuera el  primer Adviento de nuestra vida, o quizá el último. Preparémonos para vivirlo como lo hizo la Santísima Virgen, que veía llegar el momento del parto y se debatía entre el susto por saber cómo sería esa criatura que estaba en su seno y que había sido concebida por una obra milagrosa del Espíritu Santo, y la alegría de saber que pronto iba a poder estrechar en sus brazos a su Hijo, al Hijo de Dios. Junto a la Virgen de la Esperanza, nos preparamos para la Navidad.
(Padre Santiago Martín)
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Is 2,1-5
 
Salmo: Sal 121, 1-2. 3-4a (4b-5. 6-7) 8-9
 
Santo Evangelio: Mt 8,5-11
En aquel tiempo, habiendo entrado Jesús en Cafarnaúm, se le acercó un centurión y le rogó diciendo: «Señor, mi criado yace en casa paralítico con terribles sufrimientos». Dícele Jesús: «Yo iré a curarle». Replicó el centurión: «Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; basta que lo digas de palabra y mi criado quedará sano. Porque también yo, que soy un subalterno, tengo soldados a mis órdenes, y digo a éste: ‘Vete’, y va; y a otro: ‘Ven’, y viene; y a mi siervo: ‘Haz esto’, y lo hace».
Al oír esto Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían: «Os aseguro que en Israel no he encontrado en nadie una fe tan grande. Y os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se pondrán a la mesa con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los Cielos».
 
Comentario:
Hoy, Cafarnaúm es nuestra ciudad y nuestro pueblo, donde hay personas enfermas, conocidas unas, anónimas otras, frecuentemente olvidadas a causa del ritmo frenético que caracteriza a la vida actual: cargados de trabajo, vamos corriendo sin parar y sin pensar en aquellos que, por razón de su enfermedad o de otra circunstancia, quedan al margen y no pueden seguir este ritmo. Sin embargo, Jesús nos dirá un día: «Cuanto hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicisteis» (Mt 25,40). El gran pensador Blaise Pascal recoge esta idea cuando afirma que «Jesucristo, en sus fieles, se encuentra en la agonía de Getsemaní hasta el final de los tiempos».
El centurión de Cafarnaúm no se olvida de su criado postrado en el lecho, porque lo ama. A pesar de ser más poderoso y de tener más autoridad que su siervo, el centurión agradece todos sus años de servicio y le tiene un gran aprecio. Por esto, movido por el amor, se dirige a Jesús, y en la presencia del Salvador hace una extraordinaria confesión de fe, recogida por la liturgia Eucarística: «Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa: di una sola palabra y mi criado quedará curado» (cf. Mt 8,8). Esta confesión se fundamenta en la esperanza; brota de la confianza puesta en Jesucristo, y a la vez también de su sentimiento de indignidad personal, que le ayuda a reconocer su propia pobreza.
Sólo nos podemos acercar a Jesucristo con una actitud humilde, como la del centurión. Así podremos vivir la esperanza del Adviento: esperanza de salvación y de vida, de reconciliación y de paz. Solamente puede esperar aquel que reconoce su pobreza y es capaz de darse cuenta de que el sentido de su vida no está en él mismo, sino en Dios, poniéndose en las manos del Señor. Acerquémonos con confianza a Cristo y, a la vez, hagamos nuestra la oración del centurión.
* Rev. D. Joaquim MESEGUER García (Rubí, Barcelona, España)
 
Santoral Católico:
San Juan Damasceno
Nació en Damasco (Siria) hacia el año 650, en el seno de una familia árabe cristiana. Sucedió a su padre en sus servicios al califa, y llegó a ser ministro de las finanzas de su corte. Al perder el favor del califa, se trasladó a Jerusalén e ingresó en la cercana «laura» o monasterio de San Sabas, donde fue ordenado de sacerdote. Escribió numerosos himnos sagrados y obras teológicas, en las que se recoge lo más valioso de los escritos patrísticos de la Iglesia oriental. Fue un gran defensor, de palabra y por escrito, del culto de las imágenes sagradas -que consideraba palabra de Dios que nos entra por los ojos- contra los iconoclastas capitaneados por el emperador León Isáurico, que pretendían su supresión. Murió en su monasterio a mediados del siglo VIII.
Oración: Te rogamos, Señor, que nos ayude en todo momento la intercesión de san Juan Damasceno, para que la fe verdadera que tan admirablemente enseñó sea siempre nuestra luz y nuestra fuerza. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Para más información hacer clic acá.
(Directorio Franciscano – ACI Prensa – Catholic.net)
 
Palabras del Papa Francisco
«En este tiempo de Adviento, pidamos al Señor que reavive en nosotros la fe en Cristo que viene para salvarnos, para ayudarnos a ser siempre fieles a nuestra vocación de discípulos y misioneros»
 
Tema del día:
La corona de Adviento
La palabra Adviento es de origen latino y quiere decir Advenimiento o Venida. Es el tiempo en que los cristianos nos preparamos para la venida de Jesucristo. El tiempo de Adviento abarca cuatro semanas antes de Navidad.
 
Una costumbre significativa y de gran ayuda para vivir este tiempo es la corona o guirnalda de Adviento, que es el primer anuncio de Navidad.
 
La corona de Adviento encuentra sus raíces en las costumbres precristianas de los germanos (Alemania). Durante el frío y la oscuridad de diciembre, colectaban coronas de ramas verdes y encendían fuegos como señal de esperanza en la venida de la primavera. Pero la corona de adviento no representa una concesión al paganismo sino, al contrario, es un ejemplo de la cristianización de la cultura.
 
En el siglo XVI católicos y protestantes alemanes utilizaban este símbolo para celebrar el Adviento: aquellas costumbres primitivas contenían una semilla de verdad que ahora podía expresar la verdad suprema: Jesús es la luz que ha venido, que está con nosotros y que vendrá con gloria. Las velas anticipan la venida de la luz en la Navidad: Jesucristo.
 
La corona de Adviento se hace con follaje verde sobre el que se insertan cuatro velas. Tres velas son color violeta, una es rosa.
 
El primer domingo de Adviento encendemos la primera vela y cada domingo de adviento encendemos una vela más hasta llegar a la Navidad. La vela rosa corresponde al tercer domingo y representa el gozo.
 
Mientras se encienden las velas se hace una oración, utilizando algún pasaje de la Biblia y se entonan cantos. Esto también es recomendable hacerlo en casa, por ejemplo antes o después de la cena. Si no hay velas de esos colores aún se puede hacer la corona ya que lo más importante es el significado: la luz que aumenta con la proximidad del nacimiento de Jesús quien es la Luz del Mundo. La corona se puede llevar a la iglesia para ser bendecida por el sacerdote.
 
La corona de Adviento encierra varios simbolismos:
 
La forma circular:
El círculo no tiene principio ni fin.
Es señal del amor de Dios que es eterno, sin principio y sin fin, y también de nuestro amor a Dios y al prójimo que nunca debe terminar.
 
Las ramas verdes:
Verde es el color de esperanza y vida. Dios quiere que esperemos su gracia, el perdón de los pecados y la gloria eterna al final de nuestras vidas.
El anhelo más importante en nuestras vidas debe ser llegar a una unión más estrecha con Dios, nuestro Padre.
 
Las cuatro velas:
Nos hacen pensar en la obscuridad provocada por el pecado que ciega al hombre y lo aleja de Dios.
Después de la primera caída del hombre, Dios fue dando poco a poco una esperanza de salvación que iluminó todo el universo como las velas la corona.
Así como las tinieblas se disipan con cada vela que encendemos, los siglos se fueron iluminando con la cada vez más cercana llegada de Cristo a nuestro mundo.
 
Las manzanas rojas que adornan la corona:
Representan los frutos del jardín del Edén con Adán y Eva que trajeron el pecado al mundo pero recibieron también la promesa del Salvador Universal.
 
El listón rojo:
Representa nuestro amor a Dios y el amor de Dios que nos envuelve.
 
En algunas parroquias o colegios se hace la bendición de las coronas de Adviento. Si no se puede asistir a estas celebraciones, se puede hacer la bendición en familia con la siguiente oración: “Señor Dios, bendice con tu poder nuestra corona de Adviento para que, al encenderla, despierte en nosotros el deseo de esperar la venida de Cristo practicando las buenas obras, y para que así, cuando Él llegue, seamos admitidos al Reino de los Cielos. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.”
 
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
Les anuncio que comienza el Adviento. Alcen la vista, abran los ojos, miren el horizonte. Reconozcan el momento. Abran los oídos. Capten los gritos y susurros, el viento, la vida... Empezamos el Adviento, y una vez más renace la esperanza en el horizonte.
Al fondo, clareando ya, la Navidad. Una Navidad sosegada, íntima, pacífica, fraternal, solidaria, encarnada, también superficial, desgarrada, violenta...; pero siempre desposada con la esperanza.
Es Adviento esa niña esperanza que todos llevamos, sin saber cómo, en las entrañas; una llama temblorosa, imposible de apagar, que atraviesa el espesor de los tiempos; un camino de solidaridad bien recorrido; la alegría contenida en cada trayecto; unas huellas que no engañan; una gestación llena de vida; anuncio contenido de buena nueva; una ternura que se desborda...
Estén alerta y escuchen. Lleno de esperanza grita Isaías: "Caminemos a la luz del Señor".
Con esperanza pregona Juan Bautista: "Conviértanse, porque ya llega el reino de Dios".
Con la esperanza de todos los pobres de Israel, de todos los pobres del mundo, susurra María su palabra de acogida: "Hágase en mí según tu palabra".
Alégrense, salten de júbilo. Vistan su mejor traje. Perfúmense con los perfumes más fragantes. ¡Que se note! Viene Dios. Aviven alegría, paz y esperanza.
Preparen el camino. Ya llega nuestro Salvador. Viene Dios... y está a la puerta. ¡Despierten a la vida!
 
Pedidos de oración
🙏 Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas, monjas, religiosas, novicias, catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María;  por la conversión de todos los pueblos; por la PAZ en el mundo; por el fin de los ataques a la Iglesia Católica en Nicaragua, por los cristianos perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África (Nigeria), y en otros lugares; por nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras patologías graves; por los jóvenes, especialmente los que han caído en las drogas o cualquier tipo de adicción, por las víctimas de trata, por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por todos nuestros hermanos de diversos países sometidos a dictaduras que se ven forzados a emigrar en busca de mejores horizontes en otras tierras;  por las víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las familias, por lo no nacidos, por la fidelidad de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio. Para lectores argentinos, pedimos especial oración por la salvación de la República Argentina en el marco de la democracia, la justicia y la honestidad de los gobernantes.
 
🙏 Pedimos oración para nuestra lectora y amiga Evelin P. H., de San Pablo, Brasil, 83 años de edad, que debe ser intervenida mañana por nódulo en parótida, por lo que la encomendamos a las Santas y Venerables Manos de Jesús, con la segura mediación de la Santísima Virgen María.
 
🙏 Continuamos unidos en oración por medio del rezo del Santo Rosario poniendo en Manos de Nuestra Madre Bendita todas nuestras preocupaciones, alegrías y necesidades y pidiéndole a Ella paz para el mundo. Al rezar por la paz, rezamos por todo, por la paz en el mundo, en los corazones, porque la violencia sea desterrada, por la paz para los niños que están en peligro de ser abortados. Paz para los jóvenes que no encuentran el camino, paz para los deprimidos. Paz para los que no han tenido la dicha de conocer al Amor. En fin, rezamos por la paz, y sigamos haciéndolo.
Tú quisiste, Señor, que tu hijo unigénito soportara nuestras debilidades, para poner de manifiesto el valor de la enfermedad y la paciencia. Escucha las plegarias que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos y conceda a cuantos se hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad, la gracia de sentirse elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos, y de saberse unidos a la pasión de Cristo para la redención del mundo. Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor. Amén.
 
Requisitos para ‘Pedidos de oración’ 
1) Nombres completos y apellido de la persona por la que se pide (no publicaremos apellido o solamente pondremos la primera letra).
2) Ciudad y país donde vive la persona por la que se pide.
3) Descripción del problema que tiene.
4) Los Pedidos de Oración se deben enviar a feluzul@gmail.com y deben redactarse de manera breve y resumida.
5) Enviar con tiempo la solicitud de oración (un día antes de su publicación). Se publican sólo los días lunes, miércoles y viernes.
6) Los pedidos que no traigan toda la información detallada en los puntos 1, 2 y 3, no serán publicados.
 
Recordando al Padre Natalio
La aguja de oro
Cuántas veces nos equivocamos al juzgar a los demás. No conocemos la realidad de las personas, con todas las circunstancias de su vida; y sin embargo las condenamos en nuestro interior porque a primera vista nos han caído mal por un detalle sin importancia. Por prudencia no te dejes llevar de reacciones instintivas. Lee esto, y saca tus conclusiones.
 
Había una señora que desconfiaba y sospechaba mucho de todas las personas. Así se aisló de todos, a excepción de una muchachita que le ayudaba en sus quehaceres. Nada quería tanto esa señora como su aguja de oro con la que por las tardes se entretenía cosiendo a la sombra de un árbol. Pero sucedió que un día, a pesar de que buscó por todas partes su apreciada aguja, no la encontró más. Sospechó de la jovencita y la acusó con dureza de que ella era la que le había robado su aguja de oro. Y sin más la despidió. Pasaron los meses y un día por la tarde la señora al salir al patio encontró en el árbol un lindo nido que le llamó la atención. Subió sobre una silla para ver los pichoncitos y, ¡oh sorpresa!, encontró que su aguja de oro había estado ahí todo el tiempo. La pobre señora se sintió muy mal por haber despedido a la única persona que en verdad la cuidaba y quería.
 
Jesús nos dice: “No juzguen y no serán juzgados”. No es fácil, pero con la ayuda del Señor avanzarás en esta dirección. Es más positivo elevar una oración por los que te hieren y fastidian que rumiar faltas de atención y agravios recibidos. Así conservarás la paz en tu corazón y harás algo en verdad efectivo para remediar los límites del prójimo. Que el Señor te asista.
(P. Natalio)
 
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
 
 
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