domingo, 3 de diciembre de 2023

Pequeñas Semillitas 5503

PEQUEÑAS SEMILLITAS
 
Año 18 - Número 5503 ~ Domingo 3 de Diciembre de 2023
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
¡Alabado sea Jesucristo!
Iniciamos hoy un nuevo año litúrgico. Lo comenzamos con estos 4 domingos que llamamos de Adviento, palabra que significa “venida” o llegada del Señor. Venida en su triple dimensión: recordamos la primera venida en la primera Navidad, sabemos que viene continuamente, porque está continuamente entre nosotros, y esperamos la segunda venida, que será triunfal, al final de los tiempos. De esta segunda y final venida nos fijamos un poco más en este primer domingo de Adviento, para que nuestra vida sea una continua y digna preparación para toda venida del Señor. Por eso el comienzo de un nuevo año litúrgico debe ser para nosotros como el comienzo de un nuevo curso, en el que, como buenos alumnos, debemos desear progresar en nuestra formación espiritual. Para este progreso, en este curso del ciclo B, se nos da un texto en los evangelios que será, en buena parte, el evangelio de san Marcos, aquel discípulo inquieto, primero de san Pablo y por fin de san Pedro, que, a instancias de los oyentes de san Pedro en Roma, escribió lo que el apóstol predicaba sobre Jesús.
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Is 63,16b-17.19b; 64,2b-7
 
Salmo: Sal 79, 2ac y 3b. 15-16. 18-19
 
Segunda Lectura: 1Cor 1,3-9
 
Santo Evangelio: Mc 13,33-37
En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos: «Estad atentos y vigilad, porque ignoráis cuándo será el momento. Al igual que un hombre que se ausenta deja su casa, da atribuciones a sus siervos, a cada uno su trabajo, y ordena al portero que vele; velad, por tanto, ya que no sabéis cuándo viene el dueño de la casa, si al atardecer, o a media noche, o al cantar del gallo, o de madrugada. No sea que llegue de improviso y os encuentre dormidos. Lo que a vosotros digo, a todos lo digo: ¡Velad!».
 
Comentario:
Hoy iniciamos con toda la Iglesia un nuevo Año Litúrgico con el primer domingo de Adviento. Tiempo de esperanza, tiempo en el cual se renueva en nuestros corazones el recuerdo de la primera venida del Señor, en humildad y ocultación, y se renueva el anhelo del retorno de Cristo en gloria y majestad.
Este domingo de Adviento está profundamente marcado por una llamada a la vigilancia. San Marcos incluye hasta tres veces en las palabras de Jesús el mandamiento de “velar”. Y la tercera vez lo hace con una cierta solemnidad: «Lo que a vosotros digo, a todos lo digo: ¡Velad!» (Mc 13,37). No es sólo una recomendación ascética, sino una llamada a vivir como hijos de la luz y del día.
Esta llamada está dirigida no solamente a sus discípulos, sino a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, como una exhortación que nos recuerda que la vida no tiene sólo una dimensión terrenal, sino que está proyectada hacia un “más allá”. El ser humano, creado a imagen y semejanza de Dios, dotado de libertad y responsabilidad, capaz de amar, tendrá que rendir cuentas de su vida, de cómo ha desarrollado las capacidades y talentos que de Dios ha recibido; si los ha guardado egoístamente, o si los ha hecho fructificar para la gloria de Dios y al servicio de los hermanos.
La disposición fundamental que hemos de vivir y la virtud que hemos de ejercitar es la esperanza. El Adviento es, por excelencia, el tiempo de esperanza, y la Iglesia entera está llamada a vivir en la esperanza y a llegar a ser un signo de esperanza para el mundo. Nos preparamos para conmemorar la Navidad, el inicio de su venida: la Encarnación, el Nacimiento, su paso por la tierra. Pero Jesús no nos ha dejado nunca; permanece con nosotros de diversas maneras hasta la consumación de los siglos. Por esto, «¡con Jesucristo siempre nace y renace la alegría!» (Papa Francisco).
*  Mons. José Ángel SAIZ Meneses, Arzobispo de Sevilla (Sevilla, España)
 
Palabras de San Juan Pablo II
«El Adviento mantiene viva la espera de Cristo, que vendrá para visitarnos con su salvación, realizando plenamente su Reino de justicia y de paz. La evocación anual del nacimiento del Mesías en Belén renueva en el corazón de los creyentes la certeza de que Dios es fiel a sus promesas. El Adviento es, por tanto, un poderoso anuncio de esperanza que afecta en profundidad a nuestra experiencia personal y comunitaria»
 
Predicación del Evangelio:
¡Atención! ¡Oremos vigilando!
Que Dios sigue pasando a nuestro lado es una realidad, que hace felices a los que saben atender, acoger y entender los signos de su presencia. Pasa el Señor y, lo hace, sin excesivo ruido. Pasa el Señor, ciertamente, ¿por qué muchos “pasan” de Él?
 
Comenzamos el Adviento. Nos sensibiliza ante la llegada inminente de la Navidad. Todos los años, y no está demás que lo repitamos, los próximos días serán santos si preparamos un buen terreno y un buen fondo para que Jesús nazca. Como preparamos el hogar para la llegada de un invitado, también –y mucho mejor– hemos de preparar la casa del corazón y el alma misma para el nacimiento de Cristo.
 
¿Atención? Si. Atentos al Señor que viene; si nos encuentra despistados, mirando en la dirección equivocada, distraídos en lo secundario, entonces, el Señor no centralizará la grandeza ni el núcleo de la Navidad. El Adviento, por ser tiempo de esperanza, nos invita a esperar con el ritmo de Dios. ¿Qué tal si buscamos un espacio de silencio, una meditación diaria de la Palabra para atender y entender el sentido, y también el sinsentido, de las próximas fechas navideñas? ¿En qué vamos a poner el acento en estos próximos días previos a la Navidad?
 
¿Oración? Es urgente y necesaria en una realidad donde los decibelios no nos dejan escuchar ni el latir de nuestro corazón, ni el gemir de la realidad sufriente de los demás. La oración nos pone delante de la presencia misteriosa del Señor. El Adviento, por ser tiempo de silencio, nos invita a no escondernos en esos pequeños paraísos que nos montamos y que nos alejan de un Dios que, ante todo y sobre todo, es salvación. La oración nos abre, nos esponja estas semanas para que, luego, sintamos de verdad que Dios se hace niño en Belén.
 
¿Vigilancia? Y, además, activa. No es quedarnos inmóviles o mirando en una única dirección. El vigilante sabe que, por cualquier abertura, puede colarse el ladrón. El amigo de Dios ha de estar vigilante porque, por muchas ventanas, entran las ansías de buscarle y de encontrarle y, por otras tantas, nos invade un río de contaminación en un intento de desorientarnos y de alejarnos de aquel horizonte por el cual, el Señor, viene hasta nosotros.
 
Adviento. Lo necesitamos. ¡Qué déficit de esperanza el nuestro! Viene el Señor, porque nos ve vacíos. Cuántas estrellas que iluminan las calles y, los que las han puesto, las han levantado sin saber por qué ni por quién.
 
Adviento. ¡Bienvenido sea! ¡Qué ganas tenemos de un Niño que nos reúna en torno a la mesa y nos haga vislumbrar que, el mundo, aún tiene solución!
 
Adviento. Es el Señor, que llega.
.
(Texto del P. Javier Leoz  - Imagen de Misioneros Digitales Católicos)
 
Poesía
Adviento
 
El Adviento se viste de violetas.
Es, en el alma, tensión de espera.
No es aún la cosecha:
es primavera.
 
El Adviento es hambre de pan,
clamor de profetas;
es mugido en los establos
y cónclave en las estrellas.
 
El Adviento es llamada en los cielos,
luna que al sueño despierta,
suave temblor de alborada que alerta,
pasos de peregrinos que inquietan.
 
El Adviento es gravidez
que viene pidiendo urgencias.
Ya están convocados ángeles y reyes,
pastores, pesebre y bueyes…
 
El Adviento es Ella, es la Virgen bella,
serena, ante el cuenco de pajas que ya se quiebran.
Ya se escucha el «Gloria» en las lejanías.
El Adviento es Ella: ¡Santa María!
.
(Padre Jesús del Castillo)
 
Nuevo vídeo y artículo
 
Hay un nuevo vídeo subido al blog
de "Pequeñas Semillitas" en internet
referido al Evangelio de este Domingo.
Para verlo tienes que ir al final de esta página:
 
Hay nuevo material publicado en el blog
"Juan Pablo II inolvidable"
sobre el tema: ”Por qué viene el Señor”
Puedes acceder en la dirección:
 
Agradecimientos
Imaginemos que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.
 
💕 Desde Madrid, España, nos escribe Carmen y dice: “Quiero dar gracias de todo corazón por vuestras oraciones y la ayuda de Dios todopoderoso, mi Virgen de los Milagros, San Antonio de Padua y la Virgen de la Medalla Milagrosa qué  nunca me dejan sola. Sigo pidiendo su ayuda y protección para  mí y los míos. ¡Gracias!”  
 
💕 Desde San Lorenzo, Santa Fe, Argentina, Exequiel M. agradece a Dios por haber superado con bien le endoscopía digestiva que tenía programada. Ahora queda esperar los resultados de la biopsia para dentro de 15 o 20 días, por lo que rezamos para que todo sea bueno.
 
Bendito seas, Dios mío, porque a pesar de ser yo indigno de toda ayuda, tu generosidad e infinita bondad nunca dejan de otorgar el bien aún a los ingratos y a los que se han apartado de ti. Conviértenos a ti, para que seamos agradecidos, humildes y piadosos, pues Tú eres nuestra salud, nuestra fortaleza y nuestra salvación.
 
Meditaciones de “Pequeñas Semillitas”
El Adviento empieza del mismo modo que terminó, la semana anterior, el Tiempo Ordinario: con una llamada de advertencia, con una invitación a estar preparados. Si el Señor, en la parábola de las vírgenes sensatas y las vírgenes necias, nos decía que no sabemos cuándo será el día o la hora en que nos llegará la muerte, en esta ocasión nos habla de la ignorancia en que está el empleado acerca de cuándo llegará el dueño de la casa. Se trata, pues, de estar preparados, pero para cosas distintas; aquella advertencia era para que estuviéramos preparados para la muerte -que es la vida definitiva- y para el juicio. Ésta es para acoger aquí en la tierra al Dios de la vida, a Cristo.
¿Cómo prepararnos? Evidentemente, el mejor modo de hacerlo es tener la casa bien dispuesta para cuando llegue el dueño a vivir en ella. Eso significa que debemos tener nuestras cosas en orden, la tarea hecha, las obligaciones cumplidas, las grietas reparadas, las heridas curadas. Y todo eso lo podemos hacer, antes que nada, haciendo una visita de inspección por el lugar para ver con detenimiento qué está fallando, qué va mal, qué necesita arreglarse. Es decir, tenemos que despertar la conciencia para, con ella como luz, poder revisar nuestra vida, nuestra alma. Para hacerlo es preciso escuchar la voz de Dios a través de su Palabra y también a través de la Iglesia. ¿Qué nos dice Cristo en el Evangelio, qué nos enseña la Iglesia? A la luz de esa doctrina, revisemos nuestra vida para descubrir qué tenemos que reparar, antes de que sea demasiado tarde.
(Padre Santiago Martín)
 
Recordando al Padre Natalio
La victoria de Pirro
Es un hecho real que se puede ganar una o muchas batallas, pero al final perder la guerra. Es lo que expresa con claridad el refrán: “El que ríe último, ríe mejor”. Este proverbio estimula a perseverar en el esfuerzo. Un universitario no puede contentarse con aprobar una o varias asignaturas; para obtener su título de arquitecto, médico o ingeniero, deberá pasar todos los exámenes.
 
Pirro, rey de Epiro (Grecia), célebre por sus luchas contra los romanos, dirigió una expedición en Italia, en la cual libró varias batallas. A pesar de su victoria, gracias a la sorpresa que causaron sus elefantes entre los romanos, tuvo tantas pérdidas en su ejército, que cuando sus generales lo felicitaron por el triunfo, respondió, “Con otra victoria como ésta, estoy perdido” De ahí el nombre de victorias o ganancias pírricas. La palabra "pírrico" hace referencia a un triunfo que se obtiene después de sufrir grandes pérdidas.
 
Cuando tu vida se encrespa con alguna tormenta, no pierdas el ánimo, porque hay dentro de ti fuerzas insospechadas. Entre todas sobresale una que debes valorar; la voluntad. El éxito comienza siempre con una voluntad decidida a permanecer firme en la lucha hasta el fin, ése es el gran regalo de Dios. Utilízalo con humildad y prudencia.
(P. Natalio)
 
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
 
 
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