PEQUEÑAS SEMILLITAS
Año
13 - Número 3684 ~ Miércoles 20 de Junio de 2018
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
Por
la gracia de Dios, estamos regresando con “Pequeñas Semillitas”, boletín que
editamos desde al año 2006, luego de un paréntesis de dos semanas, obligado por
dificultades técnicas en la distribución de los emails a las personas que están
suscriptas para recibirlos diariamente.
Por
diversos motivos hemos reducido drásticamente el número de direcciones a las
que enviamos por correo “Pequeñas Semillitas”. Ahora han quedado solamente unas
600 (seiscientas) y por ese motivo invitamos a esas personas a que reenvíen a
sus contactos los correos que reciben, para que muchos más puedan leer cada día
este boletín que les acerca la alegría del Evangelio, la vida de los santos, y
otros temas de interés general con fuerte orientación cristiana.
Muchas
gracias a todos los que se manifestaron preocupados por esta ausencia
temporaria, y ya mismo recomencemos la siembra...
¡Buenos días!
Vive generosamente
La
generosidad caracteriza al corazón noble y compasivo. Cada uno tiene algo para
dar. Dinero, talento, tiempo o una simple oración. La generosidad es una virtud
que nos eleva y nos pone en sintonía con nuestra semejanza divina. Hoy te
ofrezco una oración para acrecentar esta virtud, pidiendo perdón por los
límites que notas en ti. Es del P. Víctor Fernández:
Dios mío, mira mi corazón. Tú sabes que a veces me
falta generosidad, sensibilidad frente al mal ajeno, y a veces estoy demasiado
pendiente de mí mismo. Otras veces me desanimo porque no recibo elogios o no
veo los frutos de mis esfuerzos. Dame un corazón más generoso, para que realmente
me interese la felicidad de la gente, para que de verdad me duelan los
problemas ajenos, y no solamente los míos. Tómame, Señor, una vez más.
Convénceme de que es mejor entregarse generosamente que desgastarse en los
lamentos. Utilízame, Dios mío, para derramar tu poder y tu luz en el mundo. Así
seré feliz en tu servicio. Amén.
Antes
de buscar el beneficio personal, piensa cómo puedes servir. En lugar de querer
poseer empezarás a compartir, guiado por el deseo de ayudar a satisfacer las
necesidades de los otros. Lo asombroso es que verás fluir la verdadera
satisfacción a tu vida. Cuando prestas servicio a la humanidad, te pones en
onda con Dios, infinita bondad
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios
Lecturas de hoy
♥ Primera lectura: 2Rey 2, 1. 6-14
♥ Salmo: Sal 30, 20-21, 24
♥ SANTO EVANGELIO: Mt 6,1-6.16-18
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Cuidad
de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por
ellos; de lo contrario no tendréis recompensa de vuestro Padre celestial. Por
tanto, cuando hagas limosna, no lo vayas trompeteando por delante como hacen
los hipócritas en las sinagogas y por las calles, con el fin de ser honrados
por los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio,
cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así
tu limosna quedará en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te
recompensará.
»Y cuando oréis, no seáis como los hipócritas, que
gustan de orar en las sinagogas y en las esquinas de las plazas bien plantados
para ser vistos de los hombres; en verdad os digo que ya reciben su paga. Tú,
en cambio, cuando vayas a orar, entra en tu aposento y, después de cerrar la
puerta, ora a tu Padre, que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo
secreto, te recompensará.
»Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los
hipócritas, que desfiguran su rostro para que los hombres vean que ayunan; en
verdad os digo que ya reciben su paga. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu
cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno sea visto, no por los hombres, sino
por tu Padre que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te
recompensará».
♥ Comentario:
Hoy, Jesús nos invita a obrar para la gloria de Dios,
con el fin de agradar al Padre, que para eso mismo hemos sido creados. Así lo
afirma el Catecismo de la Iglesia: «Dios creó todo para el hombre, pero el
hombre fue creado para servir y amar a Dios y para ofrecerle toda la creación».
Éste es el sentido de nuestra vida y nuestro honor: agradar al Padre, complacer
a Dios. Éste es el testimonio que Cristo nos dejó. Ojalá que el Padre celestial
pueda dar de cada uno de nosotros el mismo testimonio que dio de su Hijo en el
momento de su bautizo: «Éste es mi Hijo amado en quien me he complacido» (Mt
3,17).
La falta de rectitud de intención sería especialmente
grave y ridícula si se produjera en acciones como son la oración, el ayuno y la
limosna, ya que se trata de actos de piedad y de caridad, es decir, actos que
—per se— son propios de la virtud de la religión o actos que se realizan por
amor a Dios.
Por tanto, «cuidad de no practicar vuestra justicia
delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tendréis
recompensa de vuestro Padre celestial» (Mt 6,1). ¿Cómo podríamos agradar a Dios
si lo que procuramos de entrada es que nos vean y quedar bien —lo primero de
todo— delante de los hombres? No es que tengamos que escondernos de los hombres
para que no nos vean, sino que se trata de dirigir nuestras buenas obras
directamente y en primer lugar a Dios. No importa ni es malo que nos vean los
otros: todo lo contrario, pues podemos edificarlos con el testimonio coherente
de nuestra acción.
Pero lo que sí importa —¡y mucho!— es que nosotros
veamos a Dios tras nuestras actuaciones. Y, por tanto, debemos «examinar con
mucho cuidado nuestra intención en todo lo que hacemos, y no buscar nuestros
intereses, si queremos servir al Señor» (San Gregorio Magno).
Rev. D. Antoni CAROL i Hostench (Sant Cugat del
Vallès, Barcelona, España)
Santoral Católico:
San Juan de Matera
Monje y Fundador
Pertenece al grupo de los santos reformadores del
monacato del siglo XII en la Italia meridional. Nació en Matera, al sur de
Italia, el año 1070, de familia noble y rica. De joven se trasladó a Taranto y
estuvo con los monjes basilianos de la isla de San Pedro. Peregrinó por
Calabria y por Sicilia llevando vida de penitencia y renuncia. En Ginosa se dio
a conocer como buen predicador. Decidió ir en peregrinación a Palestina, pero
al llegar a Bari comprendió que su misión tenía que desarrollarse allí. Después
de un período dedicado a la predicación, se estableció cerca de Pulsano, donde
fundó una comunidad que seguía un estilo de vida muy austero y que pronto tuvo
cincuenta monjes. Después fundó el monasterio de Santiago en Foggia y otros
monasterios más, masculinos y femeninos, por la región del monte Gargano. Así
se formó la Congregación de Pulsano que seguía la Regla de San Benito. Murió en
Foggia el 20 de junio de 1139.
© Directorio Franciscano – Aciprensa
Pensamiento del día
¡Ábreme, Dios mío, tu
Corazón!
Oh, Jesús, ábreme tu
sacramentado pecho
para que pueda depositar en
él todos mis amores.
¡Oh, Jesús!; repetidas veces
has dicho
que me recibirías
generosamente en tu Corazón...
Ábreme la puerta de ese
Corazón;
franquéame la entrada de tu
pecho sacramentado;
yo te abro el mío de par en
par:
introdúcete en él, oh,
divino fuego;
abrásame, consúmeme.
Más ya siento en mi interior
un extraño incendio...
Agradarte a Ti que toda me
devorase.
(Santa Gema Galgani)
Tema del día:
El tremendo poder de la
fe
Aquí tiene una demostración real de cómo opera la fe
frente a los mayores obstáculos. Con ella puede lograrse todo lo que quede
indeleblemente impreso en su mente. Léalo sin prisa:
En septiembre de 1949, un marino de diecinueve años,
Bill Toles, de Roschester, Michigan, cayó fuera de su barco transporte sin un
chaleco salvavidas. ¡Eran las cuatro de la mañana y se hallaba en alta mar,
frente a las costas de África. ¡Nadie le había visto caer al agua, y él sabía
que sus probabilidades de salvamento eran casi nulas!
Sin embargo, en lugar de sucumbir ante el pánico,
Toles se quitó los pantalones, hizo nudos en las perneras y usó los fondillos
como un modo de recoger el viento, improvisándose de este modo un chaleco
salvavidas.
Bill Toles nos dice que trató de hacer uso de los
consejos dados al marino de “no preocuparse por el mañana”. Pensó que le
echarían de menos cuando pasasen revista a las ocho, y que enviarían aviones de
reconocimientos en busca suya, ya que se hallaba en un buque de guerra que
llevaba una ruta muy alejada de los vapores de transporte.
Bill Toles tenía tal dominio de sí, que incluso trató
de dormir, apoyando la cabeza en una de las perneras infladas, pero el batir de
las olas lo mantenía despierto. Dominando sus temores, el joven marino recurrió
a su fe en ¨ese algo¨ –el poder divino
interior– y comenzó a repetir: ¡Dios,
sálvame…!
Pero cuando se hizo de día y no llegaron los aviones,
el ánimo de Bill comenzó a decaer. Estaba mareado por el movimiento de las olas
y por haber tragado tanta agua. Sin embargo,
no perdió la fe, y siguió repitiendo: ¡Dios, sálvame… Dios sálvame…!
A las tres de aquella tarde, cuando Bill Toles
llevaba once horas en el agua, fue visto por los marinos del Ejecutor, un
carguero norteamericano, que quedaron asombrados de ver a un hombre en pleno
océano.
Pero, ¡aún más asombroso…! ¡El capitán del carguero
no pudo explicar por qué había variado el rumbo, tomando el itinerario de los
buques de guerra!. Si no lo hubiera hecho, habría pasado a cientos de millas de
distancias del lugar donde Bill Toles, con su firme fe en Dios, esperaba su
salvamento.
Bill estaba en tan buenas condiciones de salud,
después de todo lo que había pasado, que
subió la escala del Ejecutor sin ayuda de nadie, y la tripulación del navío
brindó con champaña en honor suyo.
Pero el primer acto de Bill Toles fue dar gracias a
Dios por haber respondido a su plegaria.
Frente a esta prueba, ¿dudarán alguna vez de que todo
es posible para el creyente? ¿Qué movió al capitán a variar el rumbo de su
navío, e ir a aquel lugar, para recoger a un hombre que confiaba en que Dios le
salvaría? ¡No hay límite para el alcance de la mente y el espíritu!
¿Qué fuerza es la de su fe? Después de esto debería ser mucho más fuerte.
Probablemente no tendrá jamás que ejercitar su fe en condiciones parecidas, por
lo tanto, sería más fácil para usted el saber y creer, “que son así las cosas
que usted necesita”
Su barco lo encontrará uno de estos días, cargado de
las cosas que usted desea, si se aferra a su fe. Esta fe tiene que ser
positiva, esperanzada, firme y completamente sincera, pues de lo contrario no
energizará “ese algo”, el poder creador interior, que debe ser activado, antes
de que lo que usted imagina le sea atraído.
En cualquier emergencia, no trate de violentar la
repuesta para que le llegue en un momento específico, porque la conciencia de
Dios no opera dentro de las limitaciones de tiempo de la tierra. El poner un
límite terrestre le pondrá nervioso y le hará dudar de lo que ha de recibir a
su tiempo.
Todo lo que tiene que hacer es mantener la fe en que
la ayuda le llegará en el momento en el que más la necesite. Tal actitud
espiritual liberará el poder creador que Dios le ha dado, de todas las
limitaciones que usted le ha impuesto, y le permitirá darle a usted la ayuda y
la dirección que necesite para hacer frente a su crisis particular.
Bill Toles no dudó, de que Dios le salvaría cuando
siguió repitiendo con fe: ¡Dios , sálvame… Dios, sálvame…! Él sabía, creía, ¡y
así sucedió!
Deseche sus dudas para siempre, porque: ¡Si lo cree,
así es!
© Claude M Bristol
Mes del Sagrado Corazón
de Jesús
Día 20: La castidad
El Corazón de Jesús es el emblema de la inocencia. Él
quiere ser el cordero sin mancha que se alimenta en un jardín de lirios. En su
vida terrena, Jesús escoge un precursor, mártir de la castidad; ofrece sus
confidencias a un discípulo, Juan, que es virgen. "Bienaventurados los
limpios de corazón porque ellos verán a Dios". La Iglesia amará la
castidad como el ornamento más delicado y suave de sus ministros... y los
santos la magnificarán como la virtud angélica... creadora de los ángeles sobre
la tierra.
Web Católico de Javier
Nuevo vídeo
Hay
un nuevo vídeo subido al blog
de
"Pequeñas Semillitas" en
internet.
Para
verlo tienes que ir al final de esta página
Pedidos de oración
Pedimos oración por la Santa Iglesia Católica; por el
Papa Francisco, por el Papa Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes,
diáconos, seminaristas, monjas, religiosas, novicias, catequistas y todos los
que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la unión de los cristianos para
que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro Señor Jesucristo son Uno junto
con el Espíritu Santo; por las misiones; por el triunfo del Sagrado Corazón de
Jesús y del Inmaculado Corazón de María;
por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos perseguidos y
martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por nuestros
hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las enfermedades, el
abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el hambre y la pobreza; por
los pacientes internados en la Casa de la Bondad en Córdoba (Argentina); por los niños con cáncer
y otras enfermedades graves; por el drama de los refugiados del Mediterráneo; por
los presos políticos y la falta de libertad en muchos países del mundo; por las
víctimas de catástrofes naturales; por la unión de las familias, la fidelidad
de los matrimonios y por más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento;
por el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas
Almas del Purgatorio.
Cinco minutos del
Espíritu Santo
Junio 20
Nunca habrá verdadera conversión si no permito que el
Espíritu Santo entre en lo más secreto de las intenciones que me mueven. Si no
permito que me haga ver la falsedad de esas intenciones y no dejo que me las
cambie. Pero si lo hago, entonces sí empezaré a vivir de otra manera, seré una
nueva criatura, estaré realmente convertido.
El corazón nuevo que el Señor quiere infundir en mí
es un corazón con intenciones sanas, que de verdad ande buscando el amor, el
servicio, la gloria de Dios, y no sólo su propio bien o la gloria humana.
No vale la pena tratar de esconder todo lo que llevo
dentro. Si no soy servicial o no soy generoso, no me conviene aparentar lo que
no soy y vivir en la mentira. Es mucho mejor reconocer mi egoísmo y pedirle al
Espíritu Santo con insistencia que cambie el corazón.
Cuando vivimos tratando de aparentar lo que no somos,
llega un momento en que ya no sabemos quiénes somos en realidad, y así es
imposible cambiar y crecer.
No hay nada mejor que mirarse a sí mismo con una
sinceridad serena. Es posible cambiar poco a poco si le mostramos nuestra
verdad al Espíritu Santo y comenzamos a dar pequeños pasos cada día.
* Mons. Víctor Manuel Fernández
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el más pequeñito
de todos)
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