domingo, 13 de noviembre de 2022

Pequeñas Semillitas 5154

PEQUEÑAS SEMILLITAS
 
Año 17 - Número 5154 ~ Domingo 13 de Noviembre de 2022
Desde la ciudad de Córdoba (Argentina)
¡Alabado sea Jesucristo!
El gran templo debajo del que estaban cobijadas esperanzas e ilusiones (fe y religiosidad, moral, ética y valores que nos parecían inamovibles) se tambalea de repente en nuestra tierra. Parece como si el evangelio de este día: “llegará el día en que no quede piedra sobre piedra” viniese ahora a hacerse realidad. Como si de repente lo que era bueno se tornase en malo y lo que era pecado ahora resultase ser virtud.
Hoy, más que nunca, los católicos necesitamos salir de la comodidad del templo para predicar con el ejemplo y con el testimonio. No podemos contentarnos con vivir una fe de catacumbas modernas. Hay muchos interesados en que el cristianismo viva atrincherado en los templos, en las sacristías y, como mucho, en el foro interno de cada uno: son las catacumbas modernas que algunos intentan construirnos para que la iglesia ni se vea, ni hable, ni se oiga, ni se manifiesta públicamente. Parece como si en el traído y llevado laicismo estuviera el secreto para preservar el esplendor de la verdad y de los tiempos modernos. ¿Qué intereses se esconden detrás de ello?
Contra la Iglesia siempre ha habido y sigue habiendo momentos de grandes persecuciones, que parecen como el final; pero siempre sigue presente, si es firme su fidelidad a Cristo. La vida callada, pero llena de amor, es como un martirio o testimonio a los ojos de Dios. Terminamos pidiendo, como en la primera oración de la misa: “Concédenos vivir siempre alegres en tu servicio”.
 
La Palabra de Dios
Lecturas del día
Primera Lectura: Mal 3,19-20a
 
Salmo: Sal 97,5-6.7-9a.9bc
 
Segunda Lectura: 2Tes 3,7-12
 
Santo Evangelio: Lc 21,5-19
En aquel tiempo, como dijeran algunos, acerca del Templo, que estaba adornado de bellas piedras y ofrendas votivas, Él dijo: «Esto que veis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea derruida».
Le preguntaron: «Maestro, ¿cuándo sucederá eso? Y ¿cuál será la señal de que todas estas cosas están para ocurrir?». Él dijo: «Mirad, no os dejéis engañar. Porque vendrán muchos usurpando mi nombre y diciendo: ‘Yo soy’ y ‘el tiempo está cerca’. No les sigáis. Cuando oigáis hablar de guerras y revoluciones, no os aterréis; porque es necesario que sucedan primero estas cosas, pero el fin no es inmediato».
Entonces les dijo: «Se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá grandes terremotos, peste y hambre en diversos lugares, habrá cosas espantosas, y grandes señales del cielo. Pero, antes de todo esto, os echarán mano y os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y cárceles y llevándoos ante reyes y gobernadores por mi nombre; esto os sucederá para que deis testimonio. Proponed, pues, en vuestro corazón no preparar la defensa, porque yo os daré una elocuencia y una sabiduría a la que no podrán resistir ni contradecir todos vuestros adversarios. Seréis entregados por padres, hermanos, parientes y amigos, y matarán a algunos de vosotros, y seréis odiados de todos por causa de mi nombre. Pero no perecerá ni un cabello de vuestra cabeza. Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas».
 
Comentario:
Hoy, el Evangelio nos habla de la última venida del Hijo del hombre. Se acerca el final del año litúrgico y la Iglesia nos presenta la parusía, y al mismo tiempo quiere que pensemos en nuestras postrimerías: muerte, juicio, infierno o cielo. El fin de un viaje condiciona su realización. Si quieres ir al infierno, te podrás comportar de una manera determinada de acuerdo con el término de tu viaje. Si escoges el cielo, habrás de ser coherente con la Gloria que quieres conquistar. Siempre, libremente. Al infierno no va nadie por la fuerza; ni al cielo, tampoco. Dios es justo y da a cada uno lo que se ha ganado, ni más ni menos. No castiga ni premia arbitrariamente, movido por simpatías o antipatías. Respeta nuestra libertad. Sin embargo, hay que tener presente que al salir de este mundo la libertad ya no podrá escoger. El árbol permanecerá tendido por el lado en que haya caído.
«Morir en pecado mortal sin estar arrepentidos ni acoger el amor misericordioso de Dios, significa permanecer separados de Él para siempre por nuestra propia y libre elección» (Catecismo de la Iglesia n. 1033).
¿Te imaginas la grandiosidad del espectáculo? Los hombres y las mujeres de todas las razas y de todos los tiempos, con nuestro cuerpo resucitado y nuestra alma compareceremos delante de Jesucristo, que presidirá el acto con gran poder y majestad. Vendrá a juzgarnos en presencia de todo el mundo. Si la entrada no fuera gratuita, valdría la pena... Entonces se sabrá la verdad de todos nuestros actos interiores y exteriores. Entonces veremos de quién son los dineros, los hijos, los libros, los proyectos y las demás cosas: «No quedará piedra sobre piedra que no sea derruida» (Lc 21,6). Día de alegría y de gloria para unos; día de tristeza y de vergüenza para otros. Lo que no quieras que aparezca públicamente, ahora te es posible eliminarlo con una confesión bien hecha. No puedes improvisar un acto tan solemne y comprometedor. Jesús nos lo advierte: «Mirad, no os dejéis engañar» (Lc 21,8). ¿Estás preparado ahora?
* Rev. D. Joan MARQUÉS i Suriñach (Vilamarí, Girona, España)
 
Palabras de San Juan Pablo II
 
“La Eucaristía es el triunfo
del amor sobre el odio.
Cada Eucaristía es más fuerte
que todo el mal del mundo,
 es una realización de la redención
y reconciliación cada vez más profunda
de la humanidad con Dios”
 
Predicación del Evangelio:
En Dios, nuestro único porvenir
Al llegar al final del año litúrgico, meditamos sobre la fragilidad de nuestro mundo. “Toda cosa buena tiene un fin”, se dice a veces alzando los hombros: la vida, la salud, y las flores. Incluso el Templo de Dios.
 
No se esperaba una tal catástrofe. Lo que admiran los discípulos al término de la subida a Jerusalén era impresionante. El Templo de Salomón, comenzado por el rey David hacia el año mil, fue destruido en el 587. El de Esdras fue inaugurado en el 515. El de Herodes, comenzado en el año 19 antes de nuestra era, se acabó en el 64. Se admiraba su frontón esmaltado de oro, sus mármoles, sus marfiles, sus cortinas y su madera. Siete años más tarde, un soldado romano le arrojó una antorcha y lo incendió el 9 de agosto del año 70. “Lo que contempláis, había dicho a sus discípulos, vendrán días en que no quedará piedra sobre piedra.”
 
Interpelados, le preguntaron: “Cuándo sucederá eso?” Pero según su costumbre, Jesús no responde a las cuestiones. Se aprovecha más bien para llevarlos más lejos. No solamente desaparecerá el Templo, es este mundo y este templo los que desaparecerán. Hay que desplegar en un mundo que pasa, sin saber la hora, sino contar con la promesa de Jesús que vendrá.
 
Algunas sectas han predicho la fecha. Incluso una de ella, cuyos miembros van de puerta en puerta (Testigos de Jehová), se han equivocado cinco veces desde hace un siglo. El Concilio Vaticano II dijo: “Ignoramos el tiempo del final de la tierra y de la humanidad, no conocemos el modo de transformación del cosmos.”
 
Hay que vivir y trabajar ignorando el día. Jesús intenta que sus discípulos salgan de la fiebre apocalíptica. Todavía hoy, falsos profetas y falsos Mesías prometen montes y maravillas: semana de cuatro días, creación de empleos, salarios altos y bajada de impuestos. Es el destino de una democracia fundada en el egoísmo, el afán de ganancia y la credulidad de las masas.
 
Ante nuestras dificultades, Jesús repite: “No tengáis miedo”. Nos llama constantemente a la esperanza: aunque caigan las estrellas y se nos lleve a los tribunales y a las sinagogas, nuestro futuro está asegurado: “Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas (la vida)”.
* P. Felipe Santos SD
 
Poesía
Préstame Madre
Préstame Madre tus labios,
para con ellos rezar;
porque si con ellos rezo,
Jesús me podrá escuchar.
 
Préstame Madre tus ojos,
para con ellos mirar;
porque si con ellos miro,
nunca volveré a pecar.
 
Préstame Madre tu lengua,
para poder comulgar;
pues es tu lengua,
patena de amor y santidad.
 
Préstame Madre tus brazos,
para poder trabajar;
y así rendirá el trabajo,
una y mil veces más.
 
Préstame Madre tu manto,
para cubrir mi maldad;
pues cubierto con tu manto
al cielo he de llegar.
 
Préstame Madre tu hijo,
para poderlo yo amar,
si tú me das a Jesús,
qué más puedo esperar,
y esa será mi dicha
por toda la eternidad.
.
(Santo Padre Pío)
 
Nuevo vídeo
 
Hay un nuevo vídeo subido al blog
de "Pequeñas Semillitas" en internet.
Para verlo tienes que ir al final de esta página
 
Agradecimientos
Imaginemos que en el cielo hay dos oficinas diferentes para tratar lo relativo a las oraciones de las personas en la tierra:
Una es para receptar pedidos de diversas gracias, y allí los muchos ángeles que atienden trabajan intensamente y sin descanso por la cantidad de peticiones que llegan en todo momento.
La otra oficina es para recibir los agradecimientos por las gracias concedidas y en ella hay un par de ángeles aburridos porque prácticamente no les llega ningún mensaje de los hombres desde la tierra para dar gracias...
Desde esta sección de "Pequeñas Semillitas" pretendemos juntar una vez por semana (los domingos) todos los mensajes para la segunda oficina: agradecimientos por favores y gracias concedidas como respuesta a nuestros pedidos de oración.
 
💕 Desde Santiago de Chile, nuestra lectora Sylvia S. agradece a Dios que le ha concedido la gracia de poder conocer a su nieta Celeste, que nació hace pocos días con toda felicidad.
 
💕 Desde Córdoba, Argentina, María del Pilar agradece por los buenos resultados de las biopsias realizadas en la reciente cirugía de su hija Mariana, que solo arrojaron nódulos benignos.
 
💕 Desde Córdoba, Argentina, la familia de Susana Gy ella misma, agradecen a Dios por los buenos resultados de la cirugía realizada hace varios días y por la excelente recuperación que está teniendo ya en su domicilio.
 
💕 Desde El Trapiche, San Luis, Argentina, Cecilia Claudia agradece el don de la lluvia, que ha comenzado a llegar en medio de una sequía tremenda que viene azotando a vastas zonas de Argentina.
 
Bendito seas, Dios mío, porque a pesar de ser yo indigno de toda ayuda, tu generosidad e infinita bondad nunca dejan de otorgar el bien aún a los ingratos y a los que se han apartado de ti. Conviértenos a ti, para que seamos agradecidos, humildes y piadosos, pues Tú eres nuestra salud, nuestra fortaleza y nuestra salvación.
 
Un minuto para volar
Noviembre 13
Pídele a Dios que te muestre quién eres porque él te hizo, él sí sabe cuál es tu verdadera identidad. El propio yo es un misterio. Nadie se conoce bien a sí mismo, hay muchas cosas confusas y oscuras en el interior. Menos todavía podrían conocernos bien los demás, que solo pueden mirar lo externo. Únicamente Dios ve perfectamente nuestra identidad y para qué hemos venido a este mundo. Entonces, no vale la pena que prestes demasiada atención a la opinión que los demás tienen de tu persona. Pídele al Señor que te revele ese misterio, que te haga ver quién eres realmente y para qué estás hecho.
(Mons. Víctor M. Fernández)
 
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito de todos)
 
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1 comentario:

  1. Amigo mío del alma, tus palabras definen la situación que vivimos en nuestras sociedades:"...lo que era bueno se tornase en malo y lo que era pecado ahora resultase ser virtud." Los ataques a los cristianos y a nuestra Fe, son continuos. La inmortalidad de los políticos es el mejor ejemplo. Nicaragua centra mis oraciones, espero ser escuchado.
    José Luis Sevillano -España

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