PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año
13 - Número 3717 ~ Lunes 23 de Julio de 2018
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Señor
mío, qué bueno es sentir tu presencia consoladora cada día. Quiero amarte con
pasión, convencido de que sólo hago lo que tengo que hacer.
Gracias
por los dones que me has dado porque con ellos, me ayudas a permanecer cerca de
Ti. Que mis acciones estés dirigidas a engrandecerte.
Gracias
por las inspiraciones del Espíritu Santo, por darme sabiduría a través de Él y
tomar las mejores opciones de vida para mi salvación y la de los míos.
Tú
eres mi dulce consuelo y mi fuente de gracias eternas, por eso siempre te busco
y procuro tu compañía, pues alivias mis cargas y sanas mis heridas.
Que
tu voz resuene en mi corazón y tu poder haga presencia en mi vida para
liberarme de toda tristeza y alabarte por todo lo bueno que realizas en mí.
Dame
la gracia de poder resistir a las tentaciones del mundo, de poder desterrar
esos deseos vanidosos de mi alma y así poder crecer en el amor.
Quiero
vivir en Ti y solo para Ti, ser transformado por la fuerza inagotable de tu
amor. Deseo renovar mi deseo de seguirte y nacer de nuevo en el Espíritu.
Quiero
hacer de mi vida una obra de adoración a tu Nombre, la mejor oportunidad para
glorificarte. Te doy mi corazón y toda mi vida. Amén.
Píldoras de Fe
¡Buenos días!
Refugio mío, alcázar mío
Con frecuencia los salmos comparan a Dios con un
alcázar, peña, roca, plaza fuerte, bastión. Todas estas palabras significan lo
mismo: un lugar muy seguro de refugio porque es inexpugnable, imposible de
tomar por asalto. Eso es Dios para el creyente que ha puesto toda su confianza
en él. Una oración responsorial (Sal. 18) para vivenciar esta convicción.
- Dios mío, mi escudo y
peña en que me amparo.
- Dios mío, mi escudo y
peña en que me amparo.
- Mi alcázar, mi
libertador.
- En que me amparo.
- Gloria al Padre, y al
Hijo, y al Espíritu Santo.
- Dios mío, mi escudo y
peña en que me amparo.
- “Descarguen en
el Señor todas sus inquietudes, ya que él se ocupa de ustedes”.
Si lees y meditas la Biblia, encontrarás esta
exhortación y otras semejantes. Te ayudarán a fortalecer tu confianza en Dios
que te ofrece refugio “a la sombra de sus alas mientras vienen calamidades” de
cualquier clase y magnitud. “No temas, contigo estoy. Yo te amo”, te asegura Dios.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios
Lecturas de hoy
♥ Primera Lectura: Miq 6,1-4.6-8
♥ Salmo: Sal 49, 1. 5-6. 8-9. 16b-17. 21. 23
♥ SANTO EVANGELIO: Mt 12,38-42
En aquel tiempo, le interpelaron algunos escribas y
fariseos: «Maestro, queremos ver una señal hecha por ti». Mas Él les respondió:
«¡Generación malvada y adúltera! Una señal pide, y no se le dará otra señal que
la señal del profeta Jonás. Porque de la misma manera que Jonás estuvo en el
vientre del cetáceo tres días y tres noches, así también el Hijo del hombre
estará en el seno de la tierra tres días y tres noches. Los ninivitas se
levantarán en el Juicio con esta generación y la condenarán; porque ellos se
convirtieron por la predicación de Jonás, y aquí hay algo más que Jonás. La
reina del Mediodía se levantará en el Juicio con esta generación y la
condenará; porque ella vino de los confines de la tierra a oír la sabiduría de
Salomón, y aquí hay algo más que Salomón».
♥ Comentario:
Hoy, Jesús es puesto a prueba por «algunos escribas y
fariseos» (Mt 12,38; cf. Mc 10,12), que se sienten amenazados por la persona de
Jesús, no por razones de fe, sino de poder. Con miedo a perder su poder,
procuran desacreditar a Jesús, provocándolo. Estos “algunos” muchas veces somos
nosotros mismos, cuando nos dejamos llevar por nuestros egoísmos e intereses
individuales. O también cuando miramos a la Iglesia como una realidad meramente
humana y no como un proyecto del amor de Dios hacia cada uno de nosotros.
La respuesta de Jesús es clara: «Ninguna señal les
será dada» (cf. Mt 12,39), no por miedo, sino para enfatizar y recordar que las
“señales” son la relación de comunicación y amor entre Dios y la humanidad; no
se trata de una relación de intereses y poderes individuales. Jesús recuerda
que hay muchas señales dadas por Dios; y que no es provocándole o chantajeándole
como se consigue llegar a Él.
Jesús es la señal más grande. En este día la Palabra
es una invitación para que cada uno de nosotros comprenda, con humildad, que
sólo un corazón convertido, vuelto hacia Dios, puede acoger, interpretar y ver
esta señal que es Jesús. La humildad es la realidad que nos acerca no solamente
a Dios, sino también a la humanidad. Por la humildad reconocemos nuestras
limitaciones y virtudes, pero sobre todo vemos a los otros como hermanos y a
Dios como Padre.
Como nos recordaba el Papa Francisco, «¡El Señor es
verdaderamente paciente con nosotros! No se cansa nunca de recomenzar desde el
inicio cada vez que nosotros caemos». Por eso, a pesar de nuestras faltas y
provocaciones, el Señor está con los brazos abiertos para acoger y recomenzar.
Procuremos, por tanto, que nuestra vida, y hoy en particular, esta palabra se
haga realidad en nosotros. La alegría del cristiano está en ser reconocido por
el amor que se ve en su vida, amor que brota de Jesús.
P. Joel PIRES Teixeira (Faro, Portugal)
Santoral Católico:
Santa Brígida de Suecia
Religiosa – Patrona de
Europa
Nació en Suecia el año 1303. Desde la infancia el
Señor le concedió gracias especiales, con conocimiento extraordinario de las
realidades divinas y visiones. Siendo aún muy joven, contrajo matrimonio y tuvo
ocho hijos, entre ellos Santa Catalina de Suecia. Ingresó en la Tercera Orden
de San Francisco, y, aun viviendo en el mundo, a la muerte de su marido abrazó
una vida más religiosa y austera. Fundó después la Orden de San Salvador.
Trabajó incansablemente para que el Papa regresara de Aviñón a Roma, donde ella
pasó la última parte de su vida. Peregrinó por penitencia y escribió numerosas
obras, en las que expuso sus experiencias místicas, las visiones y revelaciones
que había recibido. Murió en Roma el 23 de julio de 1373. Juan Pablo II la
nombró en 1999 copatrona de Europa.
Oración: Oh Dios, que guiaste a Santa Brígida
por los diversos senderos de la vida y, mediante la contemplación de la Pasión
de tu Hijo, le enseñaste de un modo admirable la sabiduría de la Cruz,
concédenos que, siguiendo fielmente tu llamada, sepamos buscarte de todo
corazón. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
Para más información hacer clic acá.
© Directorio Franciscano – Aciprensa –
Catholic.net
Pensamiento del día
“Cuando tu corazón caiga,
levántalo suavemente, humillándote mucho en la presencia de Dios con el
conocimiento de tu miseria, sin asombrarte de tu caída, pues no es de admirar
que la enfermedad sea enferma, la flaqueza sea flaca y la miseria miserable.
Pero detesta con todo tu corazón la ofensa que has hecho a Dios, y lleno de
valor y de confianza en su misericordia, vuelve a emprender el camino de la
virtud que habías abandonado”.
(San Francisco de
Sales)
Tema del día:
El valor de los remiendos
1) Para saber
Cuentan de un joven orgulloso que nunca aceptaba
haberse equivocado. Lo apodaban “el Chili”. En una ocasión tomó el autobús. En
vez de acomodarse en un asiento libre, se empeñaba en permanecer de pie. El
conductor le aconsejaba que se sentara, pues corría peligro de caerse. Pero
respondía: “El Chili no se cae”. Y aunque le insistía, contestaba lo mismo: “El
Chili no se cae”.
En eso, el autobús tomó una curva cerrada a notable
velocidad, y el terco pasajero salió despedido por la puerta, yendo a caer muy
malamente contra la acera. El chofer le gritó: “¡Le dije que se iba a caer!”
Desde la acera le contestó: “El Chili no se cae..., ¡se tira!”
El orgullo nos impide reconocer nuestros los fallos.
Por eso cuesta tanto dar el paso de la conversión. En el camino a la santidad
la humildad es imprescindible, como nos recuerda el Papa Francisco en su
Exhortación Apostólica. Las humillaciones, si se aceptan, ayudan para crecer en
humildad. Si no se es capaz de ofrecer algunas humillaciones, ni se es humilde,
ni se camina a la santidad: “La humildad solamente puede arraigarse en el
corazón a través de las humillaciones” (“Alegraos y regocijaos”, n. 118).
2) Para pensar
Robert Orben (nacido en 1927) es un escritor
humorista estadounidense, que trabajó también como mago y en la política.
Cuenta el escritor que trató de cerca al gran bailarín Fred Astaire y reconocía
que el actor era tan cuidadoso, tan perfeccionista, que a él le habría gustado
verlo al menos una sola vez detenerse en su baile para atarse una cinta del
zapato.
Pero tratándose de alguien como yo, decía el
escritor, aspirar a bailar con tal perfección sería soberbia. En cambio, en el
siglo XVIII, las mujeres de Nueva Inglaterra hacían sus hermosas colchas, y
dejaban en ellas un remiendo, para significar que las obras perfectas las hace
sólo Dios. Y concluía Orben: Ni yo soy Fred Astaire ni lo son los demás.
Entonces, no es tan malo ir por el baile de la vida con algún remiendillo por
ahí.
Pensemos si reconocemos y luchamos contra nuestras
miserias o no aceptamos que nos corrijan.
3) Para vivir
La humildad se puede vivir en situaciones ordinarias
como el Papa nos ilustra: a veces basta evitar hablar bien de uno mismo;
reconocer la valía de los demás en vez de la de uno mismo; elegir las tareas
menos brillantes, o incluso, soportar algo injusto para ofrecerlo al Señor.
Quien fuera arzobispo de México, Mons. Luis María
Martínez, predicaba sobre la aceptación de nuestras miserias. Y lo predicaba
con tal frecuencia que se le adjudicó el mote de “Señor de las miserias”. Decía
que las propias miserias pueden suponer una ocasión de abatimiento, pero eso
sería soberbia también; o, en cambio, se puede aceptarlas y tomarlas como
motivo para luchar, mirando siempre a Dios y sabiéndonos amados por Él. Se
diría que nuestras miserias lo atraen y enternecen su Corazón.
La humillación no es agradable, pero es un camino
para imitar a Jesús y crecer en unión con Él. El mundo no lo entiende y se
burla de tal propuesta. Por ello hay que pedir la gracia al Señor. El Papa nos
propone orar: “Señor, cuando lleguen las humillaciones, ayúdame a sentir que
estoy detrás de ti, en el camino”.
© Pbro. José Martínez Colín
Meditaciones de
“Pequeñas Semillitas”
“El cristiano no puede esperar nada del demonio, de
ese tentador, de ese perro rabioso y encadenado, de ese mentiroso”, reafirmó
con vigor el Papa Francisco durante su homilía en la Casa Santa Martha, el 8 de
mayo pasado. “No debemos acercarnos ni dialogar con él. Es un perdedor, pero
sigue siendo muy peligroso y su colazo puede ser devastador”, nos advirtió
sobre los peligrosos medios que utiliza Satanás para llevar a los hombres al
pecado. “Satanás promete, miente y nosotros como ¡tontos le creemos!”
“La luz del diablo es deslumbrante, como los fuegos
artificiales”, continúa el Papa, pero al final termina desvaneciéndose. “No es
como la luz de Dios que es tenue, pero permanente”. El Santo Padre recordó las
tres herramientas de Jesús para luchar y vencer las tentaciones: velar, rezar y
ayunar.
“No dialoguen nunca con Satanás”, añade el Papa
firmemente, “no se le acerquen y vayan a refugiarse en los brazos de la Madre
como los niños. Cuando los niños tienen miedo, corren hacia la madre: Mamá,
mamá... ¡tengo miedo!. Acudamos a la Virgen María que nos vela. Ya que la Virgen
María -concluye el Papa- nos ayuda en esta lucha contra el perro encadenado
para vencerlo”.
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el
Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes,
diáconos, seminaristas, monjas, religiosas, novicias, catequistas y todos los
que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para
que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto
con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de
Jesús y del Inmaculado Corazón de María;
por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y
martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros
hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el
abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por
los pacientes internados en la Casa de la Bondad en Córdoba (Argentina); por los niños con cáncer
y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por
los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por las
víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las familias, la fidelidad
de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento;
por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas
Almas del Purgatorio.
Pedimos oración para Maximiliano L., de provincia de Buenos Aires, Argentina, 20 años de
edad, que tiene un tumor en la cabeza y será operado. Que por la intercesión de
la Santísima Virgen de Lourdes, el Señor le conceda la gracia de curarse.
Pedimos oración para Sonia M. Q., de California, USA, que esta semana tiene importantes
exámenes de sus riñones y también de gastroenterología. Que Dios Misericordioso
le conceda que los resultados sean favorables.
Continuamos unidos en oración por medio del rezo del
Santo Rosario poniendo en Manos de Nuestra Madre Bendita todas nuestras
preocupaciones, alegrías y necesidades, poniendo al mundo entero en Manos de
nuestra Madre y pidiéndole a Ella paz para el mundo. Al rezar por la paz,
rezamos por todo, por la paz en el mundo, en los corazones, porque la violencia
sea desterrada, por la paz para los niños que están en peligro de ser abortados.
Paz para los jóvenes que no encuentran el camino, paz para los deprimidos. Paz
para los que no han tenido la dicha de conocer al Amor. En fin rezamos por la
paz, y sigamos haciéndolo.
Tú quisiste, Señor, que
tu Hijo unigénito soportara nuestras debilidades,
para poner de manifiesto
el valor de la enfermedad y la paciencia;
escucha las plegarias
que te dirigimos por nuestros hermanos enfermos
y concede a cuantos se
hallan sometidos al dolor, la aflicción o la enfermedad,
la gracia de sentirse
elegidos entre aquellos que tu hijo ha llamado dichosos,
y de saberse unidos a la
pasión de Cristo para la redención del mundo.
Te lo pedimos por Cristo
nuestro Señor.
Amén
Cinco minutos del
Espíritu Santo
Julio 23
"Ven Espíritu Santo. Yo sé que si los seres
humanos pueden comprender a los demás, en ti hay una capacidad de comprensión
mucho más grande, infinita. Nadie puede comprenderme como tú, que siempre me
invitas a volver a empezar.
Pero yo me castigo a mí mismo por dentro, y me
desprecio por los errores que he cometido. No me he perdonado de verdad.
Por eso, Espíritu Santo, te pido que coloques dentro
de mí tu amor inmenso, ese amor que me sostiene y me da la vida, para que pueda
amarme a mí mismo como tú me amas. Enséñame a respetarme como tú me respetas.
Derrama tu gracia para que pueda comprenderme por las debilidades que he
tenido, para que contemple con ternura mis errores y pueda perdonarme a mí
mismo. Dame paciencia y cariño para que no me condene a mí mismo y para que
acepte tu perdón que me sana y me renueva.
Yo soy digno de existir porque tú me amas
infinitamente. Yo tengo un lugar en esta tierra y tengo derecho a vivir y a
soñar, aunque sea imperfecto. Tengo ese derecho porque tú me amas y me
sostienes. Ven Espíritu Santo, para que pueda nacer de nuevo, con toda
dignidad; quiero comenzar otra vez con alegría y entusiasmo.
Acepto todo mi pasado como parte de mi vida. Me
declaro imperfecto, pero llamado a crecer. Me equivoqué y puedo equivocarme.
Pero reconozco ante ti que tu amor no se deja vencer por mis caídas y errores,
y que siempre vuelves a darme una oportunidad.
Gracias, Espíritu Santo, por tu inmenso amor, porque
no abandonas la obra de tus manos. Amén."
* Mons. Víctor Manuel Fernández
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito
de todos)
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