PEQUEÑAS
SEMILLITAS
Año
13 - Número 3608 ~ Jueves 1 de Marzo de 2018
Desde
la ciudad de Córdoba (Argentina)
Alabado sea Jesucristo…
El Evangelio
nos narra la parábola de Epulón y Lázaro, donde nos damos cuenta de que al
morir, Dios los juzga por su corazón. ¿Qué ha hecho Lázaro de bueno para subir
al seno de Abraham? Nada. ¿Qué ha hecho Epulón de malo para no subir al seno de
Abraham? Nada. Podríamos pensar que la diferencia está en que uno es muy pobre
y el otro rico, pero no es el motivo por el cual Cristo los juzga. Cristo los
juzga por el corazón. La diferencia está en ser una persona de corazón abierto
o de corazón cerrado a Dios nuestro Señor.
El
desprendimiento nace del amor a Cristo y, a la vez, hace posible que crezca y
viva este amor. Dios no habita en un alma llena de baratijas. Por eso es
necesaria una firme labor de vigilancia y limpieza interior. El desprendimiento
necesario para seguir de cerca al Señor incluye, además de los bienes
materiales, el desprendimiento de nosotros mismos. Éste sería un buen camino de
Cuaresma: el ir purificando nuestra voluntad y nuestra libertad de tal manera
que, en el encuentro con la Pascua de nuestro Señor, lleguemos a decir que
nuestro corazón, siendo débil como es, tiene una certeza y tiene una garantía:
el estar apoyado sólo y únicamente en Dios nuestro Señor.
En nuestras
manos está el hacer de nuestra libertad y de nuestra voluntad un camino de
esterilidad, apoyado en nosotros; o un camino de fecundidad, apoyado en Dios.
P. Cipriano Sánchez
¡Buenos días!
Sabiduría indígena
Dios
quiere que “evitemos el mal y hagamos el bien”. Cuando el capricho o la
fragilidad nos llevan por otro camino, pecamos. Aunque esta palabra suene
“anticuada” en esta sociedad de “liberados”, el pecado es inseparable de la voz
de la conciencia y reclama arrepentimiento y perdón. Por eso, es absolutamente
consolador recordar, una y otra vez, la firme voluntad de Dios en perdonar.
El viejo cacique de la tribu charlaba junto al fuego
con sus nietos acerca de la vida, y en ese momento les dijo: — ¡Una gran pelea
está ocurriendo dentro de mí!... ¡es entre dos lobos! Uno de los lobos es
maldad, cobardía, ira, envidia, falsedad, orgullo, vagancia. El otro es bondad,
valor, paciencia, amistad, sinceridad, humildad, laboriosidad. Esta misma pelea
está ocurriendo dentro de cada uno de ustedes y dentro de todos los seres de la
tierra.
Los indiecitos se quedaron pensando por un rato,
hasta que uno de los niños le preguntó a su abuelo: — ¿Y cuál de los lobos
crees que ganará? El viejo cacique respondió simplemente:
— El que alimentes más, muchacho.
Excelente
respuesta: ¡No hay que alimentar los vicios! De este modo nuestras malas
inclinaciones no tomarán fuerza en nosotros. Y así será si evitamos mentir,
criticar, quedar con algo del prójimo, etc., sencillamente no sabemos hacerlo
porque no tenemos la facilidad de hacerlo, pero estemos alerta para no
comenzar.
* Enviado por el P. Natalio
La Palabra de Dios:
Evangelio de hoy
Texto del Evangelio:
En
aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos: «Era un hombre rico que vestía de
púrpura y lino, y celebraba todos los días espléndidas fiestas. Y un pobre,
llamado Lázaro, que, echado junto a su portal, cubierto de llagas, deseaba
hartarse de lo que caía de la mesa del rico pero hasta los perros venían y le
lamían las llagas.
»Sucedió,
pues, que murió el pobre y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham.
Murió también el rico y fue sepultado. Estando en el Hades entre tormentos,
levantó los ojos y vio a lo lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. Y,
gritando, dijo: ‘Padre Abraham, ten compasión de mí y envía a Lázaro a que moje
en agua la punta de su dedo y refresque mi lengua, porque estoy atormentado en
esta llama’. Pero Abraham le dijo: ‘Hijo, recuerda que recibiste tus bienes
durante tu vida y Lázaro, al contrario, sus males; ahora, pues, él es aquí
consolado y tú atormentado. Y además, entre nosotros y vosotros se interpone un
gran abismo, de modo que los que quieran pasar de aquí a vosotros, no puedan;
ni de ahí puedan pasar donde nosotros’.
»Replicó:
‘Con todo, te ruego, padre, que le envíes a la casa de mi padre, porque tengo
cinco hermanos, para que les dé testimonio, y no vengan también ellos a este
lugar de tormento’. Díjole Abraham: ‘Tienen a Moisés y a los profetas; que les
oigan’. Él dijo: ‘No, padre Abraham; sino que si alguno de entre los muertos va
donde ellos, se convertirán’. Le contestó: ‘Si no oyen a Moisés y a los
profetas, tampoco se convencerán, aunque un muerto resucite’». (Lc 16,19-31)
Comentario:
Hoy,
el Evangelio es una parábola que nos descubre las realidades del hombre después
de la muerte. Jesús nos habla del premio o del castigo que tendremos según cómo
nos hayamos comportado.
El
contraste entre el rico y el pobre es muy fuerte. El lujo y la indiferencia del
rico; la situación patética de Lázaro, con los perros que le lamen las úlceras
(cf. Lc 16,19-21). Todo tiene un gran realismo que hace que entremos en escena.
Podemos
pensar, ¿dónde estaría yo si fuera uno de los dos protagonistas de la parábola?
Nuestra sociedad, constantemente, nos recuerda que hemos de vivir bien, con
confort y bienestar, gozando y sin preocupaciones. Vivir para uno mismo, sin
ocuparse de los demás, o preocupándonos justo lo necesario para que la
conciencia quede tranquila, pero no por un sentido de justicia, amor o
solidaridad.
Hoy
se nos presenta la necesidad de escuchar a Dios en esta vida, de convertirnos
en ella y aprovechar el tiempo que Él nos concede. Dios pide cuentas. En esta
vida nos jugamos la vida.
Jesús
deja clara la existencia del infierno y describe algunas de sus
características: la pena que sufren los sentidos —«que moje en agua la punta de
su dedo y refresque mi lengua, porque estoy atormentado en esta llama» (Lc
16,24)— y su eternidad —«entre nosotros y vosotros se interpone un gran abismo»
(Lc 16,26).
San
Gregorio Magno nos dice que «todas estas cosas se dicen para que nadie pueda
excusarse a causa de su ignorancia». Hay que despojarse del hombre viejo y ser
libre para poder amar al prójimo. Hay que responder al sufrimiento de los
pobres, de los enfermos, o de los abandonados. Sería bueno que recordáramos
esta parábola con frecuencia para que nos haga más responsables de nuestra vida.
A todos nos llega el momento de la muerte. Y hay que estar siempre preparados,
porque un día seremos juzgados.
Rev. D. Xavier SOBREVÍA i Vidal (Castelldefels,
España)
Santoral Católico:
San Rosendo
Obispo y Abad
Obispo
y abad, autoridad eclesiástica y civil, es una de las grandes figuras de la
España del siglo X. Nació de familia noble el año 907. Se educó con su tío
Sabarico, obispo de Mondoñedo, al que sucedió como obispo en el 927. Desempeñó
con celo su ministerio, construyó iglesias, asistió a pobres y enfermos,
promovió la renovación de la vida monástica. El año 942 fundó el monasterio de
San Salvador de Celanova (Ourense) bajo la Regla de San Benito, al que, tras la
renuncia al oficio episcopal, se retiró el 944 como simple monje. Durante un
breve tiempo aún tuvo que gobernar la provincia civil y luchar contra los
musulmanes y los normandos. Vuelto al monasterio, el año 459 fue elegido abad.
Las necesidades de la Iglesia le obligaron a ser administrador de la diócesis
de Compostela durante la prisión de su prelado. Murió en su monasterio el 1 de
marzo del año 977.
© Directorio Franciscano
Pensamiento del día
"Seguir a Jesús en la fe es caminar con Él en la
comunión de la Iglesia.
No se puede seguir a Jesús en solitario.
Quien cede a la tentación de ir por su cuenta
o de vivir la fe según la mentalidad individualista,
que predomina en la sociedad,
corre el riesgo de no encontrar nunca a Jesucristo,
o de acabar siguiendo una imagen falsa de Él"
-Benedicto XVI-
AVISO IMPORTANTE
“Pequeñas
Semillitas” no se editará
desde
el 10 al 31 de marzo por vacaciones.
Volveremos
el Domingo de Pascua de Resurrección (1 de abril).
Muchas
gracias.
Temas Médicos:
Precauciones en la PC
Configurar
el puesto de trabajo de manera ergonómica es importante para proteger su salud,
especialmente si se trata de un puesto de trabajo informático.
Preste
especial atención a la configuración de estos tres elementos:
Silla
Siéntese
con las caderas lo más atrás que pueda y apoye la espalda. El respaldo de su
silla debería poder ajustarse a su zona lumbar para que no quede hueco. Utilice
cojines o almohadas que se ajusten bien si fuera necesario.
-
Ajuste la altura del asiento para que sus pies estén planos en el suelo y sus
rodillas queden a la misma altura o ligeramente más bajas que sus caderas. Use
un posapies ajustable si fuera necesario para poder ajustar ambas medidas.
-
Ajuste la parte posterior de la silla a un ángulo de inclinación de 100 ° -110
°.
-
Si tiene un mecanismo de respaldo activo en su silla, úselo para hacer
frecuentes cambios de posición.
-
Ajuste los apoyabrazos para que sus hombros estén relajados. Si los apoyabrazos
interfieren de algún modo en su trabajo o en su postura, retírelos.
Ratón y teclado
-
El teclado debe permitirle mantener una posición cómoda de brazos, sin
obligarle a elevar los hombros o a forzar la postura de brazos y espalda. El
ratón debe estar igualmente accesible sin que utilizarlo obligue a forzar la
postura.
-
Coloque el teclado directamente delante de su cuerpo, de modo que no tenga que
hacer una torsión para utilizarlo.
-
Ajuste la altura del teclado para que sus hombros estén relajados, sus codos estén
en una posición ligeramente abierta (100 ° a 110 °), y sus muñecas y manos
estén rectas.
-
La inclinación de su teclado depende de su posición sentada. Utilice el
mecanismo de la bandeja del teclado, o las patas del teclado, para ajustar la
inclinación.
-
Coloque el ratón lo más cerca posible del teclado. Utilice una alfombrilla con
reposamuñecas para no sobrecargar la mano ni el hombro.
Monitor, documentos y teléfono
-
La colocación incorrecta de la pantalla y de los documentos de uso habitual
puede dar lugar a posturas incómodas. Ajuste el monitor y los documentos para
que su cuello esté en una posición neutra y relajada.
-
Centre el monitor delante de usted por encima de su teclado.
-
Coloque la parte superior del monitor aproximadamente unos centímetros por
encima del nivel de los ojos sentado.
-
Siéntese al menos a un brazo de distancia de la pantalla y luego ajuste la
distancia.
-
Reduzca el brillo de la pantalla y colóquela en ángulo recto con las ventanas.
Ajuste las cortinas o persianas según sea necesario para que no refleje la
pantalla.
-
Coloque los documentos delante de usted, entre el monitor y el teclado,
utilizando un soporte de copia. Si no hay suficiente espacio, coloque los
documentos en un soporte de documentos colocado junto al monitor.
-
Coloque su teléfono al alcance de la mano.
-
Utilice un audífono o un teléfono con altavoz para eliminar el contacto del
auricular.
Fuente: Gerencie.com
Nuevo vídeo
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un nuevo vídeo subido al blog
de
"Pequeñas Semillitas" en
internet.
Para
verlo tienes que ir al final de esta página
Cada día de Cuaresma
Desprendimiento
I.
El Señor desea que nos ocupemos de las cosas de la tierra, y las amemos correctamente:
Poseed y dominad la tierra (Génesis 1, 28). Pero una persona que ame
“desordenadamente” las cosas de la tierra no deja lugar en su alma para el amor
a Dios. Son incompatibles el “apegamiento” a los bienes y querer al Señor: No
podéis servir a Dios y a las riquezas (Mateo 6, 24). Las cosas pueden
convertirse en atadura que impida alcanzar a Cristo. Y si no llegamos hasta Él,
¿para qué sirve nuestra vida? Los bienes materiales son buenos porque son de
Dios, pero solamente somos administradores de esos bienes durante un tiempo,
por un plazo corto. Todo nos debe servir para amar a Dios –Creador y Padre– y a
los demás. Si nos apegamos a las cosas, si no hacemos actos de desprendimiento
efectivo de los bienes, éstos se convierten en males. Un ídolo ocupa entonces
el lugar que sólo Dios debe ocupar.
II.
El egoísmo y aburguesamiento impiden ver las necesidades ajenas. Entonces, se
trata a las personas como cosas... como cosas sin valor. Con el ejercicio que
hagamos de los bienes, muchos o pocos, nos ganamos la vida eterna. Este es
tiempo de merecer. Siendo generosos, tratando a los demás como a hijos de Dios,
somos felices aquí en la tierra y más tarde en la otra vida. El desasimiento de
los bienes ha de ser efectivo, que no se consigue sin sacrificio; natural,
discreto y positivo; es también interno, que afecta a los deseos; actual,
porque requiere examinarse con frecuencia; y finalmente alegre, porque tenemos
los ojos puestos en Cristo, bien incomparable, y porque no es una mera
privación, sino riqueza espiritual, dominio de las cosas y plenitud.
III.
El desprendimiento nace del amor a Cristo y, a la vez, hace posible que crezca
y viva este amor. Dios no habita en un alma llena de baratijas. Por eso es
necesaria una firme labor de vigilancia y limpieza interior. El desprendimiento
necesario para seguir de cerca al Señor incluye, además de los bienes
materiales, el desprendimiento de nosotros mismos: de la salud, de lo que
piensan los demás de nosotros, de las ambiciones nobles, de los triunfos y los éxitos
profesionales. Los cristianos deben poseer las cosas como si nada poseyesen (1
Corintios 7, 30). Nuestro corazón también para Dios, porque para Él ha sido
hecho, y sólo en Él colmará sus ansias de felicidad y de infinito. Todos los
amores limpios y nobles se ordenan y se alimentan en este gran Amor: Jesucristo
Señor Nuestro. ¡Corazón dulcísimo de María, guarda nuestro corazón y prepárale
un camino seguro!
© Francisco Fernández Carvajal
Pedidos de oración
Pedimos
oración por la Santa Iglesia Católica; por el Papa Francisco, por el Papa
Emérito Benedicto, por los obispos, sacerdotes, diáconos, seminaristas,
catequistas y todos los que componemos el cuerpo místico de Cristo; por la
unión de los cristianos para que seamos uno, así como Dios Padre y nuestro
Señor Jesucristo son Uno junto con el Espíritu Santo; por las misiones; por el
triunfo del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María; por la conversión de todos los pueblos; por la Paz en el mundo; por los cristianos
perseguidos y martirizados en Medio Oriente, África, y en otros lugares; por
nuestros hermanos sufrientes por diversos motivos especialmente por las
enfermedades, el abandono, la carencia de afecto, la falta de trabajo, el
hambre y la pobreza; por los niños con cáncer y otras enfermedades graves; por
el drama de los refugiados del Mediterráneo; por los presos políticos y la
falta de libertad en muchos países del mundo; por las víctimas de catástrofes
naturales; por la unión de las familias, la fidelidad de los matrimonios y por
más inclinación de los jóvenes hacia este sacramento; por el aumento de las
vocaciones sacerdotales y religiosas; y por las Benditas Almas del Purgatorio.
Los cinco minutos del Espíritu Santo
Marzo 1
Hay
un trabajo donde el Espíritu Santo actúa de una manera especialísima: es la
tarea evangelizadora. Cuando alguien trata de llevar a otros el mensaje de
Cristo, en una visita casa por casa, en una tarea en la parroquia, en la
oficina, etc., allí el Espíritu Santo quiere hacerse presente con su luz y su
poder para plantar el Evangelio, para que Cristo habite en los corazones.
Por
eso, el que dedica parte de su vida, o todas sus energías a anunciar el
Evangelio, experimenta de una forma especial la vitalidad, la profundidad, el
fuego que el Espíritu Santo nos puede regalar. Pero hay que dejar la cómoda
orilla y arrojarse "mar adentro" (Lucas 5,1-11), venciendo los miedos
(Marcos 4,35-41) y con la mirada en Cristo (Mateo 14,22-33). Así se prueba el
gozo de decir a los demás que "hemos encontrado al Mesías" (Juan
1,41.45).
* Mons. Víctor Manuel Fernández
FELIPE
-Jardinero de Dios-
(el
más pequeñito de todos)
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